PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

martes, 3 de enero de 2012

«ASÍ ACTUABAN LOS PRIMEROS CRISTIANOS».
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
BAUTISMO DE JESÚS
(8 de enero 2012)



Dibujos de Cerezo


ORAR EN EL MUNDO OBRERO

Ciclo “B”  (2011-2012)

BAUTISMO DE JESÚS

(8 de enero 2012)



Nosotros, por gracia de Dios,
por nuestro bautismo
y nuestra praxis solidaria,
somos la presencia de Jesús
para los empobrecidos del Mundo Obrero
¡Esta es nuestra bendita responsabilidad!





Que la economía debe estar
al servicio de todas las personas,
empezando por las más débiles,
teniendo en cuenta
las necesidades de la sociedad
y los límites de la biosfera…
¿no es algo requetesabido?



Más bien diríamos requeteescrito.



Pero, además,
no basta con que sea una cosa sabida,
pues de lo que se trata es de
realizarla en la realidad social
.





Por otra parte,
¿cuál está siendo el empeño sostenido
por nosotros los obreros cristianos
y por el movimiento de los trabajadores?

¿Cómo no extrañarnos de los recortes actuales,
la degradación de los derechos sociales
y las contrarreformas laborales?





La salida a la crisis que
nos han propuesto los gobiernos
a instancia de los “mercachifles”
provocó  cinco millones de parados
en nuestro país y
200 millones en todo el mundo,
y además amenaza con
desmantelar el Estado del Bienestar…





¿Qué ha sucedido para que se haya permitido tamaño fraude democrático?

¿Cómo es posible que las financias sigan campando por sus respetos?

¿Hasta cuándo vamos a seguir con esta desfachatez?

¿Para cuándo el Tribunal internacional de los derechos sociales?

¿Seguiremos impávidos viendo cómo se maneja la deuda soberana de los Estados periféricos por parte de los mercados financieros?

¿Qué clase de  políticos europeos tenemos?

¿Qué clase de ciudadanía?

¿Qué clase de cristianos?

¿Y nosotros, qué?






Ahora más que nunca
necesitamos cristianos obreros formados,
que quieran dedicarse
con todas sus fuerzas
a la evangelización del mundo obrero,
y revertir de raíz este capitalismo impúdico,
que ha penetrado la conciencia
de tantos trabajadores…

¿No es esta nuestra bendita misión?

** **






¡Ay mis entrañas, mis entrañas!
Me duelen las paredes del corazón,
me palpitan con fuerza, no puedo callar
ante la situación de los empobrecidos:

Recorte tras recorte todo ha sido devastado,
en un instante, en un momento,
arrasaron el sistema social…



Miro hacia abajo: gente en el paro.

Miro hacia arriba: salarios indecentes.

Miro a la derecha: gente sin derechos.

Miro a la izquierda: jóvenes olvidados.



Miro: y no hay ni un hombre, ni una mujer.

Miro: y sólo veo... ¡pobres sin malicia!





El Señor me instruyó, y  comprendí,
me explicó todas las intrigas
de los malvados:

El pueblo, como manso cordero,
era llevado al matadero,
¡sin creerse los planes que urdían contra él!






EVANGELIO (Mc 1,7-11)



«En aquel tiempo proclamaba Juan:

“Detrás de mí viene
el que es más fuerte que yo
y no merezco agacharme
para desatarle la correa
de sus sandalias.

Yo os he bautizado con agua,
pero él os bautizará
con Espíritu Santo”
.

Y sucedió que por aquellos días
llegó Jesús desde Nazaret de Galilea
y fue bautizado por Juan en el Jordán.

Apenas salió del agua,
vio rasgarse los cielos
y al Espíritu que bajaba
hacia él como una paloma.

Se oyó una voz desde los cielos:

“Tú eres mi hijo amado,
en ti me complazco”
.






Pequeñita ayuda exegética:



La nueva alianza de Jr 31,31-33;
la efusión del Espíritu de Joel 3,2,
prometidas para la etapa
final de la historia,
vinieron con Jesús.

Esta época se abre
con la predicación de Juan,
el Precursor,
que anuncia al que llega
y el Espíritu que será
infundido por él.



La llegada de Jesús
se relata con toda sencillez:

Marcos presenta a Jesús
como un hombre
hasta el momento desconocido
y sin relieve en la sociedad,
¡uno de tantos obreros
que se ganan la vida
trabajando con sus manos!

Con el bautismo todo cambió para Jesús.



Jesús procede «de Galilea»,
no de Judea,
en contra de lo que se
esperaba del Mesías.

Al acudir al pregón de Juan,
reconoce Jesús
la misión divina de éste
y muestra su solidaridad
con el movimiento
suscitado por él;

refrenda su actuación,
que ha despertado
la conciencia de la masa,
y confirma
la necesidad de ruptura
con la injusticia dominante.



La gente al bautizarse,
manifestaba abiertamente
su ruptura con la injustica
en la esfera personal
(los pecados)
y se comprometía
a ponerle fin
(enmienda).

Esto significa,
en primer lugar,
una autocrítica,
es decir,
una toma de conciencia
de la propia responsabilidad
respecto a la situación injusta;

al mismo tiempo
manifestaba el propósito
de acabar con tal situación
en cuanto dependiera de cada uno.

La confesión de la
propia complicidad con el mal,
y el bautismo,
que simbolizaba
la ruptura definitiva con él,
expresaba públicamente
el deseo de una sociedad justa.

¿No podríamos los cristianos,
en este domingo
del Bautismo del Señor,
manifestar públicamente
nuestra ruptura
con este sistema
capitalista de casino?



Jesús recibe el bautismo de Juan,
símbolo y compromiso de muerte,
pero en su caso
no se trata de una muerte al pasado
(a los pecados),
ni es expresión de enmienda
(no se declara cómplice de la injusticia);

es, en cambio,
un símbolo de muerte en el futuro;

su bautismo expresa
su disposición a la entrega total.

Es decir, Jesús
se compromete a cumplir su misión
a favor de los hombres (mujer y varón),
y para llevar adelante esta empresa
está dispuesto a no escatimar
ni su propia vida.

También nosotros,
al bautizarnos,
asumimos este compromiso:

¡ser cristianos con todas las consecuencias!

¿Somos conscientes los militantes
de lo que prometimos?



Al subir Jesús desde el río,
una vez expresado su  compromiso,
se produce inmediatamente
la respuesta celeste.

El compromiso de Jesús
«rasga el cielo»,
rompe las fronteras
entre Dios y el hombre:

Dios va a comunicarse
de una manera nueva,
directa y continua,
que lo hará cognoscible
y accesible a la humanidad entera.



Jesús,
el que se entrega
por amor a los hombres,
es el Hombre del Espíritu,
el Hombre-Dios.

Para llevar a cabo su misión,
Jesús alcanza la plenitud
de la condición humana,
que incluye la condición divina.

No otro ha de ser el objetivo
de la Formación hoacista,
si queremos que los obreros
llevemos a cabo nuestra misión,
que no puede ser otra
que la misma de Jesús.

Es decir, nuestra Formación
nos ha de llevar a ser
plenamente humanos
y plenamente divinos
(mandamiento nuevo,
bienaventuranzas, etc.),
si no, no será una formación cristiana.

¿No es esto una locura?

Sí, para los hombres,
pero no para Dios.



La bajada del Espíritu sobre Jesús
remite a varios textos proféticos:



Is 42,1-4:

presenta al Servidor de Dios,
portador de su Espíritu,
como el que ha de anunciar
y hacer triunfar el derecho
(la justicia social);

pero no será demagogo ni violento,
sino respetuoso con la libertad y paciente;



Is 61,1s...

identifica al Espíritu
con la Unción:

la misión del Ungido
se realiza a favor de los pobres,
cautivos y oprimidos;



Miq 3,8:

“Yo, en cambio,
estoy lleno de fuerza
por el Espíritu del Señor,
de justicia y valentía
para anunciar sus culpas a Jacob,
sus pecados a Israel”.



Jesús,
en quien Dios (el Padre)
está presente y habla,
es, por su persona y actividad,
la presencia misma
de Dios en la historia.

De igual modo nosotros,
por gracia de Dios,
por nuestro bautismo
y nuestra praxis solidaria,
somos la presencia de Jesús
para los empobrecidos del M.O.

¡Esta es nuestra bendita responsabilidad!



Jesús es el “Hijo”.

En el contexto semítico
“hijo” significa,
ante todo, el que actúa
y se comporta como su padre.

La entrega de Jesús a favor de
los hombres (mujer y varón)
va a ser, por tanto,
la revelación del amor de Dios
por la humanidad.

En Jesús se ve lo que es Dios.

Y en nosotros
(“hijos de Dios”),
es decir,
en nuestro comportamiento,
 se ha de ver lo que es Jesús.



El Bautismo de Jesús
es el prototipo del
“bautismo con Espíritu Santo”.

Supuesta la ruptura con la injusticia
(bautismo de Juan),
muestra el compromiso positivo
que a todos toca hacer:

la adhesión a Jesús,
con la entrega de sí mismo
a una misión como la suya,
colaborando con él en
la salvación de la humanidad.

Este es el camino del Mesías y
de sus seguidores mesiánicos.









Así actuaban los primeros cristianos
«Se aman unos a otros y no desprecian a las viudas
y libran al huérfano de quien lo trata con violencia;
y el que tiene, da sin envidia al que no tiene.

Apenas ven un forastero, lo introducen
en sus propias casas y se alegran por él
como por un verdadero hermano;
porque los llaman hermanos,
no según su cuerpo,
sino en el espíritu y en Dios.

Apenas también alguno de los pobres
pasa de este mundo y alguno de ellos lo ve,
se encarga, según sus fuerzas,
de darle sepultura;
y si se enteran que alguno de ellos
está encarcelado o es oprimido
por causa del nombre de su Cristo,
todos están solícitos de su necesidad,
y si es posible libertarlo, lo libertan.

Y si entre ellos
hay alguno que esté pobre o necesitado
y ellos no tienen abundancia de medios,
ayunan dos o tres días
para satisfacer la falta de sustento
necesario en los necesitados
»
(Apología de Aristides, cap 16, nº 7-9).






ORACIÓN

Porque lo que es Jesús, eso eres tú
−aunque aún no lo sepas−,
en ello comprometió su vida,
para ello nos dio su Espíritu…



¿No sabes que al ser bautizado
fuiste bautizado en la muerte de Jesús?



Te crucificaron con Cristo,
para que fuera destruido el cuerpo de pecado,
y, de este modo, dejaras de servir al egoísmo;

¡Anda, pues, en la vida nueva
que ha sido puesta a tu alcance!

¡Considérate, de una vez, muerto al pecado
y vivo para Dios en Cristo Jesús!



Estando bajo la gracia,
ponte al servicio del amor,
y no te dejes someter ¡nunca más!
a los deseos de la despreciable injusticia.

Lo puedes hacer, porque estás bajo la gracia.

¡Vive la novedad del Espíritu!

Lo que nos era imposible,
estando bajo la Ley del Egoísmo,
lo ha hecho Dios posible por medio de Jesús:

Ahora podemos actuar de acuerdo con su Espíritu…

Y sabemos que sólo los que
se dejan guiar por el Espíritu de Dios,

esos son sus hijos, y pueden clamar:

¡Abba, Padre!



¡Hijos de Dios,
templo del Espíritu,
hermanos de Cristo!



¡Eso somos, en ello
comprometió su vida Jesús,
por eso nos dio su Espíritu,
en ello está la máxima alegría del Padre!



 




- Isaías 42,1-4.6-7: Mirad mi siervo, a quien prefiero.
- Salmo 28: R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
- Hechos 10,34-38: Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo.
- Mc 1,7-11: Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.



Investidura mesiánica de Cristo
El primer domingo del Tiempo Ordinario se conmemora el Bautismo de Jesús en el río Jordán.
Para Jesús supuso el fin de una vida en silencio y el inicio de su actividad mesiánica.
En el Jordán Jesús fue investido como Mesías ante el pueblo (Ev.).
La investidura estaba prefigurada en la vocación profética del «siervo de Yahvé».
Él promoverá el derecho y la justicia, curará y librará (1 lect.).
Jesús, el ungido por el Espíritu, pasó haciendo el bien (2 lect.).