PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

sábado, 5 de septiembre de 2015

«61.- EL VIRUS MORTÍFERO DE LA AVARICIA»
(Hacia un nuevo humanismo),
por José Antonio Hernández Guerrero



La avaricia, ese ansia incontrolada de poseer y de acumular bienes materiales, incluye un conjunto de síntomas similares a los de la bulimia, esa patología mental que genera la necesidad incontrolable de ingerir grandes cantidades de alimentos. Los dos comportamientos enfermizos tienen su origen en un sentimiento de inseguridad que, paradójicamente, acumula pero empobrece, engorda pero debilita, harta pero no sacia, infla pero esclaviza, engulle pero no saborea. Las dos son enfermedades graves, crónicas y degenerativas. Las dos son suicidas y antisociales porque nos destruyen por dentro y aniquilan la convivencia.


En ambas patologías, los bienes materiales, en vez de ser nuestros alimentos o nuestras medicinas, se convierten en venenos engañosos y mortíferos, en virus tóxicos que nos corroen las entrañas y arruinan la convivencia porque impiden unas relaciones saludables con la naturaleza y con los demás hombres y mujeres. La desigualdad generada por la riqueza desproporcionada de unos pocos y por la pobreza lacerante de unos muchos hace crecer las pasiones más destructivas como el odio, el rencor y el resentimiento, tanto en la familia, como la política, en los deportes, en las profesiones, en las artes e, incluso, en las religiones.




José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo.
60.- «LAS REALES AMENAZAS DE LA PAZ»
(Hacia un nuevo humanismo)





CRISIS MIGRATORIA:
«QUE SU GRITO SE VUELVA EL NUESTRO»

Crisis migratoria: «Que su grito se vuelva el nuestro»

04 septiembre 2015 | Por
 




Comunicado de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Acción Católica General (ACG), Juventud Obrera Cristiana (JOC), Juventud Estudiante Católica (JEC), FRATER España, Profesionales Cristianos (PX), Mujeres Trabajadoras Cristianas (MTC), Movimiento Rural Cristiano (MRC) y Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos (MJRC).


Ante la dramática crisis migratoria de la que nuestro país y nuestro continente están siendo testigos durante las últimas semanas, queremos expresar nuestro profundo dolor por la realidad de miles de personas que, huyendo de la guerra, el conflicto y la persecución religiosa, buscan asilo y reclaman a Europa auxilio y acogida en un desolador éxodo que se ha cobrado ya multitud de vidas humanas, muchas de ellas de jóvenes y niños.


Somos conscientes de que se trata de un drama que lleva tiempo asolando a nuestros pueblos hermanos sin que Europa haya, hasta la fecha, encontrado una solución satisfactoria para tal problema de largo alcance que, más allá de sus implicaciones políticas y sociales, se ha convertido en una tragedia humana sin precedentes.


Multitud de esperanzas, proyectos de vida e ilusiones naufragan en las costas o agonizan en las carreteras y fronteras de nuestra Europa,  sueño de paz y prosperidad para tantos hombres y mujeres que huyen del horror y la desesperación.



Como Acción Católica Española, Iglesia en el mundo, nos sentimos llamados a alzar nuestra voz como reclamo en favor de quienes consideramos hermanas y hermanos, habitantes de nuestra casa común, esta aldea global que, todavía hoy, palidece bajo los muros de la opresión y los signos de la separación  que marcan las diferencias culturales, religiosas, sociales y políticas. Para nosotros, como afirma San Pablo, “ya no hay distinción entre judío o no judío, entre esclavo o libre, entre varón o mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3,28)


En tantas personas desplazadas, oprimidas y exiliadas vemos el rostro sufriente de Cristo necesitado de abrazo, cuidado y acogida, pues “cuando lo hicisteis con uno de estos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40) y nos sentimos impelidos por las palabras del Papa Francisco en su invitación a poner la misericordia en el centro de nuestra mirada y en nuestro corazón:  “Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo.


Nos comprometemos a orientar nuestra reflexión y nuestra acción a promover una cultura de encuentro y acogida para todas las personas, signo del proyecto del Reino que Dios sueña para toda la humanidad.


Valoramos, apoyamos y llamamos a la ciudadanía a sumarse a las iniciativas de reivindicación y movilización que rápidamente han surgido en diversos puntos de nuestro país y en nuestra Iglesia, muestra de la preocupación y el deseo de la sociedad de comprometerse para solucionar esta situación.


Asimismo, reclamamos a los gobiernos, especialmente al nuestro, que asuman con solidaridad y valentía la responsabilidad de garantizar la protección y la acogida de toda vida humana desprotegida y víctima del conflicto y la persecución.


■■ Documentos relacionados ■■


En favor de las personas migrantes
Resolución de la XIII Asamblea General de la HOAC.


Por una mayor generosidad en la acogida de los refugiados y desplazados en Europa
Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española


Es necesario un cambio en la política migratoria: el control y el miedo no son aceptables
Comunicado de Cáritas, CONFER y Justicia y Paz


■■ En twitter #sugritoelnuestro ■■
 
Comparte y difunde esta información