Los movimientos especializados de Acción Católica para la evangelización del mundo obrero, MTC (Mujeres Trabajadoras Cristianas), HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y JOC (Juventud Obrera Cristiana), en esta celebración del 1º de mayo, día Internacional de la Clase Obrera, nos sentimos cercanos a tantos compañeros y compañeras de trabajo, junto con los cuales vivimos con angustia y preocupación este momento de incertidumbre laboral, acentuado por la crisis económica mundial.
Una crisis producida por un sistema económico mundial injusto e insolidario, regido por el ciclo: consumir, producir, consumir, que tanta desigualdad y pobreza genera, especialmente en los más débiles. Esta crisis pone en cuestión la civilización montada sobre el macro-consumo, el derroche de recursos naturales, el capricho, las "modas", la búsqueda desenfrenada del beneficio inmediato y a costa de lo que sea. Nunca ha sido más evidente la necesidad de un cambio radical que trastoque las reglas del sistema y el sistema mismo.
Cifras no menos preocupantes tienen que ver con los ERE (Expedientes de Regulación de Empleo) que en España, en el 2008, crecieron un 163%. Así mismo, la desigualdad de género permanece en el mercado laboral, pues las mujeres perciben un salario 17,6% menor que los hombres y sufren el paro un 16,3% frente al 14,8% de los hombres.
Por eso, debemos romper la inercia social de no corresponsabilizarnos con nada porque no depende de nosotros. Todos tenemos responsabilidad de lo que pasa. Nuestra indiferencia también genera dolor y sufrimiento. Es el momento del compromiso: desde vivir nuestra vida priorizando nuestra solidaridad con los pobres, poniendo nuestra economía a su servicio, compartiendo de nuestro salario con los que no lo tienen (y ya hay experiencias de ello en numerosos lugares del país), hasta desarrollar un compromiso social y político con otros, para hacer posible una transformación de nuestra sociedad; desde replantearnos nuestros ahorros en la banca alternativa hasta indagar en el comercio justo; desde llevar una vida respetuosa con el medio ambiente, austera y no consumista hasta estar organizados y preocupados por nuestros vecinos y compañeros de trabajo, etc.
Como trabajadores y trabajadoras cristianos nos duele y preocupa esta situación. Nos sentimos interpelados por la realidad y llamados, desde el evangelio, a vivir más comprometidos. La esperanza cristiana es la que debe movernos a trabajar sin desmayo por un nuevo modelo de sociedad que sea más justo, más humano y más solidario.
Así mismo, exigimos a los poderes políticos y financieros, la construcción de una política económica donde se coloque en el centro de las respuestas la vida de todas las personas, pues es urgente no sólo refundar la vida social y económica, sino nuestra propia humanidad.
Tenemos muchos motivos para participar, reivindicar y celebrar este 1º de Mayo día Internacional de la Clase Obrera.
- "Hace unos meses sufrí en mis carnes la experiencia laboral más precaria que he vivido, y la verdad que he vivido unas cuantas. Esta vez no fue porque tuviera un contrato basura, ni porque me pagaran un sueldo de mileurista. Sencillamente dejaron de pagarme mi sueldo… en la empresa había compañeros a los que no se les debía 2 meses, como a mí, sino 3 y 4. Fue muy duro." (Óscar)
Una crisis producida por un sistema económico mundial injusto e insolidario, regido por el ciclo: consumir, producir, consumir, que tanta desigualdad y pobreza genera, especialmente en los más débiles. Esta crisis pone en cuestión la civilización montada sobre el macro-consumo, el derroche de recursos naturales, el capricho, las "modas", la búsqueda desenfrenada del beneficio inmediato y a costa de lo que sea. Nunca ha sido más evidente la necesidad de un cambio radical que trastoque las reglas del sistema y el sistema mismo.
- "es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales, los cuales, aunque manejados por la voluntad de los hombres, funcionan de modo casi automático, haciendo más rígida las situaciones de riqueza de los unos y de pobreza de los otros". (Juan Pablo II, en SRS, 16)
Cifras no menos preocupantes tienen que ver con los ERE (Expedientes de Regulación de Empleo) que en España, en el 2008, crecieron un 163%. Así mismo, la desigualdad de género permanece en el mercado laboral, pues las mujeres perciben un salario 17,6% menor que los hombres y sufren el paro un 16,3% frente al 14,8% de los hombres.
Por eso, debemos romper la inercia social de no corresponsabilizarnos con nada porque no depende de nosotros. Todos tenemos responsabilidad de lo que pasa. Nuestra indiferencia también genera dolor y sufrimiento. Es el momento del compromiso: desde vivir nuestra vida priorizando nuestra solidaridad con los pobres, poniendo nuestra economía a su servicio, compartiendo de nuestro salario con los que no lo tienen (y ya hay experiencias de ello en numerosos lugares del país), hasta desarrollar un compromiso social y político con otros, para hacer posible una transformación de nuestra sociedad; desde replantearnos nuestros ahorros en la banca alternativa hasta indagar en el comercio justo; desde llevar una vida respetuosa con el medio ambiente, austera y no consumista hasta estar organizados y preocupados por nuestros vecinos y compañeros de trabajo, etc.
Como trabajadores y trabajadoras cristianos nos duele y preocupa esta situación. Nos sentimos interpelados por la realidad y llamados, desde el evangelio, a vivir más comprometidos. La esperanza cristiana es la que debe movernos a trabajar sin desmayo por un nuevo modelo de sociedad que sea más justo, más humano y más solidario.
Así mismo, exigimos a los poderes políticos y financieros, la construcción de una política económica donde se coloque en el centro de las respuestas la vida de todas las personas, pues es urgente no sólo refundar la vida social y económica, sino nuestra propia humanidad.
Tenemos muchos motivos para participar, reivindicar y celebrar este 1º de Mayo día Internacional de la Clase Obrera.
Mujeres Trabajadoras Cristianas (MTC),
Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC),
Juventud Obrera Cristiana (JOC)