PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

lunes, 30 de marzo de 2020

EJERCICIOS PRÁCTICOS PARA REZAR EN EL HOGAR, por José Antonio Hernández Guerrero




Ejercicios prácticos para
rezar en el hogar.




De manera diferente a las religiones que reservan lugares y destinan tiempos para establecer contacto con sus dioses, el cristianismo admite que cualquier sitio es adecuado y cualquier momento es propicio para orar. Si es cierto que para rezar no necesitamos templos, mezquitas ni sinagogas, en las circunstancias actuales en las que estamos obligados a recluirnos en nuestros hogares, es especialmente oportuna la lectura de este libro que nos explica cómo la casa es un lugar sagrado, un santuario en el que Dios está vivo y activo en los objetos y en los episodios de cada día. Empleando un lenguaje claro e intensamente expresivo, Mark G. Boyer, sacerdote, periodista y autor de varios libros sobre ascética cristiana, nos proporciona una amplia serie de oraciones y de meditaciones inspiradas en los objetos corrientes de nuestros hogares.


En cada uno de sus 37 capítulos, a partir de una cita bíblica, formula una sencilla reflexión en la que muestra cómo Dios está presente en los diferentes espacios, objetos y actividades domésticas. Mediante preguntas concretas, nos estimula y nos orienta a través de unas sendas por las que podemos escuchar la Voz de Jesús que nos llama para que lo acompañemos y para que lo sigamos en un proceso de crecimiento espiritual. Finalmente, nos proporciona unas ideas prácticas para que compongamos diversas fórmulas de oraciones que nos ayuden a llevar una vida digna, esperanzada y fecunda.


Como ejemplos podemos citar cómo la “cama” puede ser un lugar ideal para orar y reflexionar sobre nuestras vidas, para expresar el agradecimiento y para pedir el crecimiento de la fe. Los alimentos nos dicen que no sólo de pan vivimos, la electricidad, la silla, el reloj, el suelo, la tinaja o las llaves nos proporcionan imágenes para que, contemplando las situaciones vitales que cotidianamente nos encontramos, intensifiquemos el gozo de experimentar nuestra fe. Los cables de la electricidad y las tuberías del agua se convierten en cauces por los que corren las invitaciones de Jesús para que seamos compasivos, y nos estimulan para que nos convirtamos en sembradores de hermandad, para que compartamos en vez de poseer, a sembrar y a dar vida. Y es que, efectivamente, una manera de orar es mostrar con palabras nuestra convicción de que Jesús habita entre nosotros.


Este libro sencillo a la vez que valioso nos ofrece una ayuda para vivir la fe, nos invita amablemente para que nos renovemos, para que no caigamos en las tentaciones del desánimo, de la desesperanza ni siquiera de la indiferencia sino que, asumiendo nuestra debilidad, colaboremos con Jesús y renovemos nuestra voluntad de evitar que los afanes se centren en aumentar los objetos o los poderes, en hacer crecer las ganas de acompañar, ayudar, servir y amar a aquellos con los que convivimos.


[Mark G. Boyer
Mi casa, el primer lugar de oración
Madrid, Narcea].


José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre las Claves del bienestar humano el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo. Actualmente, nos envía también una reseña semanal sobre libros de pensamiento cristiano, evangelización, catequesis y teología. Con la intención, de informar, de manera clara y sencilla, de temas y de pensamientos actuales, que gustosamente publicamos en nuestro “blog”.



ACTUALIDAD DE LA DIÓCESIS:
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sábado, 28 de marzo de 2020

LA HOAC LLAMA A EJERCER LA SOLIDARIDAD COMO “ÚNICA SALIDA” AL IMPACTO DE LA COVID-19

La HOAC llama a ejercer la solidaridad como “única salida” al impacto de la COVID-19

26 MARZO 2020 | POR 
Superada la emergencia sanitaria, “necesitamos reorientar el sentido de la sociedad y de la economía”.
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) ha hecho público un comunicado ante el impacto de la COVID-19 y sus “dramáticas consecuencias” que pone de manifiesto la importancia de “la comunión, la solidaridad, como única salida posible”. Una práctica que, en la dureza y los dramas de estos días, se está visibilizando de manera extraordinaria en multitud de personas, sean o no creyentes, que “ponen vida y capacidades al servicio de quienes lo necesitan; también hemos visto cómo la política en gran medida ha sido capaz de humanizarse y ponerse al servicio de las necesidades de las personas y del bien común”, apunta.



Necesidades urgentes

La dimensión socioeconómica de esta crisis es una de las grandes preocupaciones de este movimiento de la Iglesia que, aunque considera “positivas” las acciones del Gobierno orientadas a amortiguar el impacto y a proteger a empresas, autónomos y trabajadores, siguen estando “muy lejos aún de lo que es necesario”, según señala la HOAC.
Por ello, considera “una necesidad urgente” tres medidas: Garantizar recursos económicos para trabajadores y trabajadoras y sus familias, por no poder acceder a su empleo, “incluyendo en la solidaridad” con quienes “han sido excluidos de la economía formal”, sobreviven en condiciones muy precarias y de pobreza laboral y “no van a ser incluidas en ningún ERTE ni van a cobrar ninguna prestación de desempleo”. Una red de solidaridad imprescindible que se concreta en una renta básica para, “prioritariamente, quiénes más lo necesitan”. Una segunda medida estaría orientada a la puesta en marcha de “un mecanismo compensatorio para las personas y familias que no puedan pagar hipotecas o alquileres, que evite prácticas como los desahucios, “que atentan contra la dignidad humana”. Y por último, realizar exenciones fiscales para el sostenimiento y el relanzamiento de proyectos empresariales de pymes y autónomos “sin que ello suponga ninguna hipoteca ni endeudamientos futuros”. 



Reorientar la sociedad

Superada esta emergencia sanitaria, este movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos, plantea la necesidad de reorientar el sentido de la sociedad y la economía desde dos perspectivas: 
Fortalecer el Estado de bienestar y las políticas públicas que atienden el cuidado de la vida: la atención a la dependencia y de las personas mayores; la sanidad, sus profesionales y medios técnicos; los servicios sociales, con profesionales para responder a la pobreza y la exclusión; el derecho a la vivienda; las rentas mínimas de inserción, para que respondan realmente a su cometido; y a una política laboral más acorde a la dignidad de las personas. Las medidas de recortes, vaciamiento de los servicios públicos y de agresión al derecho laboral y al trabajo, impuestas en la última crisis quedan retratadas por injustas, innecesarias e inoperantes.
Revisar el papel de las instituciones financieras que gestionan el dinero: La banca privada, el Banco Central Europeo y del Banco de España. “Es un contrasentido otorgar a la banca privada el dinero de todos a interés cero, para que esta la banca lo preste a empresas y personas a un interés cuatro o cinco puntos mayor”, señala el comunicado. Por otro lado, la financiación que necesitan los Estados para satisfacer las necesidades de la ciudadanía “solo puede hacerlo una banca pública o legislando que los bancos centrales asuman esta función”.



Cultura de la solidaridad

Finalmente, este movimiento de Acción Católica especializada, se une al papa Francisco en su llamamiento a que, entre todos, contribuyamos a construir, concretar y extender, más allá de estas situaciones de excepcionalidad, “esa cultura de la solidaridad, del cuidado y de la acogida, contribuyendo a crear un mundo cada vez más humano” sobre todo con quiénes más sufren las consecuencias de esta situación.



 Comunicado 


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CARTA PASTORAL DE NUESTRO OBISPO ANTE LA SEMANA SANTA


Carta Pastoral de nuestro obispo ante la Semana Santa


Queridos diocesanos:

Ante una de las crisis más duras de cuantas ha padecido España, a causa de la pandemia del Covid-19, os escribo para compartir con vosotros el sentir de la Iglesia y el mío propio, unido a los sentimientos de los sacerdotes con los que estoy en comunicación en todo momento, y fortalecernos en la fe.
Quisiéramos estar más cerca que nunca de quienes peor lo están pasando —que, sin duda, son aquellas familias que sufren estos días la pérdida de un ser querido, acrecentado aún más si no han podido despedirse de ellos— y acompañarlas en su sufrimiento. Deseo expresar de igual modo mi comunión, y la de toda la diócesis, con nuestro abrazo y la oración constante por aquellos que más han sufrido, donde quiera que estén: desde los que han muerto o están en grave peligro de fallecer, a los familiares y amigos que les acompañan con cariño y profunda compasión.


Deseo expresar de igual modo mi comunión, y la de toda la diócesis, con nuestro abrazo y la oración constante por aquellos que más han sufrido, donde quiera que estén.
Rezamos también por los profesionales sanitarios, médicos, investigadores, enfermeros y personal de servicios auxiliares, administrativos y de limpieza. Igualmente a los agentes del orden público, militares, trabajadores en los suministros y alimentación, transporte, empresarios que contribuyen poniendo sus bienes y empresas grandes y pequeñas al servicio solidario del bien común,  voluntarios, etc. Sin olvidar a los que ayudan a los pobres en las parroquias o están disponibles para servir a los demás en sus domicilios. La pandemia estrecha nuestra unión y nos hace más agradecidos. Cualquier aplauso es poco para agradecer a cuantos nos sirven y se desviven por nosotros haciendo que pueda superarse esta crisis, asistiendo con desvelo a las personas, dando lo mejor de si mismos, aún con riesgo de su salud y de su vida, a veces heroicamente. A todos os acompañamos con nuestra plegaria constante y afecto sincero. 


Los caminos de Dios son misteriosos (Ecclo 11,5). Nos cuesta ver su voluntad en todo esto, aún reconociendo que la vida humana está jalonada de retos, luchas y combates donde se pone a prueba nuestro valor y nuestra fe, pero donde también crece nuestra unión con Dios y nuestra fraternidad, si hacemos nuestra la historia de la salvación. Ningún mal viene de Dios, al contrario, incluso del mal moral —que tiene su origen en los pecados de los hombres y que a veces tiene consecuencias en males físicos— Dios es capaz de sacar bienes. “Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio” (Rm 8,28). Nos encontramos en lo más profundo con el misterio del sufrimiento y de la muerte que encuentra su única respuesta en Cristo crucificado. La fragilidad y el dolor nos hermana entre nosotros y con Cristo sufriente que no deja de acompañar a su pueblo y de padecer con él, desvelando el amor del Padre que entregó a su Hijo para salvarnos. Recordemos en este momento la llamada del Señor —“venid a mi los cansados y agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11.28)— y a acudamos decididamente a Él.


Nos encontramos en lo más profundo con el misterio del sufrimiento y de la muerte que encuentra su única respuesta en Cristo crucificado.
La Cuaresma que estamos viviendo está resultando una dura prueba que puede llevarnos a la conversión en el seguimiento más radical de Cristo. La ceniza sobre nuestras cabezas con que se inició esta peregrinación hacia la vida, en la verdad de las cosas, nos recordaba la fugacidad de la existencia y la inconsistencia de todo lo nuestro, pero también que bajo ciertas cenizas de la amnesia de Dios contemporánea aún puede arder el rescoldo de una fe que, si prende de nuevo, hará que arda de amor nuestro corazón para dar luz y calor al mundo. Miremos de nuevo a Cristo que nos invita a profundizar en su amor y a cargar la cruz. Estoy comprobando que, en nuestro confinamiento cuaresmal, estamos reforzando la experiencia de la comunión de los santos y el firme soporte para nuestra fe de las devociones piadosas más arraigadas, como el Santo Rosario, el Via Crucis, la Liturgia de las Horas, la meditación de la Palabra de Dios. La oración es el lenguaje de la esperanza y esperanza en acción. Sentimos así la fortaleza de la fe y el vigor de la caridad. Además, la limosna que comparte lo nuestro, el ayuno y la privación de tantas cosas, y la oración continuada nos ayudan también a acompañar al prójimo en el sufrimiento, porque responde a la entrega que Cristo ha tenido con nosotros al padecer y morir en la cruz. Es la escuela donde se supera el individualismo, crece la solidaridad, la dependencia filial y el sentido de comunidad.


En nuestro confinamiento cuaresmal, estamos reforzando la experiencia de la comunión de los santos y el firme soporte para nuestra fe de las devociones piadosas más arraigadas, como el Santo Rosario, el Via Crucis, la Liturgia de las Horas, la meditación de la Palabra de Dios.
Han quedado patentes nuestros límites, nuestra fragilidad, que somos caducos y débiles. A la vista están las dificultades para muchas familias, especialmente para los ancianos, y para los más frágiles, pero el dolor, sin embargo, nos une más. “El sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor, para hacer nacer obras de amor al prójimo” (San Juan Pablo II, Salvifici Doloris 30).  Todo ello ha de ayudarnos a acrecentar entre nosotros las obras concretas de la caridad, como nos ha recordado el Papa Francisco.  Vivamos intensamente, en este momento crítico, la caridad entre nosotros en la convivencia del confinamiento domiciliario, con una especial solicitud por los cercanos y vecinos que necesiten consuelo y atención, cuidando especialmente a los enfermos. La dificultad del contacto físico requiere un especial amor creativo que invente nuevas formas de manifestar el amor, la cercanía y el apoyo afectivo que tantos necesitan, sobre todo con los que viven solos, ayudados por los medios tecnológicos actuales.  No olvidemos a los más necesitados, colaborando en lo posible para ayudar a los enfermos e indigentes. Seamos ejemplarmente dóciles y sacrificados cumpliendo rigurosamente las indicaciones cívicas y sanitarias dispuestas por las autoridades.


La dificultad del contacto físico requiere un especial amor creativo que invente nuevas formas de manifestar el amor, la cercanía y el apoyo afectivo que tantos necesitan, sobre todo con los que viven solos, ayudados por los medios tecnológicos actuales.
Vivamos ahora la Semana Santa acompañando a Cristo que sufre como Siervo de Dios para cargar con nuestros pecados y dolencias y para vencer la muerte en su triunfante Resurrección, por la que nos hace partícipes de la vida eterna.  En nuestra situación actual entendemos mejor su Pasión, el desprecio y la soledad que sufre el Señor, el abandono de los suyos, su entrega consciente y ejemplar para vivir amando con coherencia. Miremos a al Señor Crucificado, a quien otros años hemos contemplado piadosamente en las procesiones de nuestras calles, pero que ahora prolonga su doliente presencia entre nosotros en medio de los que sufren, y reclama nuestra ayuda como cireneos para soportar la cruz y sentir más que nunca a su lado su peso extenuante. “Me amó y se entregó por mi” (Gal 2,20). Son nuestros pecados los que le han crucificado. Él, sin embargo, cura nuestras heridas y nos responde con amor, abriendo un caudal de misericordia de donde brota la salvación del mundo.


En nuestra situación actual entendemos mejor su Pasión, el desprecio y la soledad que sufre el Señor, el abandono de los suyos, su entrega consciente y ejemplar para vivir amando con coherencia.
Os recomiendo seguir las celebraciones de Semana Santa por los medios de comunicación. Pero quisiera algo más: que el impedimento doloroso de no participar comunitariamente no nos impida orar profundamente unidos a toda la Iglesia que celebra el Misterio Pascual. Hacedlo desde vuestra casa con piedad, evitad toda distracción, venerad alguna imagen o estampa que tengáis de Cristo y de María. Siguiendo las indicaciones de la Santa Sede los sacerdotes —cada uno según su prudente criterio pastoral, pero siempre íntimamente unidos a vosotros— podrán celebrar, sin que el pueblo esté presente, en el templo, incluso la Misa en la Cena del Señor. Sintámonos fortalecidos como Iglesia. En las retransmisiones orad con devoción y responded a los sacerdotes como si estuvieseis allí mismo en la iglesia. Gracias a ellos, que os siguen acompañando muy de cerca, tendréis todo cuidado pastoral. Se lo he agradecido personalmente y seguirán pendientes de cuánto necesitéis. Aprovechemos este largo tiempo que hemos de compartir para leer juntos la Pasión del Señor, o para participar a través de los medios de todo aquello que nos adentre en lo que estamos celebrando.

Os recomiendo seguir las celebraciones de Semana Santa por los medios de comunicación. Pero quisiera algo más: que el impedimento doloroso de no participar comunitariamente no nos impida orar profundamente unidos a toda la Iglesia que celebra el Misterio Pascual. Hacedlo desde vuestra casa con piedad, evitad toda distracción, venerad alguna imagen o estampa que tengáis de Cristo y de María.
He tomado la decisión, después de valorarlo con los Vicarios y Arciprestes, de aplazar la Misa Crismal. Como sabéis se trata de una celebración eminentemente comunitaria que nos convoca a sacerdotes y fieles para celebrar que Cristo, el Ungido, nos hace participar de su vida a través de los sacramentos. Allí se consagran y bendicen los Santos Óleos y los sacerdotes renuevan sus promesas sacerdotales. Es uno de los momentos privilegiados de la liturgia de la Iglesia que experimenta de modo impresionante la fuerza de la Redención y la profundidad de la comunión que nos une más allá de nosotros, porque viene de Dios. Se trata de un encuentro gozoso en el que, como Pueblo Santo de Dios consagrado a Él, gozamos unidos a nuestros pastores que  renuevan entonces sus compromisos sacerdotales. Pues bien, cuando pase esta tribulación, nos reuniremos para dar gracias a Dios y vivirlo con la grandeza litúrgica y espiritual que merece, experimentando juntos de nuevo la presencia victoriosa del Resucitado.

Deseo de corazón que Cristo Resucitado nos llene de su luz para hacer su voluntad y seguir su camino. Os pido que intensifiquemos nuestra oración por los difuntos, por los enfermos, por el personal sanitario, por todos los servidores públicos; por los sacerdotes, consagrados, catequistas, familias y cuantos nos sostienen en la fe.
Deseo de corazón que Cristo Resucitado nos llene de su luz para hacer su voluntad y seguir su camino. Os pido que intensifiquemos nuestra oración por los difuntos, por los enfermos, por el personal sanitario, por todos los servidores públicos; por los sacerdotes, consagrados, catequistas, familias y cuantos nos sostienen en la fe.
Imploremos con toda Iglesia al Señor Crucificado y Resucitado para que la humanidad sea liberada del flagelo de esta pandemia, e invoquemos la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de la Misericordia y Salud de los Enfermos, Auxilio de los Cristianos, Abogada nuestra, para que socorra a la humanidad doliente y nos obtenga todo bien necesario para nuestra salvación y santificación.
+ Rafael, Obispo de Cádiz y Ceuta
En Cádiz a 27 de marzo de 2020



viernes, 27 de marzo de 2020

«VIDA NUEVA» REVISTA Nº 3.171 (del 28 de marzo al 03 de abril de 2020)


https://www.vidanuevadigital.com/sumario/revista-3171/


SUMARIO
Portada VN 3171

REVISTA Nº 3.171


NOTAS AL PIE

  • A esto se le llama fe. Por José Beltrán, director de Vida Nueva [leer]

EDITORIAL

  • Fraternidad de tú a tú ante el coronavirus [leer]

TRIBUNA

  • Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla: Fortaleza, virtud olvidada
  • Jesús Sánchez Camacho, periodista: Semana Santa 2020: tan virtual como real
  • Cristina Inogés, teóloga: Ser ‘cuerpo místico’ sin saberlo
  • José Lorenzo, redactor jefe de Vida Nueva: El frente está en el rellano [leer]

A FONDO

  • Santos del balcón de al lado [resumen]
    • Eva Contreras y Francisca Sánchez. Coordinadora y religiosa en el Hogar Santa Bárbara
    • Eloy Castelo, director del Sanatorio Marítimo de la Ordende San Juan de Dios
    • Miguel Ángel Millán, director de la Fundación Hospital Residencia San Camilo
    • Ana Bosch, coordinadora del Equipo de Visitas a los CIE de Pueblos Unidos en Madrid
    • Paco Álamos, responsable de Compromiso del movimiento especializado de la Acción Católica
  • Mi día a día ante el coronavirus
    • Pedro Sosa, médico y cantautor
    • Mateo González Alonso, salesiano y periodista
    • Familia Casanova-Morales, laicos escolapios
    • Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca
    • José Fernando Juan, maestro de Religión en el Colegio Amorós
  • Atilano Rodríguez: “Saldremos con todo a atender a la gente y que nadie quede atrás”
  • El Papa convoca un Padrenuestro global. … Y todo el planeta rezó: “Líbranos del mal”
  • De la explosión en América a la catástrofe para África

PLIEGO

  • Manuscrito de seda y hierro. Siete miradas desde Jerusalén [resumen]

IGLESIA EN ESPAÑA

  • La mística y la confesión oriental se citan en Ávila: “Santa Teresa saldría al encuentro del budismo”

VATICANO

  • Los laicos reciben ‘la llamada’

IGLESIA EN EL MUNDO

  • La Virgen suspende sus apariciones mensuales en Medjugorje
  • Homenaje virtual a Romero en los 40 años de su martirio
  • Sudán del Sur, batalla étnica también en las sacristías
  • Julián Carrón, reelegido como presidente de Comunión y Liberación
  • Asesinada en Gabón la religiosa de los ancianos pobres

CULTURAS

  • CULTURA: Cordero Místico: la ‘chapuza’ era el original
  • MÚSICA: Padrenuestro que estás en los pobres
  • DE PALABRA: Escáner bíblico, por Pedro Barrado. Orar en un tuit, por José María Rodríguez Olaizola, sj. Más listo que un profeta, por Mateo González
  • CINE EN CASA: El Hoyo: Comer o ser comido

LIBROS. EDICIÓN MENSUAL ESPECIAL

  • El libro del mes: ‘Misión y esperanza’, Ricardo Blázquez (Sal Terrae)
  • ‘Susurros de muerte y resurrección’, Mª Cristina Inogés Sanz (San Pablo)
  • ‘San Pablo y las mujeres’, Nuria Calduch-Benages (PPC)
  • Rafael Pardo: “En la felicidad, no hay gloria sin cruz”
  • El escaparate. Por Ángeles López
  • El libro de mi vida. Por Marga Mayordomo. Poeta y antropóloga
  • En mi mesilla de noche. Por Jesús Catalá
  • El marcapáginas. Por José Luis Celada

LA ÚLTIMA

  • Las parábolas. Por Francisco Vázquez




jueves, 26 de marzo de 2020

UNA OPORTUNIDAD PARA LEER A ORTEGA Y GASSET, por José Antonio Hernández Guerrero




Una oportunidad para leer a
Ortega y Gasset.




En contra de la frecuente invitación que nos hacen algunos críticos y profesores para que leamos muchos libros y sobre cualquier asunto, me permito decirles -estimados amigos- que, en mi opinión, es preferible que seleccionen con esmero las obras y, en segundo lugar, que las lean con atención, con parsimonia y reflexivamente, y, sobre todo, que lean los libros relacionados con sus intereses, los que tengan que ver con sus pensamientos, con sus sensaciones y con sus sentimientos o, en resumen, con sus vidas. Sí; lean esos que les aporten alimentos, medicinas o diversión. Teniendo en cuenta la brevedad de nuestras vidas, es indispensable que administremos hábilmente las tareas y los descansos. Este principio de economía vital me ha servido como criterio para valorar la oportunidad de este libro de José Ortega y Gasset titulado Meditaciones y publicado por Hermida Editores. Parto del supuesto de que todas las actividades humanas poseen una esencial dimensión temporal (Kant, Hegel, Husserl, Heidegger e, incluso, Lévinas). Por esta razón aplaudo la decisión de la Editorial Hermida de publicar esta cuidada selección de textos extraídos de la revista unipersonal orteguiana. Este libro de bolsillo es una herramienta útil que nos ayuda a interpretar, a valorar, a disfrutar y, en resumen, a vivir más conscientemente nuestras vidas.


En mi opinión, esta selección de pensamientos tomados de El Espectador resume acertadamente ese “desbordante caudal” de análisis con lo que Ortega nos explica “el porqué de las cosas” y nos muestra su clara voluntad de dirigirse a un público de “amigos de mirar”, su decisión expresa de conectar con nosotros, con los lectores a quienes nos interesan los asuntos importantes de la vida. Pero, además, es que, como declara Francisco Fuster, autor del imprescindible prólogo, este libro merece ser degustado por “la brillantez de una prosa excelsa y sensual, llena de metáforas sugerentes y de un vocabulario riquísimo, exuberante”.


En la actualidad -como en toda la historia de la humanidad- resultan especialmente agudas, por ejemplo, las reflexiones de Ortega sobre el peligro de la política que, concebida como “el pensamiento útil”, puede convertirse en el imperio de la mentira. Fíjense en la oportunidad que nos proporciona para que reflexionemos sobre la frecuencia con la que el “progreso” se identifica con las ideas de quienes, desde las diferentes opciones ideológicas, definen sus propuestas como “progresistas”, o para que nos percatemos cómo los “tradicionalistas”, más que reconocer el valor del pasado, se esfuerzan inútilmente para que siga siendo “el presente”, o cómo los frívolos piensan que el progreso humano consiste en acumular bienes o ideas en vez de ahondar en los “misterios cardinales” de la vida. A mi juicio, son especialmente importantes las consideraciones sobre la necesidad de mejorar nuestras destrezas de la lectura crítica y sobre el frecuente error en el que nosotros caemos cuando confundimos una reseña literaria con un panegírico entusiasta o con un apasionado aplauso. Fíjense, por ejemplo, en sus agudas elucubraciones sobre el placer estético, el bienestar, la felicidad, la bondad, la ternura y sobre el amor.


Tras esta consideración me permito proponer su lectura a los profesores y a los alumnos de las diferentes Ciencias Humanas y, por supuesto, a los escritores, periodistas y lectores que necesitan conceptos bien definidos como herramientas necesarias para descifrar, para interpretar y para valorar la realidad social, económica, política y cultural actual.


[ José Ortega y Gasset
Meditaciones
Edición de Francisco Fuster
Madrid, Hermida, Editores, 2020].


José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre las Claves del bienestar humano el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo. Actualmente, nos envía también una reseña semanal sobre libros de pensamiento cristiano, evangelización, catequesis y teología. Con la intención, de informar, de manera clara y sencilla, de temas y de pensamientos actuales, que gustosamente publicamos en nuestro “blog”.


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ORAR EN EL MUNDO OBRERO «5º. DOMINGO DE CUARESMA» CICLO “A” (29 DE MARZO DE 2020)


5º Domingo de Cuaresma (29 marzo 2020)

26 MARZO 2020 | POR 
Queridas amigas y amigos
desde nuestro retiro en el hogar:


Todo este camino de Cuaresma
es un camino de luces y sombras.

Hoy tienes un día ante ti
lleno de signos de
vida y de muerte.

¿Cuál va a ser
tu clave de lectura
ante esta realidad
que te rodea?

Distingue
los signos
que te rodean.

¿Cómo puedes
potenciar vida
a tu alrededor?

Determina
gestos
concretos.

Hazte el propósito de
ser transmisor de vida.

Y pídele a Jesús,
hermano y amigo,
que te comunique
la fuerza para ello:

Que sea Él quien
guíe tu mirada,
tu gesto,
tus manos,
tus pies a lo largo
de tu camino
en cada encuentro.

¡Hasta mañana en el altar!

Fernando Carlos Díaz Abajo
Consiliario General HOAC, y

Mª Ángeles Bayo Valderrama
Responsable de Organización
y Vida comunitaria


San Juan 11,1-45:
«Yo soy la resurrección y la vida».
A las puertas de la Semana Santa,
después de este camino de Cuaresma,
nos queda el último tramo del camino:
la Pasión y la Cruz.

Ya casi estamos.

Después la muerte provisoria,
y la Resurrección convocada.

Pero el tramo que queda
es el más difícil,
porque es el que pondrá
en cuestión toda nuestra fe.

Volveremos a la tentación:
la de abandonar.

Seguiremos esperando
solucionar los problemas del mundo
sin comprometer nuestra vida
ni tener que jugárnosla.

Solo si llegamos a la misma Cruz,
otearemos el sentido de la vida,
de la resurrección.

Tu empeño, guiado por el Espíritu,
ha de ser dejarte sostener por el amor,
a la vez que descubres tu vida
como siembra que ha de granar.

Para resucitar:
¿A qué has de morir?

¿Dónde te has de sembrar?

Vuelve a mirar tu proyecto de vida.

Concreta tu compromiso.

Accede a más oraciones aquí.

También en Issuu

https://issuu.com/hoac/docs

 

https://issuu.com/hoac/docs/5__domingo_cuaresma_2020 

 

https://www.hoac.es/wp-content/uploads/2020/03/5%C2%BA-Domingo-Cuaresma-2020.pdf 

 

https://www.hoac.es/2020/03/26/5o-domingo-de-cuaresma-29-marzo-2020/

 

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REZA: Ante esta pandemia del corona-virus:
reflexiona, ora, reza, se solidario, respetuoso y
RESPONSABLE con la salud propia y la de los demás.






lunes, 23 de marzo de 2020

UNA APASIONANTE HISTORIA BELLAMENTE CONTADA, por José Antonio Hernández Guerrero




Una apasionante historia
bellamente contada.




Como todos sabemos, la palabra más persuasiva es la que pronunciamos con la vida: nuestros comportamientos son más claros, más interesantes y más convincentes que los sonidos. El lenguaje oral y el escrito sirven, si acaso, para explicar los mensajes que dictamos con nuestras conductas. Este principio básico de la educación es aplicable en las relaciones familiares, docentes y pastorales. Esta es la razón por la que afirmo que el libro titulado La esclava indomable es un instrumento singularmente eficaz no sólo para preparar las homilías, las catequesis y las demás tareas pastorales, sino también para aprender y para disfrutar en nuestros ratos de ocio. ¿Por qué? Porque posee dos ingredientes que lo hacen especialmente valioso y atractivo. En primer lugar, por la apasionante historia que cuenta, y, en segundo lugar, por la manera bella de narrarla.


Bakhita es una santa sudanesa que, durante su infancia, fue secuestrada, vendida y torturada. Posteriormente fue acogida y adoptada en Italia, y, tras un regreso temporal a África, se incorporó como un miembro más en la familia de Iluminalo Chechini. Ingresó posteriormente en el Instituto de los catecúmenos de Venecia y, tras su fallecimiento, fue canonizada por San Juan Pablo II en el año 2.000.


En segundo lugar, en mi opinión, el valor de este libro estriba en la belleza de su lenguaje. Con su manera sencilla, clara y hermosa de contarnos esta vida ejemplar, pone de manifiesto cómo la literatura -la buena literatura- nos proporciona una nueva visión de las cosas y, por lo tanto puede cambiar la vida de los escritores y la de los lectores, haciéndonos sentir distintas sensaciones y emociones, y proporcionándonos unas ideas diferentes: podemos afirmar que nos puede ayudar a crecer, a mejorar como personas y a ser más humanos y más buenos. La lectura de este libro puede ser un estímulo contra la apatía y un recurso contra el aburrimiento, una defensa contra el miedo que nos produce el paso irrevocable del tiempo y una invitación para que vivamos plenamente cada uno de los intensos segundos que componen nuestra existencia. Ya verán -estimados amigos- cómo nos sirve para vincular el tiempo a la eternidad, a la fe, a la esperanza de una vida que, alimentada por el amor, nos redime de la tiranía del tiempo: creer, esperar y amar es empezar a vivir otra vida o, mejor, adelantar la otra vida.


La lectura de la vida heroica de La esclava indomable, además de hacernos más conscientes de la importancia trascendental de nuestra existencia y del significado hondo de cada una de nuestras acciones nos puede arrancar, al menos, unos gratificantes sentimientos de alegría y de gratitud que suavice, alivie y, a lo mejor, cure los ineludibles sufrimientos y dolores que, a veces, comporta la vida. Obras como estas nos estimulan para que pensemos, para que leamos, para que interpretemos y para que vivamos de una manera plena la vida. Este libro -auténtico, transparente y luminoso- nos estimula para para que nos recreemos en el doble sentido de esta palabra, y, sobre todo, para que, entregándonos al Amor, vivamos la vida de una manera más lúcida y más honda. Tengo la seguridad de que, a los que lean detenida y plácidamente estos relatos bellos, amenos y sencillos, les proporcionará una intensa luz capaz de iluminar sus propias vidas.


[Hervé Roullet
La esclava indomable
Madrid, Rialp, 2019].



José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre las Claves del bienestar humano el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo. Actualmente, nos envía también una reseña semanal sobre libros de pensamiento cristiano, evangelización, catequesis y teología. Con la intención, de informar, de manera clara y sencilla, de temas y de pensamientos actuales, que gustosamente publicamos en nuestro “blog”.



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YO ME QUEDO EN CASA, LA ORACIÓN DE LA CUARENTENA


“También esto,
me lo enseñaste Tú
viviendo,
obediente al Padre,
durante treinta años
en la casa de Nazaret
esperando
la gran misión”


¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y caigo en la cuenta
de que, también esto,
me lo enseñaste Tú
viviendo, obediente al Padre,
durante treinta años
en la casa de Nazaret
esperando la gran misión.

¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y en la carpintería de José,
tu custodio y el mío,
aprendo a trabajar, a obedecer,
para lijar las asperezas de mi vida
y preparar una obra de arte para Ti.

¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y sé que no estoy solo
porque María, como cada madre,
está ahí detrás haciendo las tareas de casa
y preparando la comida para nosotros,
todos familia de Dios.

¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y responsablemente lo hago por mí bien,
por la salud de mi ciudad, de mis seres queridos,
y por el bien de mi hermano, el que Tú
has puesto a mi lado pidiéndome
que vele por él en el jardín de la vida.

¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y, en el silencio de Nazaret,
trato de orar, de leer,
de estudiar, de meditar, y ser útil
con pequeños trabajos
para hacer más bella
y acogedora nuestra casa.

¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y por la mañana Te doy gracias
por el nuevo día que me concedes,
tratando de no estropearlo,
de acogerlo con asombro
como un regalo y
una sorpresa de Pascua.

¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y a mediodía recibiré de nuevo
el saludo del Ángel,
me haré siervo por amor,
en comunión Contigo
que te hiciste carne
para habitar en medio de nosotros;
y, cansado por el viaje, Te encontraré
sediento junto al pozo de Jacob,
y ávido de amor sobre la Cruz.

¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y si al atardecer me atenaza
un poco de melancolía,
te invocaré como
los discípulos de Emaús:

“Quédate con nosotros,
porque atardece
y el día va de caída”.

¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y en la noche, en comunión orante
con tantos enfermos y personas solas,
esperaré la aurora para volver
a cantar tu misericordia
y decir a todos que,
en las tempestades,
Tú eres mi refugio.

¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y no me siento solo
ni abandonado,
porque Tú me dijiste:
“Yo estoy con vosotros
todos los días”.

Sí, y sobre todo en estos días
de desamparo, Señor,
en los que, si mi presencia
no es necesaria,
alcanzaré a todos con
las únicas alas de la plegaria.

Amén.

Traducido al español
de la
oración original en italiano
realizada por monseñor
Giuseppe Giudice,
obispo de Nocera Inferiore (Italia)