«ORAR CON LA IGLESIA»
4ª Semana del Tiempo Ordinario (Ciclo ‘B’)
Del 28 de enero al 03 de febrero de 2024.
Domingo
4º del Tiempo Ordinario.
Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia.
28 de enero de 2024.
En Jesús se cumple la profecía que escuchamos en la primera
lectura, pues Jesús manifiesta el poder de Dios a través de sus
enseñanzas. Queremos escuchar hoy su voz
y adorarle con toda nuestra alma. Su
autoridad y su poder son la autoridad y el poder de Dios. El poder creador, pues el mundo es obra suya,
y también el poder salvador y liberador, pues somos criaturas suyas y ningún
poder opuesto a Dios debe separarnos de su misericordia. Esto es lo que se manifiesta en Jesús cuando
habla con autoridad, y con esa misma autoridad expulsa los demonios que nos
someten y nos impiden amar a todos con afecto espiritual.
-
Deuteronomio 18,15-20: Suscitaré
un profeta y pondré mis palabras en su boca
- Salmo 94:
R./ Ojalá escuchéis hoy la voz del
Señor: "No endurezcáis vuestro corazón"
- 1ª Corintios 7,32-35: La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, de ser santa.
Del Evangelio de san
Marcos 1,21b-28.
“Enseñaba con autoridad”.
Un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se
puso a gritar: -"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: El Santo de Dios". Jesús le increpó: -"Cállate y sal de
él". El espíritu inmundo lo
retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: -"¿Qué
es esto? Este enseñar con autoridad es
nuevo. Hasta a los espíritus inmundos
les manda y le obedecen".
COMENTARIO
Jesús ofrecía, con su palabra, un camino que era
vida, un Evangelio que era Buena Noticia. Por eso suscitaba admiración de la gente que
le escuchaba y que "tenía hambre de Dios". Jesús enseña con autoridad porque no
enseña unas lecciones aprendidas de memoria, sino que enseña un modo de
vivir, una Buena noticia que responde a los anhelos y preocupaciones
del hombre. Jesús con autoridad sobre el
mal ofrece un mensaje de luz y salvación.
ORACIÓN
Padre Dios, que en Jesús tu Hijo, a todos nos
hablas con una palabra de autoridad, de luz, de salvación, hoy reconozco que me
amas. Por eso, por el amor que te es
propio, y propio de tu Hijo, te suplico, Padre: Haz que yo de verdad te ame. ¡Sí, Padre Dios! Que te escuche y con amor crezca en mí tu
Palabra; aprenda yo a alabarte, te sirva en mis hermanos. Señor, que te escuche con amor, y crezca en mí tu Palabra.
Lunes
4ª Semana T. Ordinario.
Santos Sarbelio y Bebaia, mártires.
San Valerio de Tréveris, obispo.
29 de enero de 2024.
Del Evangelio de san
Marcos 5,1-20.
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”.
Llegaron a la región de los
Gerasenos. Le salió al encuentro, desde
el cementerio, donde vivía en las tumbas, un hombre poseído de espíritu
inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo. Había cerca una gran piara de cerdos hozando
en la falda del monte. Los espíritus le
rogaron: -“Déjanos ir y meternos en los cerdos”. Él se lo permitió. La gente fue a ver qué había pasado y él que
le dijo al que había sido sanado: -“Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo
que el Señor ha hecho contigo por su misericordia”.
COMENTARIO
Jesús se encuentra con un hombre
dominado por una “legión de males”, los males que llenan la humanidad entera: La
mentira, la injusticia, la ambición, el odio, el egoísmo... Jesús se enfrenta con todos. Su poder no tiene límites y se extiende a todo
hombre esclavizado por el mal. Ante la
Palabra de Jesús, la persona queda curada, restablecida en su sano juicio,
capaz de convivir en una convivencia armoniosa y lúcida para anunciar a los
suyos lo que el Señor hace por su misericordia.
Ojalá que tu encuentres al Señor y anuncies lo que el Señor ha hecho
contigo por su misericordia.
ORACIÓN
Señor, cuánto me gustaría anunciar
a mi esposo a mi esposa a mis hijos que Tú me liberas del mal, de los malos
humores, de la impaciencia, de la ambición... que tú me liberas ofreciéndome
una nueva vida de convivencia armoniosa de paz de salud interior. No permitas que viva en la soledad haciéndome
daño a mí mismo, no me dejes aislarme en una soledad de muerte; que sepa crecer
en la convivencia con los míos en el diálogo en la comunicación en el
compromiso con la vida. Concédeme Señor ser capaz de vivir en una convivencia armoniosa en la
que anuncie tu misericordia.
Martes
4ª Semana T. Ordinario.
Santa Martina, mártir.
30 de enero de 2024.
Del Evangelio según
san Marcos 5,21-43.
“Contigo hablo, niña, levántate”.
Jairo jefe de la sinagoga, le
rogaba a Jesús: -"Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre
ella, para que se cure y viva". Jesús
se fue con él. Acercándose por detrás
una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años, le tocó el manto,
pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus
hemorragias. Él le dijo: -“Hija, tu fe
te ha curado. Vete en paz y con salud”. Todavía estaba hablando, cuando llegaron de
casa del jefe de la sinagoga para decirle: -“Tu hija se ha muerto”. Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo
al jefe de la sinagoga: -"No temas; basta que tengas fe". Y, con el padre y la madre de la niña y sus
acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: -“Contigo
hablo, niña, levántate”. La niña se puso
en pie inmediatamente y echó a andar.
COMENTARIO
Nos llena de admiración y ternura
cómo Jesús tiende la mano a una niña que ha muerto a los 12 años. Y, con su mano amistosa le comunica la vida,
porque al contacto con Jesús se cura la enfermedad y brota la vida. Dos prodigios llenos de bondad y ternura. Pero dos prodigios en los que resaltan el
poder de Jesús sobre el mal y la fe en quien se acerca a Él: Una fe sencilla,
pero muy firme.
ORACIÓN
Señor quiero oír de tus labios esta
palabra que hoy me dice: “Contigo hablo levántate”; quiero oír de tus labios: “No
temas, basta que tengas fe”. Quiero
escucharte decir: “Hijo, hija tu fe te ha curado vete en paz y con salud”. Quiero apoyar mi vida en la fuerza del
Espíritu, en la confianza de la fe, en la ternura de tu bondad. Quiero tocarte Señor, que pongas las manos
sobre mí, que me regales tu vida. Señor
quiero oír de tus labios esta palabra que hoy me dice: “Contigo hablo levántate”.
Miércoles
4ª Semana T. Ordinario.
San Juan Bosco, presbítero y fundador.
31 de enero de 2024.
Del Evangelio de san
Marcos 6,1-6.
“No desprecian a un profeta
más que en su tierra”.
Jesús les decía: -"No
desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su
casa". No pudo hacer allí ningún
milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor
enseñando.
COMENTARIO
Reconocer a Jesucristo como Mesías
e Hijo de Dios requiere algo más que saber que Jesús es el hijo de María,
hermano de Santiago y José y Judas y Simón.
No basta saber quién es la “familia humana de Jesús para reconocerle
como hijo de Dios. Hace falta: La fe. El evangelista anota que Jesús se extrañó de
su falta de fe. ¿Jesús hoy se extrañaría
de que sabemos cosas de Él y nos falta fe?
ORACIÓN
Fortalece mi fe en Ti Señor; aumenta
mi fe. Fe en la que nací por tu gracia, fe
en la que quiero vivir, fe en la que quiero morir. Pienso que ya te conozco Señor porque he oído
hablar de tus milagros, de tus parábolas, de tu familia. Pero necesito Señor pasar de saber cosas de Ti
a fiarme de Ti. Ayúdame. Necesito
Señor pasar de saber cosas de Ti a fiarme de Ti. Ayúdame.
Jueves 4ª Semana T. Ordinario.
Santa Brígida de Kildare, abadesa.
Santa Viridiana, virgen y reclusa.
01 de febrero
de 2024.
Del Evangelio de san
Marcos 6,7-13.
“Los fue enviando”.
Llamó Jesús a los Doce y los fue
enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un
bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que
llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Ellos salieron a predicar la conversión,
echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
COMENTARIO
Ningún camino se hace largo cuando
acompaña un amigo. El proverbio tiene
validez también para el camino de la fe. Es buena compañía en las horas bajas y en los
momentos altos: Apoyo en el cansancio, compañía en la larga soledad, seguridad
en la noche... Jesús envía a sus
discípulos de dos en dos. Unos hombres-mujeres
son invitados/as a tomar parte activa en el anuncio del Reino. No hablarán por cuenta propia, deben
transmitir el mensaje de quien los envía. A través de ellos y sus sucesores llega Cristo
a todos y así se realiza el plan de Dios que nos invita a escuchar la Buena
noticia de la salvación y a la conversión.
ORACIÓN
Jesús, Hijo bienamado de Dios, Tú
me invitas a anunciar la buena nueva: Ayúdame.
Ayúdame a tener confianza. Que
sepa anunciarte a Ti, decir tus palabras, vivir con tu sencillez, curar con tu
fuerza, anunciar con la sabiduría del Espíritu.
Que sepa convivir con el/la hermano/a para que el anuncio no se quede en
palabras vacías, ni mi conducta falsifique el Evangelio. Que sepa
apoyarme en tu autoridad más que en los medios humanos. Amén.
Fiesta de la Presentación del Señor.
Viernes 4ª Semana T. Ordinario.
02 de
febrero de 2024.
Fiesta de la Presentación del Señor, llamada Hypapante por los griegos: cuarenta días después de
Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo aparecer
como cumplimiento de la ley mosaica se convirtió, en realidad, en su encuentro
con el pueblo creyente y gozoso. Se
manifestó, así, como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo,
Israel (elog. del Martirologio Romano).
Del Evangelio según
san Lucas 2,22-40.
“Mis ojos han visto a tu Salvador”.
Cuando
llegó el tiempo de la purificación, los padres de Jesús lo llevaron a
Jerusalén, para presentarlo al Señor, y para entregar la oblación, como dice la
ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones". Cuando entraban con el niño Jesús sus padres
para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo
a Dios. Había también una profetisa,
Ana, acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios. Y, cuando sus padres cumplieron todo lo que
prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se
llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
COMENTARIO
Impulsados
e iluminados por el Espíritu Santo, los santos ancianos, Simeón y Ana,
conocieron al Señor y lo proclamaron con alegría. La Presentación del Señor en el Templo: Es la
celebración de un misterio que realizó Cristo y al que la Virgen estuvo
íntimamente unida, ejerciendo un deber propio del antiguo Israel y
presentándose, a la vez, como modelo del nuevo pueblo de Dios, constantemente
probado en la fe y en la esperanza por el sufrimiento y la persecución. Nosotros, congregados en una sola familia por
el Espíritu Santo, vayamos a la casa de Dios, al encuentro de Cristo. Lo encontraremos y lo conoceremos en la
fracción del pan hasta que vuelva revestido de gloria.
ORACIÓN
Virgen
María, enséñame hoy a purificar la vida, que sepa presentarme limpio ante Dios
que sepa consagrarme a Él. Yo te saludo
María porque supiste acoger, engendrar y entregar la vida a Dios sin reservas. En la presentación de Jesús en el templo
supiste reconocer que todo viene de Dios.
Quisiera, como tú ofrecer lo más sagrado que tengo, a nuestro Dios;
vivir un amor que nada se reserva. Contigo
quiero alabar y bendecir a Dios por Cristo, El Salvador, la luz de las
naciones; la luz de mi vida. Contigo
virgen María, quiero alabar y bendecir a Dios por Cristo, El Salvador, la luz
de las naciones; la luz de mi vida.
Sábado
4ª Semana T. Ordinario.
San Blas de Sebaste, obispo y mártir.
San Oscar de Bremen, monje y obispo.
03 de
febrero de 2024.
Del Evangelio de san
Marcos 6,30-34.
“Andaban como ovejas que no tienen pastor”.
Los apóstoles volvieron a reunirse
con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: -"Venid vosotros solos a un
sitio tranquilo a descansar un poco".
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni
para comer. Se fueron en barca a un
sitio tranquilo y apartado. Muchos los
vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron
corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le
dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a
enseñarles con calma.
COMENTARIO
Jesús, el Señor, es como el Pastor
que “reúne”, “instruye” y “alimenta” a su pueblo. Los discípulos regresan de la misión que les
había confiado por primera vez. El Señor
les invita a descansar en un lugar solitario. Momento para las confidencias tranquilas. Momento para la convivencia, para estar con Él. Es también un momento para recuperar el
sentido de las cosas, para la calma, para descubrir que no todo es trabajar y
trabajar, sino vivir. Pero no podemos
encerrarnos en nosotros mismos; siempre tenemos que tener una puerta abierta a
la compasión, al prójimo, a la misericordia.
ORACIÓN
Padre soberano, ensancha nuestro
corazón por medio de tu Espíritu, hasta que alcance las dimensiones de tu
ternura, para que nos sea revelada la grandeza de nuestra vocación y se
manifieste tu gracia por los siglos sin fin.
Que colaboremos Contigo con el trabajo en la obra de la Creación; que
sepamos dar sentido al trabajo con el descanso; que trabajo y descanso nos
hagan crecer en humanidad, en fe. Que
siempre Señor tengamos una puerta abierta a las necesidades del prójimo. Señor,
que trabajo y descanso nos hagan crecer en humanidad y fe.
LECTURA DE LA PALABRA
EN CLIMA DE ORACIÓN
1.
Hago silencio, exterior e interior.
Estoy
en la presencia del Señor:
Contemplo
a Dios que me quiere, me acoge, me escucha, me habla.
2.
Petición:
«Humildemente te pido, a ti, Señor, que eres la luz verdadera y la
fuente misma de toda luz, que, meditando fielmente tu Palabra, viva siempre en
tu claridad. Por Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor».
3.
Palabra de Dios:
Leo tranquila y detenidamente el texto evangélico para hoy, en
comunión con toda la Iglesia. Me fijo
bien en todos los detalles.
4.
Ante la Palabra
leída:
Ø ¿Qué dice este texto? (Lectura honda: circunstancias, actitudes…).
Ø ¿Qué me dice a mí personalmente? (Meditación).
Ø Desde esto, ¿qué te digo yo ahora, Señor? (Oración).
Ø ¡Quiero identificarme contigo, Señor!. ¿Qué hacer?.
(Contemplación,
iluminación de mi vida concreta).
5.
Oración:
Hay una oración-reflexión propia de cada día, como inicio de respuesta
al texto evangélico. Al final puede
añadirse la siguiente:
«Gracias, Señor, por tu presencia y tu cercanía en este rato de
oración; y por la luz y la fuerza que me has dado. Ayúdame a vivir según tu voluntad y sirviendo
siempre a mis hermanos/as. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor».