VIII INFORME FOESSA | Más desvinculación, más vulneración y menos protección
Los datos del VIII INFORME FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, presentado hoy en Madrid, confirman que la nuestra es “una sociedad desvinculada, en la que cada vez es más difícil hacernos cargo de los que se quedan atrás”, donde son más las personas en situación de vulnerabilidad, entre otros factores, por la mala calidad del empleo.
El VIII Informe FOESSA da cuenta de la salida de la Gran Recesión y de los “modos” que hemos empleado. Un modelo de salida que nos ha dividido en tres grandes núcleos. La sociedad estancada (cerca del 20%), que ya se encontraba así antes de la crisis y que continúa hoy en el mismo lugar. La sociedad insegura (cerca del 30%), que cuando mira a la anterior se ve cerca pero distinta. Y por fin la sociedad soberbia (cerca del 50%), la que consume, dirige y apenas empatiza, que es dueña de su destino y condiciona el de los demás.
El factor empleo
A pesar de la reducción progresiva del desempleo, es una realidad persistente y ahora menos protegida, lo que, junto con la precariedad, manifestada en temporalidad, parcialidad e itinerarios cíclicos que alternan períodos cortos de empleo con otros de desempleo, generan trabajadores pobres y excluidos, y limitan las posibilidades de integración de muchos colectivos, advierte el estudio de FOESSA.
“La precariedad laboral se ha convertido ya en una forma de vida de forma estructural en nuestra sociedad”, denuncia el informe que también señala que la desigualdad en el mercado de trabajo está imponiendo el discurso de que el éxito final reside en la consideración del empleo como un privilegio y no como un derecho. Es, además, un privilegio con respecto a los demás”.
Los datos aportados por la Fundación en relación a la exclusión relacionada con el empleo son:
-El 14% de las personas que trabajan están en exclusión social.
-Uno de cada tres contratos temporales dura menos de siete días.
-El 15,1% de los hogares sufre inestabilidad laboral grave (son hogares en los que la persona principal ha pasado por 6 o más contratos, o por 3 o más empresas, o ha estado 3 o más meses en desempleo durante el último año).
-Aunque se ha conseguido reducir la exclusión por el empleo en un 42%, sin embargo 1 de cada 4 personas activas del conjunto de la población se encuentran en situación de exclusión del empleo. Si miramos solamente a las personas en exclusión social, serían 1 de cada 2.
-El 20% de las personas en hogares con al menos una persona desempleada no ha realizado ninguna formación ocupacional en el último año.
-Una característica que nos diferencia de otros países de nuestro entorno y de un tamaño y desarrollo similar es que en la exclusión social en España va de la mano la mezcla de baja calidad en el empleo y costes elevados de la vivienda. El 37% de los excluidos del empleo lo están también en la vivienda.
Exclusión social
El número de personas en exclusión social en España es de 8,5 millones, el 18,4% de la población, lo que supone 1,2 de millones más que en 2007 (antes de la crisis), lo que da pie a los autores del informe a afirmar que “son el rostro de la sociedad estancada, un nutrido grupo de personas para quienes “el ascensor de la movilidad social no funciona y no es capaz de subir siquiera a la primera planta”.
Especialmente difícil es la vida para un grupo vulnerable que acumulan tantos problemas cotidianos que les impide tener un proyecto vital mínimamente estructurado: son 4,1 millones de personas en situación de exclusión social severa. Son los ciudadanos sobre los que se ceba la desigualdad y la precariedad en sus diferentes formas: vivienda insegura e inadecuada, desempleo persistente, precariedad laboral extrema e invisibilidad para los partidos políticos.
Además, dentro de este grupo en exclusión social severa existe un grupo de expulsados, que suman 1,8 millones de personas (600.000 en 2007), en unas circunstancias que demandan una intervención urgente, profunda e intensa en recursos para garantizarles su acceso a una vida mínimamente digna.
La investigación trae, sin embargo, una buena noticia, que está protagonizada por esa sociedad integrada que representan aquellas personas que no tienen dificultades para su supervivencia, que llevan una vida digna en términos materiales y que se ha recuperado a los mismos niveles de antes de la Gran Recesión. Son el 48,4% de la población.
En el VIII Informe FOESSA se identifican tres bloques principales de riesgos sociales, que afectan con más fuerza a la sociedad insegura y a la sociedad estancada: la degradación de la democracia, el aumento de la desigualdad y la crisis de cuidados asociada a la evolución demográfica.
Retos sociales
Para poder enfrentarnos al futuro, perder el miedo y fortalecer los mecanismos de inclusión de la ciudadanía en nuestra sociedad, los autores del informe plantean un conjunto de grandes conversaciones cívicas que adecuen definitivamente nuestra forma de convivencia ante este proceso de mutación social que se denomina la sociedad desvinculada:
1. Crear un nuevo escenario con responsabilidades compartidas, de dialogar en torno a la creación de un sector público compuesto por el espacio de trabajo conjunto de las Administraciones públicas, las entidades no lucrativas y las empresas sociales, con las iniciativas ciudadanas y profesionales.
2. Reflexionar sobre si queremos garantizar el acceso a la supervivencia de las personas a través de mecanismos de prestaciones y rentas condicionadas o mediante fórmulas de rentas garantizadas. Es decir, responder al reto de cuánta es la carga que queremos poner sobre los hombros de los pobres para poder ayudarles. Y respondernos, incluso, si a veces ser pobre es un delito.
3. Conseguir que las personas, inmersas en un mundo que promueve el individualismo, accedan a convertirse en una comunidad para facilitar el acceso de terceros. La pregunta está en cómo hacer que la ciudadanía colabore, lo que no se consigue ni a golpe de decreto ni por presión.
En el VIII Informe FOESSA se apunta que es imprescindible un liderazgo social, que, aunque a pequeña escala, puede generar movilización ciudadana y aportar proyectos que pueden ser replicados o repensados en otros lugares. Se trata de una construcción de abajo a arriba, que pueda revertir la senda de desconfianza y aislamiento que las estructuras están promoviendo.
https://www.revistaecclesia.com/el-informe-foessa-caritas-senala-que-hay-mas-pobres-en-espana-que-hace-diez-anos/