PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

viernes, 13 de noviembre de 2009

¡TÚ! - Nº 117 - NOVIEMBRE 2009: «LA REFORMA EMPRESARIAL»

¡TÚ! Nº 117,
noviembre 2009


A SÍ LO VEMOS

Los empresarios de nuestro país son reacios a aplicarse a sí mismos las recetas que proponen para los trabajadores.


Durante el primer semestre de 2009, la mayoría de las grandes compañías españolas subieron los sueldos a sus directivos, incluso con malos resultados.


La indemnización que recibió un alto cargo de la patronal que fue despedido ronda los dos millones de euros.


El propio presidente de la patronal, Gabino Díaz-Ferrán, cobró el año pasado, junto con uno de sus socios, casi seis millones de euros mientras que 900 trabajadores de otra de sus empresas, Air Comet, llevan meses sin cobrar sus nóminas.


No es extraño que ante las repetidas reivindicaciones empresariales, un sindicalista respondiera que en España lo que hace falta es una «reforma empresarial», más que laboral.


A nivel mundial, Benedicto XVI también ha defendido una nueva cultura empresarial. En su última encíclica ha dicho que «las actuales dinámicas económicas internacionales, caracterizadas por graves distorsiones y disfunciones, requieren también cambios profundos en el modo de entender la empresa».


Es hora de que los buenos empresarios den un paso al frente.






ASÍ VA EL MUNDO:

En los últimos 18 meses, 24 trabajadores de France Télécom se han suicidado y otros 13 lo han intentado, en Francia.


Según los sindicatos es la consecuencia del llamado plan de «modernización», que comporta estresantes ritmos de trabajo, constantes cambios, presiones continuadas para la prejubilación y despidos.


La automovilística Renault y la eléctrica EDF ya tuvieron que adoptar medidas ante el suicidio de sus trabajadores.


Los directivos de France Télécom han prometido una gestión «más humana», pero por ahora, no han renunciado a su plan para reducir costes.


Conocer la realidad es el primer paso
para disponerse a cambiarla







Evangelio en la calle:

¡HEMOS ENCONTRADO TRABAJO!


Era indescriptible la cara de alegría y satisfacción con la que venían los tres emigrantes (de la India) cuando nos comunicaban que habían encontrado trabajo. Apenas si chapurrean algo de castellano y, sin embargo, repetían con claridad una y mil veces: ¡Hemos encontrado trabajo!


Habían llegado al pueblo en el otoño pasado para trabajar en la aceituna y, desde entonces hasta el final de este verano, nada de nada. No podían regresar a su país. El billete les había costado demasiado para ahora volverse y…, ¿quién paga la vuelta y cómo uno se va sin llevar ni un solo euro? Por eso, nuestros hermanos indios tenían esa alegría desbordante cuando los llamaron para trabajar en la calificación y selección de productos del campo. No era para menos.


Sin duda, el trabajo encontrado, con la ayuda de sus amigos de Cáritas, ha sido para ellos el tesoro y la perla del Evangelio: «El reino de Dios es semejante a un tesoro escondido en el campo. El que lo encuentra lo esconde y, lleno de alegría va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo. El reino de Dios es semejante a un mercader que busca perlas preciosas. Cuando encuentra una de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra» (Mateo 13,44-46).


El trabajo es el reino de los cielos. Segurísimo que el reino anunciado por Jesucristo es mucho más, pero seguro también que es comparable con la alegría de encontrar trabajo. ¡Qué sociedad ésta tan triste que excluye de la alegría del trabajo a sus hijos más necesitados!


Antonio Hernández-Carrillo
Consiliario de la HOAC de la
Diócesis de Córdoba (Andalucía-España)



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