Editorial de Noticias Obreras
Núm. 1.490 [16-10-09 / 31-10-09]
http://www.hoac.es/pdf/Noticias%20Obreras/2%20octubre/editorial.pdf
«¿Hay mayor hecatombe que el hambre de más de mil millones de personas
y la muerte diaria de decenas de miles»
Por primera vez en la historia de la humanidad el número de personas que pasan hambre ha superado los mil millones. Su situación se ha agravado por la crisis financiera internacional y por el encarecimiento del precio de los alimentos. Las ayudas recibidas han sido el 39% de lo necesario. Estos son los datos proporcionados por Josette Sheeran, directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Cada vez más los expertos (sociólogos, filósofos, economistas críticos, teólogos...) nos avisan de algo terrible que está sucediendo, algo que también hemos denunciado en esta página de nuestra revista: nos hemos vuelto insensibles ante el dolor ajeno. Por citar sólo un ejemplo, recientemente un catedrático de filosofía afirmaba que «El problema sobreviene cuando la gente se emociona más ante los colores de su equipo que ante el sufrimiento ajeno. Y es aquí donde, por desgracia, parece que ya estamos»1.
La afirmación es dura, pero, ¿cómo no se ha producido ante el hambre de estos seres humanos una operación rescate parecida a la realizada con la banca? La directora del PMA recordó que con «menos del uno por ciento» del dinero utilizado para salvar a la banca se podría solucionar el problema del hambre de millones de personas. ¡Sólo el uno por ciento!
Es verdad que hay un sistema injusto, un sistema capitalista depredador de vidas humanas y de la naturaleza. Un sistema que, como un viejo dragón, exige sacrificios humanos, y que nos tiene tan cogidos que cuando lo vemos agonizar corremos a salvarlo aun sabiendo que va a seguir reclamando sacrificios humanos. Decimos que lo hacemos para salvar al mundo de la hecatombe, de un desplome universal. ¿Hay mayor hecatombe que el hambre de más de mil millones de personas y la muerte diaria de decenas de miles?
Es indecente, por decir algo suave, que la noticia más comentada sobre la reciente cumbre de la ONU y la reunión del G20, que deberían haber lanzado la operación rescate contra la pobreza, haya sido la foto de la familia Zapatero y el atuendo gótico de sus hijas.
Es inmoral que en plena crisis financiera, y con este desolador panorama del hambre en el mundo, un directivo del BBVA se jubile a los 55 años con una pensión de tres millones de euros anuales.
Cuando la conciencia humana no considera estos hechos como una verdadera hecatombe y se moviliza frente a ellos es que algo muy grave le está pasando a eso que llamamos «hombre». Algo muy grave nos está pasando a todos. La existencia de un sistema injusto no puede llevarnos a eludir la responsabilidad personal. Decía alguien, que el problema no es el número de capitalistas que hay, el problema es el número de aspirantes. Dicho de otra manera, el capitalismo y su injusticia se mantienen y reproducen porque los fundamentos de su funcionamiento han arraigado en nuestro corazón, se han convertido en el aire que nos gusta respirar, y han desterrado de nuestra conciencia la responsabilidad ante el dolor del otro.
A mediados de octubre la red Pobreza Cero nos convocó a manifestarnos y protestar contra esta lacra en las distintas ciudades de España. ¿Cuántos apoyamos esta convocatoria y protestamos con todas nuestras fuerzas? Pero no olvidemos que la lucha contra la pobreza continúa al día siguiente, y entre sus retos principales está recuperar el ser humano que habita en nosotros, el que nos reveló y vivió Jesucristo, vocacionado para el amor, el don y la gratuidad; y al que podemos acceder si dejamos que Él nos constituya. ■
Cada vez más los expertos (sociólogos, filósofos, economistas críticos, teólogos...) nos avisan de algo terrible que está sucediendo, algo que también hemos denunciado en esta página de nuestra revista: nos hemos vuelto insensibles ante el dolor ajeno. Por citar sólo un ejemplo, recientemente un catedrático de filosofía afirmaba que «El problema sobreviene cuando la gente se emociona más ante los colores de su equipo que ante el sufrimiento ajeno. Y es aquí donde, por desgracia, parece que ya estamos»1.
La afirmación es dura, pero, ¿cómo no se ha producido ante el hambre de estos seres humanos una operación rescate parecida a la realizada con la banca? La directora del PMA recordó que con «menos del uno por ciento» del dinero utilizado para salvar a la banca se podría solucionar el problema del hambre de millones de personas. ¡Sólo el uno por ciento!
Es verdad que hay un sistema injusto, un sistema capitalista depredador de vidas humanas y de la naturaleza. Un sistema que, como un viejo dragón, exige sacrificios humanos, y que nos tiene tan cogidos que cuando lo vemos agonizar corremos a salvarlo aun sabiendo que va a seguir reclamando sacrificios humanos. Decimos que lo hacemos para salvar al mundo de la hecatombe, de un desplome universal. ¿Hay mayor hecatombe que el hambre de más de mil millones de personas y la muerte diaria de decenas de miles?
Es indecente, por decir algo suave, que la noticia más comentada sobre la reciente cumbre de la ONU y la reunión del G20, que deberían haber lanzado la operación rescate contra la pobreza, haya sido la foto de la familia Zapatero y el atuendo gótico de sus hijas.
Es inmoral que en plena crisis financiera, y con este desolador panorama del hambre en el mundo, un directivo del BBVA se jubile a los 55 años con una pensión de tres millones de euros anuales.
Cuando la conciencia humana no considera estos hechos como una verdadera hecatombe y se moviliza frente a ellos es que algo muy grave le está pasando a eso que llamamos «hombre». Algo muy grave nos está pasando a todos. La existencia de un sistema injusto no puede llevarnos a eludir la responsabilidad personal. Decía alguien, que el problema no es el número de capitalistas que hay, el problema es el número de aspirantes. Dicho de otra manera, el capitalismo y su injusticia se mantienen y reproducen porque los fundamentos de su funcionamiento han arraigado en nuestro corazón, se han convertido en el aire que nos gusta respirar, y han desterrado de nuestra conciencia la responsabilidad ante el dolor del otro.
A mediados de octubre la red Pobreza Cero nos convocó a manifestarnos y protestar contra esta lacra en las distintas ciudades de España. ¿Cuántos apoyamos esta convocatoria y protestamos con todas nuestras fuerzas? Pero no olvidemos que la lucha contra la pobreza continúa al día siguiente, y entre sus retos principales está recuperar el ser humano que habita en nosotros, el que nos reveló y vivió Jesucristo, vocacionado para el amor, el don y la gratuidad; y al que podemos acceder si dejamos que Él nos constituya. ■
1. Manuel Cruz, El País, 26–09–09: http://www.elpais.com/articulo/opinion/trajo/ocaso/ideologias/elpepiopi/20090926elpepiopi_12/Tes?print=1
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EDITORIAL
Publicado en NOTICIAS OBRERAS:
Núm. 1.490 [16-10-09 / 31-10-09] pág. 5
http://www.hoac.es/pdf/Noticias%20Obreras/2%20octubre/editorial.pdf
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A pesar del brutal volumen de parados de nuestro país, no hay a la vista ningún estallido social. Tal vez sea por la economía sumergida o por la falta de concienciación. Sin embargo, florecen asociaciones de parados, que sí están dispuestas a tomar las calles.
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Dar trabajo a quienes más dificultades tienen para ingresar en el mercado laboral y vender ropa accesible a personas con bajos recursos son los objetivos del proyecto «EnlaBrecha» (Arropando Esperanzas), apoyado por el Arciprestazgo de San Pablo, en el barrio madrileño de Vallecas.
* Carlos Gómez Gil (cgomezgil@ua.es), es Doctor en Sociología, profesor de la Universidad de Alicante, donde dirige el Observatorio Permanente de la Inmigración de la Sede Universitaria de la UA.
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