4º Domingo de Pascua (7 mayo 2017)
El caso más sublime de comprensión –como siempre–
nos lo da Cristo encarnándose.
Esconde su forma divina y viste la forma humana.
Con la Encarnación el Hijo de Dios comprendió al hombre.
Con esta forma de amor llamada comprensión,
entró la Revelación en el mundo.
Porque Dios comprendió al hombre,
acomodándose a su manera de ser,
fue posible que el hombre escuchara a Dios
y lo entendiera.
(Rovirosa, OC, T.V. 510).
San Juan 10,1-10 (Para que tengan vida
y la tengan abundante)
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