14º Domingo del Tiempo Ordinario (5 de julio)
Queridas y queridos hermanos:
El evangelio, después
de todo lo vivido
en los últimos tiempos,
es como un soplo
de aire fresco,
como un sorbo
de agua de manantial,
que reconforta nuestra sed
de caminantes y sostiene
nuestra condición peregrina.
Si nos detenemos
un instante y
disfrutamos de él,
su sencillez
nos renueva
internamente.
Esa sencillez
de los pequeños
con la que Jesús
desenmascara
nuestros propósitos,
aunque los hagamos
de buena fe,
cuando no se corresponden
con el proyecto de Dios,
con el proyecto del Reino.
¡Hasta mañana en el altar!
Buena semana
Fernando
Carlos Díaz Abajo
Consiliario General HOAC, y
Mª Ángeles Bayo Valderrama
Responsable de Organización
y Vida comunitaria
San
Mateo 11,25-30.-
«Mi yugo es llevadero
y mi carga ligera».
En mi proyecto de vida,
he de contemplar
la necesidad de
este descanso.
No de otros.
Y no solo en momentos
de cansancio,
sino como actitud
de toda mi vida
que descansa en Dios.
Hago silencio,
escucho,
contemplo,
oro…
¿de qué yugos
he de despojarme?
¿Qué necesito
para poder cargar
con el yugo y la carga
que Jesús me ofrece?
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