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UNA MIRADA CRISTIANA DEL TRABAJO HUMANO Y EL BIEN COMÚN
¡ACOGE, ABRAZA, CUIDA, ACOMPAÑA...!
LA VIDA DEL MUNDO OBRERO Y DE LOS POBRES,
CON MISERICORDIA Y COMPASIÓN.


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jueves, 7 de septiembre de 2023

ORAR EN EL MUNDO OBRERO «XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO» (10 DE SEPTIEMBRE DE 2023) CICLO “A”


23º Domingo del Tiempo Ordinario (10 septiembre)

07 SEPTIEMBRE 2023 | POR 

Queridas hermanas y hermanos:

La fraternidad
y la comunión
se realizan desde
el cuidado amoroso
de unos por otros,
desde el cuidado mutuo
de cada paso en el camino.

Es lo que estamos llamados
a vivir en el equipo:
el cuidado amoroso
el Dios Trinidad,
que el mismo Dios
pone en nuestras manos,
para que juntos, reunidos
en el nombre del Señor,
habitándonos su presencia,
cuidemos de nuestras
hermanas y hermanos
del mundo obrero
empobrecido.

Pido al Señor
el don de la fraternidad,
el don del cuidado.

¡Hasta mañana en el altar!



Del evangelio según
san Mateo 18,15-20.


«Donde dos o tres
están reunidos
en mi nombre…».

El cuidado, sobre todo
de los más pequeños,
de los vulnerables,
de los empobrecidos,
junto con el perdón
son norma básica
de la comunidad cristiana,
porque son manifestaciones de amor,
del amor que Dios mismo nos tiene.

Expresiones de ese amor
que busca la oveja perdida,
que espera la vuelta del hijo,
que corrige, no para quedar por encima,
sino porque se siente
amorosamente implicado
en la vida de la otra persona,
responsable de la fraternidad,
y quiere la salvación de todos.

Esta tarea de toda la comunidad
cuidar a quien se aparta,
reintegrarle a la comunión,
a la fraternidad.

Dios no da nunca a nadie por perdido,
y nosotros tampoco podemos hacerlo.

Mi proyecto de vida
¿en qué medida
se sustenta
sobre el reconocimiento
efectivo de cada persona,
sobre la fraternidad,
sobre la comunión,
sobre la amistad social
que se me pide posibilitar?

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«ORAR CON LA IGLESIA»

23ª Semana del Tiempo Ordinario (Ciclo ‘A’).
Del 10 al 16 de septiembre de 2023.


Domingo 23º del Tiempo Ordinario.
San Nicolás de Tolentino, religioso presbítero.
10 de septiembre de 2023.

Somos responsables no solo de nuestra salvación sino también de la de los demás.  Así se lo dijo Dios al profeta Ezequiel: «tú no hablas para advertir al malvado que cambie de conducta, él es un malvado y morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre» (1 Lect).  Y en el Evangelio Jesús nos habla de la corrección fraterna: «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas.  Si te hace caso, has salvado a tu hermano».  Así practicaremos el amor al prójimo (2 Lect).  Recordemos que todos debemos estar abiertos a la conversión: «Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: “No endurezcáis vuestro corazón”» (Sal resp).

Ezequiel 33,7-9: Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre.

Salmo 94: R./ Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis vuestro corazón».

Romanos 13,8-10: Amar es cumplir la ley entera.

Del Evangelio de san Mateo 18,15-20.
“Si te hace caso, has salvado a tu hermano”.


Dijo Jesús: -"Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos.  Si te hace caso, has salvado a tu hermano.  Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.  Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo.  Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".

 

COMENTARIO

¿Qué hacer con los hermanos pecadores?  ¿Cómo tratarlos?  El evangelista Mateo apunta dos recursos válidos para siempre: La corrección fraterna y el perdón.  El primero mira hacia la comunidad, mientras que el segundo se centra en los individuos.  Ambas actitudes son imprescindibles para que la Iglesia sea una comunidad de hermanos/as.  Toda persona es capaz de salir de su cerrazón, de su pecado y volver a la razón y a la bondad.  Pero necesita encontrarse con alguien que le ame de verdad.

 

ORACIÓN

Señor, si veo que mi hermano/a peca que sepa reprenderlo fraternalmente, es decir, con amor, y que lo haga sin airear su pecado.  Pero quisiera ir más lejos Señor, quisiera ser capaz de ponerme de acuerdo con el hermano/a pidiéndote que hagas tú lo que a nosotros nos cuesta tanto: Vivir el Espíritu de hijos de Dios.  Quiero en el nombre del Señor Jesús reunirme con los hermanos/as, en la certeza de que se cumple tu promesa: "Allí estoy yo en medio de vosotros".


Lunes de la 23ª Semana T. Ordinario.
San Pafnucio, obispo y confesor.
11 de septiembre de 2023.

Del Evangelio de san Lucas 6,6-11.
“Estaban al acecho para ver si curaba en sábado”.

Un sábado Jesús les dijo a los letrados y los fariseos: -"Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido hacer en sábado: hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?".  Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo a un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho: -"Extiende el brazo".  Él lo hizo, y el brazo quedó restablecido.  Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.

COMENTARIO

Jesús enseña el verdadero valor de las cosas y la jerarquía de valores.  El primer valor es el hombre-mujer y todo debe subordinarse a él/ella.  De igual manera, la primera ley es la ley del amor, la de hacer el bien, y todas las demás leyes deben subordinarse a ella.  Todo tiempo es bueno para practicar el bien y debe hacerse sin limitaciones ni exclusiones.  Una caridad universal, indiscriminada, como la practicada en los hospitales ha sido motivo de reflexión de muchos.  Practica el bien en todo momento y circunstancia.

ORACIÓN

Te bendigo Señor, te alabo, te glorifico, porque Tú siempre estás dispuesto a hacer el bien a salvar, a curar, a dar vida.  Sálvame Señor, que el orgullo no paralice mi vida interior, que las normas no paralicen mi corazón frente a los/as hermanos/as.  Que siempre esté dispuesto a hacer el bien, a salvar como Tú lo haces Señor.  Que hoy y siempre Señor la persona humana sea el primer valor en mi actuar cristiano.  Señor Jesús, Tú que eres Salvador restablece mi vida interior.


Martes de la 23ª Semana T. Ordinario.
Dulcísimo Nombre de la Bienaventurada Virgen María.

12 de septiembre de 2023.

Del Evangelio de san Lucas 6,12-19.
“Pasó la noche orando.  Escogió a doce y los nombró apóstoles”.

Subió Jesús a la montaña a orar y pasó la noche orando a Dios.  Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso el nombre de Pedro; y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón apodado el Zelotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.  Las gentes venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

COMENTARIO

Jesús para continuar su obra escogió a sus Apóstoles.  Hombres con temperamentos y mentalidades muy diferentes.  Todos pertenecen al pueblo sencillo y llano e incluso alguno procede de los sectores mal considerados en la sociedad.  A ese grupo de hombres les instruye en el misterio del Reino y de la cruz por medio de parábolas, ejemplos, escenas de la vida diaria… todo sucesor suyo deberá en la difusión del mensaje: Primero oír en la intimidad, escuchar la voz de Dios; después comunicar lo escuchado.  “Señor Jesús, concédenos proceder de tal manera que nuestras decisiones más importantes maduren en la oración y vayan acompañadas de tus bendiciones”.

ORACIÓN

Señor que un día llamaste a Pedro, a Andrés, a Juan… me desconcierta que hoy me llames a mí y me digas: Necesito tus manos para seguir bendiciendo.  Necesito tus labios para seguir hablando.  Necesito tu cuerpo para seguir sufriendo.  Necesito tu corazón para seguir amando.  Te necesito a ti, para seguir salvando a los hombres-mujeres mis hermanos y hermanas.  Hoy Señor no haré oídos sordos a tu llamada, hoy te seguiré iré contigo Señor.  Hoy Señor no haré oídos sordos a tu llamada, hoy te seguiré iré contigo Señor.


Miércoles de la 23ª Semana T. Ordinario.
San Juan Crisóstomo, Obispo de Constantinopla
y Doctor de la Iglesia.
13 de septiembre de 2023.

Del Evangelio de san Lucas 6,20-26.
“Dichosos los pobres; ¡ay de vosotros, los ricos!”.

Jesús dijo a sus discípulos: -“Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.  Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.  Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.  Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.  ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.  ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.

COMENTARIO

Jesucristo hoy felicita a los pobres y se lamenta por los ricos.  Estas bienaventuranzas vienen a romper la escala de valores que predominan entre los hombres-mujeres.  ¡Estas son las sorpresas y paradojas que plantea Dios frente a nuestros modos de pensar y juzgar!.  El Señor nos sorprende con su rotunda afirmación: Que es “¡dichoso quien pone su confianza en el Señor!”: Será feliz aun siendo pobre, estando afligido, teniendo hambre o estando enfermo, porque no podemos identificar la “felicidad” con el “bienestar”.

ORACIÓN

Señor dame la felicidad de saber poner en Ti toda mi confianza.  Que Tú mismo Señor sacies mi sed de felicidad y de vida.  Que Tú seas siempre mi gozo y mi alegría.  Que nunca Señor tengas que lamentarte de mi olvido del pobre del que pasa hambre, del que llora...  Que no confunda felicidad con bienestar, ni falsifique la felicidad con los sucedáneos que me ofrece este mundo.  Señor dame la felicidad de saber poner en Ti toda mi confianza.


Exaltación de la Santa Cruz.
Jueves de la 23ª Semana T. Ordinario.
14 de septiembre de 2023.

Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que al día siguiente de la dedicación de la basílica de la Resurrección, erigida sobre el Sepulcro de Cristo, es ensalzada y venerada como trofeo pascual de su victoria y signo que aparecerá en el cielo, anunciando a todos la segunda Venida (elog. del Martirologio Romano).

Del Evangelio de san Juan 3,13-17.
“Tiene que ser elevado el Hijo del hombre”.

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: -"Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.  Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.  Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él".

COMENTARIO

Cuando los cristianos adoramos la cruz no ensalzamos el sufrimiento, la inmolación y la muerte, sino el amor, la cercanía y la solidaridad de Dios que ha querido compartir nuestra vida y nuestra muerte hasta el fondo.  No es el sufrimiento el que salva, sino el amor de Dios que se solidariza con la historia dolorosa de los hombres-mujeres.  No es la sangre la que en realidad purifica, sino el amor infinito de Dios que nos acoge como hijos/as.  Por esto, ser fiel al crucificado no es buscar con masoquismo el sufrimiento, sino saber acercarse a los que sufren solidarizándose con ellos hasta las últimas consecuencias.  Descubrir la grandeza de la cruz no es encontrar no sé qué misterioso poder o virtud en el dolor, sino saber percibir la fuerza liberadora que se encierra en el amor cuando es vivido en toda su profundidad.

ORACIÓN

Dame Señor, la inteligencia de la fe para ver en la cruz el triunfo de tu amor, que no se detiene ni ante la muerte; dame la inteligencia de la fe para ver la cruz la garantía de la salvación.  Que te vea sobre todo a ti Señor en la cruz, concediendo el perdón, proclamando sin palabras la redención.  Que el misterio de la cruz, por el que quitas mis pecados, sea también anuncio pascual de resurrección.  En este día Señor que sepa llevar mi cruz y quitar las cruces que llevan los hombres-mujeres.  Dame Señor, la inteligencia de la fe para ver en la cruz el triunfo de tu amor.


Nuestra Señora de los Dolores (Angustias).
Viernes de la 23ª Semana T. Ordinario.
15 de septiembre de 2023.

Del Evangelio de san Juan 19,25-27.
“Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena” (Stabat Mater).

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.  Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: -"Mujer, ahí tienes a tu hijo".  Luego, dijo al discípulo: -"Ahí tienes a tu madre".  Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

COMENTARIO

María asistió a la crucifixión de su Hijo.  Los Evangelios sólo dicen que María estaba junto a la cruz, y que estaba de pie.  María estaba sufriendo junto a su Hijo.  No se sabe qué es peor, si, sufrir uno mismo o ver sufrir a alguien a quien se ama más que a uno mismo.  No hay duda que sufren intensamente los dos.  María sufrió en su corazón lo que Jesús padeció en su crucifixión.  El dolor no te lo envía Dios porque seas malo.  No es un castigo de Dios.  Es más bien un misterio que hay que adorar y aceptar, y que, aquí en la tierra, nunca llegaremos a comprender.

ORACIÓN

Dios te salve María, mujer de fe, guíame por los caminos del mundo, enséñame a vivir y transmitir el amor de Cristo.  Enséñame a permanecer contigo junto a las innumerables cruces en las que tu Hijo todavía está crucificado.  Que contigo aprenda a formarme desde el interior, en lo profundo del silencio y la oración, en la alegría del amor fraterno, en la fecundidad insustituible de la cruz.  Virgen María enséñame a permanecer contigo junto a la cruz de Cristo.


Sábado de la 23ª Semana T. Ordinario.
San Cornelio, Papa, Mártir y
San Cipriano, Obispo, Mártir.
16 de septiembre de 2023.

Del Evangelio de san Lucas 6,43-49.
“¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?”.

Decía Jesús: -“No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano.  Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.  El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.  ¿Por qué me llamáis ‘Señor, Señor’, y no hacéis lo que digo?.

COMENTARIO

Hay dos clases de árboles, dos formas de ser discípulo y dos maneras de “edificar la casa”.  Los que escuchan las enseñanzas de Jesús tienen que elegir una de esas alternativas.  San Lucas, en la lectura de hoy, invita a elegir el camino de la vida haciendo la voluntad de Dios y poniendo en práctica las enseñanzas de Jesús.  Si nosotros redujésemos nuestra vida cristiana a simples palabras: ¡Señor, Señor!, caeríamos en grave error.  Tenemos que vivir bajo la luz y las exigencias de una fe operante.  Nuestra fe debe estar firme como la roca para que logre sus frutos y se convierta en luz y estímulo para los demás.

ORACIÓN

Es bueno darte gracias Señor de corazón, y cantarte con gozo cada día.  Es bueno proclamar por la mañana tu lealtad y por la noche decirte de verdad que me has querido.  Tus acciones Señor son mi alegría y mi esperanza; las obras de tus manos son júbilo y fiesta para mí.  Es bueno poner las raíces de la bondad en ti Señor, porque el hombre-mujer honrado y bueno, aún en su vejez seguirá dando fruto.  Que hoy resuene en mi corazón esta palabra tuya Señor: -"No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano”.


LECTURA DE LA PALABRA
EN CLIMA DE ORACIÓN

1.      Hago silencio, exterior e interior.

Estoy en la presencia del Señor:

Contemplo a Dios que me quiere, me acoge, me escucha, me habla.

2.      Petición:

«Humildemente te pido, a ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda luz, que, meditando fielmente tu Palabra, viva siempre en tu claridad.  Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor».

3.      Palabra de Dios:

Leo tranquila y detenidamente el texto evangélico para hoy, en comunión con toda la Iglesia.  Me fijo bien en todos los detalles.

4.      Ante la Palabra leída:

Ø  ¿Qué dice este texto? (Lectura honda: circunstancias, actitudes…).

Ø  ¿Qué me dice a mí, personalmente? (Meditación).

Ø  Desde esto, ¿qué te digo yo ahora, Señor? (Oración).

Ø  ¡Quiero identificarme contigo, Señor!.  ¿Qué hacer?.

(Contemplación, iluminación de mi vida concreta).

5.      Oración:

Hay una oración-reflexión propia de cada día, como inicio de respuesta al texto evangélico.  Al final puede añadirse la siguiente:

«Gracias, Señor, por tu presencia y tu cercanía en este rato de oración; y por la luz y la fuerza que me has dado.  Ayúdame a vivir según tu voluntad y sirviendo siempre a mis hermanos/as. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor».