PÁGINAS COMPLEMENTARIAS

martes, 27 de febrero de 2024

«RETIRO DIOCESANO DE CUARESMA»: En Cádiz. Parroquia de San Francisco Javier. Avenida Guadalquivir Nº 15. (Barriada de la Paz de Cádiz). DÍA: Martes, 12 de marzo de 2024. HORA de comienzo: A las 5:00 de la tarde.

TE INVITAMOS AL RETIRO DE CUARESMA 2024

Prepararnos para la celebración de los Misterios Pascuales (Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo):

El tema que se propone es:
«EL CUIDADO QUE TRANSFORMA Y COMPROMETE»
Cuadernos HOAC núm. 25

Una reflexión sobre la necesidad de cuidar nuestro mundo en un contexto de injusticia y desvinculación con la vida que compartimos.

El cuidado del medioambiente como la esencia de nuestra existencia y el cuidado de las personas frente a la cultura del descarte.

Profundizar en la cultura del cuidado a la luz de las dos grandes encíclicas del papa Francisco: Laudato si’ (2015) y Fratelli tutti (2020) y su relación con el trabajo humano.

Abogar por compromisos personales y colectivos, enfatizando la politización de los cuidados y la formación de una sociedad de los cuidados.

DÍA: Martes, 12 de marzo de 2024.

HORA de comienzo:
                               A las 05:00 de la tarde.

LUGAR: Parroquia de San Francisco Javier
             (Cádiz)

Avda. del Guadalquivir, 15 dpdo.
(Barriada de La Paz)

 

PAUTAS PARA LA REFLEXIÓN:
                         Eugenio Díaz Melero.

Consiliario Gral. de la JOC.
Director del Secretariado diocesano
de Pastoral Obrera
y Consiliario diocesano de la HOAC.

 

INVITAMOS: A militantes obreros cristianos.

LA AUTOCOMPLACENCIA ES SUICIDA, por José Antonio Hernández Guerrero




La autocomplacencia es suicida.



Aunque dicho de una manera tan clara nos puede resultar una exageración, es cierto que creernos y exhibirnos como los más guapos, los más listos, los más buenos y los más puros puede destruirnos personal, familiar y socialmente: la autocomplacencia suele ser una creencia suicida. Con esta afirmación reconozco el hecho histórico tan repetido y tan lamentable de la existencia de “dirigentes” que han utilizado sus respectivas autoimágenes para destruirse a sí mismos y para hacer daño a los otros. Ignorar la realidad de que tú y yo somos feos, torpes, débiles e impuros es, paradójicamente, destruirnos. La historia inhumana de la humanidad está plagada -como todos sabemos- de personajes inteligentes, artistas y virtuosos que han sido unos desgraciados y han propiciado desgracias a sus familias y a sus pueblos.


En esta ocasión, sería conveniente que fijáramos nuestra atención en el peligro que supone no dotarnos a nosotros mismos –a ti y a mí- de unos frenos potentes que nos impidan caer en la ingenuidad suicida de creernos superiores y poderosos. El poder, sea cual sea su naturaleza, tiende a imponerse, a vencer y a derrotar, y, por eso, entre todos hemos de encauzarlo con el fin de evitar los desastres de los desbordamientos y de las desoladoras inundaciones.


La superioridad de los buenos, de los listos y de los puros –siempre falsa- puede ser aprovechada para favorecer intereses contrapuestos, para hacer y para hacerse daño. Todos sabemos que, a veces, en vez de proporcionarnos un mayor nivel de bienestar individual o colectivo, nos conduce a las desgracias: puede curarnos o enfermarnos, prolongar nuestras vidas o cortarlas prematuramente, puede mejorar las condiciones materiales para que nos sintamos más libres, más tranquilos, más esperanzados y más felices, pero también puede destrozar vidas, arruinar famas, romper familias y destruir pueblos.


Por eso es necesario que tengamos en cuenta los principios, los criterios y las pautas morales que, a lo largo de nuestra tradición occidental se han formulado tras largas y dolorosas experiencias de desórdenes, de injusticias de los buenos, de los listos, de los puros y de los poderosos. A la hora de enjuiciar las ventajas de la superioridad –siempre irreal- de algunos personajes debemos calibrar en qué medida garantizan los bienes supremos de la vida, de la salud, del honor, de la familia, de la intimidad, de la libertad, de la igualdad, de la solidaridad e, incluso, de la protección a los más débiles. Por eso, una sociedad o una institución responsable han de tener cuidado en elegir, no sólo a los más listos, buenos y puros, sino, sobre todo, a los más conscientes de sus limitaciones, de sus debilidades y de sus defectos.



José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre las Claves del bienestar humano el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo. Nos suele enviar, también una reseña semanal sobre libros de pensamiento cristiano, evangelización, catequesis y teología. Con la intención, de informar, de manera clara y sencilla, de temas y de pensamientos actuales, que gustosamente publicamos en nuestro “blog”.

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