PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

lunes, 14 de julio de 2014

HACIA UN NUEVO HUMANISMO:
«El fundamento de la PAZ es el respeto al otro»
,
por José Antonio Hernández Guerrero


En mi opinión, el único camino para lograr la paz es el cultivo -la educación- en el respeto que nos han de inspirar los otros, no por lo que tienen, sino por lo que son: “seres humanos”. De la misma manera que, a veces, valoramos más las peanas, las tribunas, los escenarios y los tronos que a los personajes que en ellos se asientan, también es frecuente que respetemos a las personas, más por los cargos que ostentan, que por su condición humana y por su talla moral. Nosotros opinamos que, por el contrario, merece más respeto nuestra común dignidad humana que las distintas funciones que, eventualmente, desempeñemos. Aunque parezca una obviedad, no está demás que afirmemos que es digno del mismo respeto el general y el soldado, el rey y el ciudadano, el profesor y el alumno, el obispo y el monaguillo, el pobre y el rico, el listo y el torpe, la señora y la criada, el blanco y el negro, el creyente y el agnóstico, el guapo y el feo…


Este respeto es -o debería ser-, a nuestro juicio, el fundamento último de todas las normas que regulan nuestros comportamientos éticos, nuestras relaciones sociales e, incluso, nuestras actividades políticas. Éste sería, sin duda alguna, el camino que hemos de recorrer para lograr y para mantener la PAZ. En esta consideración de la persona se apoyan los derechos humanos de los individuos: unos valores que, como por ejemplo la libertad, la justicia y el trato correcto, constituyen los fundamentos de la convivencia en paz de las personas y los cimientos de la colaboración mutua imprescindible para mejorar la calidad de vida y, en consecuencia, para lograr un mayor bienestar.

A veces, por confundirlo con el gusto, con el interés, con el deseo o con la pasión, afirmamos que el amor es ciego, incontrolable y, por lo tanto, imposible de orientar, de frenar o de estimular, pero los destinatarios preferidos del amor de los que se dicen creyentes, han de ser aquellas personas que sufren, aunque no despierten apetencias o aunque no resulten atractivas, agradables ni beneficiosas.

Esta dignidad suprema de todas las mujeres y de todos los hombres es el escalón que nos levanta sobre los demás seres de la naturaleza, éste es el peldaño fundamental que nos constituye a todos en sujetos dignos de respeto. Las demás escalas, los escalafones, las categorías, los rangos, las jerarquías y los títulos, por muy pomposos que sean, por mucho que se revistan de oropeles, poseen una mínima relevancia si los comparamos con la básica. El respeto esencial, por lo tanto, no es una exigencia determinada por la edad, por el saber o por el gobierno, sino una consecuencia de nuestra común condición humana, es una derivación de la dignidad suprema del ser humano.

Si, aceptando esta premisa, dirigiéramos una mirada panorámica al conjunto de la sociedad y de la historia, tendríamos la impresión de que contemplamos un paisaje bastante homogéneo en el que las posibles elevaciones no están determinadas por los cargos políticos, por las relevancias sociales, por los niveles económicos ni siquiera por las “dignidades” religiosas sino, más bien, por la coherencia ética, por la competencia profesional o por el servicio social, en resumen, por la nobleza y por la calidad personal.

A veces hemos tenido la impresión de que el respeto era esa actitud infantil, sumisa y miedosa ante los poderosos, una secuela de una carencia de libertad intelectual, moral y religiosa, en vez de ser una respuesta adulta y libre al que le confiamos una misión de servicio a la sociedad. Por eso, hemos podido comprobar cómo el tradicional despotismo del jefe orgulloso y brutal ha destruido el respeto solidario y lo ha reemplazado por el servilismo que ha dado lugar al atropello, a la huida o a la rebelión.

Hemos de evitar confundir la falta de respeto un debilitamiento de las viejas formas y la sustitución por otras pautas acordes con la sociedad democrática. El respeto es -insistimos- una de las formas de la solidaridad y, por eso, hemos afirmado que todos y cada uno de los seres humanos son dignos del mismo respeto, aunque no estemos de acuerdo con sus ideas, con sus palabras o con sus comportamientos. La única manera de inspirar respeto es respetándose a sí mismo y respetando a los demás. Para lograrlo hemos de conocer el valor propio y reconocer el valor de los demás.



José Antonio Hernández Guerrero reflexiona, semanalmente, sobre el sentido de la dignidad humana en  Hacia un nuevo humanismo.

1. Las raíces evangélicas de la dignidad humana

2. Bienestar

3. La maldad

4. Bondad

5. Crueldad

6. El Otro y los otros

7. Otra forma de comunicación




9. «El odio, un impulso suicida»


10. «El amor no es un impulso ciego»


11. «El fundamento de la PAZ es el respeto al otro»




ORAR EN EL MUNDO OBRERO:
«LA CIZAÑA, LA MOSTAZA, LA LEVADURA» DOMINGO XVI DEL T.O. (20 julio 2014) Ciclo “A”

VER:

La OMS dijo que la obesidad
era un problema sanitario
de primera magnitud.

A raíz de ello la prensa y las revistas
se ocuparon de esta enfermedad propia
de nuestras sociedades opulentas.

Muy bien.

Pero ¿en qué sentido,
desde qué perspectiva
se ocuparon de la obesidad?




Dibujos de Cerezo


ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Ciclo “A”  (2013-2014)

«LA CIZAÑA, LA MOSTAZA, LA LEVADURA»
DOMINGO XVI DEL T. O.
(20 julio 2014)


Aunque la realidad es que
la iglesia y nosotros
somos un corpus permixtum,
(somos trigo y cizaña)
nuestro deber ser
es llegar a ser trigo.







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20 de julio de 2014
16º domingo Tiempo ordinario (A)

Lectura del libro de la Sabiduría 12, 13. 16-19
En el pecado, das lugar al arrepentimiento.

Salmo 85, 5-6. 9-10. 15-16a (R.: 5a)
Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-27
El Espíritu intercede con gemidos inefables.

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 24-43 
Dejadlos crecer juntos hasta la siega.

La paciencia divina.
Sigue la serie de parábolas transcritas por Mateo en el capítulo 13.
Dios justo es paciente.
Cuando existe una gran desgracia nos preguntamos:
¿Por qué permite Dios tanto mal?
La respuesta está en las lecturas de hoy.
Dios gobierna con sabiduría y sabe esperar
a que el pecador se convierta (1 lect.).
Da a todos, buenos y malos, la posibilidad de crecer;
intervendrá solo al final, aunque algunos quieres
que intervenga inmediatamente (Ev).
La oración cristiana no debe ser impulsiva,
sino llevada por el Espíritu (2. lect.).

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25/07/2014 - Santiago, apóstol (A)

Solemnidad del apóstol Santiago, hijo de Zebedeo y hermano de San Juan Evangelista, que con Pedro y Juan fue testigo de la transfiguración y de la agonía del Señor. Decapitado poco antes de la fiesta de Pascua por Herodes Agripa, fué el primero de los apóstoles que recibió la corona del martirio(elog. del Martirologio Romano)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4,33; 5,12. 27-33; 12,2
El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago.

Salmo 66, 2-3. 5. 7-8
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4,7-15
Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 20,20-28 
Mi cáliz lo beberéis.

El Apóstol Santiago bebió el cáliz. La iglesia hoy hace memoria de la vida y de la muerte del Apóstol Santiago. La primera lectura describe el martirio del apóstol, el texto es considerado como un acta martirial (1 Lect.). Santiago fue el primer apóstol que murió por el evangelio. Bebió el cáliz que Jesús predijo (Ev.). Pablo teologiza sobre la vocación martirial que conlleva la muerte y resurrección de Cristo (2 Lect.).

Las oraciones semanales y el material de la HOAC,
lo podéis encontrar archivado en:
http://issuu.com/hoac/docs.