NOTA DE PRENSA
DÍA DE LA HOAC 2010:
POR UN MUNDO MÁS FRATERNO
La Hermandad Obrera de Acción Católica celebraremos el Día de la HOAC el próximo domingo 25 de abril de 2010, bajo el lema: “Inmigrantes: romper fronteras, construir humanidad”.
El Día de la HOAC es una celebración anual en la que queremos compartir con la ciudadanía y con la comunidad eclesial la realidad actual del mundo obrero, este año centrada en las trabajadoras y los trabajadores inmigrantes. Con ello, queremos expresar nuestra experiencia de vida y de acción humanizadora y evangelizadora en el mundo obrero.
Creemos necesario pararnos a ver y analizar la situación actual de las personas inmigrantes en nuestro país: sus rostros, las causas de su venida, los efectos de la crisis económica –que, como más débiles, padecen de modo más grave-, la nueva Ley de Extranjería y su aplicación –que se lleva a cabo en muchos casos de modo despiadado e inhumano-.
Ante la inmigración, la actitud cívica y política más humana y a la par más inteligente es la integración mutua: los inmigrantes han de asumir los aspectos fundamentales y positivos de nuestro acerbo cultural y social, a la vez que nosotros hemos de aceptar también los valores apreciables de sus tradiciones culturales. La integración supone también tratarles con respeto y solidaridad y establecer con ellos relaciones sociales, laborales e institucionales.
Como cristianos, hemos de dar un paso más: las personas inmigrantes, revestidas de una inviolable dignidad, son hijos e hijas de Dios, hermanos y hermanas, que hemos de acoger y hacer destinatarios de nuestra acción justa y solidaria, de nuestro amor fraterno. No es sólo cuestión de romper fronteras: hay que construir humanidad. No sólo es cuestión de permitir que algunos emigren: hay que hacer un mundo más fraterno. Eso significa que a mí me tiene que doler cuando alguien lo pasa mal allí o aquí.
Así pues, tenemos ante nosotros la ingente tarea de humanizar nuestra cultura y nuestra sociedad, comenzando por el reconocimiento de la dignidad humana y de los derechos humanos de todos, de las trabajadoras y los trabajadores empobrecidos y, entre ellos, de los inmigrantes.
La Iglesia hemos de convertirnos, desde el Evangelio y su Doctrina Social, al amor afectivo y efectivo, a la solidaridad real con los inmigrantes. Abundan en bastantes miembros de la Iglesia valoraciones y actitudes de indiferencia, discriminación e incluso de rechazo hacia ellos, que no son dignas de una conciencia cristiana.
Queremos que el Día de la HOAC sea un momento festivo, abierto, ilusionado y constructivo donde celebrar y compartir la vida de la HOAC con el mundo obrero y de reflexión y denuncia de la realidad conflictiva que está afectando a la vida de estos trabajadores y trabajadoras inmigrantes.
El Día de la HOAC es una celebración anual en la que queremos compartir con la ciudadanía y con la comunidad eclesial la realidad actual del mundo obrero, este año centrada en las trabajadoras y los trabajadores inmigrantes. Con ello, queremos expresar nuestra experiencia de vida y de acción humanizadora y evangelizadora en el mundo obrero.
Creemos necesario pararnos a ver y analizar la situación actual de las personas inmigrantes en nuestro país: sus rostros, las causas de su venida, los efectos de la crisis económica –que, como más débiles, padecen de modo más grave-, la nueva Ley de Extranjería y su aplicación –que se lleva a cabo en muchos casos de modo despiadado e inhumano-.
Ante la inmigración, la actitud cívica y política más humana y a la par más inteligente es la integración mutua: los inmigrantes han de asumir los aspectos fundamentales y positivos de nuestro acerbo cultural y social, a la vez que nosotros hemos de aceptar también los valores apreciables de sus tradiciones culturales. La integración supone también tratarles con respeto y solidaridad y establecer con ellos relaciones sociales, laborales e institucionales.
Como cristianos, hemos de dar un paso más: las personas inmigrantes, revestidas de una inviolable dignidad, son hijos e hijas de Dios, hermanos y hermanas, que hemos de acoger y hacer destinatarios de nuestra acción justa y solidaria, de nuestro amor fraterno. No es sólo cuestión de romper fronteras: hay que construir humanidad. No sólo es cuestión de permitir que algunos emigren: hay que hacer un mundo más fraterno. Eso significa que a mí me tiene que doler cuando alguien lo pasa mal allí o aquí.
Así pues, tenemos ante nosotros la ingente tarea de humanizar nuestra cultura y nuestra sociedad, comenzando por el reconocimiento de la dignidad humana y de los derechos humanos de todos, de las trabajadoras y los trabajadores empobrecidos y, entre ellos, de los inmigrantes.
La Iglesia hemos de convertirnos, desde el Evangelio y su Doctrina Social, al amor afectivo y efectivo, a la solidaridad real con los inmigrantes. Abundan en bastantes miembros de la Iglesia valoraciones y actitudes de indiferencia, discriminación e incluso de rechazo hacia ellos, que no son dignas de una conciencia cristiana.
Queremos que el Día de la HOAC sea un momento festivo, abierto, ilusionado y constructivo donde celebrar y compartir la vida de la HOAC con el mundo obrero y de reflexión y denuncia de la realidad conflictiva que está afectando a la vida de estos trabajadores y trabajadoras inmigrantes.
LA COMISIÓN PERMANENTE DE LA HOAC