PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

lunes, 12 de septiembre de 2011

Curas obreros. Compromiso de la Iglesia con el mundo obrero.


El movimiento de Curas Obreros
ha sido una de las experiencias más importantes
y originales que se han dado en la Iglesia del siglo XX.
Este cuaderno pretende ser un homenaje
a los que participaron en aquella aventura
y sufrieron la dureza inherente a la vida laboral,
la pobreza, el anonimato
así como la desconfianza
por parte de muchos dentro y fuera de la Iglesia.
Un camino así, sólo podía ser fruto de
una honda vivencia espiritual del evangelio.


El cuaderno presenta dos partes.
Una donde se expone el origen,
sentido y algunos de los avatares históricos
del movimiento de los curas obreros y
una segunda parte donde se da la palabra
al testimonio y a la espiritualidad de los
protagonistas de esta historia.




INTRODUCCIÓN

El movimiento de curas obreros (CO) ha sido una de las experiencias más importantes y originales que se han dado en la Iglesia del s. XX.

Un hecho de esta envergadura, por la dureza inherente a la vida laboral, por la pobreza y por el anonimato buscados, por la desconfianza que de inmediato suscitó en la jerarquía y por el compromiso total que suponía, sólo podía ser fruto de una vivencia espiritual honda del evangelio por parte de aquellos que escogieron este camino.

Es también uno de los capítulos más logrados de la historia de la espiritualidad cristiana.
El movimiento ha sido objeto de innumerables estudios desde la sociología, la teología, la política, y de él se ha llegado a escribir incluso alguna novela.

Este cuaderno se centra en la espiritualidad.

Por suerte disponemos de un valioso material de primera mano:
las “Memorias” de los encuentros anuales de CO de Cataluña, Valencia y Baleares desde el año 1978.
No obstante, el presente escrito sólo es el borrador de una descripción muy fragmentaria.
Se hace evidente la necesidad de un estudio más en profundidad que, superando la descripción de los hechos históricos y la espontaneidad e inmediatez de los testimonios,
intente ir más allá con el fin de que esta espiritualidad de encarnación pueda encontrar nuevas formas en el futuro.

No se trata de la crónica de un pasado o presente heroicos sino de extraer de los hechos aquello que aún tiene validez universal, que tenga capacidad de concretarse en el futuro y en otras situaciones o contextos culturales.

Hoy, sin embargo, la necesitad de comprender su sentido real, nos obliga aún a situarla en el contexto histórico en el que se ha dado.

Por eso estas páginas empiezan con una breve descripción del origen y la evolución del movimiento.



1. ORÍGENES Y EVOLUCIÓN

Después de la II Guerra Mundial se empieza a hacer evidente en los países de centro-Europa el imparable proceso de descristianización, especialmente de la clase obrera.

Cardijn y la JOC ya habían dado un toque de alerta.

Por otro lado se mantenía fresco en el recuerdo el testimonio de los curas movilizados
durante la guerra y que convivieron en las trincheras con la tropa en igualdad de condiciones, sin que su estado clerical impidiera que fuesen deportados a campos de concentración.



2. ESPIRITUALIDAD

Una de las características más remarcables del grupo de CO de Cataluña, Valencia y Mallorca es la discreción: escasamente se han manifestado públicamente, o han sido noticia, o han intervenido en los medios de comunicación.

Han preferido hablar más con hechos que con palabras.

Han encarnado, valga la redundancia, aquello de “la Palabra se hizo carne”.

No ha sido tanto por pudor como por fidelidad al principio de estar debajo de todo,
conscientes de que esto de ser cura obrero es una opción arriesgada y puede ser objeto de instrumentalización:

“Los pobres te hacen socialmente y políticamente poderoso,
tienes relaciones con la prensa, con el mundo político...
y poco a poco puedes dejar de ser uno de ellos”.


Documento en formato PDF, disponible en:



ALLENDE, SALVADOR DE UTOPÍAS. (*), Por Daniel E. Benadava

ALLENDE, SALVADOR DE UTOPÍAS. (*)
Publicado el 12 de septiembre de 2011
 
 
Salvador Allende nació el 26 de junio de 1908 en la ciudad chilena de Valparaíso.  A lo largo de su juventud participó en diferentes movimientos sociales y ocupó distintos cargos políticos hasta que en noviembre de 1970, liderando el Movimiento de Unidad Popular (en donde confluían comunistas, socialistas, radicales y socialdemócratas), fue elegido presidente de Chile.
   
En los primeros tiempos de su gobierno Allende procuró que los trabajadores participaran en todas las esferas de la sociedad y mejoraran las condiciones laborales en las que realizaban sus tareas;  los chicos tuvieran acceso a una educación gratuita;  y todos pudieran ejercer su derecho a una vivienda digna.  Así mismo, el Estado recuperó la explotación del cobre y comenzó una reforma agraria con la que se benefició a los campesinos que no tenían tierras para trabajar.
 
Pero al mismo tiempo que se desarrollaban estas transformaciones políticas, muchos de los bienes de Chile que estaban en el exterior fueron embargados, grupos de derecha realizaron numerosas acciones subversivas atacando oleoductos, caminos y vías férreas; existieron huelgas de comerciantes que provocaron la escasez de bienes; y muchos empresarios cerraron sus fábricas.
 
Ante estos acontecimientos el gobierno chileno llamó a los obreros a ocupar las empresas cerradas y, así mismo, se conformaron los “Comandos Comunales” los cuales eran organizaciones populares que, principalmente, estaban integradas por campesinos y las Juntas de Abastecimiento y Precios que habían sido creadas por Allende para distribuir equitativamente los alimentos.
 
En forma paralela a que Allende encontraba escollos para construir una sociedad mas justa, en abril de 1972 se desarrolló en Chile el Primer Encuentro de Cristianos por el Socialismo quienes percibían en el accionar de Cristo un signo crítico de las culturas dominantes y, por tal motivo, consideraban que existía una imperiosa necesidad de que exista una explícita interacción entre fe y praxis revolucionaria que favorezca la liberación integral de todos los seres humanos.
 
En el año 1973, mientras las fuerzas gobernantes chilenas no podían concensuar si era conveniente (o no) que Allende profundizara los cambios sociales que estaba realizando, la crisis anteriormente descripta se profundizó ya que (entre otras cuestiones) la estatización de la banca no había logrado detener la fuga de capitales;  existían muchas empresas que habían sido estatizadas y no estaban bien manejadas;  y, por último, la reforma agraria en ocasiones había resultado “problemática” ya que, por ejemplo, en ocasiones quienes eran beneficiados con el otorgamiento de tierras no abonaban los créditos estatales que habían recibido para comprar maquinarias.
   
En este contexto, en el que los poderes económicos transnacionales claramente percibían que el gobierno chileno era contrario a sus intereses y afecto al bienestar popular, el 11 de septiembre de 1973 el General Pinochet encabezó un golpe cívico militar que finalizó con la democracia de su país y con la vida de Salvador Allende.
 
Hoy en día muchos entienden que una de las razones por la cual millones de latinoamericanos viven en la pobreza debería encontrarse en la falta de movimientos políticos y religiosos que, tal como ocurrió bajo el gobierno de Salvador Allende en Chile, tengan la utopía de transformar en forma radical -y no solo decorativamente- la realidad de un continente estructuralmente injusto e inequitativo.
 
 
(*) Este texto fue originalmente publicado en el Número 280 de la Revista Alandar.