PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

jueves, 12 de noviembre de 2009

N.O. 1491: TRABAJO DECENTE, ¿POR QUÉ?



«El trabajo decente, de existir, se convertiría en el indicador de un mundo decente, de una economía decente, de una sociedad decente»


En el año 1999 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) promovió la reivindicación del trabajo decente. Para la OIT el trabajo decente consta de cuatro componentes: empleo, derechos, protección y diálogo.


Constituida la Confederación Sindical Internacional (CSI), organiza el 7 de Octubre de 2008 la primera Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que ha vuelto a celebrarse el pasado 7 de Octubre.


Es de vital importancia que en tiempos de crisis como los que estamos viviendo, los trabajadores asumamos y defendamos la necesidad de un trabajo decente. Es importante porque el trabajo decente, de existir, se convertiría en el indicador de un mundo decente, de una economía decente, de una sociedad decente. Aunque los trabajadores venimos diciendo desde tiempos remotos, y la Iglesia no nos hemos cansado de repetirlo desde León XIII, que no es posible un mundo decente, un mundo justo y en paz, sin que toda persona tenga un trabajo digno que le permita vivir con justicia y equidad, el capitalismo ha difundido con éxito la ideología de los derechos mínimos como condición para garantizar el desarrollo económico.


No es posible, dicen, garantizar la viabilidad de la economía y de las empresas sin efectuar ajustes periódicos y progresivos que mantengan el nivel de competitividad y el crecimiento de los beneficios. Curiosamente, estos ajustes siempre van en el mismo sentido: limitar los derechos de los trabajadores y poner trabas a sus condiciones de vida. El resultado es que bienestar de la empresa y bienestar de los trabajadores son cada vez más contradictorios.


La crisis actual ha introducido un dato nuevo: El sistema financiero ha roto su vinculación con la economía productiva, no la necesita para obtener beneficios especulando en los mercados de valores o utilizando la ingeniería financiera para robarnos a todos. El resultado es que no sólo bienestar de la empresa y de los trabajadores son contradictorios, sino que ambos son contradictorios con el bienestar del sistema financiero.


En esta situación, reivindicar el trabajo decente es plantear la necesidad de que la economía tenga unos fundamentos antropológicos sobre los que construir una ética de la economía, que la ponga al servicio del hombre y no al servicio del beneficio y la especulación. Con esto ganarán las empresas, ganarán los trabajadores, la sociedad y el mundo.


En realidad, lo que se está planteando, y deseamos que los sindicatos sean conscientes de ello, es una profunda revolución cultural y espiritual. El trabajo decente, poner a la persona en el centro de la economía y del trabajo, implica poner a la persona en el centro de todo, volver a que el hombre, varón y mujer, sea la medida de todas las cosas. Muchas prácticas sindicales y muchas burocracias sindicales no quedarían muy bien paradas si las mirásemos desde la centralidad de la persona, lo que nos abre nuevas y profundas perspectivas para construir el sindicalismo del futuro, para entusiasmar a los jóvenes e incluirlos junto a los precarios, parados y sobrantes en la tarea de construir una nueva respuesta obrera a una nueva situación de opresión y explotación como la que padecemos.


La Pastoral Obrera de toda la Iglesia, y la HOAC como parte de ella, tenemos una gran responsabilidad en este quehacer: Se nos ha dado el privilegio de contar con un proyecto humano y el deber de darlo a conocer y proponerlo como fundamento de esa nueva economía que debe alumbrar el trabajo decente que todos deseamos y necesitamos. Gracias a Dios, vivimos tiempos de esperanza, lo que no es poco cuando el dolor y la injusticia se ha adueñado de nuestra vida, de la vida de tantos trabajadores. ■


EDITORIAL
Publicado en NOTICIAS OBRERAS:
Núm. 1.491 [1-11-09 / 15-11-09] pág. 5


http://www.hoac.es/pdf/Noticias%20Obreras/1-noviembre/editorial.pdf



OTROS TEMAS DE INTERÉS PUBLICADOS EN ESTE NÚMERO:


• Laboral: A propósito del despido de Abel: «La desconsideración de todo trabajo», por Ricardo Díaz. La desconsideración del trabajo, de cualquier trabajo, evidencia que los empleados cualificados también son clase obrera, precaria y maltratada.


• Política: «Vulnerabilidad social y ciudadanía débil», por Gorka Moreno Márquez 1 * Ya no valen conceptos como integrado o excluido para analizar la realidad social. La vulnerabilidad se ha convertido en una condición que borra las antiguas categorías.


• Tema de la quincena: «La economía social: ¿una respuesta a la crisis?», por Yan de Kerorguen 2 * «Reconciliar la economía y la sociedad»… Este principio, grabado desde hacer años en el frontón de la economía social, se está poniendo de moda.


• Entrevista: Sebastián Mora, Coordinador de Territorios de Cáritas: «Antes atendíamos a pobres, ahora a nuestros vecinos», por José Luis Palacios. Sebastián Mora, en contacto con las Cáritas Diocesanas, explica cómo la crisis ha hecho estallar el modelo social español, revelando que la pobreza sigue estando entre nosotros.


• Experiencia: Proyecto Don Bosco, Jaén «Mano tendida a los jóvenes», por José Luis Palacios La Fundación Proyecto Don Bosco de Jaén lleva a cabo una importante labor con los menores en riesgo de exclusión, ofreciéndoles alternativas.


1* E.U. Trabajo Social de la Universidad del País Vasco.
2* Cofundador de Place-Publique, autor de la la Mer, Le Prochain Défi, Editor.