Queridos amigos/as:
Recibid un saludo muy
cordial.
El Secretariado diocesano de Pastoral Obrera,
nos hace partícipe y nos invita
a la «Vigilia de Oración» con
motivo del
«Día Internacional de la Mujer
Trabajadora»
(8 de Marzo),
y que tendrá lugar (D.m.):
DÍA: JUEVES, 5 DE MARZO DE 2015.
HORA: 8:00 DE LA NOCHE (20:00 horas)
LUGAR: CÁDIZ. PARROQUIA DE
«LA ASUNCIÓN DE NTRA.
SRA.»
c/ Alcalde Blázquez, 11
Barrio
“Cerro del Moro”.
Con este motivo, recibid
un abrazo fraternal
en Cristo obrero.
8 DE MARZO: MUJERES CONSTRUCTORAS
DE NUEVAS REALIDADES
En nuestra sociedad todavía patriarcal las mujeres, aunque discriminadas, siguen luchando, construyen nuevas realidades y hacen la diferencia. Sufren discriminación social, opresión, presión familiar, son maltratadas, pero persisten en la lucha por un mundo en el cual todas tengan voz y todos tengan una vida digna.
Mujeres, madres, amigas, hermanas, compañeras. Madrinas, comadres, tías, abuelas. Mujeres cocineras, lavanderas, niñeras, profesoras, enfermeras. Mujeres presentes en la vida entera. Mujeres que participan y cambian situaciones. El mundo está lleno de la sinergía de las mujeres y solamente ellas/nosotras transformamos la realidad y tejemos nuevos caminos de fraternidad. Todo esto a pesar que la situación de la mujer en el mundo sea todavía preocupante: 2/3 de las personas analfabetas en el mundo son mujeres. Las mujeres constituimos 60% de la fuerza de trabajo del planeta, pero no ganamos más que el 10% del ingreso mundial. Sólo el 1% de las mujeres son propietarias de tierras.
La violencia doméstica es la principal causa de muerte de mujeres entre 14 y 44 años.
La conquista de derechos y la solidaridad con las mujeres en el mundo del trabajo son la base fundamental para encontrar caminos para un mundo de justicia.
En varios países las mujeres se unen junto a otros movimientos y organizaciones para conmemorar la importancia de su lucha por un mundo justo y sin violencia contra las mujeres. Un mundo donde todas, desde sus diferentes gestiones, tengan derecho a una vida digna y sin ningún tipo de opresión o represión.
En el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), mujeres, hombres y jóvenes de todas las clases y categorías profesionales están inseridos e integrados en diferentes tipos de acciones para la lucha como hicieran las mujeres de Nueva York el 8 de marzo de 1857.
Gran parte de las mujeres, en diversos países asumen responsabilidades como cabezas de familia y son las primeras en sentir en carne propia los impactos de un sistema capitalista perverso que oprime.
Un sistema que lleva a muchas jóvenes y adolescentes lejos del seno de sus familias. Un sistema que obliga a estas mujeres a dejar ir a sus hijos en busca de una vida mejor. Muchas veces ellos acaban en las calles y como consecuencia mueren prematuramente.
En muchos países las mujeres trabajan de sol a sombra y en condiciones infrahumanas en el campo, en la economía informal o en trabajos precarios. Vemos una fuerte presencia de mujeres en el sector industrial, aún así estando poco cualificadas para esto. En este sector las mujeres están frecuentemente expuestas a los riesgos de los químicos industriales y, por ende, a varias enfermedades. Todas ellas encuentran esperanza en la formación que ofrecen tanto los movimientos de formación o en grupos de apoyo como por ejemplo: en ECOSOL (Economía Social y Solidaria).
Queremos resaltar aquí el empeño de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), siempre atenta a todo tipo de violencia sufrida por las mujeres y que busca caminos, junto a otras organizaciones, para mejorar la calidad de vida, principalmente para los trabajadores del hogar y del sector informal, cuya categoría se compone en su mayoría por mujeres.
Resaltamos que en los últimos años, en algunos países, han realizado avances en la mejora de la calidad de vida de las mujeres gracias a que ellas se han organizado. Pero debemos recordar, que a pesar de estos avances, en el mundo, cada segundo una mujer es víctima de la violencia o es asesinada, en gran parte de los casos por sus parejas, quienes no aceptan que la mujer busque un trabajo o cualquier otra forma ser independiente, saliendo así de la opresión.
A pesar de todo el camino recorrido y el trabajo de formación desarrollado, en la cuestión de género el MMTC continúa su lucha junto a todos sus movimientos miembros en los cuatro continentes y con las organizaciones hermanas para encontrar caminos y soluciones viables a partir de la realidad de cada mujer trabajadora.
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MUJERES DIGNAS,
MUJERES
TRABAJADORAS
#HARTASDEPRECARIEDAD
Comunicado de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC) con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Hoy, 8 de marzo de 2015, 104 años después de celebrarse por primera vez el día Internacional de la Mujer Trabajadora, nos encontramos ante la necesidad de seguir reivindicando la igualdad y la no discriminación de la mujer en los distintos ámbitos de la sociedad, y especialmente en el mundo del trabajo.
Tal y como hicieron tantas mujeres durante todos estos años sigue siendo necesario hoy día luchar contra la injusticia, la precariedad y la discriminación en el trabajo, sin el cual no podremos desarrollar una vida digna. El fuerte incremento del desempleo y los recortes en políticas públicas, en prestaciones y en servicios sociales de estos últimos años, han generado más desigualdad social y han hecho aumentar la pobreza en nuestro país.
A lo anterior se suma que no se han producido avances significativos en las distintas dimensiones de la igualdad entre varones y mujeres. Si bien las distancias han disminuido en tasas de paro, tasas de ocupación y de actividad, no es menos cierto que las diferencias siguen existiendo y que el acercamiento no ha sido por mejora de la situación de las mujeres sino por empeoramiento de la de los varones.
A la vez, los datos más recientes indican que, con diferencia, la mayor parte de los empleos creados en el último año han sido ocupados por varones, así como que la brecha salarial entre ambos sexos sigue aumentando hasta alcanzar cifras récord.
España se sitúa como 2º país de la UE con mayor tasa de desempleo. Según la EPA, 2014 cierra con una tasa de paro del 23,7% en total, siendo la tasa de paro femenino un 24,7%. Así mismo, respecto al desempleo juvenil femenino, se sitúa en un 52,1% en el caso de menores de 25 años ; y en un 22,7% si hablamos de mayores de 25.
En cuanto al desempleo entre las mujeres, según la EPA, se ha reducido en 192.800. Ahora bien, llama la atención que, durante la crisis, se está produciendo un incremento del volumen de personas que teniendo trabajo se sitúan por debajo del umbral de la pobreza. De ello tienen una larga experiencia las mujeres trabajadoras. Una de las causas del empobrecimiento de las mujeres asalariadas sigue siendo el resultado de la concentración de su actividad en ocupaciones con salarios más bajos. Además de desempeñar trabajos precarios y con peores condiciones laborales.
Otra modalidad de empleo que afecta negativamente a las mujeres es la jornada a tiempo parcial. Esta, que se viene incentivando desde los poderes públicos y empresariales como una pretendida fórmula de conciliación familiar, supone en muchos casos menores ingresos, dificultades en el desarrollo de la carrera profesional y menor protección social. A todo esto los cuidados siguen recayendo fundamentalmente en la mujer, por lo que aún debe soportar la doble carga de trabajo (en el ámbito productivo y doméstico).
El Papa Francisco nos acaba de recordar que “la Iglesia es mujer” pero insiste: “todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque «el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral» y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales”. (EG, 103)
Desde la JOC (Juventud Obrera Cristiana) y la HOAC (Hermandad obrera de Acción Católica), movimientos eclesiales de Acción Católica para la evangelización del mundo obrero, vemos necesario seguir defendiendo y promoviendo la dignidad de la mujer así como seguir denunciando este sistema injusto de raíz, creador de esta terrible desigualdad social.
Expresamos nuestro compromiso de seguir trabajando para superar las diferencias vergonzosas que hoy siguen persistiendo. Y lo haremos denunciando cualquier tipo de discriminación contra las mujeres y promoviendo y aportando “criterios y modalidades nuevas a fin de que las mujeres se sientan no huéspedes, sino plenamente protagonistas de los diversos ámbitos de la vida social y de la Iglesia" (Audiencia a participantes de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura. 7 de febrero 2015)
Al mismo tiempo, convocamos a toda la sociedad, a las organizaciones e instituciones y a la propia iglesia para que posibilitemos y hagamos viable la igualdad, mediante el reconocimiento efectivo del papel de la mujer y su protagonismo decidido tanto en la sociedad como en la iglesia. Sigamos aportando esperanza junto a todas las mujeres.
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