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UNA MIRADA CRISTIANA DEL TRABAJO HUMANO Y EL BIEN COMÚN
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LA VIDA DEL MUNDO OBRERO Y DE LOS POBRES,
CON MISERICORDIA Y COMPASIÓN.


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lunes, 22 de abril de 2013

COMUNICADO ANTE EL 1º DE MAYO
DE LA JOC Y LA HOAC:
"CONSTRUIR UN FUTURO NUEVO"


1º de Mayo: "Construir un futuro nuevo"

 

El 1º de mayo ha sido históricamente un símbolo de la lucha del movimiento obrero por afirmar la dignidad de la persona en el trabajo.  Este año, sigue estando marcado por la crisis y por las políticas injustas que se vienen practicando, que arrojan datos sangrantes de paro, precariedad, inestabilidad, desahucios... profundizando en la desigualdad estructural que sufre el mundo obrero y del trabajo.  Ante esto, estamos llamados a construir un futuro nuevo, un mundo más justo y fraterno que nos permita vivir como ciudadanos y ciudadanas del Reino de Dios.

 

El 1º de mayo ha sido históricamente un símbolo de la lucha del movimiento obrero por afirmar la dignidad de la persona en el trabajo.  Las reivindicaciones del 1º de mayo se plantean en España, en un escenario con datos tan sangrantes como una cifra que supera los 6 millones de personas desempleadas, y una tasa de paro que entre los jóvenes se sitúa en torno al 55%.  Más de 1,8 millones de hogares tienen a todos sus miembros en paro, la edad de jubilación se ha prolongado más allá de los 65 años, se está produciendo una media de 115 desahucios al día, personas jubiladas estafadas por las preferentes…

 

Este 1º de mayo está muy marcado por la última Reforma laboral aprobada en febrero de 2012.  La mercantilización del trabajo y las políticas que se vienen practicando, están quebrando el Estado de Bienestar, devaluando el Sector Público y recortando en servicios y prestaciones.  Están profundizando la desigualdad estructural que sufre el mundo obrero y del trabajo, continúan debilitando las relaciones laborales sin garantizar la seguridad de una vida digna para las personas, y están aumentando la vulnerabilidad que sufren las mujeres y los hombres del trabajo, especialmente sus sectores más débiles.

 

Estas duras realidades están ocasionando terribles costes humanos: Miles de familias que viven con ansiedad e incertidumbre, afectadas en sus relaciones por situaciones de tensión, angustia, estrés, depresión.

 

Una juventud que se siente sin futuro, y que está emigrando fuera del país afectada por el desempleo de larga duración y por la incapacidad de lograr independencia económica debido a la inestabilidad laboral y los bajos salarios.  Familias a las que les son arrebatadas sus viviendas porque ya no pueden pagar las hipotecas.  Trabajadores de otros lugares que deben volver a sus países de origen por falta de salidas laborales y perspectiva de futuro…

 

Así lo constatamos desde las situaciones vitales de precariedad de nuestros militantes y las personas con las que entramos en contacto a través de nuestro trabajo y compromisos.

 

Cada día es más evidente que todo esto que nos está sucediendo es algo mucho más profundo que una crisis económica.  Es todo el entramado institucional el que ha perdido toda credibilidad.  Todo ha quedado como barrido por un tsunami de inmoralidad, por una profunda quiebra moral y ética, a la que no se ha prestado mucha atención hasta que mayoritariamente nos ha tocado el bolsillo, lo que es significativo para evaluar el problema que tenemos.

 

Nos enfrentamos a una crisis de humanidad, que afecta a la persona y a las relaciones sociales e institucionales, y que se materializa en las respuestas mercantilistas y no humanas que estamos dando a los grandes problemas que tenemos.

 

La sola recuperación de la economía no será suficiente para hacer efectivo el derecho al trabajo; más bien, lo que se está produciendo es una recuperación económica contra el trabajo, un empobrecimiento de la sociedad, el desarrollo de procesos de bajo costo en las relaciones de producción y consumo.  El trabajo como derecho, en los términos y formas en que lo hemos conocido, no volverá, aun en el caso de que se produzca una recuperación económica.

 

Ya Juan Pablo II nos advertía en “Laborem Exercens” de la necesidad de la defensa de la dignidad del trabajo y su centralidad.  Hoy este mensaje tiene una vigencia plena: “El trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial, de toda la cuestión social”. “Los pobres (…) aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo –es decir por la plaga del desempleo–, bien porque se desprecia el trabajo y los derechos que fluyen del mismo».

 

Se ha construido la economía de espaldas al trabajo y a las necesidades de las personas.  Con los actuales niveles de desempleo, las personas nos vemos presionadas a trabajar bajo condiciones precarias, inseguras y con salarios indecentes.  Y de la precariedad a la exclusión hay un margen muy pequeño.

 

Como movimientos cristianos en el mundo obrero y del trabajo, consideramos que a pesar de la situación caótica en la que nos encontramos, también se desarrolla el Plan de Dios.  El Reino de Dios ya está en nosotros y entre nosotros: tenemos que vivir el Reino.  O dicho de otro modo: para salir de la crisis en que nos encontramos, el camino consiste en vivir como ciudadanos del Reino de Dios.

 

Esto conlleva establecer relaciones de Comunión guiadas por la vivencia del Mandamiento Nuevo: un amor al prójimo que se fundamenta en el Amor de Dios (podemos amar porque Él nos amó primero).  Vivir la comunión es la expresión del Reino de Dios en nuestras actividades cotidianas: Empresas, familias, Bancos, políticos y políticas, sindicatos, iniciativas de todo tipo…, que busquen comunión y que la construyan.

 

La comunión nos exige una transformación radical de nuestros modos de sentir, pensar y actuar.  Esto es lo que necesitamos personalmente, como movimientos, en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad.

 

Y para construir una sociedad humana es ineludible luchar por el derecho al trabajo y un trabajo decente, tal y como lo ha definido Benedicto XVI en Caritas in veritate.

 

La crisis nos llama no a salir de ella para volver a lo que teníamos, sino a construir un futuro nuevo, un mundo más justo y fraterno, un mundo que nos permita vivir como ciudadanos y ciudadanas del Reino de Dios. 
 
@hoac_es — @juventudobrera
 



ORAR EN EL MUNDO OBRERO
«EL MANDAMIENTO NUEVO DEL AMOR»
5º DOMINGO DE PASCUA
(28 de abril de 2013) Ciclo “C”


VER: (El agua es un derecho humano y no un negocio) 

Nos hemos enterado de que el 22 de marzo (Día Mundial del Agua), la Confederación Europea de Sindicatos lo ha convertido en Día de Lucha contra la Privatización del Agua en la UE.

Se trata de una Iniciativa Ciudadana Europea, la primera en la UE, con la recogida de más de un millón de firmas en 9 países de la Unión, pidiendo el reconocimiento del acceso al agua potable como un Derecho Humano, tal y como aprobó en 2010 Naciones Unidas, y exigiendo sacar del espacio del mercado este tipo de servicios.

Los sindicatos, que se unen así al amplio y creciente movimiento ciudadano que reivindica nuevos modelos de gestión pública participativa y sin ánimo de lucro, han recibido por su parte el apoyo de la RAP, la Red Agua Pública, en la que participan todo tipo de asociaciones, desde el movimiento ecologista, a las federaciones vecinales, asociaciones de consumidores o grupos y redes en torno al 15M…



 
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Ciclo “C”  (2012-2013)
«EL MANDAMIENTO NUEVO DEL AMOR»
5º DOMINGO DE PASCUA
(28 de abril de 2013)
 

En su mandamiento, Jesús no pide nada para él mismo ni para Dios, solo para el hombre (mujer y varón).  El Dios verdadero no es absorbente ni acapara al hombre/mujer; por el contrario, es un dinamismo expansivo de amor universal, don de sí que empuja a darse a los demás.  Toda la vida y la actividad han de ser una variada expresión de ese único afán, el de expresar en obras el amor por los otros. 


 
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28 de abril de 2013

5º domingo de Pascua (C)


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 14,21b-27
Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos.

Salmo 144, 8-9. 10-11. 12-13ab
Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.

Lectura del libro del Apocalipsis 21,1-5a
Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.

Lectura del santo evangelio según san Juan 13,31-33a. 34-35
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros.

La novedad del Evangelio.
Dios es permanentemente novedad.
Hace todo nuevo: al hombre, a la vida, al tiempo, al mundo.
El tiempo pascual constituye la máxima novedad.
Jesús enseña la novedad de su mandamiento que deben observar sus discípulos (Ev.).
Pablo narra cómo el evangelio, la buena Noticia, es acogido por los pueblos (1 Lect.).
El fruto de la salvación consiste en un cielo nuevo y una nueva tierra, sin muerte ni dolor (2 Lect.).

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