11º Domingo del Tiempo Ordinario (17 junio)
El Reino de Dios crece sin que sepamos cómo, aunque no lo trabajemos. El Reino rompe nuestros esquemas, porque es don y no depende de nuestro trabajo. El Reino nos pide, más que hacer, dejar hacer a Dios, y dejar que Dios nos haga a nosotros; dejarnos hacer por Él. Dejar a Dios ser Dios y vivir en confianza y gozo son actitudes fundamentales del discípulo ante el Reino. Es dejar que Dios sea el centro de nuestra existencia, que lo sea Cristo. Orar nos ayuda a entrar en esa dinámica de dejarnos hacer por Dios.
San Marcos 4,26-34:
«El reino de Dios
se parece…».
«El reino de Dios
se parece…».
![[hoac.gif]](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi57eIBFXzs_BDh8WyxtvXfUtu7I86gHamk2H0f4g2lVr8AcOBjpmR57o9XJPYG9BwetumaoIsfIXLnPvNe-He4JJTV6I5VIJnH7_dY6neu0mctStpki4aWpXrJHLbVBI_-9P7j9YgSQY3y/s1600/hoac.gif)
