¡Ha resucitado! ¡Aleluya, aleluya!
Pregón pascual
Hermanos y hermanas:
Que haya alegría
en nuestra tierra,
en nuestro barrio,
en nuestra tierra,
en nuestro barrio,
en nuestro pueblo,
en nuestros movimientos
y nuestras comunidades.
y nuestras comunidades.
Esta noche las guitarras,
panderos, castañuelas,
panderos, castañuelas,
gaitas, bajos y baterías,
órganos, flautas y laudes,
órganos, flautas y laudes,
sintetizadores
y toda la magia de la música…
y toda la magia de la música…
nuestras voces, nuestras palmas,
y todo nuestro cuerpo
estén listos para la marcha
estén listos para la marcha
Estamos de marcha…,
¿saben por qué? Por qué:
¡Cristo vive, porque ha resucitado!
Repitamos, sean el eco de este pregonero
Vamos todas y todos:
R/ ¡Cristo vive, porque ha resucitado!
Que se haga la luz hasta los confines de la tierra
y la alegría se desborde en el corazón de la gente.
Que renazca la esperanza
que resurja con fuerza la vida
pues anunciamos con alegría:
¡Cristo vive porque ha resucitado!
R/ ¡Cristo vive, porque ha resucitado!
Queremos proclamar hasta la ronquera
que merece la pena vivir y luchar,
amar y cantar y arriesgar
porque Cristo el Señor ha resucitado.
Y por eso esta noche es
una noche de gracia y de alegría.
Ésta es la noche en la que
las personas empobrecidas de la tierra
se sienten bienaventuradas,
porque Cristo es la fuerza
que les impulsa a salir de la pobreza.
que les impulsa a salir de la pobreza.
R/ ¡Cristo vive, porque ha resucitado!
Esta es la noche en que la gente
que sufre la injusticia, la tortura,
el desprestigio o la cárcel,
la migración, la violencia de todo tipo,
la migración, la violencia de todo tipo,
el no tener hogar…
porque son las preferidas de Dios
y lo tienen que ser de la Iglesia.
Porque su camino termina en la resurrección.
Esta es la noche en la que las personas marginadas
en una sociedad opulenta y farisaica,
que descarta, excluye y mata
pueden aspirar a la esperanza,
a la esperanza que no defrauda:
a la esperanza que no defrauda:
al Reino de Dios que nos garantiza el Resucitado.
Es el paso del Señor por en medio de su pueblo
para firmar un nuevo pacto de liberación.
Porque ¡Cristo Vive!...
R/ ¡Cristo vive, porque ha resucitado!
Quiere este pregón ser flecha afilada
que hiera el corazón endurecido de tantas personas
y les haga descubrir la fuerza del amor de Dios.
Y lo proclamamos a los cuatro vientos,
por todo el mundo:
Ustedes que viven la idolatría del propio egoísmo,
que camuflan con prestigio, buenas ropas y dinero,
con violencia y poder, con amenazas y arrogancia
la falsedad de sus vidas:
¿por qué buscan entre los muertos al que vive?
Ha resucitado la esperanza
y nos ha contagiado con la fuerza
que nace de la debilidad
que nace de la debilidad
con la fuerza del Dios de la promesa:
«yo soy el que estoy»
«yo soy el que estoy»
¿Quién puede estar contra nosotros y nosotras?
Recuerden que hoy celebramos, con alegría que:
¡Cristo vive porque ha resucitado!...
El llena de sentido la vida y la historia,
la lucha y también la muerte porque ¡vive!
R/ ¡Cristo vive, porque ha resucitado!
La resurrección de Jesús no es, solamente, para garantizar la nuestra, que también. La resurrección de Jesús es para enseñarnos a vivir como Él. Dios Padre le da la razón. Vivir como Jesús es como Dios quiere que vivamos, vivir en la dimensión del Reino es el estilo que tenemos que hacer presente ya en nuestra historia. Y, al final, hay abrazo del Padre, Dios de vivos, Dios de la vida para siempre.
En estos tiempos donde las crisis no nos han dado tregua, una crisis financiera, una crisis climática que nos avisa desde catástrofes naturales, unas guerras que desenmascara la capacidad de crueldad del ser humano y su incapacidad de resolver los problemas de forma humana y humanizante y el miedo a una destrucción sin precedentes, y la solución del rearme se normaliza. El poder en manos de las personas más ricas del mundo que manejan las relaciones entre naciones como si fuera su empresa, como matones que amenazan con sus aranceles, sueños imperiales y violencia. Con una economía que pone al centro el dinero y la persona se convierte en un producto más, donde el individualismo se ha convertido en cultura, y la indiferencia ante el dolor del otro una forma de supervivencia. Un tiempo donde las desigualdades crecen de forma exponencial y escandalosa como resultado de las mismas crisis.
Nos sentimos pequeños y frágiles, todo esto nos habla de vulnerabilidad y celebramos en Semana Santa toda la vulnerabilidad del Dios en quien creemos que nos invita a seguirle, acompañarle desde Galilea a Jerusalén y a llenarnos de esperanza y dar señales de esperanza en este mundo nuestro entristecido y desconcertado… Y una esperanza, real, concreta y, también, histórica y que «no defrauda» (Rom 5,5). Seguimos a un crucificado, pero creemos en el resucitado, que nos invita a «caminar juntos» en sinodalidad para ser un motivo de esperanza en esta sociedad desesperanzada.
[Oraciones de y para la semana]
«PRIMERA
SEMANA
DE
PASCUA».
Del
20
al 26
de abril
de 2025.
https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html