
«Pasión y muerte de Jesús de Nazaret» (III Parte).
6.- La oración en el Monte de Getsemaní.
Acabada la cena Jesús y los suyos como solían hacer desde que estaban en Jerusalén marcharon a orar al huerto de Getsemaní o Montes de los Olivos, en la cordillera de Montes de Judea situada en el valle de Kidron al este de Jerusalén. En esta ocasión se describe la angustia que Jesús vive a la espera del acontecimiento inmediato de su muerte. Iba acompañado por Pedro, Santiago y Juan a quienes pidió que orasen con él, Jesús se separó de ellos alejándose un poco, sintiendo una enorme tristeza se dirigió al Padre orando. Hasta tres veces suplicó Jesús al Padre:
“Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz; pero no sea yo quien quiera, sino como tú quieras. Se acercó a sus discípulos, pero estos estaban dormidos. Jesús dijo: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 1
La agonía creciente descrita en los Evangelios durante esa noche en el Monte de los Olivos pone de manifiesto nuevamente, como ya hizo en el desierto, tentar a Jesús para quebrar su voluntad de obedecer al Padre. Satanás que posee el imperio de la muerte se emplea con fuerza para vencer a Dios. Con la sombra de la muerte que cayeron sobre él, con su alma abatida y que, como hombre buscó, anhelo la cercanía, apoyo de sus amigos más íntimos y fue en su búsqueda, pero los halló dormidos. Ya con la decisión de derrotar al tentador volvió de nuevo a orar al Padre decidido a cumplir con la voluntad del Padre.
“Se apartó nuevamente Jesús para orar diciendo: Padre mío si no puede pasar de mí este cáliz sin que yo lo beba, hágase tu voluntad. Viendo que sus discípulos dormían les dijo: Dormid ya y descansad. He aquí que ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. Les dijo: vamos, ved que se acerca el que me va a entregar".2
Ninguna reprimenda, ningún reproche, ninguna advertencia por su total fracaso. Él clemente los despierta y prepara para el encuentro con Judas y los soldados que venían a prenderlo, Jesús tras el beso de Judas fue apresado sin resistirse a ello, solo le dijo a Judas: ¿amigo a qué vienes? No le increpó ni le reprendió, a los demás que fueron a prenderlo con espadas y palos, sí que les dijo: que cómo un ladrón habían ido a prenderlo. Estos lo llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás, mientras los discípulos de Jesús huían, solo Pedro lo siguió a distancia. Jesús por problemas de jurisdicción tuvo que ser juzgado en las tres instancias gobernantes: primero por el sumo sacerdote, segundo el rey Herodes y por último por el gobernador romano Poncio Pilatos. En medio de este proceso Jesús fue torturado e insultado varias veces, tanto por los soldados del Sanedrín (Asamblea de sabios, un rabino por cada una de las ciudades de Israel que actuaban como jueces), así como por los soldados romanos.
Los jefes de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban pruebas que condenaran a Jesús, pero no la encontraban por lo que recurrieron a falsos testigos, dos declararon: éste ha dicho que puede destruir el Templo y reconstruirlo en tres días. El sumo sacerdote se levantó y le preguntó a Jesús: ¿no responde nada ante esta acusación? pero Jesús callaba. El sumo sacerdote le dijo: te conjuro por Dios vivo; dime si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús le respondió: Tú lo has dicho; y además os digo que veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Todopoderoso, y que viene sobre las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras y dijo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. Ellos respondieron: es reo de muerte. Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a darle bofetadas; otros lo golpeaban diciendo: Mesías adivina quién te ha golpeado".3
7.- La negación de Pedro.
Mientras esto sucedía, Pedro que se encontraba afuera negaba a Jesús, hasta tres veces lo hizo. Este hecho a Pedro dada su condición de galileo firme en sus convicciones le produjo una gran angustia cuando recordó lo que Jesús le había dicho: “antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces", 4 (Mat 26,34-35) una angustia ésta que Pedro no superaría hasta que Jesús se le apareció tras su resurrección. (Posiblemente si Judas Iscariote, el apóstol que traicionó a Jesús de Nazaret por 30 monedas de plata. Se cree que era miembro de la secta judía radical de los zelotes que buscaba la liberación de Judea. También se le describe como un hombre de negocio astuto, fue elegido tesorero de los doce apóstoles. Sí hubiera hecho Judas lo que Pedro, arrepentirse y confiar en que el Señor lo perdonaría, como perdonó a Pedro, posiblemente la soberbia, o la ambición fue la que lo llevó al suicidio.)
Acabada la cena Jesús y los suyos como solían hacer desde que estaban en Jerusalén marcharon a orar al huerto de Getsemaní o Montes de los Olivos, en la cordillera de Montes de Judea situada en el valle de Kidron al este de Jerusalén. En esta ocasión se describe la angustia que Jesús vive a la espera del acontecimiento inmediato de su muerte. Iba acompañado por Pedro, Santiago y Juan a quienes pidió que orasen con él, Jesús se separó de ellos alejándose un poco, sintiendo una enorme tristeza se dirigió al Padre orando. Hasta tres veces suplicó Jesús al Padre:
Mateos 26,36-41
La agonía creciente descrita en los Evangelios durante esa noche en el Monte de los Olivos pone de manifiesto nuevamente, como ya hizo en el desierto, tentar a Jesús para quebrar su voluntad de obedecer al Padre. Satanás que posee el imperio de la muerte se emplea con fuerza para vencer a Dios. Con la sombra de la muerte que cayeron sobre él, con su alma abatida y que, como hombre buscó, anhelo la cercanía, apoyo de sus amigos más íntimos y fue en su búsqueda, pero los halló dormidos. Ya con la decisión de derrotar al tentador volvió de nuevo a orar al Padre decidido a cumplir con la voluntad del Padre.
Mateos 26,36-41
Ninguna reprimenda, ningún reproche, ninguna advertencia por su total fracaso. Él clemente los despierta y prepara para el encuentro con Judas y los soldados que venían a prenderlo, Jesús tras el beso de Judas fue apresado sin resistirse a ello, solo le dijo a Judas: ¿amigo a qué vienes? No le increpó ni le reprendió, a los demás que fueron a prenderlo con espadas y palos, sí que les dijo: que cómo un ladrón habían ido a prenderlo. Estos lo llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás, mientras los discípulos de Jesús huían, solo Pedro lo siguió a distancia. Jesús por problemas de jurisdicción tuvo que ser juzgado en las tres instancias gobernantes: primero por el sumo sacerdote, segundo el rey Herodes y por último por el gobernador romano Poncio Pilatos. En medio de este proceso Jesús fue torturado e insultado varias veces, tanto por los soldados del Sanedrín (Asamblea de sabios, un rabino por cada una de las ciudades de Israel que actuaban como jueces), así como por los soldados romanos.
Marcos 15,2

7.- La negación de Pedro.
Mientras esto sucedía, Pedro que se encontraba afuera negaba a Jesús, hasta tres veces lo hizo. Este hecho a Pedro dada su condición de galileo firme en sus convicciones le produjo una gran angustia cuando recordó lo que Jesús le había dicho: “antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces", 4 (Mat 26,34-35) una angustia ésta que Pedro no superaría hasta que Jesús se le apareció tras su resurrección. (Posiblemente si Judas Iscariote, el apóstol que traicionó a Jesús de Nazaret por 30 monedas de plata. Se cree que era miembro de la secta judía radical de los zelotes que buscaba la liberación de Judea. También se le describe como un hombre de negocio astuto, fue elegido tesorero de los doce apóstoles. Sí hubiera hecho Judas lo que Pedro, arrepentirse y confiar en que el Señor lo perdonaría, como perdonó a Pedro, posiblemente la soberbia, o la ambición fue la que lo llevó al suicidio.)
Dentro del Sanedrín, en el interrogatorio a Jesús éste no pronunció ni una palabra más, sólo su afirmación de ser el Hijo de Dios le era suficiente, y se puso en manos del Padre cómo muestra de su total disponibilidad a su voluntad.
¿no oyes todo lo que dicen contra ti? Pero Jesús nada respondió” 5
Mat 27,11-56
“Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿Qué has hecho? Jesús le contestó: mi reino no es de este mundo, si fuera de este mundo mi guardia habría luchado para que yo no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Pilato le dijo: Conque ¿tú eres rey?, Jesús le contestó: Tú lo dices, soy rey, yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz. Pilato le dijo: y, ¿Qué es la verdad? Dicho esto, salió Pilato hasta donde estaban los judíos y les dijo: Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos? A ese no, a Barrabas…Entonces Pilato mandó azotar a Jesús. Los soldados trenzaron una corona de espina, se la pusieron sobre su cabeza y le echaron por encima un manto color purpura: y acercándose a él le decían: ¡salve rey de los judíos! Y le daban bofetadas…Jesús salió afuera. Pilato dijo: aquí lo tenéis. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: ¡crucifícalo, crucifícalo!” 6
Jn 18,35-40; 18,1-6

José Manuel Carrascosa Freire, presidente diocesano de la HOAC (de 2014 a 2019), Representante de la HOAC en el Secretariado diocesano de Pastoral Obrera y Coordinador del Sector 2: «Paro, pobreza‑marginación y exclusión social generadas por el mercado de trabajo».
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