18º Domingo TO • 1 agosto 2021
29 JULIO 2021 | POR FERNANDO C. DÍAZ
Queridas hermanas y hermanos:
Estamos en modo descanso.
En modo “digestión” de lo vivido
durante este curso terminado.
Es buen momento para hacer balance
tranquilo y sosegado de lo acontecido,
de lo que ha llenado nuestros días,
y poder preguntarnos de qué
nos hemos alimentado.
¿Realmente lo vivido
nos ha hecho vivir como Jesús,
nos ha ayudado a trabajar con Él,
y a sentir como Él?
¿Ha sido Jesucristo y su proyecto
de amor y fraternidad
el que nos ha alimentado y sostenido,
el que hemos procurado que marque
nuestro rumbo cotidiano?
Un fuerte abrazo en Cristo Obrero.
¡Hasta mañana en el altar!
Fernando Carlos Díaz Abajo
Consiliario General HOAC, y
Mª Ángeles Bayo Valderrama
Responsable de Organización
y Vida comunitaria.
San Juan 6,24-35:
«Yo soy el pan de vida».
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«ORAR CON LA IGLESIA»
18ª Semana del
Tiempo Ordinario (Ciclo
‘B’)
Del 01 al 07 de agosto de 2021.
Domingo 18º del Tiempo Ordinario
San Alfonso María
de Ligorio,
obispo y doctor de la Iglesia
01 de agosto de 2021.
En el desierto Dios alimentó a su pueblo con el maná, el pan
bajado del cielo (1 lect. y sal. resp.).
Y en el Ev. Jesús nos dice que trabajemos por el alimento que perdura
para la Vida Eterna. Ese alimento es Él
mismo: «Yo soy el pan de vida. El que
viene a Mí no pasará hambre, y el que cree en Mí no tendrá sed jamás». Y ese trabajo es ir acercándonos cada vez más
a Cristo por medio de la fe. Ello supone
aceptar sus enseñanzas: Despojarnos del hombre viejo, corrompido por sus
apetencias seductoras; renovarnos en la mente y en el espíritu, vistiéndonos de
la nueva condición humana creada a imagen de Dios: justicia y santidad
verdaderas (2 lect.).
- Éx 16,2-4.12-15.
Haré llover pan del cielo
para vosotros.
- Salmo 77.
R/. El Señor les dio pan del cielo.
- Ef 4,17.20-24.
Revestíos de la nueva
condición humana creada a imagen de Dios.
Del Evangelio de san
Juan 6,24-35.
“El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed”.
Jesús dijo a la gente: -“Os lo
aseguro: Me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan
hasta saciaros. Trabajad no por el
alimento que perece, sino por el alimento que perdura, dando vida eterna, el
que os dará el Hijo del Hombre; pues a Éste lo ha sellado el Padre, Dios”. Ellos le preguntaron: -“¿Cómo podremos
ocuparnos en los trabajos que Dios quiere?”.
Respondió Jesús: -“Este es el trabajo que Dios quiere: Que creáis en el
que Él ha enviado”. –“¿Y qué signo vemos
que haces Tú, para que creamos en Ti? Nuestros padres comieron el maná en el
desierto, como está escrito: ‘Les dio a comer pan del cielo’”. Jesús les replicó: -“Yo soy el pan de vida. El que viene a Mí no pasará hambre, y el que
cree en Mí no pasará nunca sed.
COMENTARIO
Los que habían comido el pan,
buscan a Jesús, deseosos de continuar aquella situación de éxodo que les
asegura el sustento, gracias a la acción de un líder, sin esfuerzo propio. Al encontrarlo, Jesús les advierte que su
búsqueda es equivocada. Ellos le preguntan
entonces qué obras deben hacer para aprovecharse de sus signos. Jesús sale al paso del malentendido
diciéndoles que basta una sola obra: Creer en Él. Jesús les invita a trabajar por conseguir el
alimento que dura, el que da la vida sin término, dándole adhesión a Él como
enviado de Dios. Jesús insiste: El maná
no era pan del cielo, ni dio vida definitiva; ésta la da otro pan que tiene su
origen en el Padre. Él Jesús, es el
verdadero pan del cielo que da vida al mundo y satisface toda necesidad de las
personas. Pero el deseo de ellos es
ineficaz porque no quieren comprometerse con Jesús.
ORACIÓN
Creer en Jesús. Sin fe no hay oración. Sin fe los encuentros son malentendidos y
desajustes. Sin fe en Jesús el evangelio
ni es buena noticia, ni pan de vida, ni nada que se lo parezca. Orar es expresar nuestra fe en Jesús como
encuentro, acogida, acción de gracias, perdón, ofrecimiento, súplica, etc. Jesús es el dador de vida. A nadie
que se acerca a Él lo echa fuera, ya que el designio del Padre es que no se
pierda ninguno de los que le ha dado.
Lunes de la 18ª Semana T. Ordinario
Nuestra Señora de
los Ángeles de Porciúncula
02 de agosto de 2021.
Del Evangelio de san
Mateo 14,13-21.
“Comieron todos hasta
quedar satisfechos”.
Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio
lástima y curó a los enfermos. Jesús les
dijo a los discípulos: -"No hace falta que vayan a buscar alimento, dadles
vosotros de comer". Ellos le
replicaron: -"Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces". Les dijo: -"Traédmelos". Mandó a la gente que se recostara en la
hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los
discípulos se los dieron a la gente. Comieron
todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar
mujeres y niños.
COMENTARIO
Aunque es el Señor quien multiplica el pan, la
distribución se hace por medio de sus discípulos. Los bienes del Reino vienen de Dios; la
salvación de los hombres está en Cristo Jesús. Pero los discípulos, los cristianos, no
podemos estar al margen de esas realidades.
Somos nosotros quienes tenemos que proclamar que "el pan y la
salvación" es para todos los hombres-mujeres sin distinción alguna. También nosotros hemos de colaborar para que
"el pan de la salvación" llegue a todos los pueblos. La fe tiene que ser, forzosamente, misionera.
ORACIÓN
Bondadoso Padre, somos tu pueblo querido y te
damos gracias por estar con nosotros a través de tu Hijo Jesús compartiendo
nuestra vida. Envíanos tu Santo Espíritu
para que nos capacites a compartir nuestros bienes y restaurar la justicia. Transfórmanos para vivir tu Palabra más
profundamente. Ayúdanos a reconocer lo
sagrado de la vida de cada persona, y a tener buenas relaciones con los demás. Llénanos de tu alegría para celebrar la vida
en el sacramento de la Eucaristía. Fortalécenos para ser una comunidad de amor que
crece al compartir la Eucaristía.
Martes de la 18ª Semana T. Ordinario
Santa Lidia de Tiatira, bautizada por San Pablo
03 de agosto de 2021.
Del Evangelio de san
Mateo 14,22-36.
“Mándame ir a Ti andando sobre el agua”.
Jesús apremió a sus
discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaron a la otra orilla. La barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida
por las olas. De madrugada se les acercó
Jesús andando sobre el agua. Los
discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo,
pensando que era un fantasma. Jesús les
dijo enseguida: -"¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: -"Señor, si eres Tú,
mándame ir hacia Ti andando sobre el agua". Él le dijo: -"Ven". Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre
el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró
miedo, empezó a hundirse y gritó: -"Señor, sálvame". En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró
y le dijo: -"¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?”.
COMENTARIO
El reconocimiento de Jesús
es un eterno problema de fe. Algunos le
han negado su divinidad, otros la humanidad. La gran afirmación central de nuestra fe
consiste en afirmar, bajo la moción del Espíritu Santo, que Jesús es el Señor. Pedro prototipo de la fe pide la prueba de ir
a Jesús caminando sobre el agua. Mientras avanza sobre las olas se debilita la
fe y recibe un reproche. Es el reproche
que dirige Jesús amorosamente a todos los creyentes: -“¿Por qué tenéis tan poca
fe?”. En esos momentos hay que hacer
silencio interior para escuchar la voz que increpa ante el peligro: ¿Por qué
teméis? "Yo he vencido al
mundo".
ORACIÓN
¿Por qué teméis hombres de
poca fe? Es cierto que hay días en que
se nos nubla el cielo y se ennegrece el horizonte de la vida. Porque la situación me supera, porque los
míos se impacientan, porque esto no tiene pinta de mejorar... y de pronto oigo
tu voz Señor: No temas Soy Yo. Señor si
la enfermedad me aprieta que escuche: Animo Yo estoy contigo. Si creo que no me quedan fuerzas, si me
siento triste que escuche: Animo yo estoy contigo. Si la fe se oscurece, si la cruz me hunde que
escuche con fe: Animo Yo estoy contigo. Señor que hoy escuche con
fe: Animo Yo estoy contigo.
Miércoles de la 18ª Semana T.
Ordinario
San Juan Bautista María Vianney, Cura de Ars
Patrono de los párrocos.
04 de agosto de 2021.
Del Evangelio de san
Mateo 15,21-28.
“Mujer, qué grande es tu fe”.
Una mujer cananea, se puso a gritarle: -"Ten
compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi
hija tiene un demonio muy malo". Él
no le respondió nada. Ella los alcanzó y
se postró ante Él, y le pidió: -"Señor, socórreme". Él le contestó: -"No está bien echar a
los perros el pan de los hijos". Pero
ella repuso: -"Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las
migajas que caen de la mesa de los amos".
Jesús le respondió: -"Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo
que deseas". En aquel momento quedó
curada su hija.
COMENTARIO
La acción de Dios, al igual que lo hizo el Señor,
siempre responde a quienes acuden a Él con sencillez, con humildad, con fe,
reconociendo su personal pobreza y la seguridad en la fuerza misericordiosa de
Dios. Nosotros decimos muchas veces a
Dios "¡Señor, ten piedad!". Y
esa misma súplica es la que utiliza la mujer del Evangelio. Pero es un grito que le sale del alma. Es la plegaria de una madre que siente como
propio el dolor y la enfermedad de su hija.
La mujer cananea de hoy alcanza lo que pide porque lo hace con fe
sincera.
ORACIÓN
Dios, Padre, Tú quieres que sea una criatura
nueva en Cristo. Te pido que abras mi
vida a la fe. Dame mirada y oído
interior para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre
las realidades del Espíritu. Señor,
renueva mi fe. Porque yo creo, Señor;
creo en Ti, creo en todo lo que me has revelado por medio de tu Hijo y por
medio de la Iglesia y tengo fe en Ti; fe en la que quiero vivir, fe en la que
quiero morir. Señor, renueva mi fe. Señor, renueva mi fe.
Jueves de la 18ª Semana T. Ordinario
Dedicación de la Basílica de Santa María
Mayor en Roma
05 de agosto de 2021.
Del Evangelio de san
Mateo 16,13-23.
“Tú eres Pedro, y te daré las llaves
del reino de los cielos”.
Jesús
preguntó a sus discípulos: -"¿Quién dice la gente que es el Hijo del
hombre?". Simón Pedro dijo: -"Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le respondió: -“Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos;
lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la
tierra, quedará desatado en el cielo".
COMENTARIO
¿Qué
significa para nosotros Jesús de Nazaret?; ¿en qué cambia nuestra vida respecto
a otros que no le reconocen como Salvador?; ¿cuál es nuestro testimonio de fe
ante su persona y su mensaje? También
hoy nuestro testimonio de fe cristiana es crucial, como lo fue entonces. Ante la respuesta que le da Pedro, Jesús le
confiere los “símbolos” de la autoridad del reino mesiánico: Le constituye en
“piedra” sobre la que edificará su Iglesia; le promete las “llaves” del Reino;
le concede el poder de “atar y desatar”.
También hoy Cristo sigue edificando su Iglesia sobre los sucesores de
Pedro y también hoy sigue vigente en la Iglesia el poder de atar y desatar que
Cristo le confirió. ¿Crees esto?
ORACIÓN
Tú,
eres mi alegría, Tú eres mi vida eterna, Tú eres mi paciencia, grande y
admirable Señor; Tú eres mi Dios. Tú
eres mi fortaleza, Tú eres mi esperanza, eres mi amigo ideal que nunca falla en
su fidelidad y nunca me rechaza. Concédeme
Señor pensar como Tú pensabas, sentir como Tú sentías, actuar como Tú actuabas,
hablar como Tú hablabas, soñar como Tú soñabas y amar como Tú amas te lo pido a
Ti mi Señor, mi Dios, a quien quiero sentir y amar presente y vivo en la
iglesia. Tú
eres Señor mi camino y mi luz, la causa de mi alegría, la razón de mi existir,
el sentido de mi vida.
Transfiguración del Señor
Viernes de la 18ª
Semana T. Ordinario
06 de agosto de 2021.
Fiesta de la Transfiguración del Señor, en la que Jesucristo, el
Unigénito, el amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante los santos
apóstoles Pedro, Santiago y Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas,
para mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de
nuestra naturaleza asumida por Él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme
a la cual fue creado el hombre, y que, corrompida en Adán, fue renovada por
Cristo (elog. del Martirologio Romano).
Del Evangelio de san
Marcos 9,2-10.
“Este es mi Hijo, el amado”.
En aquel tiempo Jesús tomó
consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un
monte alto. Y se transfiguró delante de
ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que
ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y
conversaban con Jesús. Toma la palabra
Pedro y dice a Jesús: -«Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para Ti, otra
para Moisés y otra para Elías». Entonces
se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: -«Este
es mi Hijo amado, escuchadle». Y cuando
bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que
el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
COMENTARIO
La escena que hoy conmemoramos es
estimulante para nuestra vida. Centra
nuestra mirada de fe sobre el Señor Resucitado. A través de la cruz, Él va a introducirnos, en
la esfera de la nueva vida, como sucedió hace meses, con la celebración del ¡Triduo
Pascua! Es una visión positiva,
pascual, del camino de Jesús, que también quiere ser el nuestro. Para que no queramos rehuir la cruz, ni nos
dejemos desalentar por ella, porque la última palabra es la gloria y la vida. Nos conviene oír la palabra invitante de
Dios: -"Éste es mi Hijo: escuchadle". Jesús es el camino, la verdad, la vida. Siguiéndole a Él, tenemos asegurada nuestra
felicidad. A pesar de las cruces que
encontremos en el camino.
ORACIÓN
Concédeme Señor subir con Jesús, como un discípulo íntimo, y en
la oración contemplar el rostro glorioso de Jesús. Concédeme estar con Cristo, sentir su
compañía, su amistad. Gustar esa
presencia cercana que todo lo transforma.
Quiero contemplar a Jesús; en Él contemplo también tantos rostros
gloriosos, contemplo la alegría del mundo, la danza de la vida, la vida en
abundancia. Contemplar a Cristo transfigurado para salir lleno de esperanza
y bajar con Jesús de la montaña para irradiar en el mundo su luz iluminadora.
Sábado de la 18ª Semana T. Ordinario
San Cayetano, Patrono del Pan y del
Trabajo.
07 de agosto de 2021.
Del Evangelio de san
Mateo 17,14-20.
“Si tuvierais fe, nada os sería imposible”.
Se acercó a Jesús un hombre, que le
dijo de rodillas: -“Señor, ten compasión de mi hijo, que tiene epilepsia y le
dan ataques: Muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Tus discípulos no han sido capaces de curarlo”. Jesús dijo: -“Gente sin fe y perversa. ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.
Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento se curó el niño. Los discípulos le preguntaron aparte: -“¿Y
por qué no pudimos echarlo nosotros?”. Les
contestó: -“Por vuestra poca fe”. Os
aseguro que, si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella
montaña que viniera aquí, y vendría. Nada
os sería imposible”.
COMENTARIO
Cristo ve a la gente ávida de
prodigios sin aprender la lección; piensa en sus discípulos que han fracasado
por falta de fe; piensa en los guías del pueblo judío, que lo rechazan como
enviado de Dios y piensa también en nosotros, a veces incrédulos. Jesús parece estar cansado de esta situación
monótona y sin fin. Pero, a pesar de
todo, vuelve a empezar: -“Traédmelo”. El
curará al muchacho enfermo. La suya es
la tozudez de un amor mayor que la miseria humana; y al final de la larga
presencia de Jesús brotarán la resurrección y la vida.
ORACIÓN
Señor: Gracias por el don de la fe
que nos impulsa a trabajar contigo, crear justicia contigo, y extender la paz. Tú quieres que, con paciencia y fe, llevemos
tu amor a quienes no creen en el amor. Nosotros
creemos en tu bondad, y también en tu poder.
Danos tu Espíritu vital, fuerte y poderoso para que no decaigamos en el
camino de la fe. Danos una fe capaz de desarrollarse, de crecer, de superarse cada día.
Iglesia y Mundo Obrero – 75 años de encuentro