Adviento Navidad 2022
Queridas y queridos hermanos:
Llega de nuevo
el tiempo de Adviento,
y llegará la Navidad.
Volverá a resonar
en nuestra vida
un mensaje
de esperanza.
Somos invitados al gozo
de la esperanza cumplida,
porque Dios
está con nosotros,
nacido de María,
a las afueras,
hecho un niño pequeño
necesitado de
la ternura que nos trae.
Somos
invitados
a la alegría.
Que la oración
nos ayude
en este tiempo
a vivir la esperanza,
y a vivir la alegría.
Un abrazo en Cristo Obrero y
¡hasta mañana en el altar!
Fernando Carlos Díaz Abajo
Consiliario General HOAC, y
Mª Ángeles Bayo Valderrama
Responsable de Organización
y Vida comunitaria.
Del evangelio según
san Mateo 24,37-44.-
«Estad en vela».
Necesitamos no conformarnos,
buscar unidos a otros creyentes
y a no creyentes
un mundo más humano,
animados por la convicción
de que no hemos perdido irremediablemente
la capacidad de amar y de construir comunión,
y por la fe en que el Espíritu de Dios
sigue actuando en la historia y
en el corazón de cada persona.
Necesitamos poner sensatez
en medio de la locura
y hacer luz en medio
de la oscuridad.
La esperanza
se aprende viviéndola,
en la familia,
en la comunidad,
en el equipo,
en la Iglesia,
en las organizaciones,
en la vida política,
en el trabajo,
en la vida.
¿Qué necesito contemplar
en mi proyecto de vida
para ser testigo de esperanza
en mis ambientes?
Desde la oración concreto
algún compromiso
que me ayude.
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TIEMPO
DE ADVIENTO (Ciclo ‘A’)
Primera Semana de Adviento
Del 27 de noviembre al 03 de diciembre de 2022.
Primer
domingo del Adviento de nuestro Señor Jesucristo; en este tiempo se recuerda la
primera venida del Hijo de Dios a los hombres y se espera, a la vez, su segunda
venida al final de los tiempos (elog. del Martirologio Romano).
- Salmo 121: R./ Vamos alegres a la casa del Señor.
- Romanos 13,11-14a: Nuestra salvación está más cerca.
El
Adviento es un tiempo de alegre esperanza ante la venida del Señor. Al mismo tiempo que nos preparamos para
preparar su primera venida, miramos hacia su última venida en gloria y majestad
al fin de los tiempos. En este primer
domingo los textos litúrgicos subrayan este segundo aspecto. Nuestra salvación está cerca, nos dice san
Pablo, una salvación en el reino eterno de Dios a la que están llamados todos
los pueblos (1 Lect). Debemos estar en
vela para estar preparados ante la venida del Señor, pues no sabemos el día ni
la hora (Ev). Una preparación que nos lleva
a dejar las obras del pecado y a vivir la luz del Evangelio.
Del Evangelio según
san Mateo 24,37-44.
“Estad en vela para estar preparados”.
Dijo Jesús a sus discípulos: -“Cuando
venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y
se casaba, y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos;
lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis
qué día vendrá vuestro Señor. Por eso,
estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el
Hijo del hombre”.
COMENTARIO
Si la Palabra de Dios nos habla
constantemente de la venida del Salvador, nosotros debemos "abrir las puertas
al Redentor" y vivir bajo la luz del Evangelio con alegría y autenticidad. El Adviento nos invita a vivir nuestra vida
cristiana, no como mero recuerdo de algo "pasado" ni como la
esperanza de algo "por venir", sino como "acogida actual"
del Señor y compromiso de ofrecer al mundo un servicio de Salvación.
ORACIÓN
Vuelve Señor para que nuestra miseria encuentre comprensión, vuelve para que nuestra pobreza encuentre tu riqueza, ven para que nuestra senda encuentre el camino de la vida, ven para que nuestras lágrimas encuentren tu sonrisa. Ven y muéstranos el camino de la Salvación, ven y traernos la luz; ven al mundo de los hombres-mujeres; ven y quema nuestros pecados defiéndenos con tu brazo poderoso, renuévanos, ven a salvar a los hombres-mujeres que creaste haciéndonos libres, alegres, solidarios, libres de los mitos de la carne, de la seducción del dinero, ven y quédate con nosotros. Haz señor que estemos vigilantes esperando tu venida.
Del Evangelio de san Mateo 8,5-11.
“Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos”.
Un centurión se le acercó a Jesús rogándole: -"Señor,
tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho". Jesús le contestó: -"Voy yo a
curarlo". El centurión le replicó: -"Señor,
no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado
quedará sano. Porque yo tengo soldados a
mis órdenes; y le digo a uno: ‘Ve’, y va; al otro: ‘Ven’, y viene; a mi criado:
‘Haz esto’, y lo hace". Al oírlo,
Jesús dijo: -"Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta
fe".
COMENTARIO
La expresión del centurión es admirable: “Una palabra tuya
bastará”. Y lo justifica: Tal como él
manda a los soldados, así cree que Jesús tiene a sus órdenes un poder invisible
que actúa en el mundo. Para que la
palabra pueda alcanzarnos, el corazón debe estar abierto a la voz de Dios y
dispuesto a creer.
ORACIÓN
Señor, ¿quién soy yo para pedirte que entres bajo mi techo?. Una palabra tuya me basta; una palabra que me sane, que me reanime de nuevo, que me de firmeza en la fe, fortaleza en la dificultad, generosidad en el servicio. Bendito seas Señor Jesús que vienes a nuestro encuentro, trayéndonos nueva esperanza, nuevas posibilidades de plenitud humana. Bendito seas Señor Jesús que vienes a nuestro encuentro.
Del Evangelio de san Lucas 10,21-24.
“Jesús, lleno de alegría en el Espíritu Santo”.
En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: -“Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.
COMENTARIO
El Reino de Dios, un reino para “los sencillos, para los pobres, para los humildes, para los que buscan a Dios como base de su vida”. Cuando decidimos aceptar a Jesús como Salvador, experimentamos el fruto de su presencia en nosotros tal como dice en este pasaje del Evangelio. Este Adviento es una oportunidad que se nos brinda para acercarnos a Jesús con nuestra pobreza y sencillez de corazón y él nos colmará con sus dones. Así se lo pedimos hoy.
ORACIÓN
Enséñanos Señor a hacer crecer la esperanza de tu vida nueva, anímanos a entregar nuestras vidas para la construcción del Reino. Es tiempo de espera, de alegría activa y fecunda, comprometida por la vida de los que nos rodean. Es tiempo de donación y compromiso efectivo. Ayúdanos Señor, a escuchar tu Palabra, a practicar sin descanso el Evangelio, ayúdanos a vivir solidarios con los que sufren, ayúdanos Señor, a cantar al mundo entero tu Presencia. Amén.
Fiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de
Pedro y pescador como él. Fue el primero
de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al
Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de
Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue
crucificado en Patrás. La Iglesia de
Constantinopla lo venera como muy insigne patrono (elog. del Martirologio
Romano).
Del Evangelio de san Mateo 4,18-22.
“Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”.
Pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llamó Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: -“Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
COMENTARIO
Cristo es el que llama, el que elige. La llamada destaca que son hermanos para que vivan la fraternidad y les confía la misión de ser anunciadores de Evangelio y salvación. Solo en el seguimiento de Jesús se aprende que Él es el Señor, el Salvador. Pero seguir a Jesús exige dejar las redes… porque sin dejar nuestras cosas no podemos seguirle a Él. En la vida de San Andrés podemos aprender a seguir a Jesús en comunidad y fraternidad.
ORACIÓN
Ayúdanos, Señor, a dejar las redes de la ambición, del negocio, las redes que nos enredan en el egoísmo o el miedo. Haz que los afanes de la vida no nos impidan escuchar tu llamada para seguirte y sacar a los hombres de sus propios enredos. Que con tu ayuda redescubramos la fraternidad, la comunidad, la Buena nueva del Evangelio. Quiero Señor que mi respuesta a tu llamada sea inmediata como la de San Andrés, y quiero con fe esperar la gloria que nos preparas, en tu mesa de amor eterno. Amén.
Del Evangelio de san Mateo 7,21.24-27.
“El que hace la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos”.
Dijo
Jesús a sus discípulos: —«El que escucha estas palabras mías y las pone en
práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos,
soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque
estaba cimentada sobre roca. El que
escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre
necio que edificó su casa sobre arena.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y se hundió
totalmente».
COMENTARIO
Jesús
dice palabras de vida que hay que escuchar y cumplir, por eso afirma: No todo
el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino
el que cumple la voluntad de mi Padre.
El hombre, la sociedad, que se funda en la Palabra de Jesús no perecerá
nunca porque está basada en valores firmes e imperecederos. Jesús es la roca perpetua. Y por la fe en Cristo-Jesús nos hacemos
firmes e invencibles, a pesar de los vientos contrarios que soplen sobre
nuestras vidas. Es preciso acoger la
Palabra de Jesús con fe y practicarla con decisión y alegría.
ORACIÓN
Tú construyes sólidamente la paz Señor, para quienes confían en Ti. Te pedimos por los responsables de la paz entre los pueblos, para que construyan el futuro sobre la roca de la justicia; por los que poseen los bienes de este mundo, para que abran a todos las puertas del bienestar; por los cristianos que invocan tu nombre, para que traduzcan su fe en actos de amor y de solidaridad con los más pobres. Señor quiero cimentar mi casa en Ti porque todo lo humano se derrumba. Quiero construir sobre la esperanza de tu amor sobre la roca de tu corazón. Señor, quiero construir sobre la esperanza de tu amor, sobre la roca de tu corazón.
Del Evangelio de san Mateo 9,27-31.
“Jesús cura a dos ciegos que creen en Él”.
Dos
ciegos seguían a Jesús, gritando: -"Ten compasión de nosotros, hijo de
David". Al llegar a la casa se le
acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: -"¿Creéis que puedo
hacerlo?". Contestaron: -"Sí,
Señor". Entonces les tocó los ojos,
diciendo: -"Que os suceda conforme a vuestra fe". Y se les abrieron los ojos.
COMENTARIO
Hay
dos modos de comunicar lo que tenemos dentro: Con las palabras y con el
comportamiento. Al que está triste, se
le nota en la cara; y lo mismo al alegre.
Quien verdaderamente vive la vida espiritual tiene a menudo bellas y
consoladoras experiencias. Pero no es
apropiado que hable de ellas, sobre todo en nuestra sociedad; es mucho mejor
que su paz se transparente por su comportamiento. Los creyentes tienen que ejercer en todo
momento este tipo de predicación, que abre los ojos al ciego en la fe.
ORACIÓN
Oh Dios que tomas partido por el débil, te suplicamos, que abras nuestros ojos para ver la miseria de los hombres y transformes nuestro corazón, a fin de que dando testimonio de tu justicia seamos artífices de un mundo nuevo en el que brille luz para siempre. Y que nuestro testimonio creyente transparente, nuestra íntima experiencia de fe. "Ten compasión de nosotros, hijo de David".
Del Evangelio de san Mateo 9,35-10,1.5a.6-8.
“Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas”.
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Les decía: -“Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”.
COMENTARIO
El Evangelio nos muestra a Dios, en Jesús, abierto a las necesidades de salvación de los hombres. Dios sabe que necesitamos salvación. Pero Dios ha querido necesitar manos de hombres y mujeres para hacer su obra de salvación, para hacerse presente, para poner en marcha los signos del reino... En esta tarea no nos deja solos, nos da GRATIS su autoridad para curar y expulsar espíritus inmundos. Tomemos conciencia de la gratuidad de la salvación y preguntémonos: ¿Qué damos gratis en nuestra vida ahora? Prepara los caminos del Señor para recibir y anunciar gratis la salvación.
ORACIÓN
Que allanemos los senderos
intransitables de nuestra convivencia. Que
rebajemos las cimas de nuestra soberbia y nuestro orgullo. Que enderecemos las torceduras y los entuertos
de nuestra conducta; para recibir gratis al Salvador y gratis anunciar la
salvación. Que elevemos los valles de
nuestras depresiones y pesimismos. Que igualemos las desigualdades injustas de nuestra vida social. Sólo así podrá llegar Jesús, y todos veremos
tu Salvación. Que así sea.
LECTURA DE LA PALABRA
EN CLIMA DE ORACIÓN
1. Hago silencio, exterior e interior.
Estoy
en la presencia del Señor
Contemplo a Dios que me quiere, me acoge, me escucha, me habla.
2. Petición:
«Humildemente te pido, a ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda luz, que, meditando fielmente tu Palabra, viva siempre en tu claridad. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor».
3. Palabra de Dios:
Leo tranquila y detenidamente el texto evangélico para hoy, en comunión con toda la Iglesia. Me fijo bien en todos los detalles.
4. Ante la Palabra leída:
Ø
¿Qué dice este
texto? (Lectura
honda: circunstancias, actitudes…).
Ø ¿Qué me dice a mí, personalmente? (Meditación).
Ø Desde esto, ¿qué te digo yo ahora, Señor? (Oración).
Ø
¡Quiero
identificarme contigo, Señor!. ¿Qué
hacer?.
(Contemplación, iluminación de mi vida concreta).
5. Oración:
Hay una oración-reflexión propia de cada día, como inicio de respuesta
al texto evangélico. Al final puede
añadirse la siguiente:
«Gracias, Señor, por tu presencia y tu cercanía en este rato de oración; y por la luz y la fuerza que me has dado. Ayúdame a vivir según tu voluntad y sirviendo siempre a mis hermanos/as. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor».
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