PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

martes, 9 de julio de 2019

DESPEDIDA DE MARÍA DEL CARMEN PEREA PÉREZ, RESPONSABLE DE ORGANIZACIÓN Y VIDA COMUNITARIA, EN EL PLENO GRAL. DE REPRESENTANTES DE LA HOAC DE 6/7 DE JULIO DE 2019

María del Carmen Perea Pérez,
militante de la diócesis de Madrid,
Responsable de Organización y Vida Comunitaria
durante el cuatrienio 2015-2019.

Queridas y queridos responsables de organización y vida comunitaria, y personas que habéis compartido esta tarea estos años o la habéis apoyado de alguna manera,

Me gustaría compartir con vosotros lo que escribí para la despedida del PGR, ya que formáis una parte muy importante de estos cuatro años.

Aunque seguiremos en contacto estas semanas (no voy a dejaros de “incordiar” con cosas varias hasta el último día, y quedan los Cursos de verano), creo que es la mejor despedida “oficial” que puedo hacer, y que es mejor hacerla ahora, cerca del Pleno.

Como seguro que ya sabéis, tenemos nueva responsable de Organización y Vida Comunitaria, Angelines Bayo, que iniciará su servicio en septiembre. Como habéis hecho conmigo, seguro que encontrará en vosotras y vosotros tanto cariño y apoyo como yo. Muchas gracias Angelines por tu disponibilidad y servicio. Muchas gracias también a ti, Pepón, que has estado disponible para ello hasta el final.

Me siento inmensamente agradecida por estos cuatro años.

Dios os bendiga

Mª Carmen


Imagen de la mesa del PGR de junio de 2015, donde fue elegida María del Carmen Perea Pérez, junto a:
Milagros Villamarín Casal, militante de la diócesis de Huelva, para la responsabilidad de Compromiso y Relaciones Internacionales. Fernando Díaz Abajo, militante-sacerdote de la diócesis de Sevilla, para la responsabilidad de Consiliaría.
A la derecha José Fernando Almazan anterior Presidente Gral. de la HOAC.


DESPEDIDA DE MARÍA DEL CARMEN PEREA PÉREZ, RESPONSABLE DE ORGANIZACIÓN Y VIDA COMUNITARIA, EN EL PLENO GRAL. DE REPRESENTANTES DE LA HOAC DE 6/7 DE JULIO DE 2019

Ávila, 7 de julio de 2019
Queridas hermanas, queridos hermanos,

Me parece mentira que hayan pasado cuatro años desde aquel otro Pleno de julio de 2015 en el que inicié mi andadura en la CP.

Recuerdo muchas veces el evangelio de la celebración de ese día, con Jesús en una barca en medio de la tormenta y con unos discípulos empeñados en dominar la situación ellos solitos, y cómo solo cuando se pusieron en manos de Jesús consiguieron llegar a buen puerto.  Se me quedó grabada la homilía de Alvar, que haciéndonos reír no dejaba de lanzar cargas de profundidad directas al corazón.  Cuánto bien me hizo en aquel momento rezar que no se trataba de lo que yo supiera o pudiera, sino de querer, de ponerme confiadamente en manos del Padre, y dejarle hacer a Él.

Este martes, ¡qué casualidad! nuevamente en la oración la misma lectura, pero ahora desde otro prisma: cuando todo parece tambalearse y cuesta encontrar tierra firme, solo Jesús puede sostenernos y llevarnos a la orilla.  Y cuánto bien me ha vuelto a hacer.  Cómo me ayuda saber que Dios, Padre y Madre, siempre encuentra la forma de hacernos saber que está ahí, que nos conoce y comprende, que no nos abandona.

Recuerdo especialmente mi primera vez de dos cosas: mi primera visita a una asamblea diocesana, a Zaragoza, y mi primera visita a una diócesis, a Canarias, ¡a la que fui una semana completa!  Qué novatilla me sentía, cuánta responsabilidad creer que tenía que saberlo todo y ser capaz de responder a cualquier cosa que se plantease por estar en la CP.  Pero qué fácil me lo pusieron, acogiéndome y haciéndome sentir que realmente somos una hermandad, hermanos y hermanas que nos queremos y nos cuidamos.

Estos cuatro años han sido muy especiales en mi vida.  Un tiempo de gracia que me ha transformado profundamente.  Una experiencia privilegiada, un maravilloso regalo como diría mi queridísima Fefi, que me dado la oportunidad de compartir compromisos, reflexiones, inquietudes, celebraciones, y tantas cosas más, con militantes, simpatizantes y personas de otros movimientos y organizaciones; de acompañar la vida de las diócesis, experimentando la maravilla de ser tan diversos y tan iguales a la vez, unidos por lo esencial; de admirarme ante la creatividad y el derroche de alegría y esperanza que expresan los gestos y actos diocesanos; de darme cuenta de que ante todo lo que nos une es el empeño de ser fieles a nuestra misión, en comunidad…

He vivido intensamente, creo que esa es la mejor palabra, intensamente, todo lo que implica el servicio en la Comisión Permanente, con sus alegrías, esperanzas, ilusiones, muchas risas, mucho trabajo, mucha vida, y también con sus momentos de dificultad, de cansancio, de no ver claro.  Pero todo lo he vivido acompañada, de mi familia (sobre todo José Luis, y mis hijos Raquel y David), militantes de mi equipo, de mi diócesis, de amigos…  Acompañada muy especialmente por mis hermanos y hermanas de las dos Comisiones Permanentes de las que he formado parte: José Fernando, Jesús, Fefi, Gonzalo, Teresa, Berchmans, y especialmente Fernando y Milagros, con los que he compartido los cuatro años.  Y acompañada también por nuestros adjuntos, Paco, Pino y Abraham.  Todos ellos han sido los maestros que en el día a día, cada uno con su estilo, me han ido enseñando la labor que teníamos encomendada y me han mostrado que, pese a que somos muy diferentes, es una tarea común, en la que todos nos implicamos y apoyamos.  Ha sido una profunda experiencia de comunión.

He trabajado codo con codo con los y las responsables de organización y vida comunitaria de las diócesis.  En estos años hemos ido avanzando gracias al esfuerzo común, y me siento inmensamente agradecida por toda la colaboración y el apoyo recibido, y especialmente por su paciencia y comprensión.  La CP nos hemos sentido cuidados y queridos por las diócesis, que cada día crecéis en puntualidad, en generosidad y en compartir vuestra vida con el resto de la HOAC.

También estoy muy agradecida a las personas que trabajan en la sede: José Luis (hermano de diócesis), Olga, nuestro informático David y muy especialmente Mª José y Pili, con las que he compartido muchas tareas y que me han ayudado tanto; creo que hemos aprendido y crecido juntas en muchas cosas.

Comparto con vosotros dos tesoros que no habría descubierto si no hubiera pasado por la CP:

·         La inmensa alegría de experimentar “en vivo y en directo” lo que significa la comunión de bienes.  Yo que venía de un mundo de cuentas de resultados de proyectos, en las que si los números no salían verdes el proyecto ni se ponía en marcha, o que se cancelaban o se tomaban medidas drásticas si dejaban de estarlo.  Y he pasado de una cuenta de resultados a una “cuenta de comunión”.  Cuando decía, en algún momento pasado, hay que ser realista y este presupuesto es demasiado alto, no alcanzaba a comprender que antes que eso hay que agotar todas las vías de la comunión, y en la HOAC creo que estamos muy lejos de tenerlas agotadas.  Vivir durante muchos meses el “milagro del mes”, que siempre llegaba sobre el día 26 o 27, de muy diversas formas, para permitirnos pagar las nóminas, y que escapaba a toda mi lógica y racionalidad, me ha marcado profundamente.  Como también lo ha hecho el milagro de algunas herencias de militantes que, tras gastar su vida en la HOAC, han entregado lo que tenían para que la HOAC siga adelante, y que nos han dado el respiro desde hace unos meses de ver a principios de cada mes ese mes cubierto.

·         El acercamiento a Guillermo Rovirosa, aún en fase de avance.  Como administradora de la Causa, por ser la responsable de Organización y Vida Comunitaria, me sentí llamada a acercarme más él.  Desde hace muchos meses, cada mañana voy leyendo las obras completas de Rovirosa un ratito, unos 10 minutos, primero asesorada por Berchmans y ahora ya por mi cuenta. Y está siendo un descubrimiento maravilloso.

Vuelvo al equipo y a la vida diocesana muy ilusionada.  Tengo que reconocer que les he echado mucho de menos.

Empecé este servicio en la CP queriendo mucho a la HOAC, y lo finalizo queriéndola mucho más, porque la conozco y la comprendo de una manera muy diferente a como lo hacía antes, y soy mucho más capaz de ver la obra de Dios en ella.  Espero ser capaz de transmitir toda esa riqueza a mi diócesis.

Me llevo mucho amor y un profundo agradecimiento.

Mª Carmen Perea
Responsable de
Organización y
Vida comunitaria

Comisión Permanente (CP) de la HOAC, julio 2017.
Milagros Villamarín (izq.), responsable de Compromiso; Berchmans Garrido, responsable de Formación; Teresa García, responsable de Difusión; Gonzalo Ruiz, presidente;
Carmen Perea, responsable de Organización y Fernando Díaz, consiliario.


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