CURSO 2023 – 2024
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CONVOCATORIA ___________________________
Conforme al calendario que tenemos establecido para el Sector, convocamos esta reunión, que tendrá lugar el próximo:
HORA: 17:00 horas (5 de la tarde).
LUGAR: En Cádiz. Barrida de «La Paz».
Parroquia de San Francisco Javier,
Cl Avda. Del Guadalquivir, Nº 15 – Dpdo.
2.- PROPUESTA DE TRABAJO PARA EL SECTOR:
Documento de Reflexión: «LA VIDA DE LOS SECTORES DESDE EL DINAMISMO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA». Queremos plantear la revisión de la dinámica y organización de los sectores. La DSI es la reflexión de la Iglesia sobre la realidad social para iluminarla desde el Evangelio con vistas a la acción para colaborar a construir una sociedad a la altura de la dignidad de la persona y de la familia humana como resultado de la acogida del plan amoroso de Dios sobre la humanidad.
3.- DIÁLOGO SOBRE LA PROPUESTA DE TRABAJO PARA EL SECTOR.
3.1. Ponemos en común el cuestionario para la reflexión personal y comunitaria.
3.2. Presentamos propuestas y ponemos en común la actividad a realizar para el Quehacer Apostólico Comunitario, conforme a nuestra Planificación diocesana, Plan de equipo y dinámica del Sector.
(Trataremos de presentar nuestras aportaciones por escrito)
Siniestralidad Laboral: Hacernos eco de los Accidentes de Trabajo que se produzcan en nuestra provincia. Continuar publicando en el blog de la HOAC diocesana los accidentes laborales que se producen en nuestra provincia con resultado de muerte y comunicarlo en el perfil de WhatsApp ‘CÁDIZ_HOAC’. Colocar los carteles de la siniestralidad en las parroquias que se puedan. Colaborar entre los miembros del equipo en la ejecución de esta tarea.
Informaciones varias...
5- ORACIÓN DE DESPEDIDA.
Contando con tu asistencia, recibe un abrazo fraternal.
Diócesis de Cádiz y Ceuta
PROPUESTA DE TRABAJO.
LA VIDA DE LOS SECTORES DESDE EL DINAMISMO
DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
I. INTRODUCCIÓN
Bajo este título queremos plantear la revisión de la dinámica y organización de los sectores porque no se trata de una simple cuestión de examinar los avances y dificultades, sino de centrarnos en el corazón mismo de para qué decidimos ponerlos en marcha y a qué están unidos ineludiblemente.
Para
recordarlo nos puede servir la última reflexión que realizamos comunitariamente
en 2017 sobre repensar las situaciones y el funcionamiento de los sectores[1].
En este documento se recoge cómo
resituarnos en su comprensión; y además, tenemos lo aprobado en el material 3[2]
de nuestra XIV Asamblea General que destaca, en cuanto a su organización, lo siguiente:
·
Los sectores
trabajan en torno a las situaciones del mundo obrero que centran el QAC y que
son lo suficientemente amplias como para acoger múltiples aspectos desde los
que enfocar el Proyecto Evangelizador: migración, mujer, jóvenes, jubilados y
pensionistas, barrios marginales, …
·
El número de
sectores no tiene por qué corresponder con las situaciones en las que la
diócesis ha decidido vertebrar su QAC, es decir, una situación un sector, sino
que debe responder, principalmente, al análisis realizado y la concreción de la
realidad en la que se quiere incidir y las posibilidades que tengamos.
·
El sector debe
estar lo más cercano posible a la realidad que hay que evangelizar para que su
acción y su reflexión parta de las necesidades concretas de las personas que
sufren ese problema del mundo obrero.
·
Cada militante
incluirá en su Proyecto Evangelizador el sector en el que va a participar.
· Cada bienio revisaremos si las decisiones tomadas en la configuración de los sectores dan respuesta adecuada a lo que nos hemos planteado en el desarrollo del QAC.
Y en
relación a su dinámica, lo que debemos tener en cuenta, para que contribuyan
a la encarnación y extensión es:
·
Acercar a las
víctimas del sistema a estos espacios comunitarios, para escucharlas, dialogar
y juntas colaborar al cambio.
·
Invitar a
otras personas a participar en la vida del sector, no ceñida exclusivamente a
sus reuniones y actos, sino al dinamismo que vayan generando.
·
Relaciones con
grupos, organizaciones e instituciones de los ambientes (eclesiales y sociales)
en los que el sector desarrolla su actividad.
·
Buscar nuevas
formas de organización y solidaridad de y con las y los trabajadores precarios
y excluidos.
·
Promover
vínculos y prácticas de solidaridad y fraternidad entre el conjunto de los y
las trabajadoras y las familias trabajadoras en situación de precariedad y
exclusión.
·
Apoyo
y presencia en los conflictos laborales de los colectivos relacionados con la
situación que el sector trabaja, conectando estas luchas con la sociedad,
difundiendo sus reivindicaciones y visibilizándolos.
· Uso de nuestras publicaciones para que nos orienten en la concreción de las cuatro claves y en prácticas de triple comunión dentro de su dinámica y al hilo de lo que nos vayamos planteando y trabajando.
Desde este marco es donde queremos revisar la experiencia vivida en los sectores, teniendo en cuenta que, independientemente de que existan o no en la diócesis y que participemos o no en ellos, nos involucra a todas las diócesis y militantes porque, lo que aquí está implicado, es el compromiso personal y el comunitario, la relación mutua entre ambos, cómo se nutren y se necesitan para que en la HOAC podamos desarrollar la misión encomendada de evangelizar el mundo obrero.
Por lo tanto, este momento representa una oportunidad para discernir comunitariamente cómo debemos seguir respondiendo a la realidad a evangelizar y a las víctimas del sistema, desde los sectores, tal y como recogimos en la segunda prioridad del Plan de Trabajo del bienio 2023-2025.
Antes de continuar, recordemos que:
–
El
compromiso personal responde al comunitario y el comunitario se va alimentando
de la experiencia del compromiso personal. Por eso decimos que existe una relación mutua
entre el PE y el QAC, porque es un camino de ida y vuelta, que fluye, de un
lado a otro, de forma natural y constante.
–
Las
situaciones que vertebran el Quehacer Apostólico Comunitario y que conforman la
vida de los sectores son manifestaciones de una única problemática: el
empobrecimiento y deshumanización que vive el mundo obrero y del trabajo.
– En el sector confluyen el Proyecto Evangelizador y el Quehacer Apostólico Comunitario. Mi quehacer con nuestro quehacer, que es el mismo. Nos ayuda a no disociar lo personal de lo comunitario, a vivir el compromiso como expresión de comunión, a sentirnos y a hacer comunidad, a especializarnos ahondando en los problemas desde las personas para acompañarlas, generar procesos y tejer vínculos[3].
II. QUÉ ES EL DINAMISMO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
La DSI es la reflexión de la Iglesia sobre la realidad social para iluminarla desde el Evangelio con vistas a la acción para colaborar a construir una sociedad a la altura de la dignidad de la persona y de la familia humana como resultado de la acogida del plan amoroso de Dios sobre la humanidad[4].
Cuando hablamos de su dinamismo nos estamos refiriendo al movimiento que surge de la necesidad, esfuerzo y deseo de dialogar y encarnarnos en la realidad a evangelizar. Necesidad porque nace de eso que arde en nuestros corazones, de lo que nos quema por dentro que nos lleva a esforzarnos, cada vez más, en ser testigos vivos del amor de Dios con un deseo ferviente de que el fuego que Jesús ha prendido arda ya en el mundo.
Como tal dinamismo está siempre en continua evolución, en permanente escucha del clamor del Pueblo, en plena disposición para conversar con la cultura, con las situaciones cambiantes que se van dando en la sociedad. Está abierto a las interpelaciones de aquellas voces que reclaman justicia y amor; se enfrenta a los desafíos que este mundo lanza a la Iglesia; atiende a las nuevas situaciones sociales que se van produciendo. Esta energía activa nos lleva a una permanente actualización de los análisis y de las respuestas a dar ante los retos que se nos plantea desde la sociedad.
Este ímpetu que inspira el Espíritu nos resitúa
constantemente y pide:
–
que
amemos y persigamos el bien común;
–
que
busquemos apasionadamente una vida más digna y feliz para todas las personas;
–
que
permanezcamos en el compromiso activo y operante a favor de la justicia y la
fraternidad, poniendo en el centro a las más empobrecidas;
– que lavemos los pies a quienes más sufren las consecuencias de un sistema que nos despoja de nuestra humanidad.
Es el servicio que debemos prestar. Así el principio para construir una sociedad
verdaderamente humana será siempre la caridad política.
“El amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de la caridad (…) El amor social es la clave de un auténtico desarrollo”[5].
A. Los sectores como receptores y propulsores de este dinamismo
Para desarrollar el sentido último de la DSI, el humanismo integral y solidario, se requieren personas y espacios que lo hagan posible porque, para que sirva realmente a la sociedad, se necesitan propuestas concretas y manos que las ejecuten.
Este movimiento es oscilante: por una parte, recibimos sus principios y criterios que nos impulsa a la encarnación con un compromiso concreto y especializado en el tiempo que nos ha tocado vivir y evangelizar; y, por otra, la comunión que experimentamos en medio del mundo obrero con nuestras acciones, relaciones y procesos, alimentan esa fuerza actualizando análisis, medios y orientaciones. Sólo desde la vida compartida a ras de suelo podremos ir renovando el servicio como expresión de gratuidad.
Este impulso que se recibe y se da, cuando queremos que sea
comunitario tiene su lugar en la HOAC y lo llamamos sectores. Son los motores del QAC, con los que:
–
contribuimos
a la construcción del Reino en medio de la clase trabajadora, con las personas,
sus ambientes e instituciones;
–
renovamos
las sendas conocidas y abrimos otras nuevas a apuntalar el seguimiento
comunitario,
–
a
desarrollar nuestra capacidad creadora y la atención desde la escucha y el
diálogo,
–
a
ir descubriendo los signos de Su presencia en medio de las luchas y esperanzas
del mundo obrero.
y nos ayudan:
–
a apuntalar el
seguimiento comunitario,
–
a desarrollar
nuestra capacidad creadora y la atención desde la escucha y el diálogo,
–
a ir descubriendo
los signos de Su presencia en medio de las luchas y esperanzas del mundo
obrero.
Esta hoja de ruta por donde nos llevan los sectores requiere de una actitud de discernimiento permanente que nos haga crecer en el conocimiento de una realidad social que cambia rápida y sustancialmente, ahondado en las causas que provocan tanta injusticia, desde la cercanía a quienes más la sufren. Un discernimiento vital que nos lleva a mirar con otra perspectiva y sensibilidad, la de la misericordia.
Este “buscar lo que Dios quiere” (discernir) precisa, además,
de criterios para valorar adecuadamente lo que es humano de lo que no,
poder ofrecer una alternativa liberadora y realizar un compromiso
verdaderamente transformador que dé esperanza y nos abra al futuro. Esos criterios:
–
la
dignidad de la persona,
–
la
búsqueda del bien común,
–
la
solidaridad y subsidiariedad,
–
el
destino universal de los bienes,
– el cuidado de la casa común.
Conforman la base de la vida del sector y desde ellos va construyendo su dinámica y trabajando con quienes deben ser su centro: las víctimas del sistema. Sin esta centralidad, todo lo que vayamos erigiendo nos alejará de nuestra misión.
A estos criterios añadimos un valor fundamental: el de la participación, de quienes lo dinamizan (militantes), quienes se vinculan (personas interesadas) y quienes son el centro de esta vida: las víctimas del sistema. No se entiende el motor del QAC sin la implicación de todas estas personas.
Así que, lo que debemos preguntarnos constantemente es cómo estamos aplicando estos criterios y valor en la vida del sector, cómo van marcando el trabajo que tiene que llevar a cabo y con quién.
B. Las cuatro claves: el camino
El discernimiento además de ser conocimiento, mirada, misericordia y criterios conlleva tomar una decisión, dar respuesta concreta ante las llamadas que recibimos de ese análisis y reflexión. No puede quedarse en un simple ver lo que pasa y por qué, sino que debe convertirse en testimonio vivo de humanidad que nos implica en la vida de quienes padecen las situaciones de precariedad, pobreza y marginación en el mundo obrero.
El camino para dar continuidad a esta labor es ir generando procesos desde las cuatro claves, con especial atención a la de acompañar a las personas y el cambio de la mentalidad, pues con los criterios de la DSI y su valor de la participación podremos ir suscitando preguntas que cuestionen el orden establecido, que pongan en duda la normalidad con que hemos asumido la deshumanización y la pobreza. Un trabajo constante y sin plazo porque para que madure cualquier cosa es necesario darle tiempo y cuidados. Así:
– Acompañar significa compartir el mismo pan entre quienes dinamizamos la vida del sector y a quienes vinculamos a ella, tanto a las víctimas del sistema como a quienes se muestran sensibles e interesadas en unirse a nuestra dinámica. “Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana”.[6]
– Cambiar la mentalidad implica ser narradores de esa transformación que primero se dio en mí y que necesito comunicar imperiosamente. La fuerza de la palabra no sólo la da el contenido, sino, sobre todo, el entusiasmo que mostremos al expresarnos. “(…) encontremos el modo de comunicar a Jesús que corresponda a la situación en que nos hallemos”[7].
– Sin cambio de mentalidad, difícilmente podrá entenderse y asumir que las instituciones precisan también de transformaciones significativas que las hagan más cercanas a las necesidades de las personas más empobrecidas y que, para realizarlo, hace falta quienes se lo recuerden y se comprometan a estar en ellas.
– Denunciar las injusticias que se comenten contra el mundo obrero se vuelve indispensable para dar visibilidad a las personas y familias que las sufren, pero resulta igual de ineludible el anunciar que es posible otra forma de ser y hacer, de sentir, pensar y actuar. Que podemos construir comunitariamente alternativas más humanas y liberadoras, que hay motivos para la esperanza y la fraternidad.
Estas breves pinceladas sobre cómo las cuatro claves nos pueden indicar el camino, deben definirse y ampliarse en la situación concreta del sector, la realidad existente y las posibilidades que tengamos. Sin olvidar que a quienes primero tiene que hacer feliz es a nosotros y nosotras, una felicidad que nace de “hacer lo que tenemos que hacer”, de la inutilidad porque así lo hemos asumido al optar por seguir al Resucitado.
Está en nuestras manos, en nuestra capacidad de organizarnos desde estas claves, el cambio del relato: sustituir el individualismo por la comunión, la indiferencia por la preocupación y ocupación; ayudar a que otras personas se organicen; promover alternativas creativas que dignifiquen el trabajo y respete a la persona trabajadora en su dignidad. Está en nuestras manos el poder desbordar con nuestros sueños de justicia y amor, los límites que esta sociedad neoliberal nos impone y proponer nuevos mundos posibles que rompan el egoísmo y el conformismo que nos mantiene en pasividad, anestesiados en un bucle consumista.
La vida del sector, que parte del discernimiento, camina con las personas, provoca una nueva forma de pensar, interpela a las instituciones y ofrece otra manera de sentir y actuar con prácticas de comunión que fomentan la amistad personal y social. Vivimos el sector desde la narración de nuestra propia experiencia vital, personal y comunitaria, que queremos y necesitamos compartir porque nos ilusiona y nos arde por dentro. “(…) ninguna motivación será suficiente si no arde en los corazones el fuego del Espíritu”[8], “… una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie”[9].
C. Prácticas de triple comunión con el mundo obrero
Teniendo la base y sabiendo el camino, sólo nos queda concretar las prácticas de comunión que visibilicen el discernimiento y los procesos.
Algunas de ellas ya las venimos realizando durante estos años, por lo tanto no nos son desconocidas, lo que ahora se nos pide es que nos esforcemos por “hacerlas nuevas”, renovarlas desde la perspectiva de a quiénes van destinadas, proyectarlas desde quienes centran la vida del sector: las personas, familias y ambientes que sufren estas situaciones.
La comunión de bienes, vida y acción necesarias para extender la vida del sector más allá de sus reuniones, tendrían que ir orientadas a:
– Establecer vínculos. Relacionarnos principalmente con otras personas, pero también con grupos, organizaciones y pastorales. Hacerles partícipes de esa otra cultura que queremos generar, que pone en el centro a la persona y busca el bien común (con nuestros análisis, procesos, actividades, …).
Las relaciones se van construyendo poco a poco, sondeando bien las posibilidades y los avances que puedan darse, pero con el denominador común de motivar la solidaridad y la compasión por la situación que el mundo obrero sufre.
Las primeras destinatarias deben ser las víctimas del sistema y tendremos que decidir cómo vamos a incorporarlas a la marcha del sector.
– Fomentar el encuentro. Compartir experiencias, ideas, intereses… reflexionar sobre problemáticas concretas, profundizar en la realidad, difundir nuestros planteamientos y visión, dialogar con otros grupos, organizaciones sobre las condiciones de vida y trabajo del mundo obrero que necesita de espacios para el encuentro y el intercambio. De esta forma reforzamos esos vínculos, conectamos mundos, creamos puentes y vamos construyendo comunitariamente el futuro.
Los espacios de difusión contribuyen al anuncio y a pensar cómo llevar mejor la propuesta del Evangelio al mundo obrero.
– Vivir experiencias de presencia. En las dos anteriores está implícita la presencia, pero a veces no le dedicamos el tiempo suficiente para saborear el estar con otras personas, por el simple hecho de gozar de su compañía, escuchar y conocernos. Apoyar conflictos laborales desarrolla esta presencia desde la solidaridad y la comunión.
–
Formar
las conciencias.
Es importante que estemos disponibles
para colaborar a un cambio de mentalidad, a crear espacios de formación para contribuir a que las personas
descubran qué les pasa y por qué. Acompañar
estos procesos resulta fundamental para destapar los mecanismos que el sistema
utiliza para aislarnos, para que olvidemos el proyecto colectivo a fomentar
como sociedad y la conciencia de ser clase obrera.
III. SECTORES Y CAMPAÑA
La campaña, como práctica de triple comunión con el mundo obrero, facilita dar pasos para afianzar la dinámica de los sectores pues al poner la atención en elementos concretos de un mismo tema, refuerza la continuidad en su trabajo, lo cohesiona y contribuye a la especialización del compromiso de los y las militantes.
La campaña da a los sectores ese corto plazo, que centra sus objetivos, ayuda a planificar desde las situaciones que vertebran el QAC, los aspectos del Proyecto Evangelizador de cada militante, desplegando todas sus potencialidades.
Para afianzar esta dinámica y cumplir el objetivo de alimentar la campaña, el sector tendrá que impulsar y acompañar a los y las militantes a que la lleven a sus ambientes, ayudando a su concreción, en el discernimiento desde donde desarrolla su compromiso, las cuatro claves y las prácticas de comunión; tiene que impulsar que se aterrice en entornos y personas concretas, generando procesos con miras a la fraternidad universal desde la concreción en lo local.
Los sectores no solo alimentan la campaña, sino que le da hondura, le ponen nombres y rostros, visibilizan las situaciones de precariedad, pobreza y exclusión que experimenta el mundo obrero, denuncia las causas que las provocan y anuncia “unos cielos nuevos y tierra nueva en los que habite la justicia”. (2 Pedro 3, 13)
Nuestra presencia pública se ajustará mejor a lo que sentimos y pensamos, materializándose en un “actuamos” comunitario que mantiene la unidad desde la diversidad y nos visibiliza como comunidad encarnada en la debilidad y empobrecimiento del mundo obrero.
Desde esta estrecha relación que mantienen sectores y campaña es cómo podemos abrirnos a múltiples posibilidades, contemplando que la campaña puede ser germen de un sector y el sector la realización práctica de la campaña como triple comunión con el mundo obrero.
IV. COMUNICACIÓN, DIFUSIÓN Y EXTENSIÓN
Comunicar implica compartir y en esta acción radica uno de los elementos que van conformando una comunidad: intercambio entre personas, diálogo, escucha e interacción; configurándose un sentir, pensar y actuar determinado.
En la comunicación hay una intencionalidad y, en muchos casos, una ideología que se quiere imponer. En la HOAC nos situamos desde otra perspectiva, la de la difusión y la extensión. Como comunidad y en calidad de nuestra misión, queremos difundir la Buena Noticia al mundo obrero con nuestros medios y en otros medios; proyectar en la sociedad y en la Iglesia esa vida y trabajo que vamos realizando con las personas en nuestros ambientes. Queremos hacernos un hueco en el espacio comunicativo con el deseo de que la mirada a la clase trabajadora se transforme de lo meramente productivo, a lo auténticamente humano.
El espíritu comunitario de nuestros medios de difusión transmite nuestras pretensiones que ponen en el centro a la persona trabajadora y su dignidad, el sentido humano del trabajo y los procesos de liberación que emprendemos. Por eso es tan importante que dirijamos nuestros esfuerzos a sentirlos como algo “impreso en nuestros corazones”[10]. Son más que instrumentos, son ofrenda e invitación a vincularse a nuestra vida con sus luces y sus sombras, pero, sobre todo, a la esperanza.
A través de sus noticias, de sus temas, dialogamos con la realidad, fomentamos el encuentro, exportamos experiencias… nos dota de argumentos, ayuda a interpretar las señales que van apareciendo en el horizonte y que no siempre encuentran un espacio para ser analizadas en profundidad y con una mirada compasiva. Tenemos que contribuir a que sigan fieles a su propósito de formar e informar, de ser cercanía y projimidad y que provoque una respuesta amorosa en el mundo obrero.
Para que este objetivo se cumpla, debemos programar cómo vamos a usar nuestros medios en la vida del sector, cómo vamos a contribuir a su elaboración (con experiencias, testimonios, reflexiones, actividades…), a su difusión y qué queremos comunicar.
Y tan necesario es darles valor y sitio para la difusión y la extensión como el de comunicar esta vida en otros medios sociales y eclesiales para explicitar nuestra fe y compromiso comunitario.
V. SU ORGANIZACIÓN
La organización de los sectores debe favorecer la dinámica que hemos expuesto. Por eso, a la hora de revisarla y decidirla tenemos que tener en cuenta lo que recoge el material 3 (lo que hemos recogido en la introducción de este documento) y preguntarnos si posibilitará la encarnación, la especialización del compromiso, la participación de otras personas, la cercanía a la realidad en la que queremos incidir y evangelizar.
Necesitamos ampliar la mirada en este aspecto y animarnos en
la búsqueda de la mejor forma para establecer estos espacios comunitarios, pues
resultan fundamentales para acompañarnos mutuamente en este camino de cuidado y
comunión con el mundo obrero.
Se abren muchas posibilidades: un solo sector en una diócesis; diócesis pequeñas en las que el sector es el propio equipo; un sector en una zona o centro; una zona con varios sectores; un solo sector en diferentes puntos geográficos; un sector que trabaja más de una situación; diócesis donde se combinan diferentes formas de organizarse: por zonas geográficas y por situaciones, etc. Lo que debemos promover es que dé respuesta a la necesidad de compartir el Proyecto Evangelizador en el marco del Quehacer Apostólico Comunitario. A esto debe responder su organización y dinámica.
VI. VOLVER A MIRAR
Tengamos o no experiencia diocesana de sectores, hayamos participado o no en ellos, esta revisión va dirigida a todas las diócesis y militantes, porque la necesidad de compartir y acompañar el compromiso sigue existiendo y como comunidad esta es la respuesta que hemos dado para satisfacerla.
Se trata ahora de volver a ver los sectores, su dinámica y organización, desde la perspectiva que aquí hemos planteado y la experiencia vivida personal y comunitariamente.
Antes de empezar nos ponemos en manos de Padre-Madre Dios y a la escucha del Espíritu. Le invocamos para que nos siga inspirando y guiando, que nos enseñe a utilizar sus dones y nos mantenga en el sueño de Dios: “Soñemos juntos, porque fueron precisamente los sueños de libertad e igualdad, de justicia y dignidad, los sueños de fraternidad los que mejoraron el mundo. Y estoy convencido de que en esos sueños se va colando el sueño de Dios para todos nosotros, que somos sus hijos”[11].
Algunos textos que nos pueden ayudar en este momento son: Lc 12,49-58, Mt 24,42-44, Lc 24,13-32,2 Pedro 3,9-18.
PARA LA
REVISIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA
1.
Desde los textos que has orado, ¿qué llamadas recibes
en relación a lo que el material plantea?
2. Si participas o has participado alguna vez de la vida del sector, ¿cuál ha sido tu experiencia? Y si no, ¿qué razones te llevaron a no poder implicarte?
3. Del apartado II, ¿qué destacarías como elementos fundamentales en la dinámica del sector?
4. Sobre el apartado III, ¿qué enfoque y concreciones consideras que debe hacer el sector para que alimente a la campaña?
5. Sobre el apartado IV, ¿qué relación y concreción tiene que realizar el sector en cuanto a nuestros medios de difusión y la comunicación con otros medios sociales y eclesiales?
6. En cuanto al apartado V, ¿qué propuesta harías a tu diócesis para que la organización facilite esta dinámica de los sectores?
Revisión comunitaria
En los sectores:
1.
Compartiremos
cada una de las preguntas que hemos orado y reflexionado.
2. Dialogaremos las preguntas de la 3 a la 6 y las conclusiones de lo hablado las trasladaremos a la Comisión Diocesana.
3. Posteriormente a la Asamblea Diocesana, el sector elaborará su plan de trabajo para el bienio según los acuerdos diocesanos.
En la Asamblea Diocesana:
1.
La
Comisión Diocesana acompañará el proceso de revisión y animará a todos los
sectores y militantes a participar. Quienes no tengan sector, se les invitará a
que se incorporen a uno de los que existan en la diócesis para que realicen su
aportación en él.
2. La Comisión Diocesana de aquellas diócesis en las que no haya sectores, propondrá a su asamblea cómo van a abordar la revisión, garantizando que todos los equipos y militantes se impliquen en ella.
3. Las CCDD resumirá las aportaciones de los sectores y las remitirá a los equipos para su tratamiento en la Asamblea Diocesana.
4. En las Asambleas Diocesanas de junio de 2024, se dialogará la dinámica y se decidirá la organización de los sectores o, en su caso, qué pasos se van a ir dando para impulsar la creación de estos espacios comunitarios.
5. Una vez finalizada la Asamblea Diocesana, las CCDD enviarán las conclusiones a la Comisión Permanente.
ANEXO
Este anexo que os presentamos pretende orientar en la elaboración del plan de trabajo de los sectores para que desarrollen y contribuyan al dinamismo de la DSI.
ORIENTACIONES PARA LA ELABORACIÓN DEL PLAN DE TRABAJO DE LOS SECTORES
A. Situación o situaciones en torno a las cuales que se desarrolla la vida del sector.
Recordemos que estas situaciones son: pobreza-exclusión generada por el desempleo, precariedad laboral y familias trabajadoras que ven asfixiada su función social de servicio a la vida.
B. Aspectos de esta situación del mundo obrero que centra el Proyecto Evangelizador de los y las militantes del sector.
Estos aspectos pueden estar en relación a sectores de la
población: mujeres, jóvenes, personas jubiladas y pensionistas, inmigrantes,
familias obreras…; a temas que afectan directamente al entorno vecinal:
desahucios, estado y convivencia en los barrios,…; al laboral: sus condiciones,
los derechos, seguridad, salud…; a derechos sociales: sanidad, educación,
pensiones..., el cuidado de la casa común y su relación con el trabajo. Es
decir, todo lo que afecte a las condiciones de vida y trabajo del mundo obrero.
C. Organización.
Organizarnos según los acuerdos diocesanos e ir valorando si
posibilita o no la dinámica del sector. Así en la revisión que realicemos del bienio,
podremos valorar si es necesario realizar ajustes en las decisiones tomadas.
D. Objetivos.
Debemos preguntarnos: ¿Qué queremos conseguir como sector
durante este bienio? (teniendo en cuenta: los contenidos de la campaña, la
situación del mundo obrero, los aspectos que centran los Proyectos
Evangelizadores y la planificación diocesana).
E. Dinámica.
Para experimentar la vida del sector desde el dinamismo de la
DSI tendremos que llevar a cabo:
–
El
discernimiento comunitario como sector (desde el
conocimiento de la realidad, la mirada misericordiosa y los criterios de la
DSI). Reajustar el análisis desde los contenidos de la campaña y los cambios
que pueden haberse producido en la situación del mundo obrero, además del
recorrido de vida que ya tenemos.
–
La
participación: cómo nos vamos a implicarnos como
militantes, cómo vamos a invitar a otras personas a vincularse al sector y en
qué, y cómo las víctimas del sistema se convertirán en el centro de la vida del
sector.
–
La
concreción de las cuatro
claves como el camino. Cómo vamos a
definirlas dentro del sector, pero, sobre todo, cómo vamos a animar y acompañar
a que en los Proyectos Evangelizadores se contemplen.
–
Las
prácticas de triple
comunión: qué
procesos vamos a emprender, qué medios son necesarios para impulsar esas
prácticas. qué actividades, gestos a realizar para compartir bienes, vida y
acción, estableciendo vínculos, fomentando el encuentro, experimentando la
presencia e impulsando la formación.
–
La
campaña. En estas prácticas, la campaña
desempeña un papel esencial al ser el eje vertebrador del QAC, por ello, el
sector tendrá que abordar los contenidos establecidos para el bienio[12],
cuáles va a abordar y cómo va a alimentarla desde esta dinámica que incluye el
discernimiento, la participación, las cuatro claves y las prácticas de
comunión.
F. Medios para la difusión y la extensión.
Comunicar, difundir y extender son acciones que el sector
asume dentro de su dinámica y, por lo tanto, debe programar:
– Cómo
utilizaremos nuestros medios de difusión en la vida del sector.
–
Cómo
contribuiremos a su elaboración desde los testimonios, las experiencias,
reflexiones, actividades, … que se van dando.
–
Cómo
contribuiremos a su difusión en los ambientes donde se desarrolla la vida del
sector y la vida de los y las militantes.
–
Cómo
nos vamos a plantear la comunicación con otros medios sociales y eclesiales.
G. Temporalización.
Establecer
los tiempos siempre que sea posible. Aquello
que pueda contemplarse en el calendario facilitará su ejecución y su revisión:
reuniones, encuentros, actividades, gestos, cuándo emprender procesos, etc.
[1] Para acceder al documento aprobado en el PGR de julio
de 2017:
http://www.hoac.es/hoacrecursos/wp-content/uploads/2017/03/08_Situaciones-y-sectores.pdf
[2] En camino del cuidado y comunión con el mundo
obrero, pág.21
[3] Cfr. La ponencia de
“El seguimiento comunitario” presentada en la Reunión General de Compromiso y
Quehacer Apostólico Comunitario, celebrada en enero de 2019:
http://www.hoac.es/hoacrecursos/wp-content/uploads/2019/01/ponencia_elseguimientocomunitario-1.pdf.
[4] Cursillo de la
Doctrina Social de la Iglesia, tema 2, p.14:
http://www.hoac.es/hoacrecursos/wp-content/uploads/2020/05/200201_CursilloDSI-TextoPonentes_Completo.pdf
[5] Papa Francisco, Laudato si 231
[6] Papa Francisco, Laudato
si 169
[7] Papa Francisco, Evangelii Gaudium 121.
[8] Ídem 261
[9] Ídem, 266
[10] Guillermo Rovirosa, Obras Completas, tomo V, “La
lección del ¡Tú!”, p.539
[11] Papa Francisco,
Discurso en el IV Encuentro de Movimientos Populares, octubre de 2021
[12] Los contenidos se encuentran en el documento:
Orientaciones y contenido de la campaña del bienio 2023-2025, Cuidar el
trabajo, cuidar la vida, aprobado por la Comisión General de 4 y 5 de noviembre
de 2023.