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UNA MIRADA CRISTIANA DEL TRABAJO HUMANO Y EL BIEN COMÚN
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viernes, 23 de enero de 2009

COMBATIR LA POBREZA, CONSTRUIR LA PAZ



Editorial de Noticias Obreras
Núm. 1.472 [16-1-09 / 31-01-09]


COMBATIR LA POBREZA, CONSTRUIR LA PAZ
http://www.hoac.es/pdf/Noticias%20Obreras/2ª%20enero/editorial.pdf


Este ha sido el tema que el Papa Benedicto XVI ha desarrollado en su mensaje para la jornada mundial de la paz el pasado 1 de Enero. Si la expresión más dolorosa e inhumana de la pobreza es el hambre, en el año que acaba de finalizar el número de personas que pasa hambre ha crecido en 40 millones. El año 2008 ha terminado con cuarenta millones de hambrientos más que 2007, hasta alcanzar los 963 millones. Esto quiere decir que cada hora de cada día del pasado año, 4.566 personas han caído en la desesperación del hambre. ¿Cómo puede haber paz en un mundo rodeado de personas hambrientas?


La sociedad, la comunidad humana, para ser digna de tal nombre, sólo podemos entenderla como una comunidad moral, como conjunto de personas, leyes e instituciones religado por una cultura y cuyo fin es la humanización de todos y de todo. La humanización de todos, buscando que cada persona pueda vivir, crecer y desarrollarse en plenitud y libertad con arreglo a su vocación y dignidad. La humanización de todo, logrando que la persona, el ser humano, sea la «medida de todas las cosas», porque si no lo humanizamos todo no podremos humanizar al hombre, varón y mujer.


Pero para que esto sea posible, para que puedan darse estos dos principios, es necesario que el objetivo central de esta comunidad moral sea eliminar aquello que más la deshumaniza, aquello que más se opone a sí misma como comunidad moral. Y no hay nada que erosione más la humanidad del ser humano, la moralidad de esta comunidad, que la pasividad ante el dolor y el sufrimiento provocado por la injusticia, la pasividad ante el dolor de las víctimas, porque su existencia es la negación más rotunda de la misma comunidad moral. Luego la erradicación de la injusticia, del dolor del otro, se constituye como la piedra de toque de esa comunidad moral que es la sociedad. Para ello el Papa propone medidas como las siguientes:


– No poner el crecimiento demográfico como excusa, hay recursos suficientes para todos.


– Afrontar las enfermedades y epidemias con medicamentos para todos, y no sólo para quienes pueden pagarlos.


– Prestar especial atención a la pobreza de los niños.


– Propiciar el desarme y dedicar el gasto militar al desarrollo.


– No especular con el precio de los alimentos y hacerlos llegar a todos.


– Orientar la globalización hacia la dignidad de la familia humana, desde las exigencias de los pobres.


– Crear un comercio internacional basado en la justicia.


– Eliminar la especulación financiera.


– Crear un marco jurídico adecuado para el control de la economía.


– Fomentar el desarrollo de lo pobres como sociedad civil, como ciudadanos con valor.


Para esta tarea, dice el Papa, «la comunidad cristiana no dejará de asegurar a toda la familia humana su apoyo a las iniciativas de solidaridad creativa, no sólo para distribuir lo superfluo, sino cambiando sobre todo los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad».


El Papa termina su mensaje invitando «a cada discípulo de Cristo, así como a toda persona de buena voluntad, para que ensanche su corazón hacia la necesidades de los pobres, haciendo cuanto le sea concretamente posible para salir a su encuentro».


La respuesta a esta tarea y a esta invitación es lo que la HOAC nos hemos planteado para la próxima Asamblea General. ■




EDITORIAL
Publicado en NOTICIAS OBRERAS:
Núm. 1.472 [16-1-09 / 31-01-09] pág. 5