Tras esta Semana Santa con una climatología buenísima, por nuestras ciudades hemos podido disfrutar con las distintas procesiones que han recorrido nuestras calles, a muchos espectadores les ha emocionado las magnífica tallas de Nuestro Señor y de su Santísima Madre, pero, hemos vivido su atentico sentido religioso, o el denominado: religiosidad popular, con el que hay que ser respetuoso, pero, mayoritariamente nos hemos planteado lo que significan esas imágenes? Eso es algo que cada uno deberá preguntarse.
Pensemos solo en algunos aspectos de algunas cofradías:
1-La de la borriquita, es decir la Entrada Triunfante de Jesucristo en Jerusalén? Cuánto de triunfante quería Cristo hacer su entrada en la capital religiosa del pueblo hebreo? Poco creo, de lo contrario no lo habría hecho en un borriquito, sino en un hermoso caballo como lo hacían las fuerzas de ocupación romana, o la guardia del templo, o los acaudalados y poderosos de Judea.
2-La Cena del Señor: Jesús se reúne con sus amigos para comer y lo aprovecha para darle su última enseñanza con Él aun en vida. Él entrega a sus discípulos lo que habría de ser una de las señas de identidad del cristianismo, la Eucaristía, Él nos entrega su cuerpo y su sangre para que lo recordemos siempre, pero en la catequesis de la cena nos enseña algo más, el lavatorio de los pies a los discípulos, cabe mayor seña de humildad que el más grande, el mismo Dios lavase los pies a unos insignificantes hombres para darles ejemplo de lo que ellos deberán hacer con sus hermanos.
3-La Oración en Getsemani. Ya Jesús sabia que se acercaba su hora y sentía miedo, zozobra y necesitaba estar con el Padre para coger fuerza para los momentos tan duros que ya veía llegar y marchó junto a los suyos a Orar a Getsemani, cuando llegaron, Jesús le pidió a los discípulos que velaran mientras Él oraba, no fue así, las veces que fue a ver a los discípulo ellos dormían, la soledad lo entristecía amargamente, ya entonces sintió que poco podía contar con los hombres y que solo en el Padre podía hallar consuelo y con Él se quedó, poniendo su vida en sus mano hasta que llegaron a prenderlo, con un beso, Judas entrego a Jesús, pobre Judas, no entendió nada de las intenciones del Cristo, como nosotros dos mil y pico de años después seguimos sin entender a Jesús y a traicionarlo continuamente. A partir de esos momentos todo cuanto aconteció prácticamente lo vivió y sufrió en íntima soledad con el Padre y fueron pocas las palabras que pronunció y que conocemos por “Las siete palabras”, aunque en realidad fueron siete frases.
4- La crucifixión: Es difícil imaginar que en esa tortura de tal crueldad alguien pueda expresar palabra alguna, solo los gritos de dolor sería lo normal en el calvario, sin embargo algunas de las frases que dijo difícilmente podrá olvidarse: "Padre, perdónalos que no saben lo que hacen" Pero cómo va a pedir a su Padre que perdone a aquellos salvajes asesinos? Nos imaginamos el sufrimiento que estaba pasando en la cruz? Según expertos en ciencias forenses referida a la crucifixión dicen que los clavos que clavaron en las muñecas y en los pies uno puesto sobre el otro le produjeron grandes desgarros en huesos, músculos, nervios y vasos sanguíneos, además de que la posición que tenía en la cruz le provocaba asfixia por lo que se izaba sobre los clavos para coger un poco de aire con lo que el dolor era aun mayor, para evitar este acto instintivo solían fracturar las rodillas a los crucificados para acelerar la muerte por asfixia, aunque a Cristo no le partieron las piernas, de manera que además de la pérdida de sangre por los azotes, la corona de espina hay que sumar la hemorragia por los desgarros de los clavos, esos forenses entienden que la muerte a Jesús le vino por hemorragia y así seria, porque uno de los síntomas que acompaña a esta muerte es la sed y esta es otra de las frases que pronuncio Jesús, "Tengo sed" y pensemos que cuando el romano le clavo la lanza en el costado lo que le salió por la herida era agua.
5- Pero antes de llegar al momento álgido de la Pasión de Cristo, que es su muerte, el crucificado habría de manifestar su gran humanidad-divinidad, como es el momento de su breve conversación con Dimas y que supuso, que ante el reconocimiento de su condición de pecador por parte del buen ladrón, Jesús pronunciara esa frase: "Hoy estarás conmigo en el paraíso", a Jesús además de la confesión habría de haberle bastado una mirada a los ojos de Dimas, pero que mirada sería aquella que desnudó el corazón de Dimas, y Jesús por unos solos instantes de una vida le concedió la dicha de convertirse en el primer santo cristiano.
Otro momento terrible que desborda todas las razones humana y que nos hace vislumbrar el final tal como lo entendemos los hombres, el de la muerte, pero no había llegado el Hijo de Dios hasta ese extremos para no mostrar cuanta era su humanidad y su gran confianza en el Padre y así está escrito: "Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado?" Como todo humano en los momentos más extremo interroga, quiere saber el porqué de todo ese sufrimiento, ya no queda mucho, Él comprende que el sentido de su vida se ha cumplido y lo manifiesta con esa otra frase: "Todo está consumado". Lucas escribe el final de la muerte física de Jesús así: "Padre, en tus manos encomiendo mí espíritu".
Podría decirse que hasta aquí llega la historia de un fracaso y eso puede parecer, dada la escasa o nula participación de la religiosidad popular en los acontecimientos que se produjeron tras la muerte de Cristo. La Resurrección, el tiempo que va de esta hasta la Ascensión de Jesús de Nazaret a la casa del Padre y de aquí hasta Pentecostés no existe para la mayoría del mundo cristiano, y es cuando es en esos tiempos posteriores a la Pasión donde se pone de relieve que la Historia de Jesucristo muy lejos de ser un enorme fracaso fue y aun hoy es la historia del gran Amor que Dios tiene por sus hijos.
También habría que poner de manifiesto que la Pasión de Cristo no nos lleva a vivirla en la pasión del hermano parado, precario, desahuciado, emigrante... cuando es en todas esas situaciones y otras más las que nos llevaría a darle sentido al sacrificio de Cristo por todos nosotros.
No nos quedemos en esta semana de la Pasión – Muerte - Resurrección de Cristo, seamos también seguidores de sus pasos, sus mensajes y milagros por las tierras de Judea, al igual que sigamos sus huellas tras el acontecimiento de Pentecostés, historicemos a Cristo en la historia de todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para cuando llegue el día de rendir cuenta al Padre, el Hijo nos reciba con:
"Venid bendito de mi Padre por que cuando tuve hambre me diste de comer, tuve sed me diste de beber, estuve en el paro, precario, desahuciado, fui emigrante, sin techo... y me acompañaste, te solidarizaste conmigo".
Aleluya, Aleluya, Cristo a Resucitado.