«HAMBRE Y
SED DE JUSTICIA».
ORAR
EN EL MUNDO OBRERO
Ciclo “B” (2011-2012)
4ª SEMANA DE
ADVIENTO
(18 de
diciembre 2011)
Como
María, la “llena de gracia”, nosotros,
“por pura gracia”, somos hijos de Dios,
cristianos, “servidores” de los últimos,
a ejemplo de nuestro hermano Jesús,
el Hijo de María.
“por pura gracia”, somos hijos de Dios,
cristianos, “servidores” de los últimos,
a ejemplo de nuestro hermano Jesús,
el Hijo de María.
(POEMA ORACIONAL DE JEREMÍAS
22,13ss)
«¡Ay del que edifica sus palacios sobre injusticia,
construye sus salones violando el derecho!
Obliga a trabajar gratis al obrero,
lo priva del jornal que se ha ganado».
M… tiene que hacer frente a su separación.
Los hijos son ya mayores.
Unos no han podido abandonar
todavía el hogar familiar,
alguno ha vuelto
tras no poder asumir
el coste de su vivienda
por quedarse sin trabajo.
A pesar de los años
que ya acumula,
tiene que trabajar
en el servicio doméstico.
Su hija que trabajaba
en un comercio
de una Gran Superficie
lleva tiempo en el paro,
como no le sale nada
está pensando en
acompañar a su madre.
P... Tiene casi treinta años.
Tiene un contrato a tiempo parcial
como repartidor de pizzas
los fines de semana.
Está apuntado a una ETT,
de vez en cuando
le llaman para trabajos sueltos
de señalización de carreteras,
si hace bueno trabajan de sol a sol,
si hace mal tiempo no trabajan y no cobran…
sigue viviendo en casa de sus padres.
−¿Por qué se da esta injusta
situación?
¿Qué estamos haciendo en
nuestro compromiso concreto
del sector?
¿Cómo va nuestro proyecto
evangelizador?
−¿Qué pasa con el mundo
obrero
y con Dios en estas
situaciones?
¿Qué llamadas siento?
Y tú, Jesús, ¿qué piensas de
todo esto?
¿Qué quieres que yo haga?
«Piensa el financiero:
Me haré un palacete en la playa,
con salones superiores bien ventilados.
Que abran ventanales,
lo recubran de cedro
y pinten todo de color escarlata.
¿Piensas que eres hombre
porque tienes millones?
El hombre es el que trabaja
y practica la justicia,
el que defiende a pobres y desvalidos.
¡Ese sí que es un hombre
que me conoce –dice el Señor−
Pero tú no;
tú solo tienes corazón
para buscar tu propio interés,
para dejar sin trabajo a los inocentes
y practicar la opresión
y el latrocinio usurero.
Por tanto,
esto dice el Señor
del necio financiero:
Nadie plañirá en su funeral:
¡Ay hermano! ¡Ay hermano!
Nadie plañirá en su funeral:
¡Ay gran hombre! ¡Ay gran hombre!
Será enterrado como un asno,
será arrastrado y tirado
al basurero de la ciudad».
En el mes sexto,
el ángel Gabriel
fue enviado por Dios
a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret,
a una virgen
desposada con un hombre
llamado José,
de la casa de David;
el nombre de
la virgen era María.
El ángel,
entrando en su presencia,
dijo:
«Alégrate, llena de gracia,
el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente
ante estas palabras
y se preguntaba
qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
«No temas, María,
porque has encontrado
gracia ente Dios.
Concebirás en tu vientre
y darás a luz un hijo,
y le pondrás por nombre
Jesús.
Será grande,
se llamará Hijo del Altísimo,
el Señor Dios
le dará el trono de David,
su padre;
reinará sobre la casa de
Jacob para siempre,
y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso,
pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá
sobre ti,
y la fuerza del Altísimo
te cubrirá con su sombra;
por eso el Santo
que va a nacer
será llamado Hijo de Dios.
También tu pariente Isabel
ha concebido un hijo en su
vejez,
y ya está de seis meses
la que llamaban estéril,
porque para Dios
nada hay imposible».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
Pequeña exégesis (Para leer con lápiz)
En el texto de este domingo
contemplamos cómo
el mensajero celeste
descubre ante los ojos
atónitos de María
la extraordinaria personalidad del hijo
que ella misma va a dar a luz
y la maravillosa actuación divina
que va a dar origen
a esa existencia
incomparablemente única.
El significado profundo
del pasaje es que
la personalidad de Jesús
es plenamente humana y,
al mismo tiempo,
absolutamente divina,
porque viene de Dios.
En Isabel,
la anciana estéril,
la intervención divina
borró la vergüenza
de la infecundidad,
dando un hijo
que será un enviado del Señor,
un profeta que
preparará sus caminos;
en María,
la joven virgen,
la acción de Dios
va a potenciar maravillosamente
su condición virginal
transformándola en
una inigualable maternidad,
pues dará a luz al Hijo
de Dios.
Si la concepción de Juan
requería una maravillosa
intervención divina,
la concepción de Jesús
tiene que requerir
una actuación de Dios
infinitamente más impresionante,
como la maternidad de una virgen.
La concepción de Jesús
va a tener lugar por
una actuación del Espíritu Santo,
que bajará sobre María;
por eso Jesús será
«el Hijo de Dios».
En este texto
nos encontramos
con los tres elementos
constitutivos de la teología cristiana:
El proyecto de Dios,
la debilidad humana y
la fuerza del Espíritu Santo.
Y un cuarto elemento fundamental
que hace posible
la unión de los tres:
La Fe.
¡La fe de María,
y tras ella la fe de todos nosotros,
hace posible la maravilla de
la Encarnación de Dios!
María es la «llena de gracia».
El favor de Dios
se manifiesta en María
con su elección
para ser la madre
del “Salvador”,
el “Mesías”, el “Señor”.
Como ella, nosotros,
“por pura gracia”,
somos hijos de Dios,
cristianos, “servidores” de los últimos,
a ejemplo de nuestro hermano
Jesús, el Hijo de María.
El rasgo más significativo
de la personalidad de María
es su autodefinición
como «la esclava del Señor».
Este rasgo es
el que resaltará Jesús
un día cuando refiriéndose a
«su madre y sus hermanos»,
los presentará como
«los que escuchan
la Palabra de Dios
y la ponen en práctica»
(Lc 8,19-21),
como María.
Porque María
es el modelo
de los creyentes,
como la definió Isabel:
«¡Dichosa tú, que has creído!»
La fe virginal de María
trajo a Jesús al mundo.
La fe indefectible de los cristianos
traerá la salvación a los pobres.
Hambre y sed de justicia
Ante el terrible espectáculo
de esta sociedad de mierda,
donde unos engordan
como cerdos (Sant 5,5),
mientras la mayoría
muere de hambre
(informes de la FAO)…
¿Qué haremos en la oración?
¿Escaparnos y refugiarnos
en bellos himnos de alabanza?
¿Entonaremos canciones
intimistas de confianza?
No, de ninguna manera;
nos dejaremos arrebatar por la pasión,
nos rebelaremos ante la injusticia.
No la aceptaremos,
no nos resignaremos a ella.
Ante Dios en nuestra oración
nos enfrentamos a ella
con todas nuestras fuerzas.
Es como una sed biológica de justicia
que nos devora y se derrama
en nuestro lenguaje oracional…
Si sentimos sed de justicia,
es que creemos en ella:
la consideramos posible y necesaria.
Si la justicia nos atrae
como ideal que anima nuestra lucha,
es porque es real;
y es real porque hay uno
que es justo plenamente:
Jesús.
La sed de justicia es
en última instancia sed de Dios justo.
Y donde no alcanza el hombre,
alcanza Dios.
Cuando sólo podemos orar…
en esos momentos
encontramos a Dios
en el torbellino
de su indignación
ante la injusticia
y la violencia…»
(A partir de Schökel−Carniti, 790-795).
Y yo,
¿tengo hambre y sed del
Reino de Dios y su justicia?
¿Qué es lo que mueve en
verdad mi vida?
¿A qué dedico mi tiempo?
(ORÁCULO DE AMÓS, 6,3ss)
«¡Ay de los que pretenden
alejar el día de la desgracia,
acercándose al poder del usurero dinero:
para ellos no existen las desgracias,
se acuestan en lechos de marfil,
se arrellenan en sus divanes,
comen corderos del rebaño
y terneros del establo;
tartamudean como insensatos
repitiendo las mismas
estupideces feneristas;
beben el vino en elegantes copas,
se ungen con el mejor de los aceites…
¡pero no se conmueven para nada
por la ruina de la Europa Social!
Por eso irán a la cárcel,
serán el hazmerreir del pueblo,
y se acabará la orgía de
estos imbéciles usureros».
- 2S 7,1-5. 8b-12. 14a. 16. El reino de David durará por siempre en la presencia
del Señor.
- Salmo 88. R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
- Rm 16,25-27. El misterio, mantenido en secreto durante siglos,
ahora se ha manifestado.
- Lc 1,26-38. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.