Nazaret: otra manera de vivir las relaciones con Dios y con los hombres.
Hasta tal punto nos hemos acostumbrado al “Misterio de la Encarnación” que apenas advertimos la radical diferencia que separa el Cristianismo, de las demás religiones. A veces, incluso, interpretamos este hecho sorprendente como uno de los enigmas que solo requieren de nuestra parte que los aceptemos como “verdades incomprensibles”. El nacimiento de Jesús en Nazaret y su vida ciudadana en Galilea poseen, sin embargo, unos significados que replantean toda la concepción convencional de las religiones. El hecho de que el Dios de la Encarnación sea también humano, corriente, sencillo y laico, que naciera, creciera y conviviera con la gente normal de su pueblo, determina una manera diferente de vivir las relaciones con Dios y la conexión con los hombres y, más concretamente, una forma peculiar de explicar la espiritualidad porque, en vez de distanciarse, integra las dimensiones culturales, laborales, sociales y políticas.
En este libro, escrito por Emmanuel Asi, sacerdote diocesano, que vive en Lahore (Paquistán) y ha sido Profesor de Sagradas Escrituras y Rector de Seminario, nos explica con claridad, agudeza y rigor cómo las circunstancias vividas por Jesús en Nazaret iluminan los caracteres peculiares de la espiritualidad cristiana centrada en los valores evangélicos como la fraternidad, la amistad, el compañerismo, la sencillez o la autenticidad. Especial interés posee, a mi juicio, la manera clara y concreta de señalar cómo la característica básica y esencial del creyente cristiano y, en especial, del Ministro de la Palabra, es su capacidad para entrar en diálogo, en comunicación y conversación con Dios, con los demás hombres y con la propia vida: lo primero, afirma categóricamente, es escuchar, no hablar ni predicar.
La conclusión que el autor extrae de su minucioso análisis del significado hondo de Nazaret, de los valores y de las virtudes que emanan de este origen geográfico de Jesús, es que constituye una invitación, una exigencia, un modelo de vida para los cristianos, para los religiosos y para los sacerdotes diocesanos. Nazaret constituye -afirma- una llamada a la vida “encarnada”, compartida y solidaria, sobre todo, con los desheredados, con los enfermos, non los ancianos y con los marginados. Si en Jerusalén el énfasis se pone en la religiosidad, en los actos externos de piedad según los ordena el calendario y los horarios, en Nazaret, la espiritualidad abarca todas las tareas de la vida: “Necesitamos Nazaret en nuestra Iglesia, en nuestras sociedades y en nuestro mundo”. Aprovecho esta oportunidad, queridos amigos, para desearos que, en el fondo de esos recuerdos de nuestra infancia, descubramos el mensaje de Jesús, el milagro de recuperar el poder de la íntima debilidad del recién nacido, y de volver a la sencillez y a la amabilidad que disipe el desconcierto, la ofuscación y el desbordamiento de este mundo tan agresivo.
En este libro, escrito por Emmanuel Asi, sacerdote diocesano, que vive en Lahore (Paquistán) y ha sido Profesor de Sagradas Escrituras y Rector de Seminario, nos explica con claridad, agudeza y rigor cómo las circunstancias vividas por Jesús en Nazaret iluminan los caracteres peculiares de la espiritualidad cristiana centrada en los valores evangélicos como la fraternidad, la amistad, el compañerismo, la sencillez o la autenticidad. Especial interés posee, a mi juicio, la manera clara y concreta de señalar cómo la característica básica y esencial del creyente cristiano y, en especial, del Ministro de la Palabra, es su capacidad para entrar en diálogo, en comunicación y conversación con Dios, con los demás hombres y con la propia vida: lo primero, afirma categóricamente, es escuchar, no hablar ni predicar.
La conclusión que el autor extrae de su minucioso análisis del significado hondo de Nazaret, de los valores y de las virtudes que emanan de este origen geográfico de Jesús, es que constituye una invitación, una exigencia, un modelo de vida para los cristianos, para los religiosos y para los sacerdotes diocesanos. Nazaret constituye -afirma- una llamada a la vida “encarnada”, compartida y solidaria, sobre todo, con los desheredados, con los enfermos, non los ancianos y con los marginados. Si en Jerusalén el énfasis se pone en la religiosidad, en los actos externos de piedad según los ordena el calendario y los horarios, en Nazaret, la espiritualidad abarca todas las tareas de la vida: “Necesitamos Nazaret en nuestra Iglesia, en nuestras sociedades y en nuestro mundo”. Aprovecho esta oportunidad, queridos amigos, para desearos que, en el fondo de esos recuerdos de nuestra infancia, descubramos el mensaje de Jesús, el milagro de recuperar el poder de la íntima debilidad del recién nacido, y de volver a la sencillez y a la amabilidad que disipe el desconcierto, la ofuscación y el desbordamiento de este mundo tan agresivo.
Para leer los artículos publicados en el Blog de “Compañía 19”
José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre las Claves del bienestar humano el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo. Actualmente, nos envía también una reseña semanal sobre libros de pensamiento cristiano, evangelización, catequesis y teología. Con la intención, de informar, de manera clara y sencilla, de temas y de pensamientos actuales, que gustosamente publicamos en nuestro “blog”.
[«El rostro humano de Dios.
La espiritualidad de Nazaret»
Emmanuel Asi
Madrid, Narcea]
La espiritualidad de Nazaret»
Emmanuel Asi
Madrid, Narcea]