JORNADA MUNDIAL POR EL
TRABAJO DECENTE
7 DE OCTUBRE DE 2022
MANIFIESTO DE LA INICIATIVA
IGLESIA POR EL TRABAJO DECENTE
“SIN COMPROMISO NO HAY TRABAJO DECENTE”
Jornada Mundial por el Trabajo Decente 7 de octubre de 2022
Manifiesto de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente
“Sin compromiso no hay trabajo decente”
Un año más, las organizaciones que formamos la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) convocamos a la Jornada Mundial por el Trabajo Decente para celebrar y reivindicar el trabajo como derecho y actividad para el cuidado de las personas, del bien común y del planeta.
Los últimos avances en el mundo del trabajo, fruto de la negociación y el acuerdo social, han supuesto políticas concretas que, siguiendo las orientaciones de la OIT, atienden a una recuperación centrada en las personas y en el trabajo decente. Aunque la senda iniciada es positiva, aún quedan demasiadas situaciones de vulnerabilidad de derechos vinculados al trabajo en nuestro país. Tu compromiso y el de quienes somos sensibles a estas situaciones, son una respuesta necesaria para un empleo de calidad.
I. Hay millones de personas trabajadoras que siguen sin poder acceder a un trabajo decente. El alto paro estructural nos exige trabajar por la creación de empleo para garantizar el derecho al trabajo. Las condiciones de trabajo siguen siendo de carácter precario para miles de personas trabajadoras, fundamentalmente para las mujeres y para las personas jóvenes. Es necesario seguir vigilando y regulando las condiciones laborales para que estas sean decentes. Un compromiso que deben fortalecer, cada uno desde su responsabilidad y su misión, el gobierno y los agentes socioeconómicos, en un contexto inflacionista de subida de precios que no pueden soportar los salarios de las personas trabajadoras.
II. En este sentido, apoyamos la propuesta del papa Francisco de estudiar la reducción de la jornada laboral (sin que ello redunde en bajada salarial) como medida de creación de trabajo decente; y consideramos que debe aflorar el trabajo que se desarrolle en el ámbito de los cuidados y convertirse ya, en trabajo decente. Además, mientras no se garantice el derecho a un trabajo decente, se necesita articular redes de solidaridad más ágiles y accesibles que permitan asegurar, frente al descarte y la exclusión, un mínimo imprescindible para la vida digna.
III. Así mismo, para garantizar el acceso a un trabajo decente de medio millón de trabajadores y trabajadoras migrantes en situación administrativa irregular, desde ITD nos sumamos a la ILP (Iniciativa Legislativa Popular) promovida por la plataforma #RegularizaciónYA que, independientemente de los avances incluidos en la reciente reforma del reglamento de extranjería, entiende que es urgente una regularización en los términos más amplios posibles.
IV. Es un escándalo que dos personas trabajadoras mueran todos los días en nuestro país, como resultado de no garantizar la seguridad y salud en el trabajo. El trabajo no es para la muerte, sino para la vida y, por tanto, nos resulta inaplazable que este tema se incorpore a la agenda política, se atiendan las causas que provocan esta “tragedia tan extendida”, en palabras del papa Francisco, y se busquen soluciones a este drama de tantas familias trabajadoras, que se puede evitar.
Finalmente, como decimos en el lema de este año, sin hombres y mujeres comprometidas, no será posible el trabajo decente. Por ello, convocamos y animamos a movernos por el trabajo decente en esta Jornada Mundial, a participar en los actos reivindicativos y celebrativos en todas las plazas y parroquias de las diócesis, en su organización y difusión. Que esta toma de conciencia se vaya convirtiendo en compromiso diario por el trabajo decente.
JORNADA MUNDIAL POR EL TRABAJO DECENTE - EL TRABAJO DECENTE, COMPROMISO ESENCIAL PARA LA PAZ Y LA JUSTICIA SOCIAL
En un mundo en conflicto, con profundas desigualdades y ambientalmente insostenible, el trabajo decente representa el camino hacia la paz y la justicia social. Sabemos que el gran tema es el trabajo libre, creativo, participativo y solidario anhelo de la Iglesia universal (1) junto con tierra y techo, porque es el modo más digno de ganarse el pan de cada día y asegura nuestro compromiso con el cuidado de todas las personas y del planeta, haciendo un mundo más habitable y hermoso, y porque el trabajo permite caminar juntos como pueblo hacia una vida digna. El acceso al trabajo por parte de todos es una prioridad irrenunciable.
Hacemos nuestro el llamamiento del papa Francisco para seguir comprometidos, avanzando juntos por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo”2
Denunciamos que muchas personas trabajadoras migrantes quedan excluidas de los derechos laborales y sociales. Las personas asalariadas de los servicios esenciales carecen, en demasiadas ocasiones, de suficiente reconocimiento social y de condiciones de trabajo dignas. Las condiciones de trabajo, especialmente en un contexto global de subida de precios y de inflación desbocada que está generando un mayor empobrecimiento en las familias trabajadoras, no garantizan cubrir las necesidades básicas, ni son compatibles con las necesidades de cuidado personal y familiar.
El trabajo “informal” dificulta enormemente el desarrollo personal, familiar y comunitario, poniendo en riesgo muchos de los logros sociales y hasta los principios fundamentales sobre los que se asientan la cohesión social, la convivencia y la justicia social, además de las perspectivas de mejora de jóvenes y mujeres.
Queremos insistir en que “la respuesta a esta situación solo puede venir a través de una mayor oferta de las oportunidades de trabajo digno”, puesto que “es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad(3) la justicia y la solidaridad”[1]. En ese sentido, apoyamos las propuestas de establecer un salario universal para acceder a los más elementales bienes de la vida y la reducción de la jornada laboral para crear trabajo decente 4.
Además, son necesarias políticas inclusivas, diálogo social, regulación y acuerdos internacionales que reconozcan en la práctica la prioridad de la persona y promuevan con eficiencia la distribución equitativa de los resultados de la actividad económica, para que pueda haber un verdadero desarrollo humano integral para todas las personas y en todo lugar.
Por ello, proclamamos que “es más urgente que nunca que se promuevan en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación. Es necesario asegurar y sostener la libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una responsabilidad social renovada, para que el beneficio no sea el único principio rector”5.
En un mundo herido, en el que el drama de la guerra --de todas las guerras-- nos ha vuelto a recordar su brutal impacto en las vidas y esperanzas de las personas, es imperativo exigir el respeto y cuidado integrales a todas y cada una de las personas en el trabajo, así como el de la casa común de la que dependen las bases para hacer posible la vida en la tierra, favoreciendo y reconociendo debidamente las tareas de cuidados y a las personas que de ellas se encargan, así como exigir la conservación y defensa de los ecosistemas.
En sociedades fracturadas y desvinculadas, que deben enfrentar desafíos tan enormes como el de la transición energética y la economía circular, proponemos el diálogo social y el multilateralismo como herramienta, para que las necesidades de todas las personas y pueblos sean debidamente atendidas y equilibradas.
Ante la globalización de la indiferencia por la suerte de migrantes y refugiados, reclamamos que la política se oriente al bien común y a la defensa y cumplimiento de los Derechos Humanos que derivan de la sagrada dignidad de todas las personas, para lo que deben reforzarse las medidas que promueven la inclusión y extender sin discriminaciones los sistemas de protección universal.
Las empresas deben asumir el respeto debido con sus trabajadores, a las comunidades en las que operan y al entorno medioambiental afectado por su actividad, para lo cual los poderes públicos deben impulsar marcos regulatorios, así como estimular la creación de empresas de la economía social y solidaria que permitan el ejercicio del consumo responsable y sostenible.
Igualmente, queremos promover la participación e implicación colectiva, también en el ámbito de la Iglesia, en la tarea samaritana de defender unas condiciones de trabajo decente.
Como Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), renovamos nuestro compromiso para que sean “cada vez más numerosos quienes, sin hacer ruido, con humildad y perseverancia, se conviertan cada día en artesanos de paz”6.
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1.Cf. Laudati SI, Fratelli tutti, Evangeli Gaudium
2- Mensaje del Papa Francisco para la celebración de la 55ª Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2022)
3- Idem
4- Mensaje del Papa Francisco al IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares (16/10/2021)
5- Mensaje del Papa Francisco para la celebración de la 55ª Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2022)
6- Idem
Mensaje escrito por el Movimiento Hermandad Obrera de Acción Católica - HOAC ESPAÑA