Dejemos de dar vueltas en torno a nosotros mismos.
Dejémonos amar por el Padre en Jesucristo.
Ofrezcamos ese mismo amor a los hermanos y hermanas,
a los empobrecidos.
Abracemos con alegría la cruz de Jesús
-la renuncia al ego y la asunción de riesgos-,
que conlleva la libertad que libera en el amor.
Conversión de G. Rovirosa (“Rasgos autobiográficos”, MCC, 1987, 9)
“Fue el descubrimiento de la humildad, la pobreza y el sacrificio encarnados en la vida de JC y fundamento de su mensaje de Amor, lo que me hizo ver la originalidad del cristianismo con relación a las otras religiones. Comprendí entonces que ese mensaje no podía ser “pensado” ni dado por un hombre, ni siquiera por un hombre (ni un ángel) enviado por Dios, pues hubiera adolecido de falta de fuerza moral, y con toda razón yo hubiera podido burlarme de él. Ese mensaje no podía partir más que de Dios. Y no hubiera tenido valor para los hombres si no lo hubiera puesto en un Dios Encarnado. Verdaderamente los Profetas hablan de estas cosas, pero nadie les hizo caso; incluso después de Jesucristo nadie hace caso, solamente los santos han sido “sensibles”. Todas estas cosas sobrepasan la naturaleza humana. La mayor parte de los llamados cristianos dejan estas cosas de lado, y engrandecen los alrededores. Entonces comprendí mi apostasía a los 18 años: Yo había dejado, no a Cristo, ni al cristianismo, sino un erzatz, que se me había querido hacer aceptar como mercancía “de marca”. Pero “la marca” yo no la conocía a los 18 años, la conocí a los 36.
No tuve ninguna necesidad de discutir con el Padre Fariña; aquella tarde, cuando yo llegué a su celda, no le dije más que esto: Le pido que me confiese. ¿Cuánto tiempo duró la confesión? No lo sé. Lo que sí sé es que en mi corazón no había gran espacio para la atrición y el dolor; tanta era la alegría que lo invadía. Lloré largamente; fui dichoso, plenamente dichoso, y aquellas lágrimas las considero como mi bautismo de fuego.
El día de Navidad de 1933, a las 6 de la mañana, yo hice mi verdadera Primera Comunión…”
“Fue un deslumbramiento. Había encontrado la clave. Con las ideas de pobreza, humildad y sacrificio, yo me embriagaba del NT. Todo era maravilloso, radiante, inmenso, era una verdadera apoteosis”.
VER
Según recoge A. Alcaide, en ¡TÚ! de noviembre 2010:
Tenemos 4.645 millones de parados. De los ocupados, sólo tienen contrato indefinido a tiempo completo el 56%. El número de hogares con todos sus miembros en desempleo es de 1.308 millones. 1.7 millones de parados no cobran nada (ni prestación contributiva ni asistencial). La mitad de los españoles gana menos de 15.670€ al año, es decir, es mileurista; el 45% es para la hipoteca. En tres años se habrán realizado unas 350.000 ejecuciones hipotecarias (cada día 500 personas habrán perdido la casa). Sólo el 40% de los universitarios tiene una actividad acorde con sus estudios. 6 millones de personas sufren depresión. Se dispara la venta de antidepresivos: de 7,2 millones en 1994 a 33 millones en 2009.
“El 54% de los españoles situados entre los 18 y 34 años dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado”.
“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos… Me preocupa el silencio de los buenos” (M. Luther King). Si eres bueno, y lo eres, ¿a quién acudirán los pobres si tú callas?”
ORACIÓN-POEMA (Fl. Ulibarri)
LA VOZ QUE CLAMA
Llévame al desierto
y susúrrame, en el silencio,
tu palabra.
Condúceme por la ciudad
y grítame, entre el tráfico y el barullo,
tu palabra.
Llévame por vales y montañas
y repíteme, con eco y fuerza,
tu palabra.
Guíame a la periferia de siempre
y enséñame, con paciencia,
tu palabra.
Álzame por encima de mis problemas
y desvélame con gracia y ternura,
tu palabra.
Lánzame al agua
y hazme beber, serenamente,
tu palabra.
Transpórtame a cualquier oasis
y refléjame, claramente,
tu palabra.
PALABRA DE DIOS
Mateo 3,1-12
Por aquellos días se presentó Juan Bautista en el desierto de Judea proclamando: - Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
A él se refería el profeta Isaías cuando dijo:
“Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos” (Is 40,3).
Este Juan iba vestido de pelo de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Acudía en masa la gente de Jerusalén, de toda Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: -¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a vosotros a escapar del castigo inminente? Pues entonces dad el fruto que corresponde a la conversión y no os hagáis ilusiones pensando que Abraham es vuestro padre; porque os digo que de las piedras éstas es capaz Dios de sacarle hijos a Abraham. Además, el hacha está ya tocando la base de los árboles, y todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua, para que os arrepintáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y yo no merezco ni quitarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego, porque trae el bieldo en la mano para aventar su parva y reunir el trigo en su granero; la paja, en cambio, la quemará en una hoguera que no se apaga.
PARA ENTENDER EL TEXTO
Juan Bautista aparece el como profeta (más que profeta –Mt 11,10-), cuya misión es anunciar la llega inminente del Reino de Dios y del Mesías que lo pondría en marcha; un anuncio que pide una disposición personal –conversión- para acogerlo.
En contraste con el sistema religioso y socioeconómico vigente, Juan mismo representa una alternativa de entender y vivir la vida:
- se presenta en el desierto, no en el templo, pretendiendo recuperar la liberación integral del pueblo desde la fidelidad a la alianza de Dios: Una voz grita en el desierto: preparad un camino al Señor… (Isaías 40,3);
- se viste de piel ceñida con un cinturón de cuero (1 Reyes 2,8), como Elías, y come saltamontes y miel silvestre, de la forma más sencilla;
- utiliza el rito del bautismo, como signo de conversión o cambio de vida, y no los ritos sacrificiales de tipo cultual.
Su anuncio es el mismo de Jesús: Convertíos, está cerca el reino de los cielos. Un reino que no será de carácter político-militar-nacionalista. Reclama una nueva forma de ser y de vivir, unas relaciones humanas y con Dios en el amor y la justicia. Plantea un verdadero cambio de mentalidad y de vida (metanoia), para acoger a Dios y su acción liberadora.
El juicio de Dios, su justicia, es su acción de “justificación” y “rehabilitación” de los empobrecidos, oprimidos y excluidos. A la vez, supone una descalificación o condena real de los ricos y poderosos que generan empobrecimiento y exclusión (como proclamó María en Lc 1, 51-52).
El calificativo camada de víboras, lanzado a los fariseos y saduceos, figuras cualificadas de Israel, supone una crítica radical a su modo de entender y practicar la fe.
La misión de Juan es preparatoria y prefigurativa de la misión de Jesús. El bautismo de agua y el cambio de vida que significa y reclama están abocados al bautismo en Espíritu Santo y fuego, que conllevará el cambio real en todas las dimensiones de la existencia humana.
El bautismo en Espíritu Santo y fuego significa:
- sumergirse en Dios mismo, en el Espíritu de Dios (es el Espíritu que nos envuelve, nos empapa y embriaga);
- el viento (=espíritu) que aventa la parva, separando la paja y el grano; y el fuego que quema esa paja (viento huracanado y lenguas de fuego de Pentecostés, en Hechos 2,2-3).
“Dios llega como viento y fuego para destruir la injusticia y para implantar la justicia. Es inútil hacer frente al viento y al fuego. Así, el ser humano, ante la irrupción de Dios y su Reino se queda desnudo” (Fl. Ulibarri, 33).
ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA
La conversión es preparar/allanar el camino al Señor. En nuestro tiempo tendríamos que igualar algunos terrenos escabrosos de nuestra cultura, que cierran el camino a la fe y al encuentro con Dios y con las personas.
Hemos de convertirnos, pues,
- del racionalismo cientifista y tecnocrático, que valora y organiza la vida desde criterios materialistas y utilitaristas, cerrado a cualquier horizonte trascendente o religioso de sentido;
- del egocentrismo individualista, consumista y hedonista, que programa la vida y las relaciones humanas exclusivamente desde la propia satisfacción, excluyendo cualquier instancia de reciprocidad o de alteridad relacional y trascendente.
Estas dos características impregnan nuestra cultura y nuestra forma de vida. Son altozanos de auto-idolatría, que cierran la puerta a la confianza (fe) y al amor verdadero de donación, tanto a nivel interhumano como a nivel de experiencia de Dios.
Como situación de declive/hundimiento, que retrae también del encuentro con Dios y con las personas, sobresale hoy la experiencia del vacío de Dios o su irrelevancia existencial en la vida de muchas personas que se dicen religiosas. La ausencia de Dios en la vida (separación de fe y vida) es ocupada por los “dioses” del poder, el dinero, el consumo, el narcisismo, la imagen, el conformismo, la autosatisfacción, la propia seguridad, ciertos legalismos o ritualismos religiosos… ¿No es ésta la “religiosidad” de un gran número de personas? ¿En qué medida es también nuestra realidad?
En la HOAC podríamos afinar aún más nuestra conversión. Podríamos referirnos quizás a la dedicación tan intensa y extensa a lecturas, reuniones de todo tipo, comunicados, charlas…, que no configura una verdadera experiencia mística de encuentro con Dios y una forma personal y comunitaria de vida pobre, servidora, entregada y encarnada en los empobrecidos. No basta decirme: “¡Señor, Señor!”, para entrar en el Reino de Dios; no, hay que poner por obra el designio de mi Padre del cielo (Mt 7,21). ¿Cómo concretamos y “practicamos” nuestro Proyecto Evangelizador y nuestro Quahacer Apostólico Comunitario?
Dos aspectos más de nuestra conversión pueden ser:
- Cómo voy vestido: cómo visto, cómo vivo, dónde vivo, con quién vivo…
- Ser profeta, diciendo las verdades que hieren, las verdades que curan y salvan; desde Dios, no desde uno mismo; con libertad, pero desde el amor.
CONVERSIÓN EN VERSIÓN ROVIROSA
Deslumbramiento del Amor,
enjoyado de Pobreza, Humildad y Sacrificio,
manifestado en Jesús de Nazaret y vivido por Él:
Pobreza: compartir, dar, donación de sí:
comunión de bienes.
Humildad: recibir, aceptar todo de todos, de Dios -todo es gracia-:
comunión de vida.
Sacrificio: renuncia a sí mismo, asunción de riesgos, conflictos y
contradicciones por causa del evangelio de los pobres:
comunión de acción.
Experiencia de Comunión con el Dios Trinitario –Dios es Comunión, todo es Comunión-:
en confianza total como hij@s del Padre/Madre, que nos da todo,
se nos da en el Hijo -pobreza divina-;
en amistad fraterna e íntima con el Hijo Jesucristo, Hermano y Amigo, que
lo recibe todo del Padre y
nos acoge tal como somos –humildad divina-;
en acción (de gracias) renovadora y dinamizadora del Espíritu
en cada uno de nosotros, en la Iglesia y en la sociedad,
como río de aguas vivas que fecunda nuestras vidas –sacrificio divino-.
Vida de Comunión en la HOAC y en el mundo obrero, en
la cercanía, la comunicación, el diálogo, la amistad –comunión de vida-;
el compartir tiempo, haberes, recursos, capacidades –comunión de bienes-;
la tarea compartida, la acción evangelizadora de
encarnación solidaria con los empobrecidos,
promoción, reivindicación, integración, anuncio de Jesucristo –comunión de acción-.
Abrazando la Cruz de Jesucristo,
calzada real del amor pobre, humilde y sacrificado:
el centro no soy yo, es Jesús presente en las personas, en los pobres;
mi opción fundamental de vida es el servicio a los empobrecidos,
“amándoles hasta el extremo”;
la redención con sangre de renuncias, incomprensión, ostracismos, persecución, soledad…
Esta es la vida
- bienaventurada, de verdadera felicidad;
- entusiasmada (divinizada);
- ofrenda de amor ardiente;
- liberada y humanizadora;
- cristificada en la filiación entrañable del Padre y en
la fraternidad de los hermanos y los empobrecidos.
SALMO 138, 11-18. 23-24
Señor, tú me sondeas y me conoces:
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: “Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí”,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando en lo oculto me iba formando
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis embrión, mis días estaban modelados,
escritos todos en tu libro, sin faltar uno.
¡Qué incomparables encuentro tus designios, Dios mío
qué inmenso es su conjunto!
los cuento y me salen más que granos de arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Dios mío, sondéame para conocer mi corazón,
ponme a prueba para conocer mis sentimientos:
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
COMENTARIO (N.Quesson) Este salmo expone el tema central y tan difícil de la omnipresencia y de la omnividencia de Dios en lenguaje personalizado, íntimo y altamente poético. Este tema que se suele exponer de forma abstracta, el salmo lo expresa en forma de diálogo íntimo con Dios.
Amor=total dependencia+total libertad. Puede parecer una presentación de un Dios dominador y controlador. La realidad es la de un Dios amor, “entrañablemente” unido a cada persona. Podemos alejarnos de él, pero Dios nunca se aleja de nosotros. Porque nos ama siempre. El salmista expresa ese intento humano inútil de escapar de Dios.
Jacob lucha con Dios toda la noche y queda señalado para el resto de su vida (Gn 32,23-33). Jonás rehúye la misión encomendada por Dios a favor de Nínive y huye, pero Dios no le deja en paz hasta que asume el encargo. Cuando Dios entra en la vida de alguien, de uno u otra forma ya no se irá nunca.
Total transparencia ante Dios. Y nos ama tal como somos, sin disfraz.
“Fue el descubrimiento de la humildad, la pobreza y el sacrificio encarnados en la vida de JC y fundamento de su mensaje de Amor, lo que me hizo ver la originalidad del cristianismo con relación a las otras religiones. Comprendí entonces que ese mensaje no podía ser “pensado” ni dado por un hombre, ni siquiera por un hombre (ni un ángel) enviado por Dios, pues hubiera adolecido de falta de fuerza moral, y con toda razón yo hubiera podido burlarme de él. Ese mensaje no podía partir más que de Dios. Y no hubiera tenido valor para los hombres si no lo hubiera puesto en un Dios Encarnado. Verdaderamente los Profetas hablan de estas cosas, pero nadie les hizo caso; incluso después de Jesucristo nadie hace caso, solamente los santos han sido “sensibles”. Todas estas cosas sobrepasan la naturaleza humana. La mayor parte de los llamados cristianos dejan estas cosas de lado, y engrandecen los alrededores. Entonces comprendí mi apostasía a los 18 años: Yo había dejado, no a Cristo, ni al cristianismo, sino un erzatz, que se me había querido hacer aceptar como mercancía “de marca”. Pero “la marca” yo no la conocía a los 18 años, la conocí a los 36.
No tuve ninguna necesidad de discutir con el Padre Fariña; aquella tarde, cuando yo llegué a su celda, no le dije más que esto: Le pido que me confiese. ¿Cuánto tiempo duró la confesión? No lo sé. Lo que sí sé es que en mi corazón no había gran espacio para la atrición y el dolor; tanta era la alegría que lo invadía. Lloré largamente; fui dichoso, plenamente dichoso, y aquellas lágrimas las considero como mi bautismo de fuego.
El día de Navidad de 1933, a las 6 de la mañana, yo hice mi verdadera Primera Comunión…”
“Fue un deslumbramiento. Había encontrado la clave. Con las ideas de pobreza, humildad y sacrificio, yo me embriagaba del NT. Todo era maravilloso, radiante, inmenso, era una verdadera apoteosis”.
- Nos unimos a G. Rovirosa en la oración. El mayor “favor” que nos puede hacer es animarnos a la verdadera conversión. Veamos y saboreemos lo que es más vital para nosotros en la fe: ¿el amor?, ¿las bienaventuranzas?, ¿Jesús, hijo amado y hermano universal?, ¿la opción real y encarnada en los empobrecidos del mundo obrero -la “segunda conversión” de Rovirosa-?.
VER
Según recoge A. Alcaide, en ¡TÚ! de noviembre 2010:
Tenemos 4.645 millones de parados. De los ocupados, sólo tienen contrato indefinido a tiempo completo el 56%. El número de hogares con todos sus miembros en desempleo es de 1.308 millones. 1.7 millones de parados no cobran nada (ni prestación contributiva ni asistencial). La mitad de los españoles gana menos de 15.670€ al año, es decir, es mileurista; el 45% es para la hipoteca. En tres años se habrán realizado unas 350.000 ejecuciones hipotecarias (cada día 500 personas habrán perdido la casa). Sólo el 40% de los universitarios tiene una actividad acorde con sus estudios. 6 millones de personas sufren depresión. Se dispara la venta de antidepresivos: de 7,2 millones en 1994 a 33 millones en 2009.
“El 54% de los españoles situados entre los 18 y 34 años dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado”.
“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos… Me preocupa el silencio de los buenos” (M. Luther King). Si eres bueno, y lo eres, ¿a quién acudirán los pobres si tú callas?”
- La oración y la conversión no son etéreas. Han de ser muy humanas, muy cogidas a la realidad de la vida. Interioriza, ante el Señor, las últimas líneas del texto: Si eres bueno, ¿a quién acudirán los pobres si tú callas?
ORACIÓN-POEMA (Fl. Ulibarri)
LA VOZ QUE CLAMA
Llévame al desierto
y susúrrame, en el silencio,
tu palabra.
Condúceme por la ciudad
y grítame, entre el tráfico y el barullo,
tu palabra.
Llévame por vales y montañas
y repíteme, con eco y fuerza,
tu palabra.
Guíame a la periferia de siempre
y enséñame, con paciencia,
tu palabra.
Álzame por encima de mis problemas
y desvélame con gracia y ternura,
tu palabra.
Lánzame al agua
y hazme beber, serenamente,
tu palabra.
Transpórtame a cualquier oasis
y refléjame, claramente,
tu palabra.
PALABRA DE DIOS
Mateo 3,1-12
Por aquellos días se presentó Juan Bautista en el desierto de Judea proclamando: - Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
A él se refería el profeta Isaías cuando dijo:
“Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos” (Is 40,3).
Este Juan iba vestido de pelo de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Acudía en masa la gente de Jerusalén, de toda Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: -¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a vosotros a escapar del castigo inminente? Pues entonces dad el fruto que corresponde a la conversión y no os hagáis ilusiones pensando que Abraham es vuestro padre; porque os digo que de las piedras éstas es capaz Dios de sacarle hijos a Abraham. Además, el hacha está ya tocando la base de los árboles, y todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua, para que os arrepintáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y yo no merezco ni quitarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego, porque trae el bieldo en la mano para aventar su parva y reunir el trigo en su granero; la paja, en cambio, la quemará en una hoguera que no se apaga.
PARA ENTENDER EL TEXTO
Juan Bautista aparece el como profeta (más que profeta –Mt 11,10-), cuya misión es anunciar la llega inminente del Reino de Dios y del Mesías que lo pondría en marcha; un anuncio que pide una disposición personal –conversión- para acogerlo.
En contraste con el sistema religioso y socioeconómico vigente, Juan mismo representa una alternativa de entender y vivir la vida:
- se presenta en el desierto, no en el templo, pretendiendo recuperar la liberación integral del pueblo desde la fidelidad a la alianza de Dios: Una voz grita en el desierto: preparad un camino al Señor… (Isaías 40,3);
- se viste de piel ceñida con un cinturón de cuero (1 Reyes 2,8), como Elías, y come saltamontes y miel silvestre, de la forma más sencilla;
- utiliza el rito del bautismo, como signo de conversión o cambio de vida, y no los ritos sacrificiales de tipo cultual.
Su anuncio es el mismo de Jesús: Convertíos, está cerca el reino de los cielos. Un reino que no será de carácter político-militar-nacionalista. Reclama una nueva forma de ser y de vivir, unas relaciones humanas y con Dios en el amor y la justicia. Plantea un verdadero cambio de mentalidad y de vida (metanoia), para acoger a Dios y su acción liberadora.
El juicio de Dios, su justicia, es su acción de “justificación” y “rehabilitación” de los empobrecidos, oprimidos y excluidos. A la vez, supone una descalificación o condena real de los ricos y poderosos que generan empobrecimiento y exclusión (como proclamó María en Lc 1, 51-52).
El calificativo camada de víboras, lanzado a los fariseos y saduceos, figuras cualificadas de Israel, supone una crítica radical a su modo de entender y practicar la fe.
La misión de Juan es preparatoria y prefigurativa de la misión de Jesús. El bautismo de agua y el cambio de vida que significa y reclama están abocados al bautismo en Espíritu Santo y fuego, que conllevará el cambio real en todas las dimensiones de la existencia humana.
El bautismo en Espíritu Santo y fuego significa:
- sumergirse en Dios mismo, en el Espíritu de Dios (es el Espíritu que nos envuelve, nos empapa y embriaga);
- el viento (=espíritu) que aventa la parva, separando la paja y el grano; y el fuego que quema esa paja (viento huracanado y lenguas de fuego de Pentecostés, en Hechos 2,2-3).
“Dios llega como viento y fuego para destruir la injusticia y para implantar la justicia. Es inútil hacer frente al viento y al fuego. Así, el ser humano, ante la irrupción de Dios y su Reino se queda desnudo” (Fl. Ulibarri, 33).
- Veamos detenidamente los personales y sus actitudes y actuaciones: Juan y su radicalidad humana y religiosa; el pueblo, que se bautizaba reconociendo sus pecados; los fariseos (los buenos) y los saduceos, que necesitaban cuestionarse profundamente; y el anuncio del bautismo en Espíritu Santo y fuego del Mesías, cuya acogida será lo realmente decisivo. ¿Con quién nos identificamos nosotros?¿Qué cambio necesitamos?
ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA
La conversión es preparar/allanar el camino al Señor. En nuestro tiempo tendríamos que igualar algunos terrenos escabrosos de nuestra cultura, que cierran el camino a la fe y al encuentro con Dios y con las personas.
Hemos de convertirnos, pues,
- del racionalismo cientifista y tecnocrático, que valora y organiza la vida desde criterios materialistas y utilitaristas, cerrado a cualquier horizonte trascendente o religioso de sentido;
- del egocentrismo individualista, consumista y hedonista, que programa la vida y las relaciones humanas exclusivamente desde la propia satisfacción, excluyendo cualquier instancia de reciprocidad o de alteridad relacional y trascendente.
Estas dos características impregnan nuestra cultura y nuestra forma de vida. Son altozanos de auto-idolatría, que cierran la puerta a la confianza (fe) y al amor verdadero de donación, tanto a nivel interhumano como a nivel de experiencia de Dios.
Como situación de declive/hundimiento, que retrae también del encuentro con Dios y con las personas, sobresale hoy la experiencia del vacío de Dios o su irrelevancia existencial en la vida de muchas personas que se dicen religiosas. La ausencia de Dios en la vida (separación de fe y vida) es ocupada por los “dioses” del poder, el dinero, el consumo, el narcisismo, la imagen, el conformismo, la autosatisfacción, la propia seguridad, ciertos legalismos o ritualismos religiosos… ¿No es ésta la “religiosidad” de un gran número de personas? ¿En qué medida es también nuestra realidad?
En la HOAC podríamos afinar aún más nuestra conversión. Podríamos referirnos quizás a la dedicación tan intensa y extensa a lecturas, reuniones de todo tipo, comunicados, charlas…, que no configura una verdadera experiencia mística de encuentro con Dios y una forma personal y comunitaria de vida pobre, servidora, entregada y encarnada en los empobrecidos. No basta decirme: “¡Señor, Señor!”, para entrar en el Reino de Dios; no, hay que poner por obra el designio de mi Padre del cielo (Mt 7,21). ¿Cómo concretamos y “practicamos” nuestro Proyecto Evangelizador y nuestro Quahacer Apostólico Comunitario?
Dos aspectos más de nuestra conversión pueden ser:
- Cómo voy vestido: cómo visto, cómo vivo, dónde vivo, con quién vivo…
- Ser profeta, diciendo las verdades que hieren, las verdades que curan y salvan; desde Dios, no desde uno mismo; con libertad, pero desde el amor.
- Un ejercicio que quizás fuese bueno hacer en tiempos fuertes, como éste de Adviento y el de Cuaresma, sería releer nuestra historia personal de salvación, es decir, cuál ha sido el itinerario cristiano a lo largo de la vida y en qué momento nos encontramos ahora. Puede tratarse de volver al amor primero o acoger una nueva experiencia de encuentro con Dios o una nueva comprensión e iluminación sobre aspectos importantes de nuestra forma de vida personal o una nueva llamada a la acción evangelizadora del mundo obrero (PE, QAC) …, experiencias de gracia siempre cargadas de alegría ilusionada y de paz.
CONVERSIÓN EN VERSIÓN ROVIROSA
Deslumbramiento del Amor,
enjoyado de Pobreza, Humildad y Sacrificio,
manifestado en Jesús de Nazaret y vivido por Él:
Pobreza: compartir, dar, donación de sí:
comunión de bienes.
Humildad: recibir, aceptar todo de todos, de Dios -todo es gracia-:
comunión de vida.
Sacrificio: renuncia a sí mismo, asunción de riesgos, conflictos y
contradicciones por causa del evangelio de los pobres:
comunión de acción.
Experiencia de Comunión con el Dios Trinitario –Dios es Comunión, todo es Comunión-:
en confianza total como hij@s del Padre/Madre, que nos da todo,
se nos da en el Hijo -pobreza divina-;
en amistad fraterna e íntima con el Hijo Jesucristo, Hermano y Amigo, que
lo recibe todo del Padre y
nos acoge tal como somos –humildad divina-;
en acción (de gracias) renovadora y dinamizadora del Espíritu
en cada uno de nosotros, en la Iglesia y en la sociedad,
como río de aguas vivas que fecunda nuestras vidas –sacrificio divino-.
Vida de Comunión en la HOAC y en el mundo obrero, en
la cercanía, la comunicación, el diálogo, la amistad –comunión de vida-;
el compartir tiempo, haberes, recursos, capacidades –comunión de bienes-;
la tarea compartida, la acción evangelizadora de
encarnación solidaria con los empobrecidos,
promoción, reivindicación, integración, anuncio de Jesucristo –comunión de acción-.
Abrazando la Cruz de Jesucristo,
calzada real del amor pobre, humilde y sacrificado:
el centro no soy yo, es Jesús presente en las personas, en los pobres;
mi opción fundamental de vida es el servicio a los empobrecidos,
“amándoles hasta el extremo”;
la redención con sangre de renuncias, incomprensión, ostracismos, persecución, soledad…
Esta es la vida
- bienaventurada, de verdadera felicidad;
- entusiasmada (divinizada);
- ofrenda de amor ardiente;
- liberada y humanizadora;
- cristificada en la filiación entrañable del Padre y en
la fraternidad de los hermanos y los empobrecidos.
- Que nos planteemos la conversión como un plan esencial de vida, tal como lo entendió y vivió G. Rovirosa. Asomémonos en alguna medida a este océano desbordante e inagotable de vida.
SALMO 138, 11-18. 23-24
Señor, tú me sondeas y me conoces:
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: “Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí”,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando en lo oculto me iba formando
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis embrión, mis días estaban modelados,
escritos todos en tu libro, sin faltar uno.
¡Qué incomparables encuentro tus designios, Dios mío
qué inmenso es su conjunto!
los cuento y me salen más que granos de arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Dios mío, sondéame para conocer mi corazón,
ponme a prueba para conocer mis sentimientos:
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
- Gustemos el sabor único del Amor de Dios. Confiemos plenamente en Él. Pongámonos en sus manos. Él nos mira con buenos ojos. Nos conoce con nuestras luces y oscuridades, y nos quiere así. El es el fundamento, el motor y la meta de nuestra vida. La primera conversión es acogernos a Él y recibirlo todo de Él.
COMENTARIO (N.Quesson) Este salmo expone el tema central y tan difícil de la omnipresencia y de la omnividencia de Dios en lenguaje personalizado, íntimo y altamente poético. Este tema que se suele exponer de forma abstracta, el salmo lo expresa en forma de diálogo íntimo con Dios.
Amor=total dependencia+total libertad. Puede parecer una presentación de un Dios dominador y controlador. La realidad es la de un Dios amor, “entrañablemente” unido a cada persona. Podemos alejarnos de él, pero Dios nunca se aleja de nosotros. Porque nos ama siempre. El salmista expresa ese intento humano inútil de escapar de Dios.
Jacob lucha con Dios toda la noche y queda señalado para el resto de su vida (Gn 32,23-33). Jonás rehúye la misión encomendada por Dios a favor de Nínive y huye, pero Dios no le deja en paz hasta que asume el encargo. Cuando Dios entra en la vida de alguien, de uno u otra forma ya no se irá nunca.
Total transparencia ante Dios. Y nos ama tal como somos, sin disfraz.
“El placer de Dios es dar… el ser.
Dar la vida… Dar la redención. Darse en alimento.
También para el hombre el placer es dar… El pobre se dará a sí mismo”
(G. Rovirosa, “San José Oriol”, 53)
Dar la vida… Dar la redención. Darse en alimento.
También para el hombre el placer es dar… El pobre se dará a sí mismo”
(G. Rovirosa, “San José Oriol”, 53)
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