Siguiendo con la necesaria historia
de los curas obreros.
Fue en París donde por primera vez un grupo de sacerdotes se pusieron a vivir y trabajar como proletarios; convirtiéndose muchos de ellos en defensores de los intereses obreros; ocuparon cargos sindicales. Hay quienes pensaron que este hecho no conducía a una evangelización de los obreros, sino una observación de los curas. Sus condiciones de vida como obrero, su experiencia de la lucha de clase determinaron sus convicciones e ideas. Ante esto, el Papa Pio XII, cortó en seco estas experiencias. Prohibió que esos curas siguieran viviendo como obreros. Se produjeron rupturas dramáticas. Muchos de estos curas obreros se negaron a someterse a las órdenes del Vaticano. A partir de estos hechos las nuevas experiencias de curas obreros están sometidas a reglas, ya no pueden tener carácter indefinidos sino experimentos cortos, de unos meses y controlado por la autoridad eclesiástica.
Se produce una acción política en pro de la justicia social ¿cómo llevarla a cabo? ¿con quienes llevarlas a cabo?. Se llegó a un punto candente sobre posibles pactos entre católicos y comunistas. A este proceso las declaraciones del Padre Arrupe mantienen cierta ambigüedad, pero hay un hecho innegable: prohibir o frenar los entendimientos entre los católicos y las fuerzas obreras animadas por ideales no religiosos… esto supuso el abandono del sacerdocio de muchos de ellos, aunque no de su fe que la siguen viviendo desde su compromiso de clase. Pero también supuso el fracaso de una Iglesia que se asentaba bajo el paragua del sistema capitalista y anti obreros.
En España, en las décadas de los 60, 70, 80 unos 800 sacerdotes obreros renunciaron a su sueldo oficial para seguir trabajando junto con los más necesitados, los obreros y jornaleros y en favor de las libertades democráticas. Muchos de estos curas estuvieron vinculados a la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) que dejaron una profunda huella en los movimientos reivindicativos surgidos durante la transición en toda España. Un grupo de cura que partieron desde los seminarios, como aquellos de la Sierra Sur de Sevilla: Enrique Priego en la localidad de Pedrera, Juan Herejía en Gilena, Miguel Pérez a Martín de la Jara y Diamantino García en la localidad de los Corrales que llegó a fundar el Sindicato Obrero del Campo (SOC). Este último, Diamantino que para integrarse entre sus vecinos, marcho junto a ellos a las distintas campañas agrarias como jornalero hasta las vendimias a Francia como uno más, haciendo realidad aquello que dijo: “Y ahora el cura también se va con vosotros”. En Granada estuvo el cura obrero, Pepe Ganivet que en los años 70 como cura del Barrio de la Virgencica que terminó por desaparecer, este cura con 26 años estaba en esa parroquia como coadjutor y de encofrador en la construcción, en una manifestación ilegal en la que los obreros tiraban piedras contra sede central del Sindicato vertical y sin piedad la policía disparó contra los obreros muriendo por las balas tres trabajadores.
“También en la localidad de Algeciras, diócesis de Cádiz es de resaltar al cura obrero de la parroquia de pescadores, Andrés Avelino, albañil y pescador, protector de los inmigrantes, Andrés era natural de Robledo de Somosierra (Burgos). Hijo de un comandante de la Guardia Civil, que por circunstancias familiares llegó a Cádiz, estudiando en el Seminario de S. Bartolomé en Cádiz, llegando ya ordenado a Algeciras, una zona deprimida por el cierre de la frontera con Gibraltar, murió tras cincuenta años en esa localidad. Los curas obreros de la diócesis de Cádiz que llegó a ser una de las primeras en el desarrollo de este fenómeno de los curas obreros con unas cifras más elevada entre los años 60-70 del siglo XX. En el Seminario diocesano de Cádiz y Ceuta el Concilio Vaticano II tuvo un profundo cambio muchos sacerdotes y seminaristas empezaron a acercarse al mundo obrero. Aparecieron los curas obreros, en este mundo obrero empezaron a presentarse los curas obreros donde las iglesias se ofrecían para celebrar reuniones clandestinas. En ellas se formó la HOAC, la JOC, el sindicato USO. En ese tiempo coincidió con la llegada del obispo Añoveros, un obispo progresista en la línea del Vaticano II, curas jóvenes preocupados por como se vivía en los barrios marginales de las ciudades. Estos curas trabajaron en los Astilleros, Horacio Lara, que fue miembro del Partido Comunista. Javier Fajardo y Gabriel Delgado, al mismo tiempo Juan Cejudo enviaba al obispo Añoveros informes sobre cómo se vivía en el medio rural y la infravivienda, informes que Añoveros utilizaba en sus homilías y que la brigada político social de la policía trato infructuosamente de saber quien enviaba la información. La USO se convirtió en el Sindicato mayoritario de la Bahía de Cádiz y de las Bodegas del marcó de Jerez, el Puerto y Ubrique, con sus dirigentes más relevantes: Sebastián González en las bodegas de Jerez, Esteban Camaño en el Puerto, Emilio Rubiales en Ubrique. Entre los sacerdotes con Parroquias tenemos a: Gregorio López y Jesús Maeztu en el Cerro del Moro que formaban conciencia de clase en el incipiente movimiento vecinal, Pepe Araujo en la iglesia de la Pastora que prestaba sus locales a reuniones y encierros, Miguel Mougán primero desde la parroquia del Rosario y después desde S. Francisco Javier, que promovía una Iglesia de los pobres, el profesor de filosofía en el seminario y quizá el maestro de todos estos curas obreros Alfonso Castro que más tarde se dedicaría a ayudar a presos y centros de lucha contra la droga, de gran ayuda para este fin fue el notario Federico Linares. En Ceuta tenemos a Antonio León y Francisco Gómez Cianca. José Vitini Díez, Pedro Nolasco, Rafael Pozo Trinidad, Francisco Álvarez Mateo; extra diocesanos como, José Luis Muñoz, José Ramón Pérez Perea, Carlos Vidal López de Arbina, Jesús Roiz, José Antonio Ochoa de Aizpuru, Javier Arrieta Nájera; otros religiosos Antonio García Rubio, Francisco Chaparro. Desgraciadamente todo este legado de la Iglesia de los pobres que se fue forjando por lo que sus obispos se llamaron los tres Antonio: Antonio Añoveros, Antonio Dorado y Antonio Ceballos, de este último aún no se ha escrito lo suficiente. Tras estos obispos y con la llegada de Rafael Zornoza, del que tampoco se ha escrito lo suficiente, pero en sentido negativo, pues ha hecho desaparecer la Iglesia de los pobres, ha traído la educación más reaccionaria y ha llenado el obispado de militares reaccionarios, amén de despedir a buen número de sus trabajadores y censurar y castigar a sacerdotes no sumisos a sus deseos autoritarios.” (tomado parcialmente de Fernando de Santiago, Diario de Cádiz, rodin.uca.es, Francisco Javier Torres Barranco, universidad de Cádiz. El magisterio de los curas obreros de la diócesis de Cádiz).