PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

lunes, 29 de junio de 2015

ORAR EN EL MUNDO OBRERO:
«NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA»
14ª SEMANA DE T.O.
(05 julio 2015) Ciclo “B”


VER: 

«¿Somos amarillos?
(Se escribió en octubre de 1948 lo que sigue) 

El color amarillo es el de la hipocresía,
la falsedad, el disimulo, las malas artes…
 

…Y el común de los obreros de todos los países
–dejando quizá alguna excepción–
considera a las asociaciones católicas de obreros,
como organizaciones típicamente amarillas...»
 



Dibujos de Cerezo

ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Ciclo “B”  (2014 — 2015)

«NADIE ES PROFETA
EN SU TIERRA»

14ª SEMANA DE T.O.
(05 de julio de 2015)

«He aquí un posible
currículum de Jesús
escrito por sus paisanos:
“un artesano (obrero eventual),
y no un maestro;
y descendiente,
al parecer, “irregular”,
de una mujer llamada María,
dentro de una familia conocida
(y de poco valor)”.
Un currículum como se ve
de un ser bastante vulgar
para el Mesías.  ¡Inaudito!».



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05 de julio de 2015
14º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO (B)


 
Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2-5
Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.

Salmo 122, 1-2a. 2bcd. 3-4 (R.: 2cd)
Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b-10
Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1-6
No desprecian a un profeta más que en su tierra.
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Elegidos para la misión.

Dios ha escogido a Ezequiel, profeta, (1 lect.),
a Jesús, hijo de María (Ev.),
y a Pablo, el que se presume de sus debilidades (2 lect.),
para hacerlos instrumentos de su palabra.

La misión de Ezequiel fue difícil por su dureza
y rebeldía del pueblo escogido (1 lect.).

Los paisanos de Jesús se niegan a recibirlo
como profeta y enviado de Dios (Ev.).

Pablo experimenta toda clase de dificultades
en su predicación (2 lect.).

Las oraciones semanales y el material de la HOAC
lo podéis encontrar archivado en:
http://issuu.com/hoac/docs


viernes, 26 de junio de 2015

«51.- EL TIEMPO DE LA COSECHA»
(Hacia un nuevo humanismo),
por José Antonio Hernández Guerrero




Los hechos nos confirman que los años ya vividos y las experiencias acumuladas constituyen, más que tiempo gastado, un capital de recursos efectivos, de fértiles cosechas y de frutos maduros que, si los administramos con habilidad, están disponibles para que los aprovechemos y para que extraigamos todos sus jugos. Si seguimos aprovechando el tiempo, si cultivamos con esmero las semillas que encierran cada uno de los episodios vividos -tanto los gratos como los desagradables, tanto los exitosos como los frustrantes-, es probable que germinen y nos proporcionen conocimientos útiles y beneficiosos.


En contra de todas las apariencias, si nos empeñamos, es posible que los caminos ya recorridos nos descubran unos horizontes vitales más diáfanos, nos abran nuevas puertas y nos rompan ataduras convencionales. Maduramos humanamente cuando ensanchamos nuestra libertad para acercarnos a nuestra meta personal, para cumplir nuestra peculiar misión, para realizar nuestro proyecto inédito y para alcanzar ese bienestar razonable, necesario y, por lo tanto, posible.


Sin caer en ingenuos optimismos, hemos de buscar las fórmulas eficaces para evitar que la desolación pesimista nos contagie y tiña toda nuestra existencia con colores lúgubres, y, además, hemos de encontrar un acicate en el que agarrarnos y una clave que nos ayude a interpretar los signos de esperanza que lucen en medio de ese oscuro paisaje. Si las sombras y los nubarrones pueden servir para resaltar las luces y para aprovechar mejor los días soleados, la profundización en el dolor y en la miseria del mundo nos puede ayudar para que descubramos los gérmenes vitales -esa fe, esa esperanza y ese amor- que laten en el fondo de la existencia humana.


José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo.
50.- «LA ANCIANIDAD PUEDE SER EL TIEMPO DE LA LIBERTAD»
(Hacia un nuevo humanismo)





martes, 23 de junio de 2015

LA HOAC ELIGE NUEVOS RESPONSABLES
PARA LA COMISIÓN PERMANENTE

20 junio 2015 | Por






El Pleno General de Representantes (PGR), máximo órgano decisorio entre asambleas, ratificó la elección de las personas que asumirán el servicio en la Comisión Permanente, órgano de dinamización y coordinación general de la HOAC.




En el PGR celebrado este fin de semana en Ávila se ha ratificado el proceso de elección realizado por toda la militancia, que ha elegido nuevos miembros de la Comisión Permanente de la HOAC, movimiento de acción católica cuya misión se desarrolla en el mundo obrero y del trabajo.
 
 
El servicio en la Comisión Permanente tiene una duración de cuatro años, tiempo que Manolo Copé, María José Rodríguez y Àlvar Miralles han estado implicados en las responsabilidades de Compromiso y Relaciones Internacionales, Organización y Vida Comunitaria, y Consiliaría, respectivamente.
 
 
En este Pleno se han dado a conocer los resultados de las votaciones realizadas por las personas militantes de la HOAC para el cuatrienio 2015-2019, que ha elegido automáticamente, al haberse alcanzado todas las votaciones los dos tercios mínimos requeridos, a:
 
 
• Milagros Villamarín Casal, militante de la diócesis de Huelva, para la responsabilidad de Compromiso y Relaciones Internacionales.
 
 
• María del Carmen Perea Pérez, militante de la diócesis de Madrid, para la responsabilidad de Organización y Vida Comunitaria.
 
 
• Fernando Díaz Abajo, militante-sacerdote de la diócesis de Sevilla, para la responsabilidad de Consiliaría.
 
 
En este proceso de elección han sido candidatos también Jorge Hernández Duarte, de la diócesis de Canarias y Teresa García Gómez, de Valencia, militantes a los que el PGR ha mostrado su disponibilidad con un cálido aplauso.
 
 
Los nuevos responsables de la Comisión Permanente se incorporarán a este servicio a partir de la XIII Asamblea General que la HOAC, que se celebrará en el próximo mes de agosto en Segovia, convocados a seguir «construyendo Iglesia en las periferias del mundo obrero. Justicia, trabajo digno y solidaridad».
Comparte y difunde esta información.

 

lunes, 22 de junio de 2015

ORAR EN EL MUNDO OBRERO:
«LA HIJA DE JAIRO Y LA HEMORROISA»
13ª SEMANA DE T.O.
(28 junio 2015) Ciclo “B”


VER:  

–El mercado farmacéutico
 supera las ganancias
por ventas de armas o
las telecomunicaciones.

Por cada dólar invertido
en fabricar un medicamento
se obtienen mil de ganancias
 


 

Dibujos de Cerezo



ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Ciclo “B”  (2014 — 2015)

«LA HIJA DE JAIRO Y
LA HEMORROISA»


13ª SEMANA DE T.O.
(28 de junio de 2015)
 

«“Esta mujer había sufrido mucho
por obra de muchos médicos
y se había gastado
todo lo que tenía
sin aprovechar nada,
sino más bien,
poniéndose peor”
.
¿Quién no ve aquí un fiel retrato
de lo que le está pasando
a la gente trabajadora
con los rescates
pretendidamente salvadores
 de estos “médicos” matasanos
que nos gobiernan
aquí y en Europa?».


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28 de junio de 2015
13º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO (B)


Lectura del libro de la Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24
La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo.

Salmo 29, 2 y 4. 5-6. 11 y 12a y 13b (R.: 2a)
Te ensalzare, Señor, porque me has librado.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 8, 7. 9. 13-15
Vuestra abundancia remedia la falta que tienen los hermanos pobres.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 21-43 (lectura breve: 5.21-24.35-43)
Contigo hablo, niña, levántate.
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La fuerza de la muerte y el poder de la vida.
La muerte es un hecho y un drama.
El hombre es un ser para la muerte y para la inmortalidad.
Dios creó al hombre incorruptible, pero entro la muerte en el mundo por el pecado (1 lect.).
Jesús vence la fuerza de la muerte y resucita a la hija de Jairo (ev.).
Dios ha compartido con nosotros sus riquezas para que nosotros,
a su vez, compartamos los bienes con los más necesitados. (2 lect.).

Las oraciones semanales y el material de la HOAC
lo podéis encontrar archivado en:
http://issuu.com/hoac/docs


sábado, 20 de junio de 2015

«50.- LA ANCIANIDAD PUEDE SER
EL TIEMPO DE LA LIBERTAD»

(Hacia un nuevo humanismo),
por José Antonio Hernández Guerrero




Durante la ancianidad, a pesar de que, como todos sabemos, se producen cambios en nuestro cuerpo y en nuestra mente, es -puede ser- el tiempo de la libertad, el período en el se aflojan los lazos convencionales que, en otras edades, las normas sociales o las modas dictadas por la publicidad nos imponían unas conductas rígidas y, a veces, arbitrarias.


“Cuando llegamos a cierta edad -me decía ayer un amigo- perdemos el respeto humano, nos ponemos el mundo por montera y podemos permitirnos el lujo de pensar, imaginar, sentir y de hacer todo aquello que, sin causar daño a nadie, nos pida el cuerpo y el espíritu”. Y es que, efectivamente, sólo aprendemos a vivir cuando ya hemos vivido: cuando hemos trabajado, cuando nos hemos equivocado, cuando hemos disfrutado y, sobre todo, cuando hemos sufrido. En la vejez es cuando podemos cosechar los resultados de la experiencia.


En contra de los tópicos más repetidos, podemos afirmar que, cuanto menos edad tenemos, menor capacidad poseemos para elegir caminos, porque sólo cuando llegamos a la cumbre, divisamos el horizonte abierto y podemos elegir las sendas adecuadas que nos conduzcan a nuestro bienestar.


José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo.
49.- «HUMANIZAR LA ANCIANIDAD»
(Hacia un nuevo humanismo)





jueves, 18 de junio de 2015

FRASE DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA, JUNIO 2015


UN FARO ANTE LA CRISIS


DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


«Todos deben convencerse que ni el cese en la carrera de armamentos, ni la reducción de las armas, ni el desarme general son posibles si este desarme no es absolutamente completo y llega hasta las mismas conciencias. Una paz internacional verdadera y constante no puede apoyarse… sino únicamente en la confianza recíproca».
(Pacem in terris, 113)


JUNIO 2015


Publicamos un texto breve de la Doctrina Social de la Iglesia.
Lo tenéis disponible en DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA,


Se trata de una acción sencilla y concreta, con el objetivo de darla a conocer.

Queremos ayudar a hacer una lectura creyente en la situación de crisis y recortes sociales que perduran largos años.

Los valores cristianos aplicados a la realidad social por la Doctrina Social de la Iglesia,
ofrecen principios orientadores que muestran un proyecto de persona y de sociedad diferente del que nos muestra “la crisis”.

Así que cada mes publicaremos un texto breve, seleccionado de entre los documentos de la DSI.
También estará disponible en la http://dpt.archimadrid.es, sección NOTICIAS, web de la Delegación de Pastoral del Trabajo.



lunes, 15 de junio de 2015

ORAR EN EL MUNDO OBRERO:
«LA TEMPESTAD CALMADA»
12ª SEMANA DE T.O.
(21 junio 2015) Ciclo “B”


VER: 

En los últimos quince años más de 22.500 personas
han perdido su vida en el Mediterráneo.
 

Luego de la tragedia de octubre de 2013,
en la que más de 360 personas murieron
cerca de la costa de Lampedusa, (…)
 


 

Dibujos de Cerezo

 

ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Ciclo “B”  (2014-2015)

«LA TEMPESTAD CALMADA»

12ª SEMANA DE T.O.
(21 de junio de 2015)

«Este domingo el Evangelio
nos recuerda
una evocadora narración
de rescate marino.
No podemos dejar de pensar
en el Mediterráneo de hoy
convertido en el
Mare Mortuorum
(Mar de muertos),
donde exiliados de guerra
e emigrantes por miseria
son ahogados por causa
de nuestro estúpido,
miserable y cobarde miedo
ante la infame y devastadora pobreza
desatada por nosotros mismos.
¡Qué miserables somos!».


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21 de junio de 2015
12º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO (B)


 

Lectura del libro de Job 38,1.8-11
Aquí se romperá la arrogancia de tus olas.

Salmo 106:23-26, 28-31 (R/. 1b)
Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5,14-17
Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 4,35-40
¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!.
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La fe es la respuesta.
El hombre pide a Dios razón del sufrimiento y el Señor
le da explicación desde la contemplación del universo (1 Lect.).
Los discípulos acuden a Jesús en el momento del peligro
y los recrimina por su poca fe (Ev ).
La fe es la respuesta al misterio de Dios y a la vida (1 Lect. y Ev.).
El que vive con Cristo es una nueva criatura (2 Lect.).


Las oraciones semanales y el material de la HOAC
lo podéis encontrar archivado en:
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viernes, 12 de junio de 2015

«49.- HUMANIZAR LA ANCIANIDAD»
(Hacia un nuevo humanismo),
por José Antonio Hernández Guerrero




Como todos sabemos, los hombres y las mujeres envejecemos de una forma diferente de la que lo hacen los caballos o las palmeras y, sobre todo, de una manera distinta de la que se apaga una vela o se estropea una mesa. Si evitamos las actitudes extremas de aquellos que se lamentan amargamente porque están convencidos de que la vejez es una época sombría y penosa, y si tampoco caemos en la postura ingenua de los que, desde una óptica igualmente simplista, predican que la vejez es un paraíso cómodo y placentero, hemos de aceptar, al menos, que el envejecimiento no es un proceso idéntico para todos los mortales sino que cada individuo lo afronta adoptando actitudes diferentes y lo vive siguiendo distintos ritmos, orientados por sus personales convicciones morales, estimulados por sus impulsos psicológicos y alentados por sus creencias religiosas.


Aún reconociendo las limitaciones físicas y la carencias funcionales e, incluso, el aumento de la vulnerabilidad en este tramo final de la vida humana, hemos de admitir que, hasta cierto punto, está en nuestras manos aligerar o retrasar nuestro proceso de inevitable degradación biológica y mental, y, además, hemos de aceptar que podemos lograr que la última etapa de nuestras vidas sea incluso más fructífera y más placentera que las anteriores. Si somos hábiles, podríamos conseguir que la vejez sea -pueda ser- la época en la que recojamos los frutos maduros y saboreemos los jugos nutritivos de las experiencias más gratificantes de nuestra siempre breve existencia.


José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo.
48.- «LA PERMANENTE NIÑEZ»
(Hacia un nuevo humanismo)





lunes, 8 de junio de 2015

ORAR EN EL MUNDO OBRERO:
«EL REINO DE DIOS»
11ª SEMANA DE T.O.
(14 junio 2015) Ciclo “B”


VER: Medios de difusión
y «opinión pública».
 

Si los ciudadanos hemos de ser
responsables de la política,
el derecho a la información
debería gozar de una consideración
comparable al derecho
a la salud o a la educación.
 

Y sabemos que ello no es así… 


 
 
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Ciclo “B”  (2014-2015)
«EL REINO DE DIOS»
11ª SEMANA DE T.O.
(14 de junio de 2015)
 
«Al decir que el proceso
del crecimiento de la semilla
escapa al conocimiento
del sembrador,
se está afirmando aquella
intimidad inviolable
del que recibe el mensaje,
en la que nadie puede intervenir,
pues es el espacio sagrado de la
libertad dialogal de la conciencia
con el mensaje asimilado
».
 

 
 

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14 de junio de 2015
11º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO (B)



 Lectura de la profecía de Ezequiel 17,22-24
Ensalzo los árboles humildes.

Salmo 91, 1-2. 12-13. 14-15 (R. 1b)
Es bueno darte gracias, Señor.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5,6-10
En destierro o en patria,
nos esforzamos en agradar al Señor.


Lectura del santo evangelio según san Marcos 4,26-34
Era la semilla más pequeña,
pero se hace más alta
que las demás hortalizas.

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¿Por qué es insignificante el número de los que creen?
¿Por qué no se extiende más rápidamente el reino de Dios
y abarca enseguida a todos los hombres?
El Reino es algo minúsculo, como el grano de mostaza (Ev.)
o el árbol humilde de Ezequiel (1 lect.).
Su crecimiento es cosa de Dios.
Sucede "de noche, sin que sepamos cómo" (Ev.),
tenemos que "caminar sin verlo, guiados por la fe" (Ev.).

 

Las oraciones semanales y el material de la HOAC
lo podéis encontrar archivado en:
http://issuu.com/hoac/docs


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12 de junio de 2015
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (B)



Solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús,
que, siendo manso y humilde de corazón,
exaltado en la cruz fue hecho fuente de vida y amor,
del que se sacian todos los hombres

(elog. del Martirologio Romano).

Lectura de la profecía de Oseas 11, 1.3-4.8c-9
Os anuncié de balde el Evangelio de Dios.

Salmo Is 12, 2-3. 4bc. 5-6
Sacaréis aguas con gozo
 de las fuentes de la salvación.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,8-12.14-19
Comprendiendo lo que transciende toda filosofía:
el amor cristiano.


Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37
Le traspasó el costado,
y salió sangre y agua.

Las oraciones semanales y el material de la HOAC
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domingo, 7 de junio de 2015

ANTONIO TROYA (SAN FERNANDO, 1927)
«EL CURA AL QUE LOS CACIQUES LLAMABAN ROJO»

"Fui un niño muy protegido. A los 11 años entré en la escuela de aprendices de San Carlos. Un día dije en casa que quería ser cura. Fue una tragedia, mis padres no querían. En el seminario salíamos a pasear en fila, el ambiente era bueno pero muy duro. Cuando acabé, el obispo no quería ordenarme. Tardó tres años en ceder. La Guardia Civil iba a oír mis sermones. Los caciques decían que yo era comunista".
  
Fuente: DIARIO DE CÁDIZ - T.R. cádiz | Actualizado 07.06.2015 - 11:52

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Antonio Troya tuvo que lidiar con dos enormes obstáculos para cumplir su deseo de ser sacerdote. El primero se lo puso su padre. Antonio tenía 15 años de edad cuando un día llegó a su casa, en La Isla, y anunció que quería ser cura, que quería entrar en el seminario. Aquello fue una tragedia. La familia tenía rechazo a la religión, un cura en la casa era como una mancha. Su padre le respondió con un reto que era una negativa rotunda. Se echó al suelo y le dijo: para ser cura tendrás que pasar por encima de mi.

Se echó al suelo... simbólicamente, le apunto cuando me lo está contando. "No, no: se tiró al suelo de verdad".

Antonio era un joven muy respetuoso con sus mayores. Hablamos de principios de los años cuarenta del siglo pasado, no era algo extraordinario. De modo que el chaval se aquietó, ni se le ocurrió saltar por encima de su padre ni de sus deseos. No lo tenía fácil: su madre tampoco lo apoyaba. Ni siquiera su abuela. Pero no se rindió. Ideó una estratagema: durante un tiempo fingió inapetencia, casi dejó de comer. No tengo ganas, no tengo ganas... La familia comenzó a preocuparse. Antonio comía pero muy poco. Este niño o va al seminario o se muere, acabó por decretar su madre. El padre cedió y Antonio ingresó en el seminario, en Cádiz. Así superó el primer escollo.

El segundo gran obstáculo para llegar a ser sacerdote se lo puso a Antonio, años después, el obispo don Tomás Gutiérrez Díaz. Antonio había terminado su carrera hacia el sacerdocio, había permanecido nueve años en el Seminario de Cádiz y otros cuatro en Salamanca, estudiando la licenciatura de Teología. Pese a ello, el obispo dijo que no lo ordenaba. Antonio dice que fue todo muy extraño, que había un informe, pero nada con fundamento; no sabe bien qué ocurrió. Al principio le sentó muy mal pero luego lo llevó "con mucha felicidad porque el Señor estaba muy cerca". Optó por aguantar; se quedó allí, en el seminario, como profesor de matemáticas. Pasaron tres años hasta que el obispo claudicó. En 1958, Antonio se ordenó sacerdote. Su padre había muerto un año antes.

Para entonces, la familia de Antonio había cambiado su actitud. A medida que avanzaron los años en el seminario, su padre y su madre se mostraban encantados con él, el anticlericalismo quedó arrumbado. Incluso un tío suyo al que recuerda hablando "sobre la República y los sindicatos" con su padre, cuando él era un niño, se mostraba contento con que fuese cura.

Esas conversaciones entre su padre y su tío son casi el único retazo que Antonio guarda en la memoria de los intensos primeros años treinta. Antonio nació en San Fernando a finales de 1927. Su padre era tipógrafo y trabajaba en la factoría San Carlos. Su madre cosía para una empresa que hacía uniformes para los soldados de Infantería de Marina. Antonio dice que acudía con su padre a un sindicato y que allí había un cartel: "Hoy por ti, mañana por mí". Pero ni siquiera sabe decir si su padre era republicano. Apenas conserva el recuerdo de las charlas de su padre y su tío y, eso sí, que él las escuchaba entusiasmado.

Sí recuerda con claridad que fue un niño muy protegido, mucho, y que eso le pasó factura. Primero iba al colegio de doña Ana. Le gustaba mucho estudiar. No lo dejaban salir y eso favorecía el estudio. Luego, a los 11 años, entró en la escuela de aprendices de San Carlos. Fue entonces cuando vio con asombro que él no sabía nada y que todo el mundo sabía todo. Lo pasó muy mal. "Fue un shock muy gordo. Gracias a que me ayudó un amigo, Arturo Rosales, que me protegió mucho. Yo no estaba preparado para aquello. Es como si te tienen en una habitación muy calentita y te sacan al frío del invierno. Congelado me quedé. Después lo superé, pero no fue fácil. Hay que cuidar a los niños de otra manera. Mis padres me querían muchísimo y yo los quería muchísimo, pero...".

En la escuela de aprendices estuvo cuatro años. Estudió ajuste, torno y delineación. Y muchas matemáticas que más adelante le sirvieron para impartir clase en el seminario. Un día, de pronto, le llamó la fe. Por mucho que busca, Antonio no encuentra nada que estimulase esa vocación, no halla la chispa que le mostró el camino: no hay un sermón, no hay un cura al que el joven admirase... Ese paso fue de un día para otro, dice Antonio, y él respondió con muchísima fuerza porque entonces él era "capaz de todo".

Por eso logró sortear la oposición familiar y se vio en el seminario, en Cádiz, en un ambiente "muy duro pero muy bueno". Salvo en las vacaciones de verano, los seminaristas no salían para nada. Bueno, sí. A pasear, en fila, los jueves y los domingos. Vestidos de cura, por supuesto. A veces se acercaban a Puerta Tierra y jugaban al fútbol. Un intrépido grupo de andarines caminaba en ocasiones hasta La Isla. A paso ligero. Llegaban al Carmen y regresaban. Los días transcurrían envueltos en una rutina que comenzaba temprano, a las seis y media de la mañana. Los jóvenes iban a la iglesia, hacían la oración, después la misa, luego el desayuno y a clase y a estudiar. Por la tarde rezaban el rosario juntos. La comida era pésima. "Mala, malísima. Unos garbanzos cocidos, sin aceite, unos cachuchos hervidos...". Antonio se reúne de vez en cuando con antiguos seminaristas y se queda admirado: dice que entonces todos protestaban mucho pero que ahora todos, hasta los que no querían ser curas, tienen un recuerdo gratísimo de aquellos tiempos, volverían a vivir aquellos años. "Hay uno que dice: yo, si pudiera, volvería a entrar en el seminario y volvía a salirme".

Hacia 1951, Antonio se fue a Salamanca. El obispo no quería, pero el vicerrector del seminario se empeñó en que estudiase Teología y lo consiguió. En Salamanca pasó mucho frío pero se encontró con una ciudad maravillosa. Tenía muchos amigos, le gustaban mucho los estudios. Y no se vivía allí el ambiente estricto del seminario de Cádiz. No había la cerrazón que marcaba don Tomás. Que fue precisamente quien después, cuando Antonio regresó a Cádiz, se negó a ordenarlo. Era un hombre muy duro don Tomás. Antonio se despedía de él cada vez que volvía a Salamanca tras unas vacaciones. Una vez iba vestido con un traje gris claro, con corbata. El obispo se escandalizó. Antonio imita su manera de hablar: "Usted, seminarista, y con ese traje...".

De vuelta a Cádiz, superado el trance de los tres años bajo el peso de la negativa del obispo, Antonio fue ordenado sacerdote y enviado a su primer destino, a Algeciras. Pero sólo permaneció allí cuatro meses. En cuanto comenzó el curso, lo reclamaron del seminario para seguir dando clase de matemáticas. Tuvo que esperar hasta 1966, y con otro obispo, para ejercer de párroco. Fue Añoveros quien lo envió a San Mateo de Tarifa. Y fue también él quien cuatro años después le propuso iniciar en Puerto Real un proyecto experimental: llevar en ese pueblo un equipo de curas sin división de parroquias. "Añoveros tenía capacidad para estar cerca de todo, y para defender todo lo que le parecía a él bueno".

El cambio de destino era muy interesante pero llegó en un momento poco oportuno. En Tarifa se produjo una riada tremenda, hubo muchos damnificados. Antonio se ofreció al alcalde y desde la parroquia organizó con unos chavales la distribución de la ayuda que llegaba al municipio. Aquello le proporcionó un ambiente muy bueno para seguir adelante, pero Añoveros se empeñó en mandarlo a Puerto Real y allá que se fue. Comenzaba la década de los setenta. 


Así llegó Antonio al pueblo en el que permaneció quince años y en el que vivió dos cambios: el de la Iglesia, con el Concilio, y el del país, con el final de la dictadura franquista y el inicio de la actual democracia. Antonio no pasó inadvertido en esa época de mudanzas. En Tarifa, el gobernador militar de Algeciras era su enemigo acérrimo. No le gustaban nada sus homilías ni su manera de conducirse en la parroquia. En Puerto Real no fue mejor. La Guardia Civil acudía a oír sus sermones y las denuncias se sucedían. La última vez que Antonio recuerda haber comparecido en el Juzgado fue por pedir al obispo que no llevasen a Franco bajo palio, por opinar que eso era un escándalo.

Antonio dice que la gente le respondió muy bien en Puerto Real, que tiene allí muchos amigos y lo quieren mucho. Pero los problemas fueron muchos. Antonio se propuso que las cofradías eligiesen a sus cargos pero los mandamases no estaban por la labor. "Había un caciquismo en aquel tiempo que era una cosa horrible. Todo estaba controlado. Conseguí al final que la gente votara, que eligiesen a los hermanos mayores. Pero me costó mucho. Los caciques decían que yo era un cura rojo, un cura comunista".

Tras Añoveros, que era para Antonio "el gran obispo", llegó Antonio Dorado, que era "más inteligente". Dorado no entendió lo de la parroquia única en Puerto Real y dio por finalizado el proyecto. En 1985, Antonio pensó que su tiempo en Puerto Real había terminado, entre otras cosas porque consideraba que un cura no debía eternizarse en un lugar. Se fue a Medina. Le ilusionaba ese pueblo porque un cura le había escrito cartas en las que pedía ayuda: allí, decía, había muchos pobres. Luego resultó que la realidad era otra. "Había pobres, sí, que merodeaban mucho por la parroquia, pero tampoco era la cosa como me la había pintado a mí el cura".

En Medina estuvo Antonio trece años. Los recuerda como una época sin grandes problemas, dedicado a la parroquia, a la predicación. Todo más sereno. El único conflicto surgió entre dos coros, uno parroquial y otro que se formó en el pueblo. Se creó una frontera, hubo un follón increíble. "Tanto, que me dije: me voy de aquí. Me ofrecieron Barbate y acepté. Por cinco años. Ya tenía yo 70 y con el obispo Ceballos era muy obligatorio jubilarse a los 75 años. Aunque luego a él parece que no le gustó mucho que lo jubilaran".

En Barbate, Antonio acabó presidiendo una plataforma por el futuro del pueblo. Pero no era muy eficaz. Antonio dice que estaban en la asociación todos los partidos y que con los partidos no se puede trabajar. Ilustra esa opinión con una anécdota: querían lograr una mejora para un colegio y una mujer de un partido dijo que si se hacía eso se apuntarían un tanto los de IU. "Me dejó planchado. Lo que importaba era si IU se anotaba un tanto, no que los niños tuviesen un buen colegio".

Jubilado, Antonio se instaló en una vivienda en Cádiz, junto a la iglesia de Santo Tomás, donde oficia misa algunos días. No es su única actividad. Los jueves, por ejemplo, forma parte de un grupo de Cáritas Puerto Real que visita a los sin techo en Cádiz. Les llevan bocadillos, café con leche, bizcocho que hace una señora, calcetines... Es un problema complejísimo el de los sin techo, me explica luego, finalizado el recorrido por su vida. Mientras charlamos de la crisis, de Tarancón, del franquismo, Antonio se muestra como un cura que sigue pensando como pensaba en los setenta: que la Iglesia debe ser "la voz de los que no tienen voz".