PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

viernes, 30 de julio de 2010

COMUNICADO DE LA HOAC - CURSOS DE VERANO 2010: «ROMPER FRONTERAS, CONSTRUIR HUMANIDAD»


Foto: HOAC Orihuela-Alicante

«ROMPER FRONTERAS, CONSTRUIR HUMANIDAD»
COMUNICADO DE LA HOAC - CURSOS DE VERANO 2010




Del 19 al 28 de julio se han celebrado en Salamanca los Cursos de Verano de la Hermandad Obrera de Acción Católica, con una participación de más de 200 personas.




Las Jornadas para Consiliarios y otros sacerdotes han sido un espacio de oración y reflexión desde los profetas bíblicos, los salmos y Jesús de Nazaret para contemplar con la mirada y el corazón de Dios a los empobrecidos del mundo obrero y del trabajo de hoy. Y también de profundización teológica y pastoral de “El trabajo humano, principio de vida”, libro publicado por el departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal Española.


En las Jornadas de Oración y Reflexión, militantes y simpatizantes han compartido experiencias de vida y trabajo con inmigrantes, empleadas de hogar y personas en situación de exclusión social. Y se ha reflexionado sobre el planteamiento que hace Guillermo Rovirosa, primer militante de la HOAC, en proceso de beatificación, en torno a la comunión en la vida social.


Las Jornadas de Diálogo y Profundización han sido un espacio para reflexionar en torno a la situación de las personas inmigrantes a la luz de la Biblia y la Doctrina Social de la Iglesia.



Todo el trabajo de estos Cursos de Verano ha estado presidido por la vida y la situación de los trabajadores y trabajadoras inmigrantes. Una situación muchas veces injusta, precaria y difícil, agravada por la crisis económica, entre cuyas primeras víctimas se encuentran las personas inmigrantes, generalmente empobrecidas.


Con el Evangelio y las enseñanzas sociales de la Iglesia, la HOAC consideramos que emigrar es un derecho de las personas y familias pero que la actual emigración, forzada por la pobreza, es efecto de un sistema social y económico que acrecienta cada vez más la brecha entre pueblos y personas ricas y pobres, y constituye una grave injusticia. La situación de hombres y mujeres inmigrantes es una manifestación de la injusticia, el empobrecimiento y la deshumanización de la que es víctima el mundo obrero y del trabajo.


Los trabajadores y trabajadoras inmigrantes no son una mercancía laboral que pueda ser tratada según las conveniencias de la economía. Son personas y, como tales, tienen derecho a un trabajo digno y seguro. Como toda persona, tienen derechos fundamentales que deben ser siempre respetados y promovidos. Las sucesivas Leyes de Extranjería han estado más preocupadas por el control de fronteras que por el respeto y reconocimiento de estos derechos.


En nuestra sociedad tenemos un serio problema en la mentalidad y las actitudes respecto a quienes “inmigran”. Mentalidad y actitudes que nos dificultan encontrar respuestas socialmente más justas y humanas a los desafíos y oportunidades que nos plantea el fenómeno migratorio. La construcción de nuestra humanidad, personal y socialmente, está en juego en cómo nos situamos ante la injusticia, el empobrecimiento y la deshumanización que estas personas padecen. Como decía el Papa Juan Pablo II: “apenas hay una señal más eficaz para medir la verdadera altura democrática de una nación moderna que el comportamiento que muestra para con los inmigrados”. Lo que nos ayude a crecer en comunión y fraternidad nos humanizará. Lo que nos aleje de ello, nos enfrente y nos divida, nos deshumanizará. Romper fronteras y barreras para construir humanidad, este es nuestro lema.



La Iglesia y quienes la formamos tenemos una llamada a colaborar de forma importante al necesario cambio de mentalidad y actitudes en nuestra sociedad respecto a las personas inmigrantes. Necesitamos una verdadera conversión en nuestra relación con ellas para reconocerlas como lo que son, hermanos y hermanas, y poder construir entre todos una gran familia humana, superando toda actitud discriminatoria y de exclusión, para dar decididamente paso a la acogida, la justicia y la solidaridad. Como decía el Papa Pablo VI: “no insistiremos nunca demasiado en el deber de hospitalidad -deber de solidaridad humana y de caridad cristiana- de los países que acogen a emigrantes”. La HOAC nos comprometemos a trabajar decididamente en esa dirección.

Salamanca, 29 de Julio de 2010.
Comisión Permanente de la HOAC