33º Domingo del Tiempo Ordinario
Mis
queridas
hermanas y hermanos:
Acabo de leer una
noticia,
un joven emigrante
se ha arriesgado para ayudar
a
personas que estaban
atrapadas en la vorágine
de las aguas
de la DANA.
En los momentos de catástrofes,
en los
momentos difíciles
cuando el miedo
y la desesperanza nos
embarga
siempre aparece alguien
que nos recuerda
que
hay humanidad,
que hay esperanza.
Me recuerda a
Jesús
cuando habla
de la persona con lepra
que vuelve
agradecido:
“y era samaritano”.
Aquí podemos
decir
y era negro
y era emigrante…
estar atentos a
los signos
porque siempre aparece
“un hijo de hombre”
que
nos llena de esperanza
y nos ayuda a cambiar
de mentalidad…
¿y yo?
Hasta mañana en el altar…
un fuerte abrazo.
Del
Evangelio de
san Marcos
13,24-32:
«Reunirá
a los elegidos
de los cuatro vientos».
El
papa Francisco
nos dice recientemente:
«En este
mundo líquido
es necesario
hablar nuevamente
del
corazón,
apuntar hacia allí
donde cada persona,
de
toda clase
y condición,
hace su síntesis;
allí
donde
los seres concretos
tienen
la fuente y la
raíz
de todas sus
demás
potencias,
convicciones,
pasiones,
elecciones»
(DN 9).
Recuperar
a Jesús,
el de Nazaret,
el Cristo,
es una
riqueza
para esta humanidad
dañada, herida
y
desesperanzada.
Somos los brotes de
la higuera de
Jesús,
está cerca…
está en medio
de nosotros
y
nosotras.
El reto es saber
presentarle,
saber
transmitirle,
facilitar la experiencia
del encuentro…
hoy
la propuesta
de sentido no es
intelectual.
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«ORAR
CON LA IGLESIA»
TREINTA
Y TRES
SEMANA DEL T.O. (Ciclo ‘B’).
Del
17
al 23
de noviembre de 2024.
