ORAR
EN EL MUNDO OBRERO
Ciclo “A” (2010-2011)
28ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO(9 octubre
2011)
La burguesía cede su puesto al
proletariado en el banquete del Reino.
proletariado en el banquete del Reino.
Esta
parábola ilustra el “ay” contra los ricos
que han perdido su consuelo (Lc 6,24).
que han perdido su consuelo (Lc 6,24).
VER: dos historias
Un grupo de jóvenes de entre 17 y 23 años se
cobija a la sombra de un camión.
Aparentemente no comparten nada, pero todos tienen algo
en común que los ha unido en un curso de mantenimiento de edificios y de
preparación para la obtención del graduado escolar: abandonaron la escuela
obligatoria con el objetivo de ganar dinero.
“A los 17 años me echaron del instituto.
Yo quería trabajar, quería dinero.
Era el típico cabrón en la escuela”, señala Ayax Arroba,
de 20 años.
“Después de un par de trabajos, me quedé en el paro y
me acordé de las palabras de mi madre”, recuerda.
Ayax comparte su bocadillo con Richard, que abandonó el
instituto hace dos años, cuando tenía 15.
Cuando Richard dejó la escuela, el sueño económico ya se
había hecho trizas.
“No te voy a negar asegura que me he visto en alguna
conversación en la que me he dicho:
Joder, si hubiese estudiado estaría entendiendo de lo
que están hablando”.
Con 19 años se fueron a trabajar a Canarias.
A su vuelta a Badalona, ella puso un centro de estética.
Y él trabajaba como carpintero/pintor/ lo que fuera en
una empresa de reformas.
Pero, de pronto, Mari Carmen ya no podía poner ni una
tirita más a su agónico negocio y lo cerró.
Al cabo de nada quien llegó a casa balbuceando que lo
habían despedido fue su marido.
A ella, para recibir una ayuda, le dijeron que debía
seguir unos cursos en los que nunca había plaza.
Él cobró su último subsidio en junio.
A partir de ahí, la nada.
Y la nada, en su caso, ha sido un salto
desesperado a la economía sumergida.
Ella depila a vecinas en una habitación en casa de su
madre.
Y él hace chapuzas para su antigua empresa.
Cada vez que acaba una, le dan un sobre marrón.
OBRERA YO, A TI TE PIDO AUXILIO
(Auerbach-Rodríguez)
Ojalá que ante ti llegue mi
grito;
tus oídos inclina a mi
clamor.
Pues de sobrecarga laboral,
mi vida de trabajadora está
colmada.
Con la doble jornada mi
cuerpo se consume;
trece, catorce, quince horas,
tiempo de trabajo,
de transporte, tareas del
hogar.
Soltera con labores del
hogar, añádase una o dos horas;
con pareja y labores del
hogar, dos o tres horas más;
por cada hijo es otra hora,
intensa jornada extralaboral.
Mis ojos, por el cansancio y
la aflicción,
apenas alcanzan a mirarte;
a Ti clamo, Señor, todas las
horas, de todos esos días,
por eso, extiendo a Ti mis
palmas.
Míranos, Señor, que estamos
muertas de cansancio,
con estos horarios, ¿cómo se
puede educar a los hijos?
Horarios que nos obligan a
utilizar
el descanso para hacer las
compras,
preparar la comida y lavar la
ropa (…)
Obrera yo, Señor, a Ti te
pido auxilio:
tempranito mi petición a Ti
dirijo.
¿Hasta cuándo, Señor, será
que obreros y obreras sean
tratadas de forma desigual?
En tu presencia, Señor, me
deshago y lloro.
Desde muchacha enferma y
desgraciada soy,
me abruma la fatiga y la
tensión.
La doble jornada alejó de mí,
amigas y compañeros…
Mat 22,1-14
(¡“La burguesía judía cede su puesto al proletariado”!)
“Volvió a hablarles Jesús en parábolas, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba
la boda de su hijo;
llamó a sus criados para que llamaran a los convidados,
pero no quisieron ir.
Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran
a los convidados:
“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses
cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”.
Pero ellos no hicieron caso;
uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los
demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
»El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron
con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la
merecían.
Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que
encontréis, llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos
los que encontraron, malos y buenos.
La sala del banquete se llenó de comensales.
Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó
en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”
El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las
tinieblas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
Porque muchos son los llamados, pero pocos los
elegidos»”.
Pequeña exégesis (para leer con lápiz)
1.- El
banquete se asocia en la mente de los oyentes con el reino de Dios que Jesús
les predicó y cuya proximidad hizo sentir en sus comidas con los discípulos y
con el pueblo.
¡Eucaristía y reino de Dios!
2.-
Los primeros ‘invitados’ representan a los ricos, y las personas de la
calle a los pobres.
En efecto, un campo no puede comprarlo cualquiera
(recordad el precio que se paga por un jornal), ni tampoco cinco yuntas de
bueyes, necesarias para labrar un campo muy grande (con cinco yuntas de bueyes
se pueden labrar como promedio unas 45 hectáreas de tierra, al alcance sólo de
grandes propietarios).
A la inversa, las personas que están en la calle y junto
a los cercados son los pobres: andan vagando, acaso están en paro, quizá
tienen que mendigar, no se encuentran desde luego en casas ni son de los
invitados a banquetes de grandes personajes.
3.-
Esta parábola, presente también en Lucas, ilustra entonces, la bienaventuranza
de los pobres (Lc 6,20) o, más bien, el “ay” contra los ricos que han
perdido su consuelo (Lc 6,24).
La parábola quiere ser más que una mera advertencia para
los ricos, los cuales prefieren su riqueza por encima del reino (aunque hay
también otras posibilidades de perder el kairos del reino de Dios,
además del ajetreo y los negocios).
4.-
Desarrollemos la parábola: El rey envía a sus esclavos para llamar a la fiesta,
como se hacía con las personas importantes, a unos huéspedes previamente
invitados.
[Las invitaciones a comidas se hacían normalmente en
forma oral.
Los grandes señores contaban con esclavos especializados
para
las invitaciones (invitatores, monitores, vocatores)].
Pero los invitados se niegan a acudir, lo que no deja de
ser una desvergüenza en personas que ya han prometido en principio la
asistencia; pero cuando el anfitrión es un rey y los invitados súbditos suyos,
es a la vez un escarnio.
Que un rey envíe por segunda vez a sus esclavos, resulta
realmente enternecedor.
La nueva respuesta de los invitados es de una
desfachatez impresentable: el trabajo en el campo o los negocios son más
importantes para ellos que la invitación del rey.
5.-
[Sin entrar en más matices, digamos que el asesinato de los siervos y la guerra
emprendida por el rey pertenecen, por una parte, a la “hiperbolación” de la
tradición parabólica judía.
(Así, en parábolas judías sobre banquetes, los
convidados que no halagan al rey en el banquete son decapitados;
o los enemigos invitados por el rey sufren toda clase de
vejaciones en el palacio y son ahorcados, etc.);
y por otra parte a la propia teología de Mateo
(apoyada en la tradición deuteronomista del asesinato de los profetas), que
desvaloriza al judaísmo por su rechazo de la comunidad judeocristiana.
Para Mateo, a partir del rechazo de Jesús empieza una
nueva alianza]
6.- En
la nueva invitación, los esclavos deben “salir de la ciudad” y alcanzar
las fronteras del reino: deben invitar a todos los que se encuentren allí, buenos
y malos.
Esta observación sorprende.
¿Qué intenta Mateo decirnos con ella?
Estos nuevos invitados (que ahora sí llenan el
banquete a rebosar) nos recuerdan 21,43, donde se hablaba de un pueblo que
produzca los frutos del reino de Dios.
Pero la parábola, en Mateo, no pone aquí el letrero de
“colorín colorado este cuento se ha acabado”.
7.-
¿Por qué añadió Mateo los versículos 11-13?
Ahora el peso de la parábola recae en este final.
El rey se presenta, pero no para participar del banquete
como es normal, sino, cosa extraña, a “inspeccionar” a los invitados que están
a la mesa.
Ve a un invitado sin traje de fiesta (“traje de boda”),
cosa más extraña aún: fueron invitados en caminos rurales al banquete.
Además, en las bodas antiguas no era obligatorio
presentarse con traje especial, bastaba un vestido normal, limpio y festivo.
¿Qué quiere decirnos la parábola?
El rey le da el tratamiento de “amigo”, pero se muestra
duro e inflexible:
hay en este banquete de bodas unas condiciones
extraordinarias de entrada (ver 25,10-12) que el invitado no cumple.
Por eso no se defiende (“no despega los labios”) y es
arrojado “fuera” (referido al juicio final).
8.- El
invitado indigno, que forma parte de los “buenos y malos” llamados a última
hora, representa para los miembros de la comunidad una de las dos
posibilidades futuras:
permanecer o ser arrojado fuera.
Pertenecer a la comunidad no asegura nada, es necesario
llevar el traje de bodas.
¿Qué significa este dichoso traje de bodas?
Representa la obediencia a la “voluntad del Padre”
(21,31) o a los frutos (21,43),
es decir, las buenas obras que hay que presentar en el
juicio.
9.- Los
versículos 11-13 son muy importantes para Mateo:
ser llamado a la comunidad no significa, ni de lejos,
estar salvado.
También la comunidad recibirá el Reino sólo en tanto produzca
frutos (21,43).
También ella tendrá que pasar por el último juicio.
El último discurso del evangelio insistirá en ello
detalladamente (24,42-25,30).
10.-
Mateo insiste e insiste:
Nada está decidido con la acogida de la invitación, con
el bautismo y el ingreso en la comunidad.
Conviven en ella buenos y malos.
Sus miembros no poseen, por tanto, la salvación,
sino que pueden volver a perderla.
Hay que acreditarla con las obras.
“¿Evangelio terrible?”.
¿El Dios de esta parábola es, pues, un Dios cruel y nada
cristiano?
Bien, es posible que se le fuese la mano a Mateo y que
deba respondernos a nosotros si la idea de juicio es capaz de anular la
promesa de salvación;
pero viendo lo barata que hemos puesto la gracia tal vez
Mateo tengo mucho que decirnos a nosotros...
11.-
Otra cosa interesante de Mateo es su libertad creativa para aplicar las
parábolas de Jesús a los problemas de su tiempo.
Pidamos que el Espíritu Santo nos otorgue también a
nosotros esa misma creatividad que responda a nuestros problemas eclesiales
actuales.
Atención, hablamos de libertad creativa, no
de libertad infiel, a la que siempre estamos expuestos, que le hace
decir a un texto lo que se nos ocurra o nos interese defender.
REFLEXIONAMOS
Los cristianos, como en la parábola, hemos sido llamados por
Jesús a pertenecer a su Iglesia, a disfrutar del banquete divino de la
eucaristía.
Nuestra respuesta a la llamada de Jesús fue un sí.
Desde el Bautismo la Iglesia nos entregó el traje de bodas del
trabajador del Reino.
Manifestemos nuestra acción de gracias a Jesús.
Los militantes de la HOAC hemos sido enviados también a llamar a
otros proletarios que están fuera de la ciudad.
La llamada implica por nuestra parte una vida nueva, un compromiso
de comunión encarnada con los últimos, una difusión activa…
Dialogamos con Jesús nuestras dificultades personales...
SALMO 8 (continuación)
¡Señor, Dios nuestro,
qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos
para reprimir al adversario y vengativo.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado.
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar por él?
Lo hiciste poco inferior a Dios,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies:
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
¡Señor, Dios nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
La mirada ahora se vuelve otra vez al cielo (vv. 4-5),
desarrollando cuanto se dijo en v.2b (“has vestido de majestad los cielos”).
El tono se hace ahora más personal: se pasa a la primera
persona singular (“cuando contemplo el cielo...”):
el salmista habla no en cuanto israelita,
sino en cuanto hombre.
La imagen del cielo evoca en el hombre antiguo la imagen
de la estabilidad.
El cosmos es considerado como un edificio, cuya
estabilidad era para el hombre antiguo objeto de maravilla;
por su parte, el firmamento era imaginado como una
envoltura sólida, sobre la cual estaban las aguas: que éstas no cayesen se
consideraba un milagro…
La expresión “obra de tus dedos” expresa la habilidad
artesana del divino obrero.
Dios no ha trabajado con la pala y el pico,
sino que con sus mismos dedos
ha construido el mundo:
su obra, más que la obra de un jornalero,
es la de un artista.
¿No es el sistema capitalista, por lo mismo, un desastre
en cuanto que convierte al hombre artista que somos todos en simple máquina de
exprimir?
La infinitud del cielo, el tranquilo girar de la “eterna
rueda”, evoca por contraste la pregunta:
«¿qué es el hombre?».
Hombre (´énôš) se hace derivar de la raíz ´nš,
“ser débil”, y efectivamente muchas veces indica
el ‘hombre’ en contraposición a la divinidad,
en su aspecto “mortal”.
También “humano” (´ädäm) está relacionado en Gn 3,19 a
la ´ádämâ, “tierra”, y al hecho de ser “mortal”.
Frente a la inmensidad del cielo, el pequeño hombre es
una “cantidad despreciable”;
frente a su eternidad es una sombra que pasa
(cf. Sal 144,4).
La perspectiva del salmista no es la de Descartes:
“pienso, luego existo”,
sino “Dios piensa en mí, luego existo”.
Esta sombra que pasa es objeto del amor de Dios, y eso
la vuelve grande.
Los dos verbos que expresan el interés de Dios por el
ser humano son teológicamente muy importantes.
El primero es «zkr», “recordar, pensar en alguien”:
cuando Dios “recuerda”, es el momento en que cambia el
curso de la historia.
Así sucede en el relato del Diluvio:
“Dios se acordó de Noé... e hizo soplar un viento sobre
la tierra” (Gn 8,1).
Igualmente en el Éxodo, cf. 2,23-25; 6,5-6.
Dios no puede ‘recordarse’ de su pueblo y permanecer
inerte...
El segundo verbo, «pqd», “pedir, interesarse, tener
cuidado de alguien” es típico del pastor que cuida de su rebaño.
También este verbo se refiere a la relación de Yhwh con
Israel.
En el Éxodo Israel ha hecho experiencia de un Dios que
“tiene cura de su pueblo” (cf. Gn 50,24-25; Ex 3,16; 4,31; 13,19).
El Sal 8 traspasa estas experiencias a toda la
humanidad.
Yhwh no es un dios que se cuida sólo de los astros:
El piensa en cada hombre, por insignificante que sea,
como lo ha experimentado Israel tantas veces en su existencia.
Sal 8,5 traza en síntesis una teología y una
antropología, densa en consecuencias.
Dios es alguien que se cuida de los pequeños.
El hombre es un ser que tiene una relación particular
con Dios.
El misterio de la Encarnación confirmará la verdad de
esta intuición.
(Seguirá…).
Escribo en letras
grandes lo que el salmo me va descubriendo sobre Dios y sobre el hombre…
Le doy gracias al
Padre de Jesús por ser como es…
Le pido hacer de
mi ‘obligado’ trabajo un arte de liberación…
Canto a Dios, Padre del Pueblo
(Ramírez Toro, E.)
Canto a Dios-Padre-del-pueblo
y mi alma se alegra en el
libertador de los oprimidos,
porque ha puesto sus ojos en una
mujer del pueblo, como yo,
y no en una dama de la alta sociedad.
Por eso, desde ahora,
la historia me contará entre
las grandes mujeres.
Dios-Padre-del-Pueblo ha
hecho cosas maravillosas
en mi persona y en la
comunidad que espera la liberación.
Él es poderoso y justo
y su bondad alcanza a todos
los que buscan la justicia social.
Manifestó la fuerza de su
brazo
y destruyó a los soberbios
[también] de la alta sociedad;
les quitó el poder a los
abusivos explotadores
y se lo dio a los que estaban
oprimidos por ellos.
Al pueblo hambriento lo colmó
de bienes
y a los ricos prepotentes los
despidió sin nada.
Hizo justicia a los
marginados,
como había prometido desde
hacía muchos siglos.
PARA ORARLO
Crecer económicamente,
progresar en mi salario, en mi renta, vivir mejor, prosperar en mi trabajo,
dejar a mis hijos un futuro resuelto… es una opción buena desde la lógica del
mundo, pero desde la lógica del amor de Dios, lo que probablemente me pide,
ante tanta desigualdad y empobrecimiento, es decrecer económicamente y poner
mis bienes al servicio real del que menos tiene.
Es creer que mi propiedad
tiene una hipoteca social y que mis bienes tienen un destino universal; no son
realmente míos.
Es caminar hacia la pobreza
para que otros salgan de su empobrecimiento.
ORAR
DESDE EL MUNDO OBRERO
Dos
enlaces:
- Is 25, 6-10a. El Señor
preparará un festín y enjugará las lágrimas de todos los rostros.
- Salmo 22. R/. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
- Flp 4,12-14. 19-20. Todo lo puedo
en aquél que me conforta.
- Mt 22,1-14. A todos los
que encontréis, convidadlos a la boda.
La
invitación rechazada.
El
banquete de bodas es una imagen bíblica que resalta el carácter gratuito y
misterioso del amor de Dios a su pueblo.
Historia
y escatología, presente y futuro, compromiso humano y gracia divina son los
elementos que se mezclan en la Liturgia de hoy.
No
expresa sólo la esperanza humana en un futuro gozoso y salvación para todos (1
lect.), sino que se convierte también en un juicio por no aceptar la invitación
(Ev.).
El
creyente, a imitación de Pablo, lo puede todo en aquél que le conforta (2
lect.).
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