Les confieso que, aunque él ya lo venía anunciando, éramos muchos los que no creíamos -o no queríamos- aceptar que Maxi nos fuera a dejar. Me atrevo a afirmar todavía más: a medida en que todos advertíamos el visible debilitamiento que la enfermedad iba produciendo en su organismo, aumentaba nuestro convencimiento de que esos rasgos de fortaleza que él había sembrado en muchas familias, alcanzaban un mayor vigor. Su ánimo de lucha y de victoria, su visión realista y positiva, su actitud esperanzada y la intensidad expansiva de su confianza en la Providencia constituyen un patrimonio que él, de manera creciente, ha repartido entre sus amigos hasta sus últimos días.
Hombre servicial, Maxi estaba en posesión de una sabiduría personal que, como cómodos asideros, nos regalaba a todos los que estuviéramos dispuestos a escucharla. Hace escasas semanas, cuando al verlo cargando con la bolsa de la compra, me referí a la eficacia de su filosofía de la vida, con su caridad y contundencia tan características, me respondió: no es una filosofía ni siquiera una teología, sino mi “profunda confianza en Jesús de Nazaret, mi irrenunciable decisión de seguir sirviendo a los hombres siguiendo las enseñanzas de la Iglesia, y mi convicción de que la familia es el mejor terreno y la mejor atmósfera para hacernos crecer como seres humanos felices”.
Y es que, efectivamente, su vida, intensa y dilatada, junto con la de Pruden su esposa, al servicio de la Iglesia en la Pastoral Familiar Diocesana, en el Movimiento Familiar Cristiano, en los Cursillos Prematrimoniales, en las Semanas de la Familia y en el Centro de orientación Familiar, han constituido uno de los pilares de la acción pastoral de la Iglesia Diocesana.
Estas son las razones por las que una y otra vez Maxi insistía en que era urgente copiar las pautas de la Sagrada Familia para proclamar con alegría, con esperanza y, sobre todo, con un testimonio nítido, la “buena noticia” de una vida familiar que, cimentada en el amor fiel hasta la muerte, constituyera una página clara del Evangelio escrita para nuestro tiempo. Con nuestros sentimientos de dolor compartidos con Pruden, por esta pérdida tan sensible, expresamos nuestra profunda gratitud por sus ejemplares testimonios. Que descanse en paz.
Fallece Maximiliano de la Vega
http://www.obispadodecadizyceuta.org/noticia/fallece-maximiliano-vegaJosé Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo.
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