PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

lunes, 28 de septiembre de 2015

FÉLIX URDIALES ESTEBAN NOS HA DICHO
¡HASTA MAÑANA EN EL ALTAR!


Fallece el sacerdote y consiliario de la HOAC Félix Urdiales Esteban


Félix nació el 11 de agosto de 1957. Militante de la HOAC de la diócesis de Málaga era seminarista cuando lo conocimos allá por el año 1988 y recibió la ordenación sacerdotal el 10 de septiembre de 1993, desde entonces ha sido consiliario de la Hermandad Obrera de Acción Católica en su diócesis de Málaga (desde 1999 hasta 2003) y en la HOAC de Andalucía para la que fue elegido en dos ocasiones.


En sus 22 años de sacerdocio también ha servido como párroco de Benamargosa, Salto del Negro, Comares, Villanueva de la Concepción y los Llanos de Antequera. Ha sido capellán del Hospital Comarcal de Antequera y su último destino ha sido capellán sanitario del Centro Asistencial San Juan de Dios de Málaga, donde ha servido desde 2011.


http://www.diocesismalaga.es/pagina-de-inicio/2014044668/ha-fallecido-el-sacerdote-felix-urdiales







Semblanza del sacerdote Félix Urdiales escrita por el delegado para el Clero, Antonio Collado.

 

Mientras la comunidad cristiana cantaba en la mañana del domingo:

 

Cristo alegría del mundo, resplandor de la gloria del Padre.

 

¡Bendita la mañana que anuncia tu esplendor al universo!

 

Nuestro hermano Félix era llamado a la casa del Padre.

 

Allí ha celebrado plenamente la liturgia del Reino, sin velos, sin signos, sin mediaciones.

 

Ha participado definitivamente en las bodas del Cordero a quien hizo presente en este mundo a través de su ministerio sacerdotal.

 

Félix nació el once de agosto de 1.957 en la Coracha barrio de Málaga ciudad, con una situación geográfica privilegiada pero en aquellos años de la posguerra marcada por la pobreza y la marginalidad.

 

De niño acude a la parroquia de San Gabriel y allí ayuda de monaguillo a D. Miguel, el párroco.

 

Posiblemente recibió la primera llamada al sacerdocio viendo la vida ejemplar de este buen sacerdote, sin duda en él descubrió la preferencia por los pobres y los enfermos que marcó profundamente la vida de nuestro hermano.

 

En la etapa de la juventud donde todos nos planteamos las opciones fundamentales de la vida; Félix descubre a los Misioneros de la Esperanza y en este movimiento, que entonces iniciaba su andadura pastoral y se iba fraguando su carisma eclesial; nuestro hermano descubre otros aspectos importantes del discípulo de Jesús como es la espiritualidad que hay que cuidar con la oración, ese trato personal de amistad a solas con quien sabemos que nos ama.

 

Y también la radicalidad evangélica, dos rasgos que le van a acompañar ya toda la vida.

 

En una de las conversaciones últimas en el hospital, hablando con un amigo de tantos que le habéis acompañado en su calvario personal, Félix decía que la vocación religiosa y sacerdotal no se podía valorar por su dimensión social, ni si quiera de servicio, sino por la entrega personal e incondicional al Señor, vivida en la radicalidad de cada día.

 

Estaba hablando sin duda de su vivencia ministerial.

 

Un día, creo que inesperadamente, D. Ramón Buxarrais por entonces Obispo de Málaga, le pide que se encargue de atender pastoralmente la comunidad cristiana de Benarrabá, pueblo de la Serranía de Ronda, donde él ya llevaba unos años viviendo en una comunidad de vida de su movimiento.

 

Félix asume esta tarea como un reto importante en su vida y con un corazón agradecido al Señor y a D. Ramón que confía en él.

 

Viviendo este servicio, que descubre como voluntad inequívoca del Señor, y animado por algún sacerdote, decide entrar en el Seminario para su formación teológica y pastoral.

 

Ya mayor, habituado a otro ritmo de vida, las exigencias del Seminario le cuestan; no tanto por tener que vivir en comunidad sino sobre todo por la disciplina de clases, estudio, trabajo intelectual y reflexión.

 

Fueron años duros y difíciles en los que nuestro hermano con gran esfuerzo y apelando siempre a su fuerza de voluntad, va adquiriendo la preparación adecuada y necesaria para servir al pueblo de Dios como presbítero.

 

De aquellos años Félix mantuvo una amistad inquebrantable con todos sus compañeros de curso, que ni el tiempo ni los avatares de la vida han roto.

 

También en el Seminario hace otro descubrimiento y se asombra de la riqueza y originalidad de la vida de la Iglesia.

 

Es la HOAC el movimiento en el que a partir de ahora nuestro hermano va a integrarse como una segunda opción vocacional y ministerial.

 

Creo que podemos hablar de una verdadera conversión.

 

Es ordenado presbítero el día 10 de junio de 1993 y enviado a las parroquias de Benamargosa, El Salto del Negro y Comares por cuatro años y a Villanueva de la Concepción hasta el 2003.

 

Es en Antequera dónde Félix en el trato personal y cercano, como capellán del Hospital; aliviando el sufrimiento de los enfermos, acompañando la soledad y el desconcierto de las familias, haciéndose solidario de los que sufren y viviendo en carne propia las dolencias de los otros; sabemos todos de su capacidad para ponerse en el lugar de los demás; dónde descubre otra manera de vivir su ministerio sacerdotal, sin tener que estar vinculado a una parroquia.

 

La escucha asidua de la Palabra de Dios siempre le cuestiona y empuja a una mayor autenticidad de vida.

 

Félix quiere ser pobre, vivir como los pobres y ser tratado como uno de ellos, por eso a nadie extraña la decisión de buscar un trabajo manual y de ejercer su ministerio en comunión afectiva y efectiva con la clase obrera, que es la opción preferencial de la Hermandad Obrera de Acción Católica mediación en la que él sustenta su adhesión a Jesucristo y su pertenencia a la Iglesia.

 

En estos últimos años la Iglesia le pide un nuevo servicio: la de atender como Capellán el Hospital Psiquiátrico de San José.

 

Félix no desentona en este ambiente por su estilo y sus maneras, los enfermos le perciben cercano, tierno, alegre y esperanzado.

 

Se acerca a ellos con la ingenuidad de un niño y con la madurez de un creyente acrisolado en el sufrimiento de la fidelidad evangélica y ya maduro por haber superado tantas crisis en su vida.

 

Ha sido una etapa en lo personal y ministerial donde se sitió realizado.

 

Durante muchos años estuvo también ayudando en Pozos Dulces, donde todos los acogidos le consideraban de la familia.

 

Todos los que le tratamos, hemos percibido en él esa autenticidad de vida que hace que a pesar de no estar de acuerdo con todos los planteamientos y decisiones de su vida, siempre nos ha llenado de admiración y respeto.

 

Sobretodo Félix fue dotado por el Señor con una gran capacidad para la empatía con el prójimo, para crear amigos de todos los ambientes y formas de pensar, porque se acercaba a las personas sin prejuicios ni ideas preconcebidas, descubriendo en todos a un hermanos a quien hay que comprender y acompañar.

 

Félix ha muerto en la fiesta litúrgica de San Vicente de Paul, Patrono de todas las obras de caridad de la Iglesia, no podía ser de otra manera. S. Vicente que decía: “Los pobres serán nuestros jueces.

 

Sólo podremos entrar en el cielo sobre los hombros de los pobre”.

 

Sin duda Félix encontrará ahora muchos hombros en los que apoyarse para entrar en la casa del Padre, porque él ofreció muchas veces su hombro para que en el descansaran y se aliviaran muchos de los pequeños y sencillo de la tierra.

 

Jesucristo al que tantas veces hizo presente en el altar por su ministerio sacerdotal ahora lo reciba y le haga participar en el banquete eterno de su Reino.

 

Es lo que pedimos en esta Eucaristía.

 

Málaga, 28 de septiembre de 2015

Antonio Collado Rodríguez

Delegado para el Clero


FÉLIX URDIALES ESTEBAN,
CURA DE LOS POBRES

 

 

Artículo de José Sánchez Luque en memoria del sacerdote recientemente fallecido

 

 

Pocas veces se ha visto tan abarrotada la capilla mayor del cementerio de san Gabriel de Málaga.

 

Pocas veces se han visto entre los participantes en el funeral de Félix tanta gente humilde, sencilla, disminuidos físicos o psíquicos.

 

Hasta el obispo miraba, un poco preocupado, cuando un sordomudo emitía un pequeño grito.

 

Todos se reunieron para dar su último adiós a un cura que los quiso entrañablemente, rebosante de ternura y de compasión.

 

¡Cómo disfruté el verano pasado cuando Félix participó, como un acogido más, en la convivencia con los amigos y amigas del Hogar Pozos Dulces de Cáritas, celebrada en Casa de Paz!

 

¡Cuántos momentos de compresión y de servicio humilde!

 

 

Ha muerto, tras una rápida y cruel enfermedad, precisamente el día de Vicente de Paúl, el santo que dejó escrito:

 

“Los pobres serán nuestros jueces.

 

Solo podremos entrar en el cielo sobre los hombros de los pobres”.

 

Cierto, Félix ha encontrado muchos hombros que lo han transportado a la casa del Padre, como dijo Antonio Collado en la iluminada semblanza que pronunció en su misa exequial.

 

Pues también Félix ofreció muchas veces su hombro para que descansaran los débiles, los pequeños, los enfermos y marginados.

 

 

Félix fue siempre un cura del pueblo y de los pobres.

 

Para él, como bellamente nos dice el papa Francisco, “el vivir en el corazón del pueblo no fue una parte de su vida o un adorno de quita y pon.

Es algo que no podemos arrancar de nuestro ser si no queremos destruirnos…

estamos marcados a fuego, continua Francisco, para iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar… y el día que nos separemos de esta tarea dejamos de ser pueblo”.

(La alegría del Evangelio 273).

 

 

Félix quiso ser siempre pueblo y lo logró con creces.

 

Fue un cura que olía a oveja.

 

Por eso trabajó siempre junto a la HOAC.

 

Precisamente en este mes iba a comenzar su responsabilidad como consiliario de la HOAC de Andalucía.

 

Para estar en el pueblo fue capaz de descender, de abajarse.

 

Así define al Dios cristiano uno de los mejores teólogos del siglo XX Karl Rahner:

“un Dios que se abaja”.

 

Por eso Félix trabajó durante muchos años de cura obrero y en los puestos más bajos, como barrendero.

 

Así lo hizo en Antequera acompañando a sus amigos de Adipa.

 

 

Félix fue un apasionado de Jesús, un seguidor del camino abierto por el Nazareno.

 

En todas sus conversaciones hacía alguna alusión a Jesús.

 

Decía santa Teresa, hablando de san Pablo que a éste nunca se le caía el nombre de Jesús de la boca, así fue nuestro entrañable amigo y compañero: un enamorado del Señor.

 

Descanse en paz.

 

Y que el Señor premie a todos los que le habéis asistido en su enfermedad, especialmente a su hermana Luisa y a los compañeros de la HOAC que todas las noches han velado junto a él, con un inmenso cariño, durante el mes que ha estado hospitalizado.

 

Gracias, Félix, por la luz que nos has dejado.

 

No te olvides de nosotros.

 

Ayúdanos a vivir en el corazón del pueblo como tú has vivido.

 

José Sánchez Luque, sacerdote diocesano

 


 





En su Memoria recogemos de su portal de “facebook”,
algunos de los comentarios encontrados:


https://www.facebook.com/felix.urdialesesteban

HOAC

Hoy nos ha dejado Félix, sacerdote de Málaga, militante de la Hoac y persona comprometida por la vida y la causa de los pobres.


Desde tu presencia con el Padre y abrazado sin duda a Él, sigue apoyando la lucha de tantos sacerdotes y militantes para que florezca la justicia.


Como tantas veces en el facebook decias a las interacciones de tus amigos, y aunque nos duela la perdida de un obrero del Re...ino, "Me gustaaaaaaaaa"


Un abrazo Grande!


"Y que los obreros muertos
en el campo de honor del trabajo
Y de la lucha
descansen en paz"


Fernando Díaz Abajo

Recién llegado a Madrid desde Málaga después de compartir con la Hoac Málaga el dolor y la esperanza ante la pérdida de Felix Urdiales Esteban, consiliario muerto en el campo de honor del trabajo y de la lucha. Descansa en paz, hermano, en los brazos misericordiosos del Padre.


María Priego

A MI AMIGO

Aquel quien, cuando te vas, te extraña con tristeza.

Aquel quien, a tu retorno, te recibe con alegría.

Aquel cuya irritación jamás se deja notar.

Ese es a quien yo llamo un amigo....

Aquel quien más pronto da que pide

Aquel quien es el mismo hoy y mañana.

Aquel quien compartirá tu pena igual que tu alegría.

Ese es a quien yo llamo un amigo.

Aquel quien siempre está dispuesto a ayudar.

Aquel cuyos consejos siempre fueron buenos.

Aquel quien no teme defenderte cuando te atacan.

Ese es a quien yo llamo un amigo.

Acabas de irte amigo mío y ya te extraño.

Gracias por todas las cosas buenas que me enseñaste,
por hacerme comprender que la fe sin una vida coherente
puede ser cualquier cosa pero no la vida que se desprende del evangelio.

Gracias buen hombre por tantas palabras y acciones buenas.

Hoy estás ya con el Padre y estoy segura que te habrá
recibido con una gran sonrisa.

L@s que nos quedamos aqui,
nos sentimos un poco huérfanos,

se ha ido un AMIGO,
una buena persona.

María Priego



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