
«Pasión y muerte de Jesús de Nazaret» (II Parte).
3.- La cena del Señor con sus discípulos.
La noche antes de su crucifixión, Jesús se reunió con los apóstoles para cumplir con la Cena de Pascua. El pan sin levadura que se empleó representa la Palabra de Dios que equivale al cuerpo de Cristo, mientras que el vino representa a su sangre derramada y al Espíritu Santo. Jesús les prometió a sus apóstoles que si vivían el Evangelio, sus obras serían buenas, si no lo hacían serían como ranas que se cortan de la planta que ya no producirán frutos. El papa Francisco en la encíclica “Amoris letitia”: que la Eucaristía reclama la integración en un único cuerpo eclesial. Quien se acerca al cuerpo y sangre de Cristo no puede al mismo tiempo ofender ese mismo cuerpo provocando escandalosas divisiones y discriminación. Se trata pues, de discernir el Cuerpo del Señor, de reconocerlo con fe y caridad, tanto en los signos sacramentales cómo en la comunidad. No hay que olvidar que la mística del sacramento tiene un carácter social, como nos dijo Benedicto XVI en “Deus caritas est”. Cuando quienes comulgan y se resisten a un compromiso con los pobres y sufriendo o consienten divisiones, desprecios o iniquidad, la Eucaristía es recibida indignamente.
Durante la cena con sus discípulos en la que bendijo e impartió el pan y el vino, anunció por última vez su muerte y la traición de Judas Iscariote.
“Cuando llegó la noche, fue Jesús con los doce. Cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿seré yo? Él respondiendo, les dijo: es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. En verdad que el Hijo del Hombre va según está escrito de él es entregado. Mejor sería a ese hombre no haber nacido.
Y mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: tomad, este es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado las gracias, les dio; y vivieron todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. de cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día en que beba de nuevo en el Reino de Dios” 1
Durante la Última Cena del Señor Jesús les dio a los apóstoles una nueva enseñanza mediante el:
4.- Lavatorio de los pies.
Les dio una enseñanza sobre la humildad, servicio y la igualdad que han de tener sus seguidores. Y les mostró una vez más, que él siendo rey se quitó el manto, se recogió la túnica y poniéndose de rodilla como solían hacer los sirvientes les lavó los pies a sus discípulos, no sin el escándalo que estos sintieron, instándole Jesús a que ellos tenían que actuar también como servidores de los demás para que fueran auténticos discípulos suyos.
"Terminada la cena se levantó el Señor, se quitó el manto y, tomando una toalla se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavar los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla. Llegó a Simón Pedro, y este le dijo: ¿lavarme los pies tú a mí? Jesús le replicó: lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tardes. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le contestó: si no te lavó, no tienes que ver conmigo. Simón Pedro le dijo: Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque lo demás está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos". 2
El origen del lavatorio de los pies radica en el comienzo de la costumbre de lavar parte del cuerpo como práctica medicinal. Los lavatorio no sólo de pies, sino para todas las partes del cuerpo que eran necesarias para evitar enfermedades. En este sentido el agua simboliza pureza y los pies la sumisión de quien los lava o besa.
También Jesús una vez terminada la cena les dio instrucciones a los discípulos de amarse los unos a los otros.
5.- El Mandamiento nuevo.
“Un Mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”.3
A pesar de su nombre el Mandamiento no es técnicamente nuevo. El Mandamiento de amarnos unos a otros se encuentra en el Antiguo Testamento, en concreto en el Levítico:
“No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová “. 4
Este Mandamiento aparece hasta trece veces en doce versículos del NT. Teológicamente, se interpreta como el dual Amor de Cristo para sus seguidores. También puede verse como el último deseo en el discurso de despedida a los discípulos.
La noche antes de su crucifixión, Jesús se reunió con los apóstoles para cumplir con la Cena de Pascua. El pan sin levadura que se empleó representa la Palabra de Dios que equivale al cuerpo de Cristo, mientras que el vino representa a su sangre derramada y al Espíritu Santo. Jesús les prometió a sus apóstoles que si vivían el Evangelio, sus obras serían buenas, si no lo hacían serían como ranas que se cortan de la planta que ya no producirán frutos. El papa Francisco en la encíclica “Amoris letitia”: que la Eucaristía reclama la integración en un único cuerpo eclesial. Quien se acerca al cuerpo y sangre de Cristo no puede al mismo tiempo ofender ese mismo cuerpo provocando escandalosas divisiones y discriminación. Se trata pues, de discernir el Cuerpo del Señor, de reconocerlo con fe y caridad, tanto en los signos sacramentales cómo en la comunidad. No hay que olvidar que la mística del sacramento tiene un carácter social, como nos dijo Benedicto XVI en “Deus caritas est”. Cuando quienes comulgan y se resisten a un compromiso con los pobres y sufriendo o consienten divisiones, desprecios o iniquidad, la Eucaristía es recibida indignamente.
Durante la cena con sus discípulos en la que bendijo e impartió el pan y el vino, anunció por última vez su muerte y la traición de Judas Iscariote.
Y mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: tomad, este es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado las gracias, les dio; y vivieron todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. de cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día en que beba de nuevo en el Reino de Dios” 1
Marcos 14,12-25
Durante la Última Cena del Señor Jesús les dio a los apóstoles una nueva enseñanza mediante el:
4.- Lavatorio de los pies.
Les dio una enseñanza sobre la humildad, servicio y la igualdad que han de tener sus seguidores. Y les mostró una vez más, que él siendo rey se quitó el manto, se recogió la túnica y poniéndose de rodilla como solían hacer los sirvientes les lavó los pies a sus discípulos, no sin el escándalo que estos sintieron, instándole Jesús a que ellos tenían que actuar también como servidores de los demás para que fueran auténticos discípulos suyos.
Juan
13,1-15.
El origen del lavatorio de los pies radica en el comienzo de la costumbre de lavar parte del cuerpo como práctica medicinal. Los lavatorio no sólo de pies, sino para todas las partes del cuerpo que eran necesarias para evitar enfermedades. En este sentido el agua simboliza pureza y los pies la sumisión de quien los lava o besa.
También Jesús una vez terminada la cena les dio instrucciones a los discípulos de amarse los unos a los otros.
5.- El Mandamiento nuevo.
Juan, 13,33-35
A pesar de su nombre el Mandamiento no es técnicamente nuevo. El Mandamiento de amarnos unos a otros se encuentra en el Antiguo Testamento, en concreto en el Levítico:
Levítico.
19,18.
Este Mandamiento aparece hasta trece veces en doce versículos del NT. Teológicamente, se interpreta como el dual Amor de Cristo para sus seguidores. También puede verse como el último deseo en el discurso de despedida a los discípulos.

José Manuel Carrascosa Freire, presidente diocesano de la HOAC (de 2014 a 2019), Representante de la HOAC en el Secretariado diocesano de Pastoral Obrera y Coordinador del Sector 2: «Paro, pobreza‑marginación y exclusión social generadas por el mercado de trabajo».