27 de abril de 2021
Asunto: «LA FIESTA DEL 1 DE MAYO, DÍA DEL TRABAJO 2021»
Estimado/a amigo/a:
Reciba un saludo muy cordial del Secretariado diocesano de Pastoral Obrera de Cádiz y Ceuta y de la HOAC diocesana.
Tenemos el gusto de hacerle partícipe de la Nota de Prensa y del Manifiesto, que con motivo de este 1º de Mayo excepcional hace público Iglesia por el Trabajo Decente (ITD).
Bajo el lema «¡Ahora más que nunca: Trabajo Decente!», la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), lanza un Manifiesto con motivo del 1º de Mayo en el que alerta cómo el impacto de la pandemia está debilitando el derecho al trabajo, y empobreciendo, precarizando y descartando a millones de trabajadoras y trabajadores, principalmente mujeres y jóvenes.
Convocamos a todas las comunidades cristianas a unirnos, asegurando las medidas sanitarias, en la celebración, la lucha y la oración de este 1º de Mayo. Os invitamos a participar en cuantas acciones puedan hacer visible estas reclamaciones. Y con el papa Francisco, imploremos a san José obrero para que encontremos caminos que nos lleven a decir: Ahora más nunca: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo decente!
Al objeto de que puedan darle el tratamiento informativo que consideren más oportuno. Para más información le remitimos a nuestras págs. en internet.
Con este motivo, aprovechamos la ocasión para saludarle atentamente,
Eugenio
Díaz Melero |
|
Francisco Güeto Moreno |
NOTA DE PRENSA
1º de Mayo, Día Internacional del Trabajo
«IGLESIA POR EL TRABAJO DECENTE» ADVIERTE QUE LA PANDEMIA DEBILITA EL DERECHO AL TRABAJO, Y PONE EN CRISIS EL PACTO SOCIAL Y LA DEMOCRACIA
Insta a
garantizar el acceso medidas de protección social para quienes no puedan
trabajar o sus condiciones laborales no les permitan llegar “a fin de mes”
Reclama un amplio diálogo para configurar un nuevo contrato social basado en la centralidad de la persona, el trabajo decente y el cuidado del planeta.
Madrid, 27 de abril de 2021.- Bajo el lema «¡Ahora más que nunca: Trabajo Decente!», la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), lanza un Manifiesto con motivo del 1ª de Mayo en el que alerta cómo el impacto de la pandemia está debilitando el derecho al trabajo, y empobreciendo, precarizando y descartando a millones de trabajadoras y trabajadores, principalmente mujeres y jóvenes.
Este deterioro —advierten las entidades de inspiración cristiana que impulsan en España esta iniciativa (Cáritas, Conferencia Española de Religiosos CONFER, Hermandad Obrera de Acción Católica HOAC, Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica JEC y Juventud Obrera Cristiana JOC)— provoca que “el derecho al trabajo esté en riesgo, lo que supone que el pacto social entre en crisis y, con ello, la propia democracia”.
Cambiar el sistema productivo para poner a las personas en el centro
Para ITD, esta profunda crisis pone de relieve la necesidad de un cambio de sistema productivo, basado en trabajos que aporten valor, sujetos de unas condiciones laborales dignas, y donde las personas estén en el centro. Es urgente subrayar, en ese sentido, la importancia del trabajo como actividad humana que acrecienta la dignidad de cada persona y de sus familias, al tiempo que participamos en el cuidado del conjunto de la sociedad y del planeta.
El Manifiesto denuncia la destrucción en el último año de miles de empleos y que muchos de los ERTE puestos en marcha se hayan resuelto en despidos. Asimismo, los empleos considerados esenciales –muchas veces ejercidos en condiciones precarias, tanto a nivel laboral como de protección sanitaria—, tampoco se han visto reconocidos en una mejora de sus condiciones. “Y las medidas de protección social diseñadas para paliar los efectos de la crisis –se afirma— no ha llegado a las personas que más lo necesitan, como tampoco ha sucedido con el subsidio temporal previsto para las trabajadoras del hogar o el ingreso mínimo vital”.
Otra de las consecuencias sociales de la pandemia es el agravamiento de las condiciones de pobreza entre la población migrante en situación administrativa irregular, donde el desempleo y la economía informal son mayoritarios, sin posibilidad de acceso al sistema de protección.
Ante este panorama, ITD insta “ahora más que nunca a adoptar las medidas necesarias para conseguir que el trabajo decente sea una realidad accesible para todas las personas, con condiciones que permitan mantener una vida digna y una protección social que llegue a todas las personas que lo necesitan”. En el Manifiesto se plantean algunas medidas urgentes para reconducir la situación, como son:
- Redefinir la idea del trabajo como actividad humana y configurar nuevas políticas que aseguren a cada persona trabajadora “alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo” a la construcción del bien común.
- Potenciar el trabajo con derechos y seguro en cualquier relación laboral y para todas las personas, sin distinción de edad, sexo o procedencia.
- Garantizar el acceso a medidas de protección social para quienes no puedan trabajar o sus condiciones laborales no les permitan llegar “a fin de mes”.
- Lograr el reconocimiento social y laboral de los empleos esenciales para la vida, con unas condiciones laborales dignas.
- Promover un diálogo con toda la comunidad política, sociedad e instituciones para configurar un nuevo contrato social basado en la centralidad de la persona, el trabajo decente y el cuidado del planeta.
- Impulsar la incorporación de la juventud al mercado laboral en una sociedad golpeada por una crisis sanitaria social y económica, creando oportunidades reales de acceso al trabajo digno.
Dadas las limitaciones actuales para llevar a cabo actos de calle, ITD invita a celebrar en este Primero de Mayo mediante gestos de oración personal o comunitaria, junto a una “movilización de los balcones” para dar visibilidad a estas reivindicaciones en las ventanas de nuestros domicilios.
La movilización en redes sociales se llevará acabo con el hashtag:
#AhoraMásqueNuncaTrabajoDecente
Situación del empleo
Desempleo: 3.719.800 (1.728.400 hombres y 1.991.400 mujeres. EPA
4T2020)
Paro de larga duración: 1.521.000 personas que llevan más de un año en
paro y de ellas, 885.000 llevan más de dos años.
Tasa de paro: 16,13% (25,58% en la población extranjera).
Temporalidad: 24,63%.
Personas incluidas en ERTE: 500.000
Hogares con todos sus miembros en paro: 1.197.000
Hogares sin ingresos (EPA3T2020): 599.000 hogares, donde residían
1.075.000 personas.
Diferencia entre los salarios más altos y los más bajos: 4.000 euros.
(CCOO)
Hogares donde su sustentador principal mantiene una relación muy
insegura con el empleo (Cáritas): 7,8 millones de personas (16,4% de las
familias)
Trabajadores pobres: Casi 2,5 millones (13% de los trabajadores)
El 34,6% no trabaja las horas que le gustaría ni durante los periodos
de tiempo que querría.
El 48,1% de los trabajadores tienen jornada a tiempo parcial
indeseada.
615.000 trabajadores en la economía informal.
Uno de cada cuatro hogares (el 24,8%) sustentados por una persona en
situación de inestabilidad laboral grave recibe algún tipo de prestación por
desempleo o renta mínima de inserción.
Muertes en el trabajo (MTES): 708 trabajadores y trabajadoras.
Accidentes graves: 3.505 trabajadores y trabajadoras.
Accidente con baja laboral: 485.365 trabajadores y trabajadoras.
Accidente sin baja laboral: 518.979 trabajadores y trabajadoras.
Contactos
para medios / (HOAC)
Abraham Canales: 609.45.98.03
/ (CONFER) Eva Mª Silva 91.519.36.35
/ (Cáritas)
Ángel Arriví: 619.04.53.81
Las entidades de inspiración católica que
promueven la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) celebran, por
cuarto año consecutivo, el Día Internacional del trabajo y la solemnidad de san
José obrero, patrono de los trabajadores y las trabajadoras (1), en un año extraordinariamente
marcado por el grave impacto de la pandemia en el conjunto de la sociedad y en
el mundo del trabajo, cuyos efectos han sido especialmente acentuados en las
personas más vulnerables.
Esta crisis ha puesto de relieve la necesidad
de un cambio de sistema productivo, basado en trabajos que aporten valor,
sujetos de unas condiciones laborales dignas, y donde las personas estén en el
centro.
Sabemos que Jesucristo aprendió de san José
“el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es
fruto del propio trabajo”; y que aquella familia de Nazaret tuvo que afrontar,
en su migración por Egipto, “la necesidad de comer, de encontrar una casa, un
trabajo”. (2)
ITD quiere subrayar, en este tiempo, la
importancia del trabajo como actividad humana que acrecienta la dignidad de
cada persona y de sus familias. Con el trabajo cuidamos al conjunto de la
sociedad y al planeta. Además, con el trabajo participamos en nuestra propia
humanización, en la sostenibilidad de la Creación y en el “advenimiento del
Reino” (2)
El impacto de la pandemia ha acelerado los
procesos que debilitan el derecho al trabajo, y empobrecen, precarizan y
descartan a millones de trabajadoras y trabajadores, principalmente mujeres y
jóvenes. Ello provoca que el acceso a un puesto laboral
digno, tras muchos años dedicados al estudio y a la especialización en un
ámbito profesional, sea hoy casi un lujo que pocas y pocos jóvenes se pueden
permitir. Que el trabajo esté en riesgo
supone que el pacto social entre en crisis y, con ello, la propia democracia.
Se han destruido miles de empleos y muchos de
los ERTE se han resuelto, finalmente, en despidos. Los empleos considerados
esenciales –muchas veces ejercidos en condiciones precarias, tanto a nivel
laboral como de protección sanitaria—, no se han visto reconocidos en una
mejora de sus condiciones. Y las medidas de protección social diseñada para paliar
los efectos de la crisis no ha llegado a las personas que más lo necesitan,
como tampoco ha sucedido con el subsidio temporal previsto para las
trabajadoras del hogar o el ingreso mínimo vital. Además, la pobreza se dispara
entre la población migrante en situación administrativa irregular, donde el
desempleo y la economía informal son mayoritarios, sin posibilidad de acceso al
sistema de protección.
En ese sentido, creemos oportuno destacar que
es fundamental una política que promueva la fraternidad y permita la amistad
social al servicio del bien común. De ahí que en este Primero de Mayo “el gran
tema es el trabajo”, una dimensión esencial para promover “el bien del pueblo”
(3) y el acceso a una vida digna en una sociedad más decente. Instamos, ahora más que nunca, a adoptar las
medidas necesarias para conseguir que el trabajo decente sea una realidad
accesible para todas las personas, con condiciones que permitan mantener una
vida digna y una protección social que llegue a todas las personas que lo necesitan.
Por eso, en este Primero de Mayo, ITD
reclama:
-
Redefinir
la idea del trabajo como actividad humana y configurar nuevas políticas –los
cuidados, la reducción de la jornada laboral, etc.— que aseguren a cada persona
trabajadora “alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo” a la
construcción del bien común.
-
Potenciar
el trabajo con derechos, seguro, “libre, creativo, participativo y solidario”
(EG 192) en cualquier relación laboral y para todas las personas, sin
distinción de edad, sexo o procedencia.
-
Garantizar
el acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan
trabajar o que sus condiciones laborales no les permitan llegar “a fin de mes”.
-
Lograr el reconocimiento social y
laboral de los empleos esenciales para la vida, con unas condiciones laborales
dignas.
-
Promover
un diálogo con toda la comunidad política, sociedad e instituciones para
configurar un nuevo contrato social basado en la centralidad de la persona, el
trabajo decente y el cuidado del planeta.
- Impulsar la incorporación de la juventud al mercado laboral en una sociedad golpeada por una crisis sanitaria social y económica creando oportunidades reales de acceso al trabajo digno.
Convocamos a todas las comunidades cristianas a unirnos, asegurando las medidas sanitarias, en la celebración, la lucha y la oración de este 1º de Mayo. Os invitamos a participar en cuantas acciones puedan hacer visible estas reclamaciones. Y con el papa Francisco, imploremos a san José obrero para que encontremos caminos que nos lleven a decir: Ahora más nunca: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin Trabajo Decente!
1: Cfr. Pio XII 1955
2: Cfr. Patris Corde
3: Fratelli Tutti 162
1º DE MAYO
Día Internacional
de los Trabajadores
y de las Trabajadoras
Festividad de San José Obrero
EUCARISTÍA
PARROQUIA SANTA ANA
Arciprestazgo: CADIZ PUERTA DE TIERRA
Dirección: Plaza Elio, Nº 4
Cadiz
http://www.obispadocadizyceuta.es/parroquias/santa-ana-cadiz/
Viernes, 30 de abril de 2021
A las 19:30 de la tarde.
Foro limitado y medidas prevención coronavirus
Celebramos a San José Obrero, patrono de los trabajadores, en el Día Mundial del Trabajo. Las celebraciones y acciones de este día han de ayudarnos a considerar el trabajo como una participación en la obra de la creación y también para cooperar con Cristo en su obra redentora, como discípulos de Jesús que se santifican ganándose la vida dignamente y colaborando al bien común. También el mundo del trabajo se ha convertido en un nuevo areópago de nuestra sociedad donde debe ser anunciado el evangelio. Por todo ello la Iglesia no ha dejado de considerar los problemas del trabajo como parte de una cuestión social que ha adquirido dimensiones mundiales.
La Doctrina Social de la Iglesia intenta profundizar en los compromisos que comporta el trabajo y ha puesto de relieve la esperanza ante los interrogantes y problemas que se suceden y ante los temores y amenazas relacionados con esta dimensión fundamental de la existencia humana, que es clave de toda la cuestión social y que condiciona el desarrollo no solo económico, sino también cultural y moral de las personas, de la familia, de la sociedad y de todo el género humano. El trabajo no solo procede de la persona, sino que está ordenado a ella, a quien lo realiza, pues su finalidad es siempre el hombre.
Con motivo del 1 de mayo, jornada en la que se conmemora los derechos de los trabajadores, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente —entidades de inspiración cristiana que impulsan en España esta iniciativa como Cáritas, Conferencia Española de Religiosos CONFER, HOAC, Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica JEC y Juventud Obrera Cristiana JOC— han alertado sobre cómo el impacto de la pandemia está debilitando, empobreciendo, precarizando y descartando a millones de trabajadores, principalmente mujeres y jóvenes. Este deterioro provoca que «el derecho al trabajo esté en riesgo, lo que supone que el pacto social entre en crisis y, con ello, la propia democracia». Es alarmante, sin duda, los más de 3.700.000 parados, las 700.000 personas en ERTE, los 600.000 hogares sin ingresos. Se pone de relieve la necesidad de un cambio de sistema productivo, basado en trabajos que aporten valor, sujetos de unas condiciones laborales dignas, y donde las personas estén en el centro. Los empleos considerados esenciales –muchas veces ejercidos en condiciones precarias, tanto a nivel laboral como de protección sanitaria—, tampoco se han visto reconocidos en una mejora de sus condiciones. «Y las medidas de protección social diseñadas para paliar los efectos de la crisis –afirman desde ITD— no ha llegado a las personas que más lo necesitan, como tampoco ha sucedido con el subsidio temporal previsto para las trabajadoras del hogar o el ingreso mínimo vital».
En la situación de grave crisis que padecemos es necesario afrontar los retos de la exclusión social y la desigualdad en el mercado laboral. El trabajo decente «es un derecho al que no tienen acceso millones de personas en nuestro país y que la pandemia ha complicado aún más. La crisis de la covid-19 nos ha mostrado con claridad lo que es verdaderamente esencial: la vida, la salud, los cuidados, el apoyo de la comunidad, el cuidado del planeta. De ahí la necesidad de poner en práctica una economía que priorice lo esencial y liderar un nuevo modelo económico centrado en las personas y el cuidado de la vida.”
Por lo que debemos apostar es por un modelo de economía solidaria que pasa por defender una economía que escucha y atiende las necesidades tanto de las personas trabajadoras y consumidoras como de las empresas. Una economía que cuida, que se ocupa de las personas y sus condiciones de trabajo al tiempo que cuida el medio ambiente. De la misma forma, suma porque es la economía del bien común y la cooperación, la que suma beneficios para las personas, y, finalmente, cambia «porque es transformadora tanto en lo personal como en lo colectivo».
Ahora es más necesario que nunca a adoptar las medidas necesarias para conseguir que el trabajo decente sea una realidad accesible para todas las personas, con condiciones que permitan mantener una vida digna y una protección social que llegue a todas las personas que lo necesitan.
Hemos de felicitar a la HOAC que celebra el 75 aniversario de su nacimiento, comprometida en a hacer frente a las dificultades de los trabajadores, y a dar una respuesta evangelizadora a la situación de nuestra sociedad, en particular, a las personas más empobrecidas, mostrando la centralidad de la sagrada dignidad de la persona y la importancia de nuestro servicio al bien común, desde que los obispos españoles encargaran a Guillermo Rovirosa impulsar este movimiento de Acción Católica Especializada para la evangelización del mundo obrero. Ellos nos recuerdan nuestro compromiso personal y político que lleva a preocuparnos y comprometernos como Iglesia en el mundo del trabajo para poder abordar la realidad sufriente que estamos viviendo en la sociedad.
Que San José, el humilde obrero de Nazaret, que encarna delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual sea también el guardián de nuestra sociedad, protector del trabajo digno y el defensor de nuestras familias en las penalidades y riesgos del trabajo. Que nos ayude a unir nuestros brazos, mente y corazón para contribuir a construir una sociedad que respete al hombre y su trabajo.
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