PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

lunes, 20 de diciembre de 2010

ORAR EN EL MUNDO OBRERO: NAVIDAD DE JESÚS (25 diciembre 2010)


Navidad es la divinidad humanizada y la humanidad divinizada.
Navidad es la pasión enamorada de Dios
que prende fuego en el corazón humano.
Navidad es Jesús Mesías Liberador de los empobrecidos,
de los hombres y mujeres necesitados de libertad, amor y justicia.
Navidad es María, es la Iglesia, es la HOAC,
que dan a luz en la humanidad, en el mundo obrero,
a Jesús, el Hijo-Hermano Universal.
Navidad eres tú y yo y todos
los que cada día renovamos la solidaridad y la justicia
en la eucaristía de la muerte de amor de Jesucristo, florecida en vida.



PARA VIVIR LA NAVIDAD
(Editorial de Noticias Obreras, 1.518-2.010)

“Felipe González había dicho que si el Banco Central Europeo comprara deuda pública, como había hecho Obama en los Estado Unidos, la especulación de los mercados desaparecería.



El día siguiente, 1 de diciembre, al mismo tiempo que el presidente del Senado denunciaba en la radio que la mayor parte de la deuda que tiene España es deuda privada, el presidente del Gobierno anunciaba en el Congreso la retirada de la ayuda de 420 euros a los parados, y la privatización de parte de la lotería nacional y de los aeropuertos. Ha quitado dinero y propiedades a los pobres para dárselos a los ricos.


Ese mismo día, un maestro de infantil se ha levantado y ha preparado el desayuno para una de sus alumnas: sus padres no tienen para darle de desayunar. El padre de esta niña es uno de los que cobran los 420 euros que Zapatero ha prometido eliminar, y a pesar de ello, no tiene para darle el desayuno a su hija. ¿Qué hará esta familia cuando deje de percibir esa ayuda?


Ese mismo día, un hombre llamaba a la radio para manifestar que lleva más de dos años en paro, que ha empezado a robar para dar de comer a sus hijos, que ha llenado el depósito del coche en una gasolinera y se ha ido sin pagar, y que le daba todo igual.


Ese mismo día, la Bolsa se recupera animada por las declaraciones de Zapatero y por el tirón que le dan los Bancos, eufóricos por el río de dinero que van a recibir. A la Bolsa y a la Banca no les dan lástima de los pobres.


Ese mismo día, toda la Iglesia leemos el texto que narra la escena de la multiplicación de los panes y los peces (Mt 15,29-37), hecho que tiene su origen en una preocupación de Jesús: “Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer”.


Ese mismo día, la Iglesia celebramos la primera semana de Adviento. Nos preparamos para vivir el hecho más sorprendente de cuantos hayan podido producirse: la encarnación de Dios en el mundo, la llegada del Mesías que nos trae la salvación que no defrauda. Pero debemos ser conscientes de que están pasando cosas muy graves: han convertido al mundo en un mercado en el que no tiene cabida ni la moral ni la ética; en el que la dignidad humana está siendo pisoteada en todo momento; y en el que los pobres, los empobrecidos, son abandonados a su suerte, sin reparar en que cada uno de ellos es Jesucristo, que sigue clamando la justicia que les pertenece y que Él nos ha garantizado.


El buen Jesús, al comienzo de su misión, desenrolló el pergamino en la sinagoga y leyó: El Espíritu del Señor descansa sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres… (Lc 4,18-19). La Iglesia nos dice que, mediante el bautismo, los laicos participamos en la misma misión de Jesús el Cristo, el Mesías Salvador, y podemos repetir las mismas palabras que acabamos de leer (Christifideles laici, 13).


Hoy más que nunca, los empobrecidos y excluidos necesitan que la Iglesia y cada uno de los que formamos parte de ella repitamos estas palabras de Jesús. Y lo necesitan porque no pueden vivir en un mundo que los poderosos han convertido en una cueva de ladrones. La Navidad será feliz si convertimos a Jesucristo en la Buena Noticia que esperan y necesitan.


¡Feliz Navidad!




      Contemplemos cómo Jesús nace hoy en esta sociedad dominada por el Imperio del Mercado, generador de empobrecimiento y deshumanización. Identifiquémonos con Jesús Niño, débil y marginado, pero engendrado y animado por la fuerza del Espíritu. Nosotros también, revestidos de Jesús, somos, en Él y por Él, mesías liberadores de los empobrecidos por el pecado y la injusticia. Orar es esto: revestirnos de Jesús, acoger el Espíritu, para humanizarnos y humanizar a nuestros hermanos y hermanas.





TESTIMONIO

“Unas 50 personas tuvimos la oportunidad de asistir a un parto, el pasado 5 de junio (el nacimiento de AVAELA, Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Laborales de Andalucía).


Maribel Magro, de 24 años de edad y estudiante de Turismo, perdió a su padre el 17 de mayo de 2006, en un accidente laboral al quedar electrocutado cuando instalaba máquinas de aire como empleado de Airsur. Ha sido elegida por sus compañeros para presidir la asociación AVAELA.


- ¿Cuál es el objetivo principal de la asociación?

Lo primero sería ponernos en contacto con las familias que están pasando por el mismo trance que ya hemos pasado nosotros, porque sabemos que te quedas destrozado, y darles ese primer apoyo moral que necesitan. Nadie te quita la pena, pero es importante que haya quien comprenda ese dolor. Luego pensamos en poder ayudar a la familia con psicólogos y abogados.


¿Por qué aceptó presidir AVAELA?

Es tan grande el dolor que sientes día a día que cuando tienes la oportunidad de poner caras y ojos al «¡basta ya!», no queda otra que asumirlo, cueste lo que cueste. Para mí es un orgullo: no puedo luchar por mi padre porque no está, pero puedo luchar por su memoria y para que no le pase a nadie lo que le pasó a él” (HOAC de Córdoba).



POEMA-ORACIÓN (P. Casaldáliga)

“La noche de Navidad

–que es noche de Alegría–”,

… para tanta María

que es madre en el portal

es noche de agonía la noche de Navidad.




    No duermas la nana,

    Hijo del hombre pobre.

    Abre los ojos y abre

    tu grito al mundo

    Hazlo despertar

    de la fácil fiesta:

    ¡que no te cante en vano

    ni cantos de protesta

    ni gregoriano!



Lloramos la gasolina

mientras derramamos la sangre.

Hacemos la Paz divina

haciendo la humana guerra.

Proclamamos los Derechos

de unos muñecos de barro,

mientras hollamos la Tierra

y los Hombres concretos…




    Hombre Nuevo, ¿dónde estás?

    ¿Dónde está la Alegría?

    ¿Qué hemos hecho de la Navidad

    del hijo de María

    que ha nacido en el Portal?



PALABRA DE DIOS

Lucas 2,1-14

Por entonces salió un decreto del emperador Augusto, mandando hacer un censo del mundo entero. Éste fue el primer censo que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la estirpe y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Estando ella allí, le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada.


En las cercanías había unos pastores que pasaban la noche a la intemperie, velando el rebaño por turno. Se les presentó el ángel del Señor: la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se asustaron mucho.


El ángel les dijo:

-Tranquilizaos, mirad que os traigo una Buena Noticia, una gran alegría, que lo será para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un salvador: el Mesías, el Señor. Y os doy esta señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.


De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:

-“Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres, que él quiere tanto”.




PARA ENTENDER EL TEXTO

El nacimiento de Jesús se sitúa en el marco del Imperio Romano, que controla, domina y oprime. La finalidad del censo era controlar a los súbditos, con el fin de recaudar impuestos. El relato refleja un doble contraste:


    - el poder y la riqueza del Imperio frente a la debilidad, la pobreza e, incluso, la marginalidad del niño que nace en un pesebre;


    - la gloria de la pax romana, impuesta por la fuerza violenta, y la gloria de/a Dios y la paz a las personas que Dios quiere;


      frente a la paz impuesta, la paz ofrecida y regalada;


      frente a la dominación opresora, la alegría de la gloria de Dios, del amor que ilumina y transfigura.



La verdadera paz no reside en el trono imperial sino en el pesebre de Belén.


El centro del relato lo ocupa el anuncio del evangelio de Jesús: Os traigo una Buena Noticia, una alegría que lo será para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor. Éste es el misterio de la Navidad. Evangelio que se proclama en la irradiación luminosa de la gloria de Dios y en la eclosión de una gran alegría humana. Es decir, el evangelio es siempre transmisión del amor (gloria) de Dios, que genera alegría profunda, verdadera felicidad.


La acción se desarrolla en un doble escenario:

    - la noche de la dominación del Imperio y de la exclusión social en el seno de la propia sociedad -su ciudad, Belén-, de tal modo que aquel niño, no recibe siquiera la primera acogida y hospitalidad de nacer en un lugar “humano”-nace en un pesebre de animales-;


    - la claridad de la gloria de Dios en el cielo, una impresionante fiesta que canta la gloria a Dios en el cielo y la paz en la tierra: en Jesús, Mesías Liberador y Señor, es regalada la verdadera paz, que solo Él puede dar, paz nacida del amor de Dios a los hombres que él quiere.



La pobreza y la opción por los pobres aparecen ya en el pórtico inicial de entrada de Jesús en la vida humana. Anteriormente, lo había profetizado ya María en su canto: derriba del trono a los poderosos y exalta a los humildes (Lc 1,52).


Por tres veces se dice: "acostado en un pesebre" (v. 7, 12 y 16): Jesús nace totalmente pobre y excluido de la sociedad.


Y son los pastores, también excluidos, los primeros destinatarios del evangelio del amor de Dios portador de paz.



      El Evangelio de la Navidad de Jesús rebosa humanidad y belleza. No es un mito, es el nacimiento, en Jesús, de la verdadera humanidad, limpia de la costra del egocentrismo y del engreimiento, y vestida de sencillez y transparencia, libertad y pobreza, apertura y acogida, comunicación y oblatividad, amor puro y gratuito hasta el extremo. Podemos reproducir en nuestra oración la experiencia insólita y gozosa de los pastores: no les cabe en la cabeza el mensaje de un Niño portador de amor y paz para todos, para ellos, pobres y marginados; pero corren de prisa a su encuentro. Podemos también entonar el mismo canto de alabanza de los ángeles, armonizado con las tonalidades de nuestros mejores sentimientos.




ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA

Queremos acoger a Jesús en nosotros, en las personas, en el mundo obrero empobrecido. Todos estamos llamados a vivir la dignidad y la felicidad de hijos de Dios: a quienes le recibieron les dio el poder de ser hijos de Dios (Jn 1,12).


Jesús se encarna hoy también en los empobrecidos; se encarna en ellos a través de nosotros. Se nos han de ir los pies a las intemperies y los descampados de la sociedad, a las situaciones de deshumanización, a las realidades excluyentes que hoy crecen como nunca: paro, abusos legales y empresariales contra el derecho y la dignidad de los trabajadores, desahucio de la vivienda, reclusión y expulsión de inmigrantes…


“Encontraréis a un niño”. Y nuestros ojos se desconciertan, pues están acostumbrados a detenerse en lo que brilla… y ahora tienen que descubrir esa señal que está en la penumbra de lo pequeño y de lo escondido. Nuestro corazón se estremece, pues, presiente que tendrá que hacerse más vulnerable, porque a un niño hay que acercarse desde la ternura y no desde el poder, desde el desarme y no desde la agresividad… Nuestros pies se resisten, pues, nuevamente, se les pide ponerse en marcha hacia descampados y periferias, dejar el descanso, no dar importancia al polvo, y salir al encuentro de los que andan perdidos… Nuestro orgullo se siente amenazado, pues para encontrar a un niño no hay que subir sino bajar, no hay que ponerse títulos sino ser sencillo, no hay que mandar sino amar” (Fl. Ulibarri, 55-56).


Este Niño es un regalo, el regalo mayor de Dios. Y está ahí, con sus manitas buscando el abrazo y con su cara luminosa de sonrisa amante. Dejémonos seducir y arrobar por Jesús Niño. Vivamos el gozo de ser tan amados y de poder amar tanto y tan fácilmente. Porque Jesús Niño está ahí, para todos, para que le besemos.


En nuestro corazón adulto duerme el niño, que solo es feliz amando, recibiendo y dando amor. Jesús, Niño en la Navidad y Niño siempre, lleno de ternura misericordiosa. Quien no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él (Lc 18,17).


Este amor infantil ha de ser nuestra experiencia cotidiana, madura y adulta, de encuentro con Jesucristo en nosotros, en las personas, en los empobrecidos del mundo obrero. Albergamos en nuestro corazón una experiencia viva de amor y paz que nos humaniza y nos llena de felicidad. Nuestra misión en el mundo obrero empobrecido es la misma misión de los ángeles a los pastores: ofrecerles, con palabras y obras, el gozo, el amor y la paz de Jesucristo, Mesías Liberador y Señor.



      Pidamos en la oración poder ofrecer a todos, a los empobrecidos, el “pan” de la igualdad y la justicia y las “rosas” de la alegría y la poesía que nacen del amor. Veamos a Jesús Liberador de los pobres, profeta de la liberación y la justicia, en el Niño de ojos radiantes de ternura y de inmenso amor. Jesús, amigo de sus discípulos (amigos). Jesús, amigo solidario de los oprimidos por la exclusión, la culpa y la muerte. Jesús, amigo íntimo y fiel para siempre de cada uno de nosotros. Oremos, como Rovirosa, en el amor a los empobrecidos expresado en la cólera, en la indignación que genera el amor, conmocionado por la crueldad humana y traducido en motor del compromiso solidario por la justicia y la dignidad de los empobrecidos.




EL BESO DE DIOS

“¿Qué es la vida? La vida es un beso de Dios.


El beso de Dios en nuestra historia se llama Jesús de Nazaret, el Verbo eterno que un día concreto del calendario entró en nuestra carne haciéndola suya, la Palabra que inexplicablemente se fundió con nuestro silencio colmándolo de sentido desde la propia entraña. En Jesús de Nazaret, Dios se pierde por las intrincadas callejuelas del devenir humano, asumiéndolo todo: el cariño abnegado de la familia, la alegría transparente del aprendizaje, el esfuerzo fecundo del trabajo, los desafíos de la transformación, el fracaso inesperado, la muerte nunca buscada, la esperanza resistente, la vida misma. Los evangelios retratan y sugieren muchos besos en la vida de este Dios que sólo sabe ser Dios haciéndose de los nuestros. De los besos de Belén a los besos del Gólgota, pasando por los besos de María Magdalena y Judas, hay un largo camino de amor que crece, se entrega y se expresa buscando un eco. Hay también un recorrido de adhesiones y rechazos, de seguimiento y abandono, de besos acogidos y besos destruidos que van escribiendo la vida de Jesús y de la primera comunidad cristiana.


El Espíritu del Resucitado continúa llenando la historia con los besos de un Dios que es ternura y compromiso. Basta aguzar un poco la mirada para descubrir con asombro creyente cómo el poliedro vital se halla inevitablemente transido por el amor de su Creador; un amor que se caracteriza por “dejar ser” la realidad, acompañándola con infinito respeto y conduciéndola hacia la plenitud que ella misma no puede darse” (Familia Josefina 43/2009).



PARA SEGUIR ORANDO

 Acércate a Belén a escuchar ese Evangelio que se te anuncia también a ti...: “Me ha nacido un Salvador”… Acércate a Belén a escuchar, para que esa música que fue la banda sonora de la vida de Jesús vaya haciéndose también la banda sonora de tu vida…


 Acércate a Belén a dejarte querer...: “Paz a los hombres a quienes ama el Señor”. Siéntete envuelto en esa complacencia de Dios…


 Acércate a Belén a recibir esa gran alegría que lo es para todo el pueblo: imagina tu vida como comunicación y contagio de ese gozo… Siente sobre ti la fuerza del Espíritu que te envía a dar la Buena Noticia a los pobres.


 Acércate a Belén a mirar y a asombrarte, a transformar la imagen que tienes de Dios: “Dios es este niño. La comunicación de Dios se ha hecho debilidad humana y ha plantado su tienda entre nosotros”.


 Acércate a Belén a tocar la debilidad de Dios, a experimentar cómo, en medio de un mundo tenso, hostil, cerrado, él hace presente su ternura, su accesibilidad total… Hazte consciente de que cada vez que tocas tu propia debilidad o la de tus hermanos estás aprendiendo a tocar la debilidad de Dios” (Fl. Ulibarri, 57).



SALMO 66

      Señor, dueño nuestro,

      ¡qué ilustre es tu nombre

      en toda la tierra!

            Quiero servir a tu majestad celeste

            con la boca de chiquillos y criaturas.

            Has cimentado un baluarte frente a tus adversarios

            para reprimir al enemigo combativo.


            Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,

            la luna y las estrellas que has dispuesto,

            qué es el hombre para que te acuerdes de él,

            el hijo de Adán para que te ocupes de él.


            Lo has hecho poco menos que un dios,

            de gloria y honor lo has coronado,

            le has dado el mando sobre las obras de tus manos;

            todo lo has sometido bajo sus pies:


            ovejas y toros en masa,

            también las bestias salvajes,

            aves del aire, peces del mar

            que trazan sendas por los mares.


            Señor, dueño nuestro, ¡qué ilustre es tu nombre

            en toda la tierra!




        Oremos tomando conciencia de la condición maravillosa de la persona humana, querida y proyectada por Dios mismo como portadora de una dignidad única y suprema; y como representante suyo en el concierto de todas las obras de la creación. Digamos: Señor, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él?... Lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos. La Navidad es la aparición, en Jesús Niño, de la persona humana soñada por Dios. Contemplemos a Jesús en su autenticidad humana, su poesía y sentido de la belleza de todos los seres, su amor a la vida que se enfrenta a todas las formas de muerte y que afronta la muerte por amor, su preferencia amiga y solidaria por los pequeños y humillados… Jesús garantiza la dignificación de toda vida humana, especialmente de los despreciados y ninguneados





        ACTUALIZACIÓN

        “Cada persona es un misterio insondable de vida. El misterio humano (es un) misterio de comunión: la persona humana solo puede ser feliz, solo puede encontrarse a sí misma y realizarse en la reciprocidad de acoger y de dar/darse a los demás.


        Para el creyente, este misterio humano tiene su fuente y su consistencia en el Misterio de Dios. Por un puro y gratuito derroche de amor, Dios ha difundido su aliento de vida en todos los seres, y ha pensado, proyectado y querido especialmente a la persona humana como “imagen y semejanza suya”, para vivir la comunión con el mismo Dios, con su familia, con todas las personas y con la naturaleza.


        La humanidad y cada persona existimos porque Dios se ha acordado de nosotros y nos ha querido: ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él? Además le ha engrandecido con esa impresionante dignidad y responsabilidad de “rey de la creación”: lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos.


        La vocación humana a realizarse en la comunión con Dios y en la comunión universal con las personas y con la naturaleza está escrita en el corazón humano, pero le queda demasiado grande y, de hecho, le resulta inalcanzable. La propia fragilidad parece acuciar en la persona la inseguridad y el miedo y, entonces, se blinda a sí misma con la acumulación posesiva y la dominación explotadora de los demás. Así, se ha ido trazando la trayectoria de una humanidad asentada, antes y ahora, sobre la dominación, la desigualdad, y la injusticia, que empobrecen y deshumanizan a los más débiles –que son la mayoría.


        En Jesús de Nazaret, Dios ya no “se acuerda” simplemente de la persona humana para hacerla existir, sino que Él se hace persona humana. En Jesús Dios “se encarna”, se reviste de “carne humana”, de la fragilidad humana, de la condición humana afectada por la inseguridad, el conflicto, la injusticia, la deshumanización o envilecimiento, el empobrecimiento. Jesús, siendo Dios, nace como un hombre cualquiera, como uno de tantos (cf. Fil 2,7).


        Los Santos Padres decían que el Hijo de Dios se hizo hombre para que los hombres pudiéramos ser hijos de Dios.


        Con Jesús ha llegado, al fin, la Liberación, la Salvación, la realización inaugural y abierta a todos de la vocación humana a la vida feliz en la comunión de y con los pobres. Ha llegado la gloria de Dios, cifrada en el hombre que vive (san Ireneo) y, más concretamente, en el pobre que vive (“san” Óscar A. Romero).


        Entonces, ¿qué Navidad vamos a celebrar este año 2010, tan golpeado por la crisis económica?


        Se está imponiendo el dominio cínico de los mercados, que han generado la crisis y, al mismo tiempo, se alimentan y se fortalecen con ella. Aumentan los trabajadores precarios, los parados, los que pierden su vivienda, los que caen en la miseria y la marginación extrema…, víctimas generalmente inocentes y timadas, sin saber el porqué de la situación y qué pasará.


        La HOAC tenemos aprobado y programado el proyecto comunitario de evangelización del mundo obrero empobrecido, en las situaciones más sangrantes que padece. Pronunciamos las grandes palabras evangélicas de comunión entre nosotros y de comunión con los pobres, de opción por las víctimas del actual sistema de producción y consumo, de encarnación en el mundo obrero empobrecido.


        Esta opción por los empobrecidos, ¿es real, con nombres y rostros concretos, con actitudes de acercamiento, acogida y solidaridad, de amor afectivo y efectivo? ¿Integramos a los empobrecidos, a los inmigrantes en la vida de la HOAC y en nuestras vidas? ¿Luchamos con ellos, haciéndoles protagonistas de su liberación? ¿Nos implicamos en los sindicatos, partidos políticos, asociaciones, para un cambio social y económico justo?

        ¿No está llegando ya el momento de tomar decisiones más radicales, o una sola decisión: la de romper o salir de este “mundo” generador de injusticia y empobrecimiento, para ir a compartir, con todas las consecuencias, la vida de los empobrecidos?” (Isaac Núñez, Noticias Obreras, 1.518-2.010).




        ¿Que no soy mística porque canto el suburbio?

        Y canto el suburbio porque en él veo a Cristo.

        No soy mística porque siempre me río

        y siempre me río… ¿Qué me importa lo mío?

        Yo no puedo pararme en la flor,

        me paro en los hombros que lloran al sol.

        Nadie sabe lo lírico que es

        un mendigo que pide de pie.

        Nadie sabe sentir al Señor,

        cantando la aguja, la mina, la hoz.

        Yo me hundo en lo espiritual

        haciendo un poema en el arrabal.

        En lo oscuro me alumbre la vid,

        que lo místico mío es reír


        (Gloria Fuertes)




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