¡TÚ! - Nº 118
DICIEMBRE 2009
A SÍ LO VEMOS
Mientras los pobres dejan una huella ecológica apenas perceptible, han de soportar las peores consecuencias del cambio climático. Éste es un síntoma de la insostenibilidad de nuestro modo de vida.
«El clima es un bien que debe ser protegido y reclama que en su comportamientos, los consumidores y los agentes de la actividad industrial desarrollen un mayor sentido de responsabilidad» (C.D.S.I, 10).
Afrontar este reto ha verse en el contexto de la sostenibilidad de un mundo justo que ofrezca un igual sentido del bienestar a las personas de todo el planeta y de todas las generaciones. Es nuestro deber como ciudadanos y como cristianos promover públicamente el desarrollo sostenible y testimoniar nuevos estilos de vida responsables con la Creación. Cualquier amenaza contra nuestra frágil casa planetaria es un peligro contra la red de la vida a la que estamos íntimamente vinculados.
ASÍ VA EL MUNDO:
La expectativa de vida en Somalia es de apenas 45 años y una cuarta parte de los niños muere antes de cumplir los cinco. Las guerras internas han desplazado ya a más de 300.000 personas y ha provocado cerca de 10.000 muertes sólo el año pasado. La crisis humanitaria afecta ya a dos millones de personas. La falta de un gobierno estable en Somalia, donde es más fácil comprar armas que un kilo de arroz, facilita a la flota internacional faenar en caladeros vírgenes sin negociación previa. En sus aguas se vierten productos tóxicos prohibidos en el mundo próspero. Se pesca mucho y gratis, aunque a veces, puede salir muy caro.
Evangelio en la calle:
Navidad en tiempos de crisis
Hay un texto poco conocido de la liturgia de Navidad que se lee en la Misa de Gallo como segunda lectura (Carta a Tito, 2, 11-14).
El texto presenta, en primer lugar, de manera escueta pero solemne, el misterio de la Navidad: «Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres». Navidad es gracia, presencia y salvación sin fronteras ni cortapisas de ninguna clase.
A continuación plantea el camino a seguir: «Enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa…».
Una forma de celebrar la Navidad para todos los tiempos pero especialmente para los tiempos de crisis. Lleva consigo, al igual que las promesas del Bautismo, unas renuncias y unas afirmaciones.
¿Cuáles son esas renuncias?
La Navidad del consumo tan perfectamente instalada en nuestro sistema de vida. Éstos son hoy los deseos mundanos.
¿Cuáles son las afirmaciones?
Según el texto de Pablo: llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa. ¡Qué palabras tan actuales y propias para estos tiempos de crisis! La Navidad es la fiesta de la austeridad vivificadora, de la integridad total de vida y de la espiritualidad encarnada.
Hace mucho, mucho tiempo veía un montaje que se titulaba: ¿Quién mató la Navidad? Pero también desde hace tiempo estoy viendo gente honrada que muestra con su vida la verdadera Navidad.
¿A qué Navidad nos apuntamos?
Antonio Hernández-Carrillo
Consiliario de la HOAC de Granada
Mientras los pobres dejan una huella ecológica apenas perceptible, han de soportar las peores consecuencias del cambio climático. Éste es un síntoma de la insostenibilidad de nuestro modo de vida.
«El clima es un bien que debe ser protegido y reclama que en su comportamientos, los consumidores y los agentes de la actividad industrial desarrollen un mayor sentido de responsabilidad» (C.D.S.I, 10).
Afrontar este reto ha verse en el contexto de la sostenibilidad de un mundo justo que ofrezca un igual sentido del bienestar a las personas de todo el planeta y de todas las generaciones. Es nuestro deber como ciudadanos y como cristianos promover públicamente el desarrollo sostenible y testimoniar nuevos estilos de vida responsables con la Creación. Cualquier amenaza contra nuestra frágil casa planetaria es un peligro contra la red de la vida a la que estamos íntimamente vinculados.
ASÍ VA EL MUNDO:
La expectativa de vida en Somalia es de apenas 45 años y una cuarta parte de los niños muere antes de cumplir los cinco. Las guerras internas han desplazado ya a más de 300.000 personas y ha provocado cerca de 10.000 muertes sólo el año pasado. La crisis humanitaria afecta ya a dos millones de personas. La falta de un gobierno estable en Somalia, donde es más fácil comprar armas que un kilo de arroz, facilita a la flota internacional faenar en caladeros vírgenes sin negociación previa. En sus aguas se vierten productos tóxicos prohibidos en el mundo próspero. Se pesca mucho y gratis, aunque a veces, puede salir muy caro.
Evangelio en la calle:
Navidad en tiempos de crisis
Hay un texto poco conocido de la liturgia de Navidad que se lee en la Misa de Gallo como segunda lectura (Carta a Tito, 2, 11-14).
El texto presenta, en primer lugar, de manera escueta pero solemne, el misterio de la Navidad: «Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres». Navidad es gracia, presencia y salvación sin fronteras ni cortapisas de ninguna clase.
A continuación plantea el camino a seguir: «Enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa…».
Una forma de celebrar la Navidad para todos los tiempos pero especialmente para los tiempos de crisis. Lleva consigo, al igual que las promesas del Bautismo, unas renuncias y unas afirmaciones.
¿Cuáles son esas renuncias?
La Navidad del consumo tan perfectamente instalada en nuestro sistema de vida. Éstos son hoy los deseos mundanos.
¿Cuáles son las afirmaciones?
Según el texto de Pablo: llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa. ¡Qué palabras tan actuales y propias para estos tiempos de crisis! La Navidad es la fiesta de la austeridad vivificadora, de la integridad total de vida y de la espiritualidad encarnada.
Hace mucho, mucho tiempo veía un montaje que se titulaba: ¿Quién mató la Navidad? Pero también desde hace tiempo estoy viendo gente honrada que muestra con su vida la verdadera Navidad.
¿A qué Navidad nos apuntamos?
Antonio Hernández-Carrillo
Consiliario de la HOAC de Granada