PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

viernes, 12 de noviembre de 2021

MUERE GABRIEL DELGADO, EL CURA DE LOS MÁS NECESITADOS, UN REFERENTE EN LA ATENCIÓN A LOS MIGRANTES Y AL MUNDO OBRERO Y DEL TRABAJO.

Queridos compañeros, lamento comunicaros que esta madrugada (11/12 de noviembre) ha fallecido nuestro querido Gabriel Delgado.  El tanatorio en el que se encuentra es el de Servisa (c/ Chiclana, s/n, Cádiz) y el entierro será mañana sábado (13 de noviembre) a las 9'30 h. en la parroquia de Santa Cruz de Cádiz.

"…Que los obreros muertos
en el campo de honor
del trabajo y de la lucha
descansen en paz"

Unidos en la oración, un fuerte abrazo en Cristo Obrero.

Eugenio


Muere Gabriel Delgado, el Cura de los más Necesitados,
un Referente en la Atención a los Migrantes
y al Mundo Obrero y del Trabajo.

En la mañana de hoy, 12 de noviembre de 2021, hemos conocido la triste noticia del fallecimiento del sacerdote diocesano, Rvdo. D. Gabriel Delgado Álvarez, a la edad de 75 años.

Nacido en Cádiz en 1946, realizó estudios en el Seminario de Cádiz y en la Facultad de Teología de Salamanca, siendo ordenado sacerdote el 25 de octubre de 1975. Tras una primera etapa en la que se integra al colectivo de sacerdotes obreros, trabajando en los Astilleros de Cádiz,  fue consiliario diocesano y regional de la JOC de Andalucía, delegado diocesano de la Pastoral Obrera y presidente de la Asociación Cardijn. Continuó su labor junto a otros muchos voluntarios bajo las iniciativas del Secretariado Diocesano de Migraciones, la Fundación Centro Tierra de Todos y la Asociación Cardijn. En el año 2001 recibió la medalla de Andalucía.

Promover la formación integral de los jóvenes y su acceso al empleo, así como la integración y la reagrupación familiar de los inmigrantes, la asistencia jurídica, el conocimiento de la lengua y la cultura, el acceso a alojamientos dignos, la formación o la puesta a disposición de Centros de día y de acogida formaron parte de su permanente actividad.

Adscrito a la Parroquia de San Ambrosio de El Palmar (Vejer de la Frontera), director del Secretariado Diocesano de Migraciones desde el año 1994 y director de la Fundación Centro Tierra de Todos desde el 2010, hablar de Gabriel Delgado es hablar de un hombre bueno con mayúsculas, entregado toda su vida a los necesitados, especialmente a las personas migrantes. Persona exigente e inconformista en su labor pastoral, bien lo saben los que han trabajado codo a codo con él durante todos estos años en el Secretariado de Migraciones, Fundación Centro Tierra de Todos y Asociación Cardijn.

La tenacidad y el esfuerzo solidario del Padre Gabriel Delgado, constituye un ejemplo de generosidad y entrega que merece el reconocimiento de todos. Un ejemplo vivo del mensaje de Jesús de Nazaret. Desde su casa, la Fundación Tierra de Todos, se ha dedicado a eso, a abrazar y acoger a todas las personas migrantes que han llegado a nuestra diócesis. Comprometido con todas las causas sociales y la defensa de los derechos humanos, el Padre Gabriel nunca miró ni la religión ni el color político. Mantuvo relación con todo tipo de personas, creyentes, no creyentes, estrechando lazos con otras confesiones religiosas, un ejemplo también de ecumenismo y del diálogo interreligioso. Un sacerdote que evangelizó tanto con sus actos como con su palabra.

Siguiendo al pie de la letra los cuatro verbos pronunciados por el Papa Francisco: “Acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados”, se preocupó por desmentir todos los bulos que rodean a las personas migrantes y de quitar del vocabulario de muchos la palabra “problema” cuando se referían a las migraciones, y sustituirlo por “realidad”.

Hoy Gabriel deja huérfanos a muchísimos hijos de infinidad de nacionalidades, que nos consta que lloran su marcha. Hoy, Gabriel Delgado deja de acoger a los migrantes que llegan en patera para sentarse junto aquellos migrantes que no consiguieron llegar.

La Fundación Centro Tierra de Todos, el Centro Tartessos, así como las delegaciones de Conil, Algeciras y Ceuta, celebrarán una jornada de luto y permanecerán cerradas hoy al público.

Los restos del Padre Gabriel han sido trasladados al Tanatorio Servisa de Cádiz. La misa exequial tendrá lugar mañana sábado a las 9.30 horas, en la Parroquia de Santa Cruz de Cádiz.

Ver este artículo en la web de la diócesis


  • Gabriel Delgado, Sacerdote obrero, puso en marcha varias fundaciones para atender a los migrantes

  • En 2001 recibió la Medalla de Andalucía


Gabriel Delgado, en la azotea de la sede de Tierra de Todos. LOURDES DE VICENTE

Gabriel Delgado, delegado del secretariado de migraciones de la Diócesis de Cádiz, ha fallecido a los 75 años de edad, según informaron fuentes de la iglesia gaditana. Con su marcha la Diócesis y toda la sociedad de la provincia pierde a uno de los grandes luchadores por los derechos de los migrantes, a los que acogió y a los que dedicó buena parte de su vida pastoral.

Su apuesta por estos colectivos, entre los más necesitados de la sociedad, fue tal que siguió intocable al frente del secretariado, sin afectarles los numerosos cambios efectuados por el obispo Rafael Zornoza en la Iglesia gaditana tras la marcha del obispo Antonio Ceballos, que lo nombró para este puesto.

Gaditano de nacimiento, formó parte de los curas obreros que, en los últimos años duros del franquismo y en los años de las luchas laborales, apostaron por salir de las iglesias y apoyar a los colectivos más desprotegidos.

Esta apuesta suya la trasladó a los migrantes, con especial fuerza desde mediados de los años 90. Creo dos fundaciones, Cardijn y Tartessos, en las acogió a estas personas, las formó y les ayudó en su integración en la sociedad gaditana. A la vez, a través de Tierra de Todos impulsó una institución volcada también en el conjunto de los jóvenes de la provincia.

Siempre fue reacio a las entrevistas y a ser protagonista en los medios de comunicación. Solo salía en ellos cuando necesitaba el apoyo para obtener de las administraciones ayudas para sus objetivos de atención social.

Su labor fue reconocida con una de las Medallas que otorga la Junta de Andalucía en 2001. Pero sobre todo, por el enorme cariño, respeto y admiración que todo Cádiz le tenía.

El alcalde de Cádiz, José María González, lanzó esta mañana un mensaje de reconocimiento de la figura de Delgado: 

"Apenado y dolido por la muerte de Gabriel Delgado, alma de Tierra de Todos y sacerdote especialmente comprometido con las migraciones Ejemplo de solidaridad y fe desde la defensa de los Derechos Humanos. El mundo era mejor con él, que ha humanizado nuestra frontera sur".



Fallece Gabriel Delgado Álvarez, Director del Secretariado Diocesano de Migraciones de Cádiz y Ceuta, a los 75 años.

OBITUARIO

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO




Gabriel Delgado Álvarez ha sido uno de esos sacerdotes gaditanos que, con la sencillez y con la alegría que proporciona el amor, se han tomado en serio el Evangelio. Cada día, orientando sus pasos por las pisadas de Jesús de Nazaret, se ha encaminado hacia esa dirección “obligatoria” -decía él- que le llevaba a acompañar, a conversar y a acoger generosamente a los que acudían en busca de pan, de trabajo y de paz. Toda su teología y toda su pastoral -sencillas, claras y profundas- se apoyaban en el principio de identificación de Jesucristo con el pobre y con el extranjero: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis”.


El denominador común de las diferentes tareas pastorales que a lo largo de medio siglo ha desarrollado Gabriel han sido el acercamiento físico y cordial a los que sufren y la participación en la destrucción de las peligrosas alambradas y de las insalvables fronteras que impiden que ingresen en nuestros espacios tranquilos y protegidos esos hambrientos que nos llegan atraídos por una prosperidad que, en muchos casos, se mantiene a costa de su propia pobreza. “Posiblemente -repetía- no caemos en la cuenta de que existe una ley universal que determina que, para que el yo perviva, es necesario establecer contacto con esos otros que nos necesitan”.


Las diferentes tareas que este trabajador ha emprendido a lo largo de su dilatada actividad sacerdotal han estado impregnadas de misericordia, de compasión, de sensibilidad humana y de compromiso social. Como peón de albañil en Algeciras –cuando aún era seminarista-, como obrero en los Astilleros, como dirigente de la USO, como coadjutor en la parroquia de San Francisco Javier de Cádiz, como director de las Asociaciones Cardjin, Tartessos y Tierra de todos, Gabriel ha proporcionado compañía a cientos de personas en situación de vulnerabilidad, a gaditanos y a foráneos que han acudido a él en busca de formación, de orientación jurídica y de atención pastoral. A partir de mediados de los años 90, cuando empezó la oleada de inmigrantes, Gabriel fue transformando Tartessos en un centro de acogida a los nuevos parias de la tierra aplicando el principio según el cual, “la dignidad y los derechos humanos deben ser inviolables, también en las fronteras”. Semanalmente, hasta su primer ingreso en el Hospital, celebraba la misa en los campos de Vejer y de Conil de la Frontera.


Atento a las necesidades de cada persona concreta, ha desarrollado una "pastoral de frontera", de acogida, de apoyo, de respeto y de cercanía a los inmigrantes, ocupándose constantemente en acompañar en la fe y en la esperanza: ha informado a los jóvenes, los ha orientado y los ha apoyado para que adquirieran una formación humana y una preparación técnica que les hicieran posible la incorporación al mercado laboral. Alejado del exhibicionismo, de los boatos y de las palabras vacías, siempre adoptó las formas sobrias y el lenguaje sencillo del Evangelio. Y es que -querido Gabriel- como tú sabías bien, la fuerza del testimonio no necesita de la artificial sobreactuación. Gabriel, con su vida plenamente vivida, nos ha explicado un modelo de conducta sacerdotal al que deberíamos aspirar muchos de sus amigos. Con su hermana Charo, con sus hermanos Alfonso y Paco, con sus amigos y con sus compañeros, somos muchos los que, además de honda pena por su fallecimiento, experimentamos un profundo agradecimiento por su estimulante vida y sincera gratitud por su testimonio ejemplar. Que descanse en paz.


  • La parroquia de Santa Cruz acoge el funeral del sacerdote que no entendió de fronteras.


  • El último aplauso a Gabriel Delgado

Un grupo de sacerdotes lleva a hombros del féretro de Gabriel Delgado entre el aplauso de los asistentes al funeral. JESÚS MARÍN



La parroquia de Santa Cruz en Cádiz ha acogido esta mañana (sábado 13 nov. 2021) el funeral del sacerdote Gabriel Delgado, fallecido ayer viernes y cuya muerte ha causado un hondo pesar en la ciudad por su espléndida labor al frente del Secretariado Diocesano de Migraciones. A través de Tierra de Todos y Tartessos, el padre Gabriel fue un ejemplo de solidaridad y entrega con los más pobres, en este caso volcado a la atención y promoción de las personas que llegaban a España con inmigrantes.

La misa funeral ha sido presidida por el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, y junto al él han concelebrado en la ceremonia un nutrido grupo de sacerdotes diocesanos. Ellos han sido, precisamente, los encargados de llevar a hombros el féretro al término de la eucaristía, momento en el que toso los presentes en Santa Cruz dedicado un emotivo y prolongado aplauso, como último adiós de Cádiz, al padre Gabriel.

Gaditano de nacimiento, Gabriel Delgado formó parte de los curas obreros que, en los últimos años duros del franquismo y en los años de las luchas laborales, apostaron por salir de las iglesias y apoyar a los colectivos más desprotegidos. Con el pasar de los años, su compromiso se dirigió hacia los inmigrantes que llegaban a España sin recursos ni posibilidades.

Ver este artículo en la Web del DIARIO DE CÁDIZ




«VIDA NUEVA» Revista Núm. 3.246 del 13 al 19 de noviembre de 2021: «Nueva presidencia de CONFER: líderes para servir».


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Por una Iglesia sinodal que camina con los pobres
Por Vicente Martín Muñoz
La celebración de la V Jornada Mundial de los Pobres (14 de noviembre), en el marco del Sínodo de la sinodalidad en curso, nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre "cómo caminar juntos en Iglesia", y de cuestionarnos el nivel de participación de los más pobres en nuestros espacios celebrativos, de debate y de toma de decisiones. El Sínodo se convierte, así, en un serio examen de conciencia para saber si somos capaces de escuchar y responder a los pobres.

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