María, la patrona de los voluntarios
y de las voluntarias de Cáritas.
Más que oportuno, este libro nos resultará importante y, posiblemente, necesario para deshacer algunos prejuicios que -quizás inevitablemente- se han instalado en parte de la sociedad, de la Iglesia y de algunas familias. Tras su detenida lectura he llegado a la conclusión de que la presentación de la persona de María como mujer servidora de los pobres es una fórmula rigurosa, seria y clara para explicar el papel de la mujer y de los hombres en el crecimiento de la vida humana y, también, para profundizar en el sentido social de la espiritualidad cristiana. Frente a los inconsistentes argumentos de aquellas ideologías que sólo alientan a la luchas entre “géneros” para lograr la inversión de las desigualdades, este análisis sencillo y profundo de las actitudes y de los comportamientos de María, tal como los dibujan los Evangelios, representa un modelo de vida cristiana que deberíamos copiar tanto las mujeres como los hombres.
Como dice Natalia Peiro, Secretaria General de Cáritas Española, “la figura de la Virgen María como mujer, creyente, seguidora de Jesús, servidora de los pobres [es] buena noticia para toda la humanidad y fuente de la espiritualidad para todos los que trabajan en la acción caritativa y social”.
En sus diversos capítulos describe el comportamiento de María como mujer encarnada, como expresión del rostro femenino y materno de Dios, como portadora de salvación para la humanidad, como modelo de creyente, como acompañante solidaria, como símbolo de la espera y de la esperanza liberadora y como mujer abierta al Espíritu e impulsada por una fuerza evangelizadora. Aquí podemos encontrar, además, las líneas fundamentales de la espiritualidad cristiana centrada en Cristo, en María y, más concretamente, en el Sermón de la Montaña. A mi juicio, este libro, claro y profundo, constituye, además, una base sólida para fundamentar las pautas de una pastoral evangelizadora porque, efectivamente, “las tareas de acoger, acompañar, proteger, atender y cuidar a los más débiles, a los que sufren, a los más necesitados y frágiles, competen a ser humano, varón o mujer, y no vienen determinadas por la diferencia sexual o biológica”.
Si estamos de acuerdo en que servir al pobre es tocar la carne de Cristo e identificarnos con él en el amor, aceptaremos una de las conclusiones de este libro: podremos identificar a los santos con los que convivimos, a esos hermanos nuestros, a esos voluntarios y voluntarias que dedican su tiempo y entregan vida en Cáritas para que otros tengan vida y vida más humana, a esas personas que tienen ojos para ver, oídos para escuchar y corazón para conmoverse y para actuar ante los que están marginados o excluidos, a los que acompañan a los enfermos, a los que acuden a las cárceles, a los que se entrevistan por las calles y, en resumen, a los que trabajan por la justicia y por la paz, a los que luchan por el bien común y defienden los derechos humanos.
Como dice Natalia Peiro, Secretaria General de Cáritas Española, “la figura de la Virgen María como mujer, creyente, seguidora de Jesús, servidora de los pobres [es] buena noticia para toda la humanidad y fuente de la espiritualidad para todos los que trabajan en la acción caritativa y social”.
En sus diversos capítulos describe el comportamiento de María como mujer encarnada, como expresión del rostro femenino y materno de Dios, como portadora de salvación para la humanidad, como modelo de creyente, como acompañante solidaria, como símbolo de la espera y de la esperanza liberadora y como mujer abierta al Espíritu e impulsada por una fuerza evangelizadora. Aquí podemos encontrar, además, las líneas fundamentales de la espiritualidad cristiana centrada en Cristo, en María y, más concretamente, en el Sermón de la Montaña. A mi juicio, este libro, claro y profundo, constituye, además, una base sólida para fundamentar las pautas de una pastoral evangelizadora porque, efectivamente, “las tareas de acoger, acompañar, proteger, atender y cuidar a los más débiles, a los que sufren, a los más necesitados y frágiles, competen a ser humano, varón o mujer, y no vienen determinadas por la diferencia sexual o biológica”.
Si estamos de acuerdo en que servir al pobre es tocar la carne de Cristo e identificarnos con él en el amor, aceptaremos una de las conclusiones de este libro: podremos identificar a los santos con los que convivimos, a esos hermanos nuestros, a esos voluntarios y voluntarias que dedican su tiempo y entregan vida en Cáritas para que otros tengan vida y vida más humana, a esas personas que tienen ojos para ver, oídos para escuchar y corazón para conmoverse y para actuar ante los que están marginados o excluidos, a los que acompañan a los enfermos, a los que acuden a las cárceles, a los que se entrevistan por las calles y, en resumen, a los que trabajan por la justicia y por la paz, a los que luchan por el bien común y defienden los derechos humanos.
José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre las Claves del bienestar humano el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo. Actualmente, nos envía también una reseña semanal sobre libros de pensamiento cristiano, evangelización, catequesis y teología. Con la intención, de informar, de manera clara y sencilla, de temas y de pensamientos actuales, que gustosamente publicamos en nuestro “blog”.
[Vicente Altaba Gargallo
«Mujer, servidora de los pobres»
“Espiritualidad mariana para
el compromiso caritativo y social”
Madrid, PPC, 2018]
[Vicente Altaba Gargallo
«Mujer, servidora de los pobres»
“Espiritualidad mariana para
el compromiso caritativo y social”
Madrid, PPC, 2018]