Justicia y Paz denuncia la cultura de la muerte que hay detrás de la política migratoria europea y española que cada año se cobra miles de vidas.
Los gravísimos sucesos acontecidos durante el día de ayer (24 de junio de 2022) en el puesto fronterizo de la valla de Melilla en el que los muertos ya se cuentan por decenas y los heridos por centenares no deben calificarse como un episodio más en la gestión de flujos migratorios en el que se asume como normal la represión con extrema dureza por parte de fuerzas policiales, en el que se practican devoluciones en caliente y en el que se intenta desviar la atención de la opinión pública poniendo el énfasis en actuaciones de tipo violento que puedan haberse producido por parte de algunos migrantes sin entrar en las causas profundas que provocan la desesperación de millones de personas que no ven otra solución que entrar a Europa para poder tener un futuro digno.
No debe obviarse que la guerra, el hambre y las persecuciones están detrás de todas y cada una de las historias de las personas que salen de sus países. Tampoco debe obviarse que todos los países de la Unión Europea, además de los países en tránsito son signatarios de la Convención de Ginebra sobre el estatuto de los refugiados que obliga a los estados miembros a proporcionar protección a aquellas personas "que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no puedan o, a causa de dichos temores, no quieran acogerse a la protección de su país".
La política migratoria de la Unión Europea, a través de sus distintos instrumentos de control fronterizo, entre los que se encuentran el refuerzo de las fronteras terrestres y marítimas, los acuerdos de readmisión y la externalización de la gestión de los flujos a países como Marruecos, Libia, Egipto o Turquía, con un más que dudoso historial en materia de protección de derechos humanos, no hacen sino hacer de las rutas migratorias trampas mortales que cada año se cobran miles de vidas. Normalizando así una cultura de la muerte de las que son cómplices los Estados miembros
Comisión General Justicia y Paz
Indignación moral
ante las muertes en la frontera de Melilla
Jose Luis Palacios #EstáPasando
La muerte de 37 personas migrantes –podrían ser más–, en la frontera sur de Melilla ha provocado manifestaciones y gestos espontáneos de dolor, indignación y solidaridad en varias ciudades de España, a las que han acudido activistas por los derechos humanos, entidades eclesiales, incluidas varias organizaciones diocesanas de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), e infinidad de personas indignadas.
El trato inhumano de las autoridades de un lado y otro de la frontera a personas que sueñan con llegar a Europa ha encontrado una verdadera reacción moral en personas y organizaciones que se rebelan ante tanta indecencia e inmoralidad.
Conviene caer en la cuenta de que los lamentables sucesos ocurridos en la frontera sur son el reflejo de “situaciones estructurales, no hechos puntuales y aislados”, como ha denunciado la HOAC, repetidamente, de la “negación constante de derechos humanos fundamentales” que se sigue produciendo en Canarias, convertida en una especie de cárcel para quienes llegan en pateras, en los CIE y, como no, en los muros de Ceuta y Melilla.
“Como sociedad no queremos mirar cara a cara esta realidad. Los gobiernos no las afrontan y la indiferencia social es muy grande. A veces hasta culpabilizamos a las víctimas y algunos las utilizan para extender su discurso del odio y obtener réditos partidistas”, señala la HOAC en uno de sus editoriales en Noticias Obreras, que también pone el foco en trabajadores y trabajadoras migrantes que son utilizados indecentemente para obtener beneficios, “como si fueran cosas de usar y tirar”, “como si no hubiera legislación laboral”.
Como sociedad, dice el papa Francisco, estamos afectados por “una pérdida de ese sentido de la responsabilidad fraterna sobre el que se basa toda sociedad civil” (FT 40). Y así, “los migrantes no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona (…) Nunca se dirá que no son humanos pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos” (FT 39).
“Apenas hay una señal más eficaz para medir la verdadera estatura democrática de una nación moderna que el comportamiento que muestra para con los inmigrados”, nos recordó en su visita a España en 1982, san Juan Pablo II. De nuevo, es hora de preguntarse “¿cuál es, entonces, nuestra “estatura democrática”?
Cultura de la muerte
Los vergonzantes hechos ocurridos en el dispositivo fronterizo de Melilla ejemplifican, según ha denunciado Justicia y Paz “la cultura de la muerte que hay detrás de la política migratoria europea y española que cada año se cobra miles de vidas”.
Para esta organización cristiana se trata de “un episodio más en la gestión de flujos migratorios en el que se asume como normal la represión con extrema dureza por parte de fuerzas policiales, en el que se practican devoluciones en caliente y en el que se intenta desviar la atención de la opinión pública poniendo el énfasis en actuaciones de tipo violento que puedan haberse producido por parte de algunos migrantes sin entrar en las causas profundas que provocan la desesperación de millones de personas que no ven otra solución que entrar a Europa para poder tener un futuro digno”.
“Lo ocurrido en la frontera de Melilla nos llena de dolor e indignación ¿Dónde están los derechos humanos? ¿Hasta cuando tanta barbarie?”, se preguntan en la HOAC de Málaga a través de un tuit. “Nuestros hermanos y hermanas hoy mueren en la frontera. En el nombre de Dios, ¡cese la represión!”, exhortaban en la misma red social, previamente a la concentración de Valencia, la HOAC diocesana. “El racismo institucional mata”, denunciaban las trabajadoras y los trabajadores cristianos en la concentración de Barcelona.
Próximas movilizaciones
La dureza del drama en la frontera sur y su respuesta políticas está provocando la convocatoria de nuevas concentraciones de solidaridad y de protesta. El 28 de junio, en Alicante y en Burgos; el 29 de junio, en Murcia o el 1 de julio son algunas de las fechas que se están moviendo por las redes sociales.
Redactor jefe de Noticias Obreras
SOBRE LOS TERRIBLES SUCESOS QUE SE HAN PRODUCIDO EN LA VALLA DE MELILLA, por Juan Cejudo
Son terribles las imágenes que estos días nos han llegado sobre las muertes de inmigrantes en la valla de Melilla.
Desde este modesto blog no quiero permanecer callado a nivel personal, aunque colectivos a los que pertenezco, como MOCEOP y CCP están estos días terminando de perfilar comunicados para denunciar semejantes hechos y participando en las movilizaciones que se están produciendo en numerosos puntos de España.
Me parece una monstruosidad los vídeos e imágenes que ONGS que trabajan sobre el terreno, han difundido. Son una vergüenza. Hay que exigir, como dicen muchos colectivos una investigación independiente que dirima responsabilidades en Marruecos y en España.
Los acuerdos entre Marruecos y España sobre el Sáhara no pueden servir como contrapartida para que Marruecos actúe como gendarme para frenar la llegada a España de personas que viven una situación desesperada. La mayoría de las víctimas eran sudanesas, un país que lleva en guerra hace muchos años. Huyen de la guerra, de la miseria, del hambre. Están desesperados. Han tenido que atravesar media África para llegar hasta Melilla. Vienen exhaustos.
Las políticas migratorias de la U.E son nefastas desde el punto de vista humanitario. La U.E. paga a países fronterizos para que tomen duras represalias a quienes intenten llegar a Europa actuando en contra de los más elementales Derechos Humanos y la Convención de Ginebra firmado por todos los países miembros que les obliga a proteger a aquellas personas: "que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no puedan o, a causa de dichos temores, no quieran acogerse a la protección de su país".
Hemos acogido y estamos acogiendo de modo muy generoso a los inmigrantes ucranianos que están sometidos a una guerra. Pero la mayoría de africanos que intentaban llegar a Melilla también venían huyendo de una cruel guerra que dura años en Sudán y otros países. No podemos hacer discriminaciones entre un tipo de inmigrantes y otros por el color de su piel o por su grado de pobreza.
El buen Papa Francisco insiste una y otra vez en la necesidad de construir un mundo donde pueda reinar la amistad social y la fraternidad. Así lo viene expresando cada año en su mensaje anual con motivo del día del inmigrante y especialmente en la encíclica Fratelli Tutti, cuando dice:
“...nos corresponde respetar el derecho de todo
ser humano de encontrar un lugar donde pueda
no solamente satisfacer sus necesidades básicas
y las de su familia, sino también
realizarse integralmente como persona.
Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes
que llegan pueden resumirse en cuatro verbos:
acoger, proteger, promover e integrar”.
(Fratelli tutti. 129)
Por mucho que quieran intentar poner puertas al
mar no podrán detenerlo.
No se podrá frenar la inmigración con represión
salvaje, sino con medidas que faciliten el
desarrollo de los pueblos en sus países y
mientras tanto, abriendo corredores humanitarios
para facilitar una emigración legal para cuantos
luchan por sobrevivir ellos y sus familias
buscando en otros países lo que en el suyo no
tienen.
La guerra de Ucrania y sus consecuencias, con la
subida de precios de la energía y los alimentos y
la anunciada escasez de éstos, machaca aún más
a los países más empobrecidos a los que sólo
vamos para extirparles sus riquezas de materias
primas.
Esperemos que estas imágenes nunca más
tengamos que volver a verlas.
MOCEOP (MOVIMIENTO POR EL CELIBATO OPCIONAL)
ANTE LOS SUCESOS EN LA VALLA DE MELILLA
Las noticias que nos llegan de Melilla nos
sobrecogen. Decenas de inmigrantes muertos, al parecer aplastados por la
multitud, decenas y decenas de heridos y un uso absolutamente desproporcionado
de la violencia, según cuentan las ONGS que trabajan sobre el terreno, que lo
han atestiguado con vídeos y fotos que corren por las redes sociales..
Queremos condenar firmemente estos hechos,
hacemos llegar desde aquí nuestro dolor a las familias de las víctimas y
deseamos el restablecimiento de todos los heridos. Junto a otras muchas
organizaciones, exigimos se lleve a cabo una investigación imparcial de lo
sucedido en Marruecos y en España y se depuren las responsabilidades que correspondan.
Es gravísimo lo sucedido. No son “negros” ni
“africanos” los que han muerto, como
muchos despectivamente los llaman, son seres humanos como nosotros y no pueden
recibir ese trato tan cruel, violento e injusto.
España y Marruecos han llegado a un acuerdo
diplomático sobre el Sáhara, pero no puede ser a costa de reprimir
violentamente a quienes, desesperadamente, buscan llegar a Europa para poder
sobrevivir a las guerras (la mayoría al parecer eran de Sudán), del hambre y de
la miseria.
Hay que encontrar vías adecuadas para que las personas puedan circular con libertad, facilitando, como viene insistiendo Francisco- especialmente en la Fratelli tutti y en sus mensajes anuales en el día internacional del inmigrante- corredores humanitarios que puedan acoger a inmigrantes y refugiados para que puedan llevar una vida digna.
“...nos corresponde respetar el derecho de todo ser humano de encontrar un lugar donde pueda no solamente satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, sino también realizarse integralmente como persona. Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes que llegan pueden resumirse en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar”. (Fratelli tutti. 129)
Debemos ser conscientes de la gravedad de lo
sucedido en la frontera entre Marruecos y Melilla.
Denunciamos las políticas migratorias de la
U.E, claramente discriminatorias y la violencia que se ejerce contra estas
personas, que van en contra de los Derechos Humanos más elementales.
Como seres humanos y como creyentes pensamos que todos los seres
humanos tenemos los mismos derechos y debemos ser tratados por igual. Nos
parece muy bien la acogida que Europa está teniendo con los ucranianos y
ucranianas, pero pensamos que no debe haber inmigrantes de primera, de segunda
o de tercera categoría, sino tener la misma capacidad de acogida con todos por igual. Somos hijos todos de un
mismo Padre.
28 DE JUNIO DE 2022
EL GRUPO CRISTIANO DE REFLEXIÓN - ACCIÓN DE LA
BAHÍA DE CÁDIZ EN CONTRA DE LA VIOLENCIA CONTRA LOS INMIGRANTES EN LA VALLA DE
MELILLA.
Desde el Grupo Cristiano de Reflexión-Acción
de la Bahía de Cádiz queremos unir nuestras voces a la de tantos y tantos colectivos
y organizaciones de todo tipo que estos días están alzando su voz para
protestar por las violentas muertes que se han producido en la valla de Melilla
en la que han fallecido decenas de personas y otras muchas más han resultado
heridas.
Desde aquí nuestras condolencias con los
familiares de los fallecidos y nuestros deseos de pronta recuperación de los
heridos. Exigimos una investigación imparcial de lo sucedido y que se diriman las responsabilidades que correspondan
a los responsables de España y en Marruecos.
La Unión Europea y España en particular están
más obsesionados en que los inmigrantes no lleguen a sus fronteras que en
favorecer cauces legales para que personas que huyen de la guerra, del hambre y
de la miseria puedan ser acogidas con la
solicitud y cordialidad que se merecen como seres humanos que viven ellos y sus
familias en extrema situación de vulnerabilidad.
Recordamos las palabras del buen Papa
Francisco, quien en sus discursos anuales del día del inmigrante y
especialmente en la encíclica Fratelli Tutti nos ilumina cómo debe ser el
comportamiento con estos hermanos nuestros.
Así en su mensaje con motivo de la 108 Jornada
mundial del emigrante y el refugiado de 2022 animaba a "la
inclusión de las personas más vulnerables en la sociedad como condición
necesaria para obtener la plena ciudadanía",
Y en la encíclica Fratelli Tutti:
“...hay que incrementar y simplificar la
concesión de visados, adoptar programas de patrocinio privado y comunitario,
abrir corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables, ofrecer un
alojamiento adecuado y decoroso, garantizar la seguridad personal y el acceso a
los servicios básicos, asegurar una adecuada asistencia consular, el derecho a
tener siempre consigo los documentos personales de identidad, un acceso
equitativo a la justicia, la posibilidad de abrir cuentas bancarias y la
garantía de lo básico para la subsistencia vital, darles libertad de movimiento
y la posibilidad de trabajar, proteger a los menores de edad y asegurarles el
acceso regular a la educación, prever programas de custodia temporal o de
acogida, garantizar la libertad religiosa, promover su inserción social,
favorecer la reagrupación familiar y preparar a las comunidades locales para
los procesos integrativos” (Fratelli
tutti, 130).
Nos parece muy bien la cogida que se le está
haciendo a los ucranianos, pero creemos que todos los inmigrantes deben recibir
el mismo trato, sin discriminación entre unos y otros por el color de su piel o
por la pobreza de unos y otros.
Sólo un mundo basado en la amistad social y la
fraternidad será posible. Los recientes acuerdos de España y Marruecos sobre el
Sáhara no pueden ser una ocasión para que Marruecos actúe como gendarme con
violencia contra las personas que intentan llegar a España. Estas actitudes
chocan de lleno contra los más elementales Derechos Humanos que España y
Marruecos deben respetar.
Bahía de Cádiz 28 de Junio de 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes enviar tu comentario a: