Aurora Salvador, alcaldesa de Puerto Real:
“Muchas personas se han preocupado
de que nosotros estemos aquí”
Aurora Salvador fue elegida alcaldesa de Puerto Real, con los ocho votos de Confluencia de Izquierdas para la Gente (IU, Equo e Independientes para la Gente) y uno más de Adelante Andalucía. En esta entrevista conversa con el presidente y el responsable de Difusión de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Cádiz, Francisco Güeto y Sebastián Henry, “Chani”, con el que le une una coincidencia importante.
En ambientes cristianos, a veces, se oye despectivamente lo de “esto es política” para afear algunas actividades y compromisos de ciertas personas…
A los políticos nos ven como seres que estamos ahí por interés propio, y no con un interés común, como personas que vamos a lo nuestro y que no nos interesa la ciudadanía. Sin embargo, creo que una persona que se considere comprometida con su gente, con la sociedad en donde se encuentra, independientemente de la profesión que tenga, tendría que dedicarse a la política. No necesariamente a la política activa como yo, pero, de algún modo, hay que estar comprometido, porque si no te comprometes tú, alguien lo hará por ti.
Ser ciudadano es formar parte de la sociedad y contribuir a ella. Eso es la política. Llevo muchos años haciendo política, me considero una persona comprometida, he estado en las AMPA, en asociaciones contra de la violencia de género, he sido catequista… Tengo un compromiso social que significa que tengo una posición política.
¿Cómo vive su ser creyente, su fe, con su compromiso político?
Lo llevo de la mano, de hecho, como persona cristiana que me considero, no puedo separar mi vida cristiana de mi vida cotidiana, pero es que es parte de la esencia de la persona, además de su profesión, su educación… La fe es la que conforma todo.
De algún modo, ¿ser catequista tiene también una dimensión política en el mejor sentido?
Los catequistas somos evangelizadores, esa es nuestra función y la de todos los cristianos. Ser catequista es también ayudar a otras personas y compartir aquello en lo crees. Dárselo a los demás es enseñar a que otros lo lleguen a ser. El gran éxito de un catequista es que otros acaben siéndolo. Compartir ideas creencias, emociones nos enriquece a todo el mundo, de hecho, es algo cada vez más necesario…
“Como persona cristiana que me considero,
no puedo separar mi vida cristiana de mi vida cotidiana”
Nos vamos construyendo como personas con relación a los demás…
Toda la formación que tengo se la debo a muchas personas que se han preocupado de que nosotros estemos aquí, mis padres, el colegio del Santo Ángel donde recibí una educación cristiana y una educación social y comprometida también, la hermana Sagrario fue para mí un gran referente, un día me dijo: “Aurora, intenta estudiar para poder sacarte una carrera, un trabajo, para que no dependas de nadie, porque eso te hará ser una mujer libre”.
Tú, “Chani”, fuiste mi catequista. No me confirmé porque me pareció que era un compromiso que en ese momento no podía cumplir. Estaba estudiando Medicina. Volví luego y cuando les conté me dijeron: “no necesitas una confirmación, lo que necesitas es una confirmación extrema…”
Gracias a Dios, me he encontrado a lo largo de mi vida con una serie de personas que me han encausado hacia una forma de pensar, con ejemplos de vida, no con lecciones, que me han llevado a ser la persona que soy. Si tengo algo que pueda ofrecer, es porque ha habido personas cerca de mí que se me han ofrecido antes. Vamos a ver si podemos hacer que otras personas sigan teniendo esa suerte de tener personas que se ofrezcan y sigan ese ejemplo.
¿Cuáles son sus motivaciones para dedicarte a la política y aceptar el cargo de alcaldesa de Puerto Real?
Aunque a lo mejor parece que es la respuesta que da todo político, y puede sonar muy rimbombante, en mi caso, es la pura realidad: me metí en esto con un sentido de servicio público y como una idea de ayudar de la mejor manera que creo que se puede ayudar, es decir, por el bien común. Nada nada más que por eso.
Gobierna en minoría respaldada por una confluencia, ¿es inevitable que la izquierda aparezca siempre dividida? ¿no hay posibilidad de alcanzar un consenso?
De hecho, la confluencia de izquierda nació para hacer ese consenso, quisimos que todas las personas de izquierda nos uniéramos, pero no fue posible del todo. Esto, al final, nos debilita, “divide y vencerás”. Si nos sentamos y empezamos a hablar, veremos que defendemos lo mismo y que nos separan matices.
Hay personas que temen perder su identidad, y cuantos más años en una estructura organizativa, más sensación de perder la esencia. Otros, recién llegados, creen que ese vigor que tienen y esa nueva frescura supone ser de por sí otra clase de izquierda. Hay también muchos egos en la política, gente que, si no dirige, lidera o decide, piensa que no hay proyecto, como si todo se les hubiera ocurrido a ellos solos.
“Sin un grupo, no somos nadie.
Si no tengo una comunidad, tampoco”
En el mundo obrero se va imponiendo también el “salvase quien pueda”…
Sin un grupo, no somos nadie. Si no tengo una comunidad, tampoco. Porque el ser humano, al fin y al cabo, tiene muchas facetas que están relacionadas. Quizás llegue más rápido uno solo, pero con más personas se llega más lejos. La fuerza del grupo es lo que vence y además es lo que nos sostiene. También hay quien cree no hay que preocuparse por los migrantes o las personas racializadas o las de menos de 35 años… porque no están en su grupo, pero cuando les toca a ellos, se ven solas. La historia demuestra que las personas unidas salen fortalecidas.
La historia de solidaridad del movimiento obrero es un aprendizaje valioso que sin embargo parece que está cayendo en el olvido…
En Puerto Real, estaban los astilleros. Antes había muchas personas que tenían a alguien que trabaja allí. Cuando algo pasaba, salía todo el pueblo a la calle, porque todo el mundo estaba concienciado de que eso formaba parte de su vida. Ahora se ha desmantelado, intencionadamente, y nadie lo ha defendido, solamente el mismo pueblo y sus mismos trabajadores. Se jubilan 20 y entran dos. No hay carga de trabajo, está limitada a hacer las hélices de la energía eólica.
Pero es parte del paisaje, es algo nuestro. Tenemos que salir a la calle y reivindicar que es algo que hay que reactivar. Este es un compromiso de toda la gente de izquierdas y de toda la gente que quiera volver a creer en que puede resurgir. Lo que no podemos hacer es resignarnos, perder la esperanza…
Hay que reivindicar y pelear por un trabajo digno, y el trabajo digno lo da la industria, no esos trabajos terciarios, que lo único que da es un trabajo precario, de muchísimas horas, donde se explota a las personas laboralmente y no pueden tener un proyecto de futuro.
¿No estamos dejando robar la dignidad como trabajadores? ¿qué efectos tiene la precariedad en la vida social?
Muchos se creen que es eso lo que se merecen. Hay núcleos que se conforman con una ayuda y no son capaces de saltar adelante, hay una merma de su autoestima, de no creerse que ellos puedan llegar a hacer algo más. Es algo muy llamativo y alarmante. Lo peor es que ya ni se piensa que no es lo que nos merecemos y que la vida tiene que ser algo más. Tenemos a la sociedad como amuermada, sin reaccionar, resignada, cuando habría que decir “oye que esto depende también de ti”.
¿Qué puede hacer un ayuntamiento por el futuro industrial de su pueblo?
Primero, creérselo, estar muy convencida de eso, de que esa es la solución y poder transmitirlo a los demás, porque hay mucha gente que ya no cree en nada, en la política no creen, pero es que no creen en nada. Es verdad que hay que ir a las administraciones responsables de traer esa carga de trabajo, pero se puede hacer algo más, fomentar talleres formativos con personas que no han terminado de formarse.
A las personas jóvenes hay que decirles que se eduquen, que vayan a la Formación Profesional, a la universidad, donde ellos se vean que sus cualidades pueden ser retribuidas, que se sientan realizados como personas, pero también hay una tanda importante de personas de unas edades que están como estancados, donde parece que se tienen que rendir. A esas personas hay que darle la formación con la confirmación de que ese taller le va a permitir entrar en las empresas auxiliares, y eso hay que fomentarlo y si tiene que ser el ayuntamiento, habrá que hacerlo. Esa es la idea. Creemos en ti, creemos en el trabajo digno. Es lo que tiene que hacer un dirigente político creérselo, no dar el discurso bonito, se tiene que ver y se va a ver.
“En esta sociedad se tiende a escuchar poco.
Muchos políticos lo que les gusta es escucharse a sí mismos, que es todo lo contrario de lo que lo pienso que debe hacer un político”
¿Y cuáles son las claves para llegar a entenderse?
Escuchar es fundamental para entender a alguien. Así puedes saber cómo piensa y por qué piensa así. En esta sociedad se tiende a escuchar poco. Lamentablemente a muchos políticos lo que les gusta es escucharse a sí mismos, que es todo lo contrario de lo que lo pienso que debe hacer un político. Escuchar a cada cual en sus ámbitos, en sus lugares de trabajo, desde su lugar en la sociedad te permite no solo reunir más información sino encontrar más soluciones que las a que uno se le pueden ocurrir, siempre te pueden aportar mucho..
Claro que no hay que tener ideas preconcebidas, no creerte que sabes más que la otra persona, que tiene sus particularidades, sus vivencias. Todas las personas son válidas y tienen algo que decir. Sócrates decía “solo sé que no sé nada”. Eso es humildad, no tener prejuicios, tener la mente abierta y saber que la clave puede estar en la otra persona. Con la mente de un niño, como se dice en la Biblia, se ve el mundo mejor, escuchar sin juzgar.
La política es tener una mano tendida al ciudadano. Estar en minoría es un reto más, hay que hacer muchos acuerdos, tener mucho consenso, debatir mucho. Me gusta debatir, consensuar, intentar convencer, esta es una gran oportunidad para los que creemos en este modo de hacer política.
Francisco Güeto Moreno.
Presidente Diocesano de la HOAC
Sebastián Henry Pérez.
Responsable Diocesano de Difusión
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