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29º Domingo del Tiempo Ordinario C
• 16 octubre 2022
Queridas
hermanas y hermanos:
La oración nos hace conscientes
de las propias posibilidades
y de la acción liberadora
de Dios en la historia
cuando nuestra vida
se convierte en cauce
de su acción amorosa,
misericordiosa
y plena de justicia.
La oración es
la expresión
de nuestra fe.
¿Pervive en nosotros
esa fe con ansias de justicia
que nos hace vivir
en la continua presencia
amorosa de Dios
en nuestra vida?
¿Es esa fe la que
nos hace vivir
de manera orante
el ser y el hacer,
vinculando
fe y justicia?
¿Es esa fe la que
nos hace comprender
nuestra vida como misión?
Oremos.
Un abrazo en Cristo Obrero.
Hasta mañana en el altar
Fernando Carlos Díaz Abajo
Consiliario General HOAC, y
Mª Ángeles Bayo Valderrama
Responsable de Organización
y Vida comunitaria.
Del evangelio según
san Lucas 18,1-8.
«Es necesario
orar siempre,
sin desfallecer».
La oración es eficaz porque
nos hace vivir con fe y confianza en Dios,
en fraterna solidaridad con
nuestras hermanas y hermanos.
Porque nos permite escuchar a Dios,
escuchar el grito de los pobres,
y el lamento de la creación.
Es eficaz porque nos ayuda a remover
cuanto egoísmo nos impide
construir la fraternidad.
Es eficaz porque reanima nuestra esperanza,
fortalece nuestro anhelo de justicia,
nos ayuda a crecer en misericordia al modo de Dios,
alivia nuestro cansancio y nos fortalece en la debilidad.
Es eficaz porque nos hace sentir
el abrazo amoroso de Dios.
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29ª Semana del Tiempo Ordinario (Ciclo ‘C’)
Del 16 al 22 de octubre de 2022.
La oración a Dios, especialmente la de petición, debe estar
basada en la máxima confianza en Dios: «Yo te invoco porque tú me respondes,
Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras. Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la
sombra de tus alas escóndeme» (ant. de entrada). Pero muchas veces nos desanimamos porque
parece que Dios no nos escucha. Por ello
debemos oír con atención el Ev. de hoy, en el que el Señor nos dice que debemos
orar siempre sin desfallecer. Pero
muchas veces nos falta la fe, y serán ella y la confianza en Dios las que nos
ayudarán a orar siempre, máxime cuando tenemos por mediador no ya a Moisés (cf.
1ª lect.) sino a Jesucristo, sabiendo que Él nos guarda de todo mal ahora y por
siempre (cf. sal. resp.). Pidámosle
todos los días que aumente nuestra fe.
- Éxodo 17,8-13: Mientras Moisés tenía en alto la mano,
vencía Israel.
- Salmo 120: R./ El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Del Evangelio de san
Lucas 18,1-8.
“Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él”.
Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: -"Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: ‘Hazme justicia frente a mi adversario’. Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara". Y el Señor añadió: -"Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?".
COMENTARIO
Dios frente a las divisiones e injusticias de la historia, sitúa en el centro de la tierra un principio de salvación universal, la cruz de Jesucristo. Desde entonces, el poder de los injustos que oprimen a los pequeños de la tierra está montado en el vacío; es un poder de condena que acaba con la muerte. Por el contrario, el sufrimiento de los pequeños que claman a su Dios se ha unido al propio sufrimiento de Jesús y se revela como fuerza transformante de la tierra. Pero, cuándo venga el Hijo del Hombre ¿encontrará esta fe en la tierra? Es la gran pregunta, saber si habrá fe sobre la tierra: Fe para que los hombres-mujeres sigan el camino de Jesús, fe para que superen la división de clases sociales, fe para mostrarse abiertos sin cesar ante la voz del amor del Padre.
ORACIÓN
Señor, creo en la vida a pesar de las heridas; en la amistad por encima del poder y la sangre, en la fraternidad aunque surjan clases y diferencias; en la solidaridad a pesar del egoísmo y la necedad. Creo que el amor es más fuerte que la muerte. Creo que tiene sentido el ser bueno, tierno y honesto. Creo que merece la pena confiar en las personas. Creo en la dignidad y el respeto. Creo que Dios mío que tu superas todos mis sueños. Creo que soy imagen tuya. Creo en tu justicia y en tu amor. En Ti creo Dios mío. En Ti creo Dios mío.
Del Evangelio de san
Lucas 12,13-21.
“Lo que has acumulado, ¿de quién será?”.
Dijo Jesús a la gente: -"Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes". Y les propuso una parábola: -"Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y se dijo a sí mismo": Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida". Pero Dios le dijo: -"Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?". Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios".
COMENTARIO
El Evangelio no condena los valores humanos ni los bienes materiales. Lo que sí condena es hacer de ellos el centro de la vida, el “único dios” que conduce a una forma de vida egoísta e insolidaria. Hay quien pretende llenar “su vacío interior con la posesión de cosas. Es una equivocación. Jesús lo ha gritado con firmeza. Es una necedad vivir teniendo como único horizonte “unos graneros donde poder seguir almacenando cosechas”. Es signo de nuestra gran pobreza interior. Por ello el Señor nos invita a que nos afanemos y trabajemos para ser “ricos ante Dios”.
ORACIÓN
Dios mío no permitas que viva en la superficialidad de acumular bienes materiales ni en la necedad egoísta que ciega y lleva a la insolidaridad. Que me preocupe de acumular bondad, comprensión servicialidad, para que así sea rico ante Ti Dios mío. Que sepa compartir y ser solidario con mis bienes y mis cualidades. Señor haz de mi vida un fuego ardiente avivado siempre por el soplo de tu Espíritu. Señor haz de mi vida un fuego ardiente avivado siempre por el soplo de tu Espíritu.
Fiesta de san Lucas, evangelista, que, según la tradición, nació
en Antioquía de familia pagana y fue médico de profesión. Convertido a la fe de Cristo, fue compañero
carísimo del apóstol san Pablo, y en su libro del Evangelio expuso por orden,
cual escriba de la mansedumbre de Cristo, todo lo que hizo y enseñó Jesús. Asimismo, en el libro de los Hechos de los
Apóstoles narró los comienzos de la vida de la Iglesia hasta la primera venida
de Pablo a la ciudad de Roma (elog. del Martirologio Romano).
Del Evangelio de san
Lucas 10,1-9.
“La mies es abundante y los obreros pocos”.
Designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: -“La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: Está cerca de vosotros el Reino de Dios”.
COMENTARIO
Nuestro testimonio de vida debería presentar ante los demás a un Jesús misericordioso, cercano a los pobres y los débiles, como nos lo presenta Lucas en el evangelio. Nos invita a ser colaboradores de la salvación de Dios, mensajeros de paz para cada casa, anunciadores de la Buena Noticia. La oración, la pobreza, la fe, la urgencia de proclamar el reino, la sencillez, son algunas de las facetas que nos recuerda el evangelio de Lucas. Damos gracias a Cristo que “eligió a san Lucas para que nos “revelara tu amor”.
ORACIÓN
Padre, hoy te pido: Vivir con fe el evangelio que san Lucas nos predicó; y vivir el amor a María virgen que él nos trasmitió. Hacer vida, la misericordia de Dios Padre que en su evangelio nos anunció. Proclamar el amor a la Iglesia que mostró en sus escritos. Vivir el ministerio salvador que se manifestó en la humanidad y divinidad de Cristo. Construir comunidad cristiana en la que vivir en el espíritu, vivir el compartir, la fraternidad, la comunión. Que así sea.
San Pablo de la Cruz, presbítero
y fundador
19 de octubre de 2022.
Del Evangelio de san
Lucas 12,39-48.
“Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá”.
Dijo
Jesús: -“¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al
frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?. Dichoso el criado a quien su amo al llegar
encuentre portándose así. Os aseguro que
lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: ‘Mi amo tarda al llegar’, y empieza a
pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y deber y emborracharse,
llegará el amo condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere, y no
está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe,
pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
COMENTARIO
A
la confianza que el señor deposita en sus criados se pide que se responda con
fidelidad durante la ausencia de su señor.
Lo inesperado de la venida de Cristo, cuyo día y hora nadie conoce más
que el Padre, requiere una actitud apropiada: la vigilancia. Todo criado, hombre y mujer que conoce la
voluntad de Dios y no la cumple será castigado con más razón y rigor que el que
no la conoce. Todos los seguidores de
Jesús son los que han de mostrarse alerta en la fe y en la caridad en la
esperanza de la venida de Cristo.
ORACIÓN
Mira Señor, no nos gusta que nos corrijan, nos resistimos a la conversión, pensamos que ya es bastante lo que hacemos... no nos gusta que vengan a darnos lecciones de que si no eres solícito y fiel en administrar tus cualidades poniéndolas al servicio de los demás; un día tendrás que dar cuentas. Por eso Señor te pido que cada día me digas cuál es tu voluntad; y si no te escucho que me lo digas otra vez; que cada día me recuerdes la delicadeza con que debo tratar a los demás. Ayúdame en esto Señor. Amén.
Del Evangelio de san
Lucas 12,49-53.
“No he venido a traer paz, sino
división”.
Dijo Jesús a sus discípulos: -“He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!. Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!. ¿Pensáis que he venido a traer al mundo la paz?. No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.
COMENTARIO
Cristo es nuestra paz, efectivamente, dirá san Pablo, pero no una paz de saldo y a cualquier precio. La paz que Él trae no es la que da el mundo. Para disfrutar la paz que aporta el mensaje de Cristo tiene que operarse antes una purificación por el fuego, una división entre luz y tinieblas, una lucha del bien contra el mal, de la justicia contra la injusticia, la libertad contra la opresión, el amor contra el desamor, la verdad contra la mentira y el cómodo instalamiento en la injusta situación establecida. Prende Señor el fuego que nos purifique en la verdad.
ORACIÓN
Prende Señor en nosotros el fuego del amor, de la pasión por la justicia, el apasionamiento por la búsqueda de la verdad. Claro que este fuego del amor y la justicia traerá división entre el que vive el amor y el que vive el individualismo, el que vive la fraternidad y el que se instala en el egoísmo. Se que esta división se produce Señor incluso en mi familia... y hasta dentro de mí mismo. Por eso te pido que prendas en mí el fuego de tu amor, de tu Espíritu para que arda toda envidia, toda injusticia, todo pecado.
Del Evangelio de san
Lucas 12,54-59.
pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?”.
Decía
Jesús a la gente: -“Cuando veis subir una nube por el poniente, decís
enseguida: Chaparrón tenemos, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: Va a hacer
bochorno, y lo hace. ¡Hipócritas!: si
sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis juzgar
vosotros mismos lo que se debe hacer?. Cuando
te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a
un acuerdo con él mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez,
y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no
pagues el último céntimo”.
COMENTARIO
Hay
que mirar y ver con la luz de la fe que el reinado de Dios está presente y actuando
entre nosotros invitándonos a sumarnos a su dinamismo. Está presente y actuando: En los gestos de
liberación, esperanza y solidaridad que se dan entre los hombres-mujeres,
grupos, iglesias y naciones; en tantos hombres y mujeres que aman al pobre, al
enfermo, al sin familia ni hogar y le consagran su vida; en la fidelidad de los
esposos y en la existencia de los consagrados a Dios.
ORACIÓN
Señor que sepa ver que está presente y actuando el reino de Dios también en los ojos que lloran con los que sufren y en los labios que sonríen con los hermanos/as; en cuantos trabajan por la paz y la erradicación del hambre y del subdesarrollo; en todo hombre y mujer que busca a Dios con sincero corazón. Que me dé cuenta que ha llegado el momento de la decisión, que ya no es hora de discursos ni palabras sino hora de actuar. Que en los signos de los tiempos vea hoy tu palabra que nos dice qué debemos hacer. Amén.
Del Evangelio de san
Lucas 13,1-9.
“Si no os convertís, todos pereceréis de la
misma manera”.
En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilatos con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: -"¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera".
COMENTARIO
Muchas enseñanzas de Jesús llevan el soporte de sucesos o imágenes de la vida real: ejecución de unos galileos (maldad del hombre-mujer) y de la muerte por accidente al derrumbarse una torre (desgracia natural). El criterio del pueblo dice: ¡Castigo de Dios!. Jesús, ante estos hechos, nos habla de la necesidad de conversión. La penitencia, la conversión, lejos de empobrecer la personalidad, es una condición de equilibrio. Por ella emerge el hombre-mujer espiritual con sus exigencias por encima de la vida puramente animal. Por la conversión y la penitencia el espíritu domina la materia. Todos, dice Jesús, necesitamos convertirnos.
ORACIÓN
Déjame un poco más Señor y cuídame, para que viendo tus cuidados me convierta. No es la primera vez que vienes a mi vida buscando frutos… y te llevaste la decepción de no encontrarlos. Abona mi vida Señor con tus besos, cava mi corazón con la fuerza de tu Espíritu, abona mi alma con tu Evangelio… para que me convierta y de fruto. No permitas Señor que piense que soy mejor que otros que acabaron mal por desgracias naturales o por la maldad de los hombres. Ayúdame a convertirme. Déjame un poco más Señor y cuídame, para que me convierta.
