Fuente: EL PAÍS
Zapatero zanja el diálogo social por la "irresponsabilidad" de Díaz Ferrán
El presidente anuncia que no habrá más reuniones y critica la "propuesta para el fin" de la CEOE. -El Ejecutivo aprobará por decreto la ayuda a los parados
ELPAÍS.com - Madrid - 24/07/2009
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha acusado hoy al presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, de romper las negociaciones sobre el diálogo social con sus últimas peticiones, "una propuesta para el fin del diálogo que es casi una enmienda a la totalidad" de las negociaciones, ha criticado. Por ello, ante la imposibilidad de un acuerdo, ha anunciado que el Gobierno aprobará el próximo 13 de agosto por decreto ley la ayuda de 420 euros por seis meses a los parados que hayan agotado su prestación, tal y como reivindican los sindicatos. "Hay que hacerlo y lo vamos a hacer", ha apostillado antes de reprochar que la patronal no ha tenido "voluntad de responsabilizarse con la situación", según informa Andreu Manresa.
Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros el presidente ha sido muy duro y tajante en sus críticas contra la cúpula de la organización, centrando sus ataques en su presidente. Tras elevarse ayer por la noche el grado de enfrentamiento entre las partes por el replanteamiento de las negociaciones de la patronal, Zapatero hoy no ha dejado margen para la duda y ha mostrado su sorpresa y decepción por el hecho de que Díaz Ferrán no apoyara una propuesta -la del Ejecutivo- "que no pedía ningún sacrificio a las partes".
Además, ha declarado que su petición de rebajar las cotizaciones cinco puntos, que tendría un coste de 15.000 millones de euros, pondría "en cuestión el equilibrio de la Seguridad Social y las pensiones". En su opinión, "nadie puede defender razonablemente -la rebaja de cinco puntos- a no ser que se quiera hacer daño al sistema". Sus últimas propuestas, ha resaltado Zapatero poniendo énfasis, además de en el recorte, en la petición de la CEOE de "recortar derechos" como la tutela judicial de los despidos o devolver la gestión de las abstenciones al ámbito privado, es "ir a la España de hace muchos años atrás".
Por este motivo y pese a que defendido que "muchos empresarios desean ese acuerdo", el presidente ha concluido que el Gobierno "no puede esperar" para dar su apoyo a los parados que necesitan ayuda y ya que "resulta evidente que con la actitud de Díaz Ferrán no se va a llegar a un pacto, es de prever que no se produzcan nuevas reuniones". Tras la rueda de prensa, Zapatero se ha reunido en el mismo Palacio de la Almudania donde se ha celebrado el Consejo con los hoteleros mallorquines antes de ir a comer al Club Náutico de Palma.
Acusaciones de los sindicatos
Los intereses políticos de la presidencia de la CEOE están "arruinando" el diálogo social, habían advertido antes de la intervención de Zapatero los secretarios generales de UGT y CC OO, Cándido Méndez y Ignacio Fernández Toxo. En la cadena SER, ambos dirigentes han centrado sus críticas también en Díaz Ferrán, al que ha acusado de dejarse llevar por "antiguas aspiraciones" en la mesa de negociación en la que participan Gobierno, sindicatos y patronal.
"Se trabaja, no en términos de interlocución social, sino que hay detrás un cálculo muy fuerte de interés político", ha afirmado Méndez. El líder sindical se ha mostrado tajante en su rechazo al giro que ha experimentado la posición de la CEOE y que ayer "dejó por escrito" en su propuesta. El documento -con la que la patronal regresaba al inicio de la negociación con puntos como la reapertura del debate sobre la reforma laboral, una rebaja excesiva de las cotizaciones sociales y desvincular de la contratación las subvenciones a pymes- es "una apuesta por ahondar en los efectos de la crisis", ha sentenciado el secretario general de UGT coincidiendo con Fernández Toxo.
La sombra de la reunión que Díaz Ferrán mantuvo con el presidente del PP, Mariano Rajoy, planea sobre el fracaso de la cena que el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, mantuvo el miércoles con los actores sociales, según los sindicatos. Para Fernández Toxo, se trata de una "coincidencia" que el endurecimiento de la postura de la patronal se escenificara en la mesa de negociación después del encuentro.
Los puntos introducidos en la última propuesta de la CEOE se alejan de las orientaciones de la negociación económica, según los representantes sindicales. La CEOE "ha dado el salto de interlocutor social a lobby de presión", ha dicho Méndez para explicar por qué la nueva postura de la patronal "no tiene nada que ver con el compromiso que adquirió el presidente".
"Reformas, no dinero"
La patronal quiere acuerdo, pero mantiene en el horizonte la reforma laboral. "La CEOE está por no levantarse de la mesa, por llegar a acuerdos y porque esto se solucione lo antes posible", ha expresado el vicepresidente de la agrupación de empresarios, Arturo Fernández. Este acuerdo, según Fernández, debe permitir consensuar una solución antes de que el Gobierno decida "legislar".
El también vicepresidente de la patronal, Santiago García Vigón, ha defendido la postura de los representantes de los empresarios de los ataques de los sindicatos, a los que ha acusado de mentir al acusar a la CEOE de pedir el despido libre. Según Vigón, los empresarios piden "reformas, no dinero".
Esta tarde representantes del Ejecutivo mantendrán una reunión con la patronal y los sindicatos en la que se espera que los empresarios justifiquen el endurecimiento de su postura. A la espera de los resultados del encuentro, Campa aclaró que "no tiene sentido pensar en calendarios y alternativas".
Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros el presidente ha sido muy duro y tajante en sus críticas contra la cúpula de la organización, centrando sus ataques en su presidente. Tras elevarse ayer por la noche el grado de enfrentamiento entre las partes por el replanteamiento de las negociaciones de la patronal, Zapatero hoy no ha dejado margen para la duda y ha mostrado su sorpresa y decepción por el hecho de que Díaz Ferrán no apoyara una propuesta -la del Ejecutivo- "que no pedía ningún sacrificio a las partes".
Además, ha declarado que su petición de rebajar las cotizaciones cinco puntos, que tendría un coste de 15.000 millones de euros, pondría "en cuestión el equilibrio de la Seguridad Social y las pensiones". En su opinión, "nadie puede defender razonablemente -la rebaja de cinco puntos- a no ser que se quiera hacer daño al sistema". Sus últimas propuestas, ha resaltado Zapatero poniendo énfasis, además de en el recorte, en la petición de la CEOE de "recortar derechos" como la tutela judicial de los despidos o devolver la gestión de las abstenciones al ámbito privado, es "ir a la España de hace muchos años atrás".
Por este motivo y pese a que defendido que "muchos empresarios desean ese acuerdo", el presidente ha concluido que el Gobierno "no puede esperar" para dar su apoyo a los parados que necesitan ayuda y ya que "resulta evidente que con la actitud de Díaz Ferrán no se va a llegar a un pacto, es de prever que no se produzcan nuevas reuniones". Tras la rueda de prensa, Zapatero se ha reunido en el mismo Palacio de la Almudania donde se ha celebrado el Consejo con los hoteleros mallorquines antes de ir a comer al Club Náutico de Palma.
Acusaciones de los sindicatos
Los intereses políticos de la presidencia de la CEOE están "arruinando" el diálogo social, habían advertido antes de la intervención de Zapatero los secretarios generales de UGT y CC OO, Cándido Méndez y Ignacio Fernández Toxo. En la cadena SER, ambos dirigentes han centrado sus críticas también en Díaz Ferrán, al que ha acusado de dejarse llevar por "antiguas aspiraciones" en la mesa de negociación en la que participan Gobierno, sindicatos y patronal.
"Se trabaja, no en términos de interlocución social, sino que hay detrás un cálculo muy fuerte de interés político", ha afirmado Méndez. El líder sindical se ha mostrado tajante en su rechazo al giro que ha experimentado la posición de la CEOE y que ayer "dejó por escrito" en su propuesta. El documento -con la que la patronal regresaba al inicio de la negociación con puntos como la reapertura del debate sobre la reforma laboral, una rebaja excesiva de las cotizaciones sociales y desvincular de la contratación las subvenciones a pymes- es "una apuesta por ahondar en los efectos de la crisis", ha sentenciado el secretario general de UGT coincidiendo con Fernández Toxo.
La sombra de la reunión que Díaz Ferrán mantuvo con el presidente del PP, Mariano Rajoy, planea sobre el fracaso de la cena que el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, mantuvo el miércoles con los actores sociales, según los sindicatos. Para Fernández Toxo, se trata de una "coincidencia" que el endurecimiento de la postura de la patronal se escenificara en la mesa de negociación después del encuentro.
Los puntos introducidos en la última propuesta de la CEOE se alejan de las orientaciones de la negociación económica, según los representantes sindicales. La CEOE "ha dado el salto de interlocutor social a lobby de presión", ha dicho Méndez para explicar por qué la nueva postura de la patronal "no tiene nada que ver con el compromiso que adquirió el presidente".
"Reformas, no dinero"
La patronal quiere acuerdo, pero mantiene en el horizonte la reforma laboral. "La CEOE está por no levantarse de la mesa, por llegar a acuerdos y porque esto se solucione lo antes posible", ha expresado el vicepresidente de la agrupación de empresarios, Arturo Fernández. Este acuerdo, según Fernández, debe permitir consensuar una solución antes de que el Gobierno decida "legislar".
El también vicepresidente de la patronal, Santiago García Vigón, ha defendido la postura de los representantes de los empresarios de los ataques de los sindicatos, a los que ha acusado de mentir al acusar a la CEOE de pedir el despido libre. Según Vigón, los empresarios piden "reformas, no dinero".
Esta tarde representantes del Ejecutivo mantendrán una reunión con la patronal y los sindicatos en la que se espera que los empresarios justifiquen el endurecimiento de su postura. A la espera de los resultados del encuentro, Campa aclaró que "no tiene sentido pensar en calendarios y alternativas".
Más información en: EL PAÍS
Fuente: "Blog" de Fernando Moreno Bernal
La CEOE en el diálogo social por Fernando Moreno a partir de las reflexiones de Juan Torres.
¿Qué defiende realmente la CEOE en el proceso de diálogo social?
La patronal reivindica constantemente la rebaja de las cotizaciones sociales y una nueva reforma laboral para eliminar la dualidad del mercado laboral, producto de sus reivindicaciones en los últimos veinte años, y los economistas más cercanos a las tesis liberales tratan de demostrar que las cotizaciones sociales son un factor negativo para el empleo y, en general, para la actividad económica y que es imprescindible una nueva reforma laboral.
Lo que necesita la economía española es crear condiciones que incentiven un uso diferente de los recursos, y entre ellos el del trabajo, que no esté dirigido solo a ahorrarse costes sino a ganar mercados de otra forma, a ser más productivos y a obtener beneficios sin tener que empobrecer a los propietarios de esos recursos productivos. Sobre todo, cuando la retribución de uno de ellos, el factor trabajo, es a la postre la que garantiza que se pueda vender una gran parte de lo que se produce.
Como no se hace se sigue hablando en España de las cotizaciones sociales y el empleo como un impuesto sobre el trabajo que pagan las empresas, como un simple coste que hay que reducir para que la forma actual de competir que predomina en las empresas españolas salga adelante.
Y ahí aparece otro de los juegos de manos que utilizan quienes defienden estas posiciones: como en España las cotizaciones son muy elevadas y nuestro IVA está aún por debajo de la media europea, lo que debemos hacer es reducir las cotizaciones y subir si acaso un poco el IVA, para que así no se resientan del todo los ingresos del estado.
Las cotizaciones sociales no son un impuesto: ¡son salario! No un salario directo como el que a final de mes reciben los trabajadores pero sí una renta que les proporciona ingresos diferidos (cuando se destinan a financiar las pensiones) o indirectos (si financian la sanidad, el desempleo, etc.)
Cuando la patronal reclama reducir las cotizaciones sociales pide reducir los salarios de los trabajadores para obtener más beneficios. Y cuando solicita subir el IVA para compensar la pérdida de ingresos públicos, lo que se está proponiendo es, primero, que los trabajadores ganen menos y, segundo, que además sean ellos en su gran mayoría los que asuman la compensación en los ingresos a través del impuesto indirecto vinculado al consumo que realizan. Que ganen doblemente menos.
¿Creemos que lo que hoy conviene a la economía española es que los trabajadores ganen menos y los propietarios del capital más?
La patronal debería hablar claro y tratar de convencernos de que lo mejor es que el modo en que ha crecido nuestra economía siga así siempre y, por supuesto, que nos demuestre que eso es posible sin producir daños ambientales irreversibles, conflictos sociales e incluso la quiebra de millones de pequeñas y medianas empresas que lo que en realidad necesitan es demanda efectiva que no puede venir, en su mayor proporción, más que de salarios directos, indirectos y diferidos suficientes.
La CEOE, que no todo el empresariado español, está haciendo un ejercicio de irresponsabilidad histórica al actuar con tanta falta de ética por el interés general. Limitarse a tratar de ahorrarse salarios mediante la reducción de las cotizaciones sociales y aumentar su poder arbitrario sobre sus empleados/as no es solamente algo que perjudique a estos. Es una estrategia suicida para la inmensa mayoría de las empresas, y están defendiendo una demanda que debilita a la seguridad social.
La CEOE no solo se pone enfrente de los sindicatos, o del gobierno como quieren hacer creer. Se está situando enfrente de las pequeñas y medianas empresas y de las empresas de economía social, y de toda la sociedad manteniendo una postura radical que lo único que busca es aumentar los privilegios de los más ricos para ganar más y para quitarse de encima los impuestos que contribuyen al sostenimiento de la sociedad, una estrategia que en ningún otro país ha dado resultados que no sean los de empobrecer a todos y frenar la modernización de la economía.
¿Ha llegado el momento de firmar un acuerdo de diálogo social sin la CEOE? ¿Ha llegado el momento de firmar un acuerdo institucional con la economía social de ámbito español similar al firmado en Andalucía?
La patronal reivindica constantemente la rebaja de las cotizaciones sociales y una nueva reforma laboral para eliminar la dualidad del mercado laboral, producto de sus reivindicaciones en los últimos veinte años, y los economistas más cercanos a las tesis liberales tratan de demostrar que las cotizaciones sociales son un factor negativo para el empleo y, en general, para la actividad económica y que es imprescindible una nueva reforma laboral.
Lo que necesita la economía española es crear condiciones que incentiven un uso diferente de los recursos, y entre ellos el del trabajo, que no esté dirigido solo a ahorrarse costes sino a ganar mercados de otra forma, a ser más productivos y a obtener beneficios sin tener que empobrecer a los propietarios de esos recursos productivos. Sobre todo, cuando la retribución de uno de ellos, el factor trabajo, es a la postre la que garantiza que se pueda vender una gran parte de lo que se produce.
Como no se hace se sigue hablando en España de las cotizaciones sociales y el empleo como un impuesto sobre el trabajo que pagan las empresas, como un simple coste que hay que reducir para que la forma actual de competir que predomina en las empresas españolas salga adelante.
Y ahí aparece otro de los juegos de manos que utilizan quienes defienden estas posiciones: como en España las cotizaciones son muy elevadas y nuestro IVA está aún por debajo de la media europea, lo que debemos hacer es reducir las cotizaciones y subir si acaso un poco el IVA, para que así no se resientan del todo los ingresos del estado.
Las cotizaciones sociales no son un impuesto: ¡son salario! No un salario directo como el que a final de mes reciben los trabajadores pero sí una renta que les proporciona ingresos diferidos (cuando se destinan a financiar las pensiones) o indirectos (si financian la sanidad, el desempleo, etc.)
Cuando la patronal reclama reducir las cotizaciones sociales pide reducir los salarios de los trabajadores para obtener más beneficios. Y cuando solicita subir el IVA para compensar la pérdida de ingresos públicos, lo que se está proponiendo es, primero, que los trabajadores ganen menos y, segundo, que además sean ellos en su gran mayoría los que asuman la compensación en los ingresos a través del impuesto indirecto vinculado al consumo que realizan. Que ganen doblemente menos.
¿Creemos que lo que hoy conviene a la economía española es que los trabajadores ganen menos y los propietarios del capital más?
La patronal debería hablar claro y tratar de convencernos de que lo mejor es que el modo en que ha crecido nuestra economía siga así siempre y, por supuesto, que nos demuestre que eso es posible sin producir daños ambientales irreversibles, conflictos sociales e incluso la quiebra de millones de pequeñas y medianas empresas que lo que en realidad necesitan es demanda efectiva que no puede venir, en su mayor proporción, más que de salarios directos, indirectos y diferidos suficientes.
La CEOE, que no todo el empresariado español, está haciendo un ejercicio de irresponsabilidad histórica al actuar con tanta falta de ética por el interés general. Limitarse a tratar de ahorrarse salarios mediante la reducción de las cotizaciones sociales y aumentar su poder arbitrario sobre sus empleados/as no es solamente algo que perjudique a estos. Es una estrategia suicida para la inmensa mayoría de las empresas, y están defendiendo una demanda que debilita a la seguridad social.
La CEOE no solo se pone enfrente de los sindicatos, o del gobierno como quieren hacer creer. Se está situando enfrente de las pequeñas y medianas empresas y de las empresas de economía social, y de toda la sociedad manteniendo una postura radical que lo único que busca es aumentar los privilegios de los más ricos para ganar más y para quitarse de encima los impuestos que contribuyen al sostenimiento de la sociedad, una estrategia que en ningún otro país ha dado resultados que no sean los de empobrecer a todos y frenar la modernización de la economía.
¿Ha llegado el momento de firmar un acuerdo de diálogo social sin la CEOE? ¿Ha llegado el momento de firmar un acuerdo institucional con la economía social de ámbito español similar al firmado en Andalucía?
Fernando Moreno Bernal
Cádiz, a 24 de Julio de 2009
Cádiz, a 24 de Julio de 2009
LAS COTIZACIONES SOCIALES
Fuente: Fundación Sistema y Web de Juan Torres López
El proceso de diálogo social que se está llevando a cabo ha vuelto a poner en el centro del debate a las cotizaciones sociales pero, una vez más, se hace de forma bastante desenfocada y por eso creo que es más importante que nunca tener algunas ideas claras al respecto.
La patronal reivindica constantemente su rebaja y los economistas más cercanos a las tesis liberales tratan de demostrar que las cotizaciones sociales son un factor negativo para el empleo y, en general, para la actividad económica.
No es fácil poder demostrar taxativamente la relación entre cotizaciones sociales y niveles de empleo (salvo quizá en el caso de segmentos específicos del mercado de trabajo) porque en la determinación de los niveles de empleo y paro siempre influyen un conjunto de factores adicionales que no es fácil conjugar en los modelos lineales y elaborados sobre postulados bastante rígidos que se emplean en el análisis económico.
Pero tampoco hace falta utilizar modelos muy sofisticados para demostrar lo evidente: cuanto más caro sea el factor trabajo, más retardatarias serán a la hora de emplearlo las empresas que solo puedan competir mediante costes reducidos. Lo contrario de lo que ocurre con las empresas innovadoras y que se pueden permitir soportar costes más elevados porque son capaces de competir a través de vías distintas a la de utilizar factores baratos y poco productivos para tratar de vender lo que producen a precio más bajo.
La conclusión, por tanto, será elemental: a las empresas españolas que apuestan por esta última estrategia para penetrar en los mercados (o para obtener beneficios extraordinarios), es cierto que las cotizaciones elevadas le supondrán rémoras importantes. Como las suponen también costes más elevados de energía, de transporte o de cualquier otro tipo. Si a las empresas que no tienen capacidad de competir innovando, mejorando su calidad u ofreciendo productos más atractivos a la demanda, le suben las cotizaciones, tendrán más dificultades y si se las bajan, más ventajas para conseguir beneficios. Es elemental.
Pero la pregunta es si lo que necesita la economía española es incentivar ese tipo de comportamiento empresarial o si, por el contrario, lo que hay que hacer es crear condiciones que incentiven un uso diferente de los recursos, y entre ellos el del trabajo, que no esté dirigido solo a ahorrarse costes sino a ganar mercados de otra forma, a ser más productivos y a obtener beneficios sin tener que empobrecer a los propietarios de esos recursos productivos. Sobre todo, cuando la retribución de uno de ellos, el factor trabajo, es a la postre la que garantiza que se pueda vender una gran parte de lo que se produce.
Como no se hace este último planteamiento, se sigue hablando en España de las cotizaciones sociales como un impuesto sobre el trabajo que pagan las empresas, como un simple coste que hay que reducir para que la carpetovetónica forma de competir que predomina en las empresas españolas salga adelante.
Y, puestos a considerarlo como un impuesto, la cuestión se traduce entonces en determinar si es el mejor tipo impositivo o si debe ser sustituido por otro. Es ahí cuando aparece otro de los juegos de manos que utilizan quienes defienden estas posiciones: como en España las cotizaciones son muy elevadas y nuestro IVA está aún por debajo de la media europea, lo que debemos hacer es reducir las cotizaciones y subir si acaso un poco el IVA, para que así no se resientan del todo los ingresos del Estado.
¡Menuda trampa! Veamos. Las cotizaciones sociales no son un impuesto: ¡son salario! No un salario directo como el que a final de mes reciben los trabajadores pero sí una renta que les proporciona ingresos diferidos (cuando se destinan a financiar las pensiones) o indirectos (si financian la sanidad, el desempleo, etc.).
Por tanto, lo que hay que tener claro cuando la patronal reclama reducir las cotizaciones sociales es que lo que pide es sencillamente reducir los salarios de los trabajadores para obtener más beneficios. No digo que no sea lógico o legítimo sino que es eso lo que significa su demanda.
Y cuando se dice que lo que se debe hacer es reducir las cotizaciones compensando con subidas del IVA la pérdida de ingresos públicos, lo que se está proponiendo es, primero, que los trabajadores ganen menos y, segundo, que además sean ellos en su gran mayoría los que asuman la compensación en los ingresos a través del impuesto indirecto vinculado al consumo que realizan. Por así decirlo, que ganen doblemente menos.
Otro juego de manos consiste en comparar las cotizaciones sociales y el IVA españoles con los europeos y no tener en cuenta el nivel general de imposición o el gasto público y social que no solo condicionan el bienestar de los ciudadanos directamente sino también indirectamente en la medida en que son los factores que pueden contribuir a crear una dotación de capital social que permita innovar y competir de otro modo.
¿Por qué se fijan sólo en que las cotizaciones sociales españolas son muy altas y no hablan de que el impuesto sobre la renta de las personas físicas se ha convertido en uno sobre el trabajo por cuenta ajena, de la imposición sobre el patrimonio, de la inversión en I+D+i, en educación o en cualquiera de los demás componentes del gasto social?
La razón es fácil. Las grandes empresas españolas, y sobre todo las que controlan las organizaciones patronales, están contentas con la situación actual en la que pueden disponer o desprenderse fácilmente de trabajo barato y poco cualificado (el 70% del total), generar altísimos niveles de costes externos sin tener que hacerse cargo de ellos y disfrutar cada vez de mejores condiciones para negociar y moverse en los mercados. Tienen márgenes elevadísimos gracias a ello y al poder de mercado que les proporciona una administración demasiadas veces cómplice o pasiva, y tributan menos que en otros lugares. Se conforman con ello pero están imponiendo al conjunto de las empresas y a la economía y la sociedad en general un modelo productivo insostenible.
Así que aquí lo que hay que hacer es hablar claro. ¿Creemos que lo que hoy conviene a la economía española es que los trabajadores ganen menos y los propietarios del capital más?
La patronal debería hablar claro y tratar de convencernos de que lo mejor es que el modo en que ha crecido nuestra economía siga así siempre y, por supuesto, que nos demuestre que eso es posible sin producir daños ambientales irreversibles, conflictos sociales e incluso la quiebra de millones de pequeñas y medianas empresas que lo que en realidad necesitan es demanda efectiva que no puede venir, en su mayor proporción, más que de salarios directos, indirectos y diferidos suficientes.
La patronal está haciendo un ejercicio de irresponsabilidad histórica al actuar con tanta ceguera o con tanta falta de escrúpulos. Limitarse a tratar de ahorrarse salarios mediante la reducción de las cotizaciones sociales no es solamente algo que perjudique a los trabajadores. Es una estrategia suicida para la inmensa mayoría de las empresas porque solo conviene a las que tienen un poder de mercado que no estará nunca al alcance de todas. Además, están defendiendo una demanda que debilita a la seguridad social, que es lo que busca el lobby bancario para favorecer así el negocio privado, incluso por la vía radical del establecimiento de un sistema de capitalización privado. Así la patronal le hace también el peor de los favores a millones de pequeños y medios empresarios.
La patronal no solo se pone enfrente de los sindicatos, o del gobierno como quieren hacer creer. Se está situando enfrente de toda las sociedad manteniendo una postura ciega y radical que lo único que busca es aumentar los privilegios de los más ricos para ganar más y para quitarse de encima los impuestos que contribuyen al sostenimiento de la sociedad, una estrategia que en ningún otro país ha dado resultados que no sean los de empobrecer a todos y frenar la modernización de la economía.
Juan Torres