A la XIV Asamblea General de la Hermandad Obrera de Acción Católica
Vaticano, 17 de julio de 2023
Queridos hermanos y hermanas,
Con gran alegría me dirijo a todos ustedes en el marco de su XIV Asamblea General, «Tendiendo puentes, derribando muros. Iglesia en el mundo obrero tejiendo vínculos de fraternidad». Permítanme expresar mi profundo reconocimiento por su valiosa entrega y compromiso en seguir siendo Iglesia que camina en el mundo del trabajo.
En Evangelii gaudium, enfaticé la importancia del trabajo como un componente esencial de la vida y la dignidad de las personas. No es simplemente una actividad productiva, sino un medio a través del cual colaboramos con Dios en la obra de la creación y nos realizamos como seres humanos, «porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida» (EG 192).
El trabajo, en todas sus formas, nos permite ser cocreadores y participar en la construcción de un mundo más justo y fraterno. «Estamos llamados a ser personas-cántaros para dar de beber a los demás. A veces el cántaro se convierte en una pesada cruz, pero fue precisamente en la cruz donde, traspasado, el Señor se nos entregó como fuente de agua viva. ¡No nos dejemos robar la esperanza!» (EG 86).
Quiero hacer hincapié en la necesidad de ser una Iglesia que acompaña desde las periferias del mundo del trabajo. Nuestro compromiso no puede limitarse a discursos o acciones aisladas, sino que debe ser un testimonio constante de solidaridad y apoyo hacia aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad laboral y social.
Ser una Iglesia que acompaña desde las periferias implica estar cerca de aquellos que sufren la precariedad laboral y la falta de oportunidades. Debemos ser una presencia activa, caminando con ellos, escuchándolos y colaborando en la búsqueda de soluciones justas y duraderas. Nuestra labor como cristianos no se limita a los muros de nuestras iglesias, sino que nos impulsa a salir al encuentro de aquellos que más necesitan de nuestro amor y nuestra fraternidad.
Es fundamental que estemos junto a las personas trabajadoras que se enfrentan a la desesperanza y la exclusión debido a la falta de trabajo. En un mundo donde el desempleo sigue afectando a muchas familias, nuestra labor como Iglesia es brindarles nuestro acompañamiento, y esperanza, alentándolos a no perder la confianza y a buscar oportunidades para reinsertarse en el mundo laboral.
Les animo a continuar tejiendo vínculos de fraternidad, llevando la luz del Evangelio y construyendo una sociedad más justa. Como les dije en el prólogo del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo, con motivo de su 75 aniversario de historia como movimiento de Acción Católica, les exhorto a seguir siendo pueblo de Dios «en medio de la vida obrera, y sigan tejiendo historias de encamación y abrazo… La Iglesia necesita de ustedes».
Que el Espíritu Santo les guíe en su labor y les fortalezca en su compromiso diario. Les agradezco su entrega y bendigo vuestra asamblea. «Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca» (EG 279).
Y, por favor, no dejen de rezar por el Sínodo y por mí.
Francisco
Momentos de la XIV Asamblea General de la HOAC