SOLEMNIDAD DE SANTIAGO APÓSTOL
Patrón de España
(25 de julio de 2021)
Introducción: Santiago apóstol, hijo del trueno.
Celebramos hoy la fiesta del patrón de nuestra nación, el apóstol Santiago, en otro tiempo fiesta laboral, hoy sólo fiesta de precepto. Comenzamos recordando como a él, junto con su hermano Juan, los apodó Jesús como “hijos del trueno”. Y no iba Jesús muy descaminado. De hecho, Santiago, muy poco después de la muerte de Jesús se lanza a predicar el evangelio al fin del mundo (entonces se llamaban así las tierras gallegas, porque se pensaba que allí terminaba la superficie terrestre). Y lo hace rápidamente, porque enseguida vuelve a Judea, donde sufre el martirio por los años 40 de nuestra era. Una tradición asegura que sus discípulos recogieron el cadáver y lo trasladaron a Galicia, donde reposa en la catedral de Santiago.
1. En el Reino de Jesús lo que priva no es el poder, sino el servicio.
Santiago era muy amigo de Jesús (de hecho, se cuenta entre los tres que acompañaron a Jesús en momentos claves de su vida: en la transfiguración, en su agonía en el huerto y en la resurrección de la hija de Jairo). Pero esto no quita para que tuviera sus aspiraciones humanas y pidiera a Jesús sentarse a la derecha de su trono cuando inaugurase su reinado. En aquel momento Jesús le da una gran lección: le niega su deseo y lo emplaza a acompañarlo en los dolores de su pasión: «Beberéis el cáliz que yo he de beber y os bautizaréis con el bautismo con que yo me he de bautizar» (Mc 10,39-40). Por el evangelio nos consta que Santiago fue el primer apóstol en sufrir el martirio. Y Jesús no deja pasar esta circunstancia para adoctrinar a sus discípulos: en este reino al que Él ha de acceder el que quiera ser grande ha de excederse en servir más y mejor y el que quiera ser el primero ha de hacerse esclavo de sus hermanos.
2. La devoción a Santiago en la Edad Media.
Sea lo que sea cxdel sepulcro de Santiago, lo que sí es indiscutible es que durante la Edad Media las peregrinaciones a Santiago fueron frecuentes y devotas. Tres grandes centros de peregrinación se conocen por aquella época: Tierra Santa, Roma y Santiago de Compostela. Se apellida la ciudad de Santiago como de Compostela (campo de la estrella) porque según la tradición una brillante estrella fue la que hizo descubrir el lugar exacto donde yacía el cuerpo del apóstol. Toda la espiritualidad de la Europa de entonces estaba saturada de tintes jacobeos. Por el contrario, la tradición que pinta a Santiago sobre un caballo blanco matando moros no parece casarse con la realidad ¿acaso se había olvidado Santiago de cuando no quisieron recibirlo en las ciudades de Samaría y pidió hacer bajar fuego del cielo que los consumiese?. Entonces Jesús le respondió: “No sabéis de qué Espíritu sois” (Lc 9,55). Ahora tenemos que pedir a Santiago que, como patrón de España que es, no destruya a los que están perdiendo la fe, sino que con su aliento fortalezca en las creencias de antaño a todos los españoles, sean de la región que sean, para que España brille como siempre por su amor a Jesucristo y por su fidelidad a la Iglesia.
Conclusión: La veneración a un cuerpo vivo y glorioso.
Ahora vamos a poner sobre el altar, no el cuerpo muerto de Santiago, sino el cuerpo vivo y glorioso de Jesús, ¿no merece más veneración el cuerpo vivo y glorioso del Maestro que los restos mortales del discípulo? Si en otro tiempo tanto merecieron las cenizas de Santiago ¡cuánto más hemos de reverenciar al que vive por los siglos y hoy quiere hacerse presente en medio de la comunidad reunida!. Es ni más ni menos que Jesucristo el Señor.
Celebramos hoy la fiesta del patrón de nuestra nación, el apóstol Santiago, en otro tiempo fiesta laboral, hoy sólo fiesta de precepto. Comenzamos recordando como a él, junto con su hermano Juan, los apodó Jesús como “hijos del trueno”. Y no iba Jesús muy descaminado. De hecho, Santiago, muy poco después de la muerte de Jesús se lanza a predicar el evangelio al fin del mundo (entonces se llamaban así las tierras gallegas, porque se pensaba que allí terminaba la superficie terrestre). Y lo hace rápidamente, porque enseguida vuelve a Judea, donde sufre el martirio por los años 40 de nuestra era. Una tradición asegura que sus discípulos recogieron el cadáver y lo trasladaron a Galicia, donde reposa en la catedral de Santiago.
1. En el Reino de Jesús lo que priva no es el poder, sino el servicio.
Santiago era muy amigo de Jesús (de hecho, se cuenta entre los tres que acompañaron a Jesús en momentos claves de su vida: en la transfiguración, en su agonía en el huerto y en la resurrección de la hija de Jairo). Pero esto no quita para que tuviera sus aspiraciones humanas y pidiera a Jesús sentarse a la derecha de su trono cuando inaugurase su reinado. En aquel momento Jesús le da una gran lección: le niega su deseo y lo emplaza a acompañarlo en los dolores de su pasión: «Beberéis el cáliz que yo he de beber y os bautizaréis con el bautismo con que yo me he de bautizar» (Mc 10,39-40). Por el evangelio nos consta que Santiago fue el primer apóstol en sufrir el martirio. Y Jesús no deja pasar esta circunstancia para adoctrinar a sus discípulos: en este reino al que Él ha de acceder el que quiera ser grande ha de excederse en servir más y mejor y el que quiera ser el primero ha de hacerse esclavo de sus hermanos.
2. La devoción a Santiago en la Edad Media.
Sea lo que sea cxdel sepulcro de Santiago, lo que sí es indiscutible es que durante la Edad Media las peregrinaciones a Santiago fueron frecuentes y devotas. Tres grandes centros de peregrinación se conocen por aquella época: Tierra Santa, Roma y Santiago de Compostela. Se apellida la ciudad de Santiago como de Compostela (campo de la estrella) porque según la tradición una brillante estrella fue la que hizo descubrir el lugar exacto donde yacía el cuerpo del apóstol. Toda la espiritualidad de la Europa de entonces estaba saturada de tintes jacobeos. Por el contrario, la tradición que pinta a Santiago sobre un caballo blanco matando moros no parece casarse con la realidad ¿acaso se había olvidado Santiago de cuando no quisieron recibirlo en las ciudades de Samaría y pidió hacer bajar fuego del cielo que los consumiese?. Entonces Jesús le respondió: “No sabéis de qué Espíritu sois” (Lc 9,55). Ahora tenemos que pedir a Santiago que, como patrón de España que es, no destruya a los que están perdiendo la fe, sino que con su aliento fortalezca en las creencias de antaño a todos los españoles, sean de la región que sean, para que España brille como siempre por su amor a Jesucristo y por su fidelidad a la Iglesia.
Conclusión: La veneración a un cuerpo vivo y glorioso.
Ahora vamos a poner sobre el altar, no el cuerpo muerto de Santiago, sino el cuerpo vivo y glorioso de Jesús, ¿no merece más veneración el cuerpo vivo y glorioso del Maestro que los restos mortales del discípulo? Si en otro tiempo tanto merecieron las cenizas de Santiago ¡cuánto más hemos de reverenciar al que vive por los siglos y hoy quiere hacerse presente en medio de la comunidad reunida!. Es ni más ni menos que Jesucristo el Señor.
Antonio Troya Magallanes, nace en San Fernando (Cádiz), el 28 de diciembre del año 1927, un cura al que a muchos nos ha alegrado conocer y a los que a muchos nos ha dejado una gran huella de humanidad. Fiel defensor del Concilio Vaticano II, su labor pastoral y su compromiso evangélico y social chocó con una sociedad autoritaria y caciquil.
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Antonio Troya Magallanes, su perfil como sacerdote a través de sus homilías:
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Antonio Troya Magallanes, nombrado “hijo adoptivo de Puerto Real”:
https://www.puertorealhoy.es/antonio-troya-maruja-mey-seran-nombrados-nuevos-hijos-adoptivos-puerto-real
Antonio Troya Magallanes, perfil sacerdotal (Pág. 23), por JAHG:
http://www.obispadocadizyceuta.es/wp-content/uploads/2003/07/BOO2541-Julio-Agosto-2003.pdf
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Antonio Troya Magallanes, perfil sacerdotal (Pág. 23), por JAHG:
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